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Ilustración

[...] ¡Si será Ella!...

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ArribaAbajoNocturno


ArribaAbajo    Silencio de la noche, doloroso silencio
nocturno... ¿Por qué el alma tiembla de tal manera?
Oigo el zumbido de mi sangre,
dentro mi cráneo pasa una suave tormenta.
¡Insomnio! No poder dormir, y, sin embargo,  5
soñar. Ser la auto-pieza
de disección espiritual, ¡el auto-Hamlet!
Diluir mi tristeza
en un vino de noche
en el maravilloso cristal de las tinieblas...  10
Y me digo: ¿a qué hora vendrá el alba?
Se ha cerrado una puerta...
Ha pasado un transeúnte...
Ha dado el reloj tres horas... ¡Si será Ella!...

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ArribaAbajoCaso


ArribaAbajo    A un cruzado caballero,
garrido y noble garzón,
en el palenque guerrero
le clavaron un acero
tan cerca del corazón,  5

    que el físico al contemplarle,
tras verle y examinarle,
dijo: «Quedará sin vida
si se pretende sacarle
el venablo de la herida».  10

   Por el dolor congojado,
triste, débil, desangrado,
después que tanto sufrió,
con el acero clavado
el caballero murió.  15
—132→

    Pues el físico decía
que, en dicho caso, quien
una herida tal tenía,
con el venablo moría,
sin el venablo, también.  20

    ¿No comprendes, Asunción,
la historia que te he contado,
la del garrido garzón
con el acero clavado
muy cerca del corazón?  25

    Pues el caso es verdadero;
yo soy el herido, ingrata,
y tu amor es el acero:
¡si me lo quitas, me muero
si me lo dejas, me mata!  30

  —[133]→  

Ilustración

En panorama igual al de los cuadros y hasta
igual al que pudiera imaginarse...

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ArribaAbajoEpístola


A la señora de Leopoldo Lugones





I

ArribaAbajo   Madame Lugones, j'ai commencé ces vers
en écoutant la voix d'un carillon d'Anvers...
¡Así empecé, en francés, pensando en Rodenbach
cuando hice hacia el Brasil, una fuga... de Bach!

   En Río de Janeiro iba yo a proseguir  5
poniendo en cada verso el oro y el zafir
y la esmeralda de esos pájaros-moscas
que melifican entre las áureas siestas foscas
que temen los que temen el cruel vómito negro.
Ya no existe allá fiebre amarilla. ¡Me alegro!  10
Et pour cause. Yo pan-americanicé
—136→
con un vago temor y con muy poca fe
en la tierra de los diamantes y la dicha
tropical. Me encantó ver la vera marchita,
mas encontré también un gran núcleo cordial  15
de almas llenas de amor, de ensueños, de ideal.
Y si había un calor atroz, también había
todas las consecuencias y ventajas del día,
en panorama igual al de los cuadros y hasta
igual al que pudiera imaginarse... Basta.  20
Mi ditirambo brasileño es ditirambo
que aprobaría tu marido. Arcades ambo.


II

    Mas al calor de ese Brasil maravilloso,
tan fecundo, tan grande, tan rico, tan hermoso,
a pesar de Tijuca y del cielo opulento,  25
a pesar de ese foco vivaz de pensamiento,
a pesar de Nabuco, embajador, y de
los delegados panamericanos que
hicieron lo posible por hacer cosas buenas,
saboreé lo ácido del saco de mis penas,  30
quiero decir que me enfermé. La neurastenia
es un don que me vino con mi obra primigenia.
¡Y he vivido tan mal, y tan bien, cómo y tanto!
¡Y tan buen comedor guardo bajo mi manto!
¡Y tan buen bebedor tengo bajo mi capa!  35
—137→
¡Y he gustado bocados de cardenal y papa...!
Y he exprimido la urbe cerebral tantas veces,
que estoy grave. Esto es mucho ruido y pocas nueces,
según dicen doctores de una sapiencia suma.
Mis dolencias se van en ilusión y espuma.  40
Me recetan que no haga nada ni piense nada,
que me retire al campo a ver la madrugada
con las alondras y con Garcilaso, y con
el sport. ¡Bravo! Sí. Bien. Muy bien. ¿Y La Nación?
¿Y mi trabajo diario y preciso y fatal?  45
¿No se sabe que soy cónsul como Stendhal?
Es preciso que el médico que eso recete dé
también libro de cheques para el Crédit Lyonnais
y envíe un automóvil devorador del viento
en el cual se pasee mi egregio aburrimiento  50
harto de profilaxis, de ciencia y de verdad.


III

    En fin, convaleciente, llegué a nuestra ciudad
de Buenos Aires, no sin haber escuchado
a míster Root a bordo del Charleston sagrado,
mas mi convalecencia duró poco. ¿Qué digo?  55
mi emoción, mi entusiasmo y mi recuerdo amigo,
y el banquete de La Nación, que fue estupendo,
y mis viejas siringas con su pánico estruendo,
y ese fervor porteño, ese perpetuo arder,
—138→
y el milagro de gracia que brota en la mujer  60
argentina, y mis ansias de gozar de esa tierra,
me pusieron de nuevo con mis nervios en guerra.
Y me volví a París. Me volví al enemigo
terrible, centro de las neurosis, ombligo
de la locura, foco de todo surmenage  65
donde hago buenamente mi papel de sauvage
encerrado en mi celda de la rue Marivaux,
confiando sólo en mí y resguardando el yo.
¡Y si lo resguardara, señora, si no fuera
lo que llaman los parisienses una pera!  70
A mi rincón me llegan a buscar las intrigas,
las pequeñas miserias, las traiciones amigas,
y las ingratitudes. Mi maldita visión
sentimental del mundo me aprieta el corazón,
y así cualquier tunante me explotará a su gusto.  75
Soy así. Se me puede burlar con calma. Es justo.
Por eso los astutos, los listos, dicen que
no conozco el valor del dinero. ¡Lo sé!
Que ando, nefelibata, por las nubes... Entiendo.
Que no soy hombre práctico en la vida... Estupendo.  80
Sí, lo confieso, soy inútil. No trabajo
por arrancar a otro su pitanza; no bajo
a hacer la vida sórdida de ciertos previsores.
Yo no ahorro ni en seda, ni en champaña, ni en flores.
No combino sutiles pequeñeces, ni quiero  85
quitarle de la boca su pan al compañero.
Me complace en los cuellos blancos verlos diamantes.
Gusto de gentes de maneras elegantes
y de finas palabras y de nobles ideas.
—139→
Las gentes sin higiene ni urbanidad, de feas  90
trazas, avaros, torpes, o malignos y rudos,
mantienen, lo confieso, mis entusiasmos mudos.
No conozco el valor del oro... ¿Saben esos
que tal dicen lo amargo del jugo de mis sesos,
del sudor de mi alma, de mi sangre y mi tinta,  95
del pensamiento en obra y de la idea en cinta?
¿He nacido yo acaso hijo de millonario?
¿He tenido yo Cirineo en mi Calvario?


IV

    Tal continué en París lo empezado en Anvers.
Hoy, heme aquí en Mallorca, la terra dels foners,  100
como dice Mossen Cinto, el gran Catalán.
Y desde aquí, señora, mis versos a ti van,
olorosos a sal marina y a azahares,
al suave alienta de las Islas Baleares.
Hay un mar tan azul como el Partenopeo.  105
Y al azul celestial, vasto como un deseo,
su techo cristalino bruñe con el sol de oro.
Aquí todo es alegre, fino, sano y sonoro.
Barcas de pescadores sobre la mar tranquila
descubro desde la terraza de mi villa,  110
que se alza entre las flores de su jardín fragante
con un monte detrás y con la mar delante.
—140→


V

    A veces me dirijo al mercado, que está
en la Plaza Mayor. (¿Qué Coppée, no es verdá?).
Me rozo con un núcleo crespo de muchedumbre  115
que viene por la carne, la fruta y la legumbre.
Las mallorquinas usan una modesta falda,
pañuelo en la cabeza y la trenza a la espalda.
Esto, las que yo he visto, al pasar, por supuesto.
Y las que no la lleven no se enojen por esto.  120
He visto unas payesas con sus negros corpiños,
con cuerpos de odaliscas y con ojos de niños;
y un velo que les cae por la espalda y el cuello
dejando al aire libre lo obscuro del cabello.
Sobre la falda clara un delantal vistoso.  125
Y saludan con un bon di tengui gracioso,
entre los cestos llenos de patatas y coles,
pimientos de corales, tomates de arreboles,
sonrosadas cebollas, melones y sandías,
que hablan de las Arabias y las Andalucías.  130
Calabazas y nabos para ofrecer asuntos
a Madame Noailles y Francis Jammes juntos.

   A veces me detengo en la plaza de abastos
como si respirase soplos de vientos vastos,
como si se me entrase con el respiro el mundo.  135
—141→
Estoy ante la casa en que nació Raimundo
Lulio. Y en ese instante mi recuerdo me cuenta
las cosas que le dijo la Rosa a la Pimienta...
¡Oh, cómo yo diría el sublime destierro
y la lucha y la gloria del mallorquín de hierro!  140
¡Oh, cómo cantaría en un carmen sonoro
la vida, el alma, el numen, del mallorquín de oro!
De los hondos espíritus es de mis preferidos.
Sus robles filosóficos están llenos de nidos
de ruiseñor. Es otro y es hermano del Dante.  145
¡Cuántas veces pensara su verbo de diamante
delante la Sorbona vieja del París sabio!
Cuántas veces he visto su infolio y su astrolabio
en una bruma vaga de ensueño, y ¡cuántas veces
le oí hablar a los árabes cual Antonio a los peces,  150
en un imaginar de pretéritas cosas
que por ser tan antiguas se sienten tan hermosas!


VI

    Hice una pausa.
El tiempo se ha puesto malo. El mar
a la furia del aire no cesa de bramar.
El temporal no deja que entren los vapores. Y  155
un yacht de lujo busca refugio en Porto-Pi.
Porto-Pi es una rada cercana y pintoresca.
Vista linda: aguas bellas, luz dulce y tierra fresca.
—142→

    ¡Ah, señora, si fuese posible a algunos el
dejar su Babilonia, su Tiro, su Babel,  160
para poder venir a hacer su vida entera
en esta luminosa y espléndida ribera!

    Hay no lejos de aquí un archiduque austriaco
que las pomas de Ceres y las uvas de Baco
cultiva, en un retiro archiducal y egregio.  165
Hospeda como un monje -y el hospedaje es regio-.
Sobre las rocas se alza la mansión señorial
y la isla le brinda ambiente imperial.

   Es un pariente de Jean Orth. Es un atrida
que aquí ha encontrado el cierto secreto de su vida.  170
Es un cuerdo. Aplaudamos al príncipe discreto
que aprovecha a la orilla del mar ese secreto.
La isla es florida y llena de encanto en todas partes.
Hay un aire propicio para todas las artes.
En Pollensa ha pintado Santiago Rusiñol  175
cosas de flor, de luz y de seda de sol.
Y hay villa de retiro espiritual famosa:
La literata Sand escribió en Valldemosa
un libro. Ignoro si vino aquí con Musset,
y si la vampiresa sufrió o gozó, no sé1.  180
—143→

    ¿Por qué mi vida errante no me trajo a estas sanas
costas antes de que las prematuras canas
de alma y cabeza hicieran de mí la mezcolanza
formada de tristeza, de vida y esperanza?
¡Oh, qué buen mallorquín me sentiría ahora!  185
¡Oh, cómo gustaría sal de mar, miel de aurora,
al sentir como en un caracol en mi cráneo
el divino y eterno rumor mediterráneo!
Hay en mí un griego antiguo que aquí descansó un día
después que le dejaron loco de melodía  190
las sirenas rosadas que atrajeron su barca.
Cuanto mi ser respira, cuanto mi vista abarca,
es recordado por mis íntimos sentidos,
los aromas, las luces, los ecos, los ruidos,
como en ondas atávicas me traen añoranzas  195
que forman mis ensueños, mis vidas y esperanzas.

    Mas, ¿dónde está aquel templo de mármol, y la gruta
donde mordí aquel seno dulce como una fruta?
¿Dónde los hombres ágiles que las piedras redondas
recogían para los cueros de sus hondas?...  200

    Calma, calma. Esto es mucha poesía, señora.
Ahora hay comerciantes muy modernos. Ahora
mandan barcos prosaicos la dorada Valencia,
Marsella, Barcelona y Génova. La ciencia
comercial es hoy fuerte y lo acapara todo.  205
—144→
Entretanto, respiro mi salitre y mi iodo
brindados por las brisas de aqueste golfo inmenso,
y a un tiempo, como Kant y como el asno, pienso.
Es lo mejor.


VII

Y aquí mi epístola concluye.
Hay una ansia de tiempo que de mi pluma influye  210
a veces, como hay veces de enorme economía.
«Si hay, he dicho, señora, alma clara, es la mía».
Mírame transparentemente, con tu marido,
y guárdame lo que tú puedas del olvido.

  —145→  


ArribaAbajoA Remy de Gourmont


ArribaAbajo   Desde Palma de Mallorca,
en donde Lulio nació,
te dirijo este romance,
¡oh, Remigio de Gourmont!
Va lleno de sal marina  5
y va caliente de sol,
del sol que gozó Cartago
y que a Aníbal dio calor.
Llevan las gymnesias brisas
algo de azahar. Y son  10
para ti gratas, ilustre
nieto de conquistador.
Por tu sangre de Cortés
puedes ornar tu blasón
—146→
con signos que aquí en España  15
mejorara sólo Dios.
Y pues de Cortés blasonas,
vaya esta salutación
llena de frases corteses
a tu hogar de sabidor.  20
Yo te recordé por Lulio,
a quien amas con razón,
pues no hay para seres tales
más que razonado amor.
De las plantas de Raimundo  25
tu herbario bien sabe el don,
si él tuvo antes don de lenguas,
don de lenguas tienes hoy.
Raimundo fue combativo;
tú lo eres en lo interior,  30
y si lapidado fue,
tú mereces el honor
de ser quemado en la hoguera
de la Santa Inquisición.
Aquí hay luz, vida. Hay un mar  35
de cobalto aquí, y un sol
que estimula entre las venas
sangre de pagano amor.
Aquí estaría Simón
bajo un toronjero en flor,  40
viendo las velas latinas
en la azulada visión.
—147→
Y tú tendrías la mente
en un eco, en una voz,
en un cangrejo, en la arena,  45
o en una constelación.

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Ilustración

Eco, divina y desnuda.

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ArribaAbajoEco y yo


A la Señora Susana Torres de Castex




ArribaAbajo   Eco, divina y desnuda
como el diamante del agua,
mi musa estos versos fragua
y necesita tu ayuda,
pues, sola, peligros teme.  5
      -¡Heme!
-Tuve en momentos distantes,
      antes,
que amar los dulces cabellos
      bellos,  10
de la ilusión que primera
      era,
en mi alcázar andaluz
       luz,
—152→
en mi palacio de moro  15
       oro,
en mi mansión dolorosa
      rosa.
Se apagó como una estrella
      ella.  20
Deja, pues, que me contriste
      -¡Triste!
¡Se fue el instante oportuno!
       -¡Tuno!...
-¿Por qué, si era yo suave  25
      ave,
que sobre el haz de la tierra
      yerra
y el reposo de la rama
      ama?  30
Guiome por varios senderos
      Eros,
mas no se portó tan bien
       en
esquivarme los risueños  35
      sueños,
que hubieran dado a mi vida
      ida,
menos crueles mordeduras
      duras.  40
Mas hoy el duelo aún me acosa
       -¡osa!
-¡Osar, si el dolor revuela!
      -¡Vuela!
—153→
-Tu voz ya no me convence  45
       -vence.
-¡La suerte errar me demanda!
      -Anda.
-Mas de ilusión las simientes...
       -¡Mientes!  50
-¿Y ante la desesperanza?
      -Esperanza.
Y hacia el vasto porvenir
      ir.
-Tu acento es bravo, aunque seco,  55
       eco.
Sigo, pues, mi rumbo, errante,
      ante
los ojos de las rosadas
      hadas.  60
Gusté de Amor hidromieles
      mieles;
probé de Horacio divino,
      vino;
entretejí en mis delirios  65
      lirios.
Lo fatal con sus ardientes
      dientes
apretó mi conmovida
      vida;  70
mas me libró en toda parte
       arte.
Lista está a partir mi barca
      arca
—154→
do va mi gala suprema,  75
      -Rema.
-Un blando mar se consigue.
      -Sigue.
-La anrora rosas reparte.
      -¡Parte!  80
¡Y a la ola que te admira
      mira,
y a la sirena que encanta
      canta!

  —[155]→  

Ilustración

Líricos cantan y meditan sabios
por esos pechos y por esos labios:
¡La mejor musa es la de carne y hueso!

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ArribaAbajoBalada en honor de las musas de carne y hueso


A G. Martínez Sierra




ArribaAbajo    Nada mejor para cantar la vida,
y aun para dar sonrisas a la muerte,
que la aurea copa en donde Venus vierte
la esencia azul de su viña encendida.
Por respirar los perfumes de Armida  5
y por sorber el vino de su beso,
vino de ardor, de beso, de embeleso,
fuérase al cielo en la bestia de Orlando,
¡voz de oro y miel para decir cantando:
la mejor musa es la de carne y hueso!  10

    Cabellos largos en la buhardilla,
noches de insomnio al blancor del invierno,
pan de dolor con la sal de lo eterno
y ojos de ardor en que Juvencia brilla;
el tiempo en vano mueve su cuchilla,  15
—158→
el hilo de oro permanece ileso;
visión de gloria para el libro impreso
que en sueños va como una mariposa;
y una esperanza en la boca de rosa.
¡La mejor es la de carne y hueso!  20

    Regio automóvil, regia cetrería,
borla y muceta, heráldica fortuna,
nada son como a la luz de la luna
una mujer hecha una melodía.
Barca de amar busca la fantasía,  25
no el yacht de Alfonso o la barca de Creso.
Da al cuerpo llama y fortificó el seso
ese archivado y vital paraíso;
pasad de largo, Abelardo y Narciso:
¡La mejor musa es la de carne y hueso!  30

   Clío está en esta frente hecha de aurora,
Euterpe canta en esta lengua fina,
Talíaa ríe en la boca divina,
Melpómene es ese gesto que implora;
en estos pies Terpsícore se adora,  35
Cuello inclinado es de Erato embeleso,
Polymnia intenta a Calíope proceso
por esos ojos en que Amor se quema.
Urania rige todo ese sistema:
¡La mejor musa es la de carne y hueso!  40
—159→

    No protestéis con celo protestante,
contra el panal de rosas y claveles
en que Tiziano moja sus pinceles
y gusta el cielo de Beatrice el Dante.
Por eso existe el verso de diamante,  45
por eso el iris tiéndese y por eso
humano genio es celeste progreso.
Líricos cantan y meditan sabios
por esos pechos y por esos labios:
¡La mejor musa es la de carne y hueso!  50


Envío

    Gregorio: nada al cantor determina
como el gentil estímulo del beso;
Gloria al sabor de la boca divina:
¡La mejor musa es la de carne y hueso!

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Ilustración

Se anuncia que viene el Judío
errante...

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ArribaAbajoAgencia...


ArribaAbajo   ¿Qué hay de nuevo?... Tiembla la tierra.
En La Haya incuba la guerra.
Los reyes han terror profundo.
Huele a podrido en todo el mundo.
No hay aromas en Galaad.  5
Desembarcó el marqués de Sade
procedente de Seboim.
Cambia de curso el gulf-stream.
París se flagela a placer.
Un cometa va a aparecer.  10
Se cumplen ya las profecías
del viejo monje Malaquías.
En la iglesia el diablo se esconde.
Ha parido una monja. (¿En dónde?...).
Barcelona ya no está bona  15
sino cuando la bomba sona...
China se corta la coleta.
Henry de Rothschild es poeta.
—164→
Madrid abomina la capa.
Ya no tiene eunucos el papa.  20
Se organizará por un bill
la prostitución infantil.
La fe blanca se desvirtúa
y todo negro «continúa».
En alguna parte está listo  25
el palacio del Anticristo.
Se cambian comunicaciones
entre lesbianas y gitones.
Se anuncia que viene el Judío
errante... ¿Hay algo más, Dios mío?...  30

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Ilustración

Albas margaritas, rosas escarlatas,
¿no guardan memoria de las serenatas
con que un tierno lírico os habló de amor?

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ArribaAbajoFlirt


ArribaAbajo    Que a las dulces gracias la áurea rima loe,
que el amable Horacio brinde un canto a Cloe,
que a Margot o a Clebia dé un rondel Banville,
eso es justo y bello, que esa ley nos rija,
eso lisonjea y eso regocija  5
a la reina Venus y a su paje Abril.

    El ilustre cisne, cual labrado en nieve,
con el cuello en arco, bajo el aire leve,
boga sobre el terso lago especular;
y aunque no lo dice, va ritmando un aria  10
para la entreabierta rosa solitaria
que abre el fresco cáliz a la luz lunar.

   Albas margaritas, rosas escarlatas,
¿no guardan memoria de las serenatas
con que un tierno lírico os habló de amor?  15
—168→
¿Conocéis la gama breve y cristalina
en que, enamorado, su canción divina
con su bandolina trina el ruiseñor?

    Estas tres estrofas, deliciosa amiga,
son un corto prólogo para que te diga  20
que tus bellos ojos de luz sideral,
y tus labios, rimas ricas de corales,
merecen la ofrenda de los madrigales
floridos de líricas rosas, de cristal.

    De tu ardiente gracia los elogios rimo,  25
de un rondel galante la fragancia exprimo
para ungir la alfombra donde estén tus pies,
yo saludo el lindo triunfo de las damas,
y en mis versos siento renacer las llamas
que eran luz del triunfo del Rey Sol francés.  30

1893

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