Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


Abajo

El cartulario de Eslonza

Vicente de la Fuente





  —390→  

El profesor de la Escuela Superior de Diplomática, D. Vicente Vignau, recurrió al Gobierno en 30 de Abril último solicitando se adquieran por este ejemplares del tomo 1.º de una colección diplomática, que contiene el Cartulario del monasterio de Eslonza. Según nota que se lee en la cubierta de esta primera parte, hállase ya en prensa la segunda, que contendrá un glosario, y además los índices geográficos y personales que suelen y deben acompañar á estas publicaciones; y también el prólogo que se echa de menos en esta primera parte. El autor desea saber con tiempo á qué atenerse respecto del apoyo oficial ó del Gobierno, pues sabe que del público poco ó nada pueden esperar las publicaciones de este género, como acredita una dolorosa experiencia, y confirma el preámbulo del Real decreto de 1875.

Abraza pues, aquesta primera parte 227 escrituras de donaciones, legados, testamentos, compras, arrendamientos, sentencias, permutas, transacciones y demás actos jurídicos relativos á la propiedad del monasterio desde el siglo X (año 912) reinando D. García en León, hasta fines del siglo XIV, año 1399. Describir el Cartoral ó Cartulario de Eslonza, sería tan pesado como inútil, pues casi todos los de la Edad Media se parecen, sobre todo en esa parte de España. Documentos son que rebosan piedad, devoción y, por lo común, generosidad; escritos en un latín, que entraña y refleja las varias fases por las que ha pasado en su infancia y creciente desarrollo nuestro romance, ó presentan un pésimo latín, sin ortografía, sintaxis ni hipérbaton, ni primor elegante de ningún género, mezclados con otros de sabor galicano retumbantes, altisonantes y casi estrafalarios, que aparecen tan ridículos, como los otros se muestran bárbaros. Solamente la cachaza heróica, más bien que paciencia, de anticuarios y críticos aficionados á investigaciones históricas, es capaz de arrostrar el aluvión de estas compilaciones monacales. Y con todo eso hoy se buscan, se las   —391→   saca de entre el polvo, se las copia, imprime y publica, librándolas de la incuria, del olvido, de la destrucción, y poniéndolas al alcance de todos en las bibliotecas, sin necesidad de ir á buscarlas en recónditos archivos, que, en algunas ocasiones, son poco accesibles.

Y luego á veces se hallan en ellos ignorados hechos históricos, nombres de personajes célebres ó notables, cuyas fechas de defunción ó vida se ignoraban, nombres de pueblos más ó menos conocidos, y palabras omitidas en el mismo glosario de Du Cange. En la primera del Rey D. García, del año 912, el monasterio de Eslonza se dice que está en el valle de Elisoncia y dedicado á Santa Eulalia y San Vicente Levita, esto es, el diácono y mártir español. Entre otras iglesias que dan al monasterio es una de ellas la iglesia de San Saturnino, que D. Alfonso el Magno había dado á D. Nuño, tío de los donantes «quam obtinuit tius noster domnus Nunus de dato patris nostri». En ella se ve la firma del obispo Attila, citado por Florez, con referencia á Sandoval1. Por ella se ve que lo mismo los Reyes de León, que los Carlovingios, daban y quitaban iglesias á capricho, eximiéndolas de la jurisdicción episcopal arbitrariamente, y excomulgando con anatema, como se hace en esta escritura, harto grotescamente, á los obispos que la infringieren.

Pero lo curioso es que en la tercera escritura del año 923 se da por reinante á D. García, cuyo reinado terminó diez años antes, lo cual supone anacronismo, ó error en la fecha.

Notables son las escrituras V, VI y VII de doña Urraca, la de Zamora, y su hermano Alonso VI, por las numerosas suscripciones, siquiera abunden en los cartorales de nuestras iglesias y monasterios las de aquellos príncipes. Las tres que aquí se insertan son notables por la redacción altisonante del texto, hecho por el presbítero Martín Crescones, notario del Rey, á fines del siglo XI. Comienza la VII con un encomio de la Santísima Trinidad, «Trinum Deum in una Usia»; lo cual ha obligado al paleógrafo   —392→   á poner un (sic); mas el presbítero sabía bien lo que vale ou)si/a, y las cuestiones sobre la consustancialidad del verbo.

La importancia de la obra, como de todas las de su género, es indudable, y la Academia lo tiene ya dicho en otras ocasiones análogas. Si el autor hubiera presentado al Gobierno las copias, de seguro que esta Corporación hubiera informado que la impresión se hiciera por cuenta del Estado. El que la presente ahora el autor impresa no parece suficiente motivo para que no le subvencione el Gobierno de algún modo su trabajo, tanto más útil, cuanto más pronto la noble abnegación del autor ha venido á ponerla al alcance de todos. Del mérito relevante del libro no hay duda. En cuanto á la originalidad, si no la hay en el rigor de la palabra, existe en la apreciación general, que equipara estas publicaciones á las originales, puesto que saca del olvido un tesoro riquísimo de noticias antes ignoradas. El Índice de los documentos del monasterio de Sahagún y otras obras eruditísimas del Sr. Vignau, nos dan sobrada prueba para esperar que la presente ocupará un lugar no menos distinguido en la República de las Letras. Sus prólogo, índices y glosario serán probablemente trabajos originales y de cuenta.

Por estas razones el que suscribe es de parecer que esta Academia se sirva informar al Gobierno, que dado el aprecio que hoy se hace en todos los países cultos de las publicaciones de estos documentos, y especialmente de las relativas á los siglos IX al XII inclusive, la del Cartulario de Eslonza se halla en el caso de ser subvencionada por el Gobierno, conforme á los artículos 1.º y 3.º del Real decreto de 12 de Marzo de 1875. La Academia, sin embargo, resolverá como siempre lo que crea más acertado.





Madrid, 1.º de Octubre de 1886.



Indice