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Jardín de la CONDESA.

Escena I

La CONDESA.

   Yo os prometí, mi libertad querida,
no cautivaros más, ni daros pena;
pero promesa en potestad ajena,
¿cómo puede obligar a ser cumplida?
    Quien promete no amar toda la vida,
5
y en la ocasión la voluntad enfrena,
seque el agua del mar, sume su arena,
los vientos pare, lo infinito mida.
    Hasta ahora con noble resistencia
las plumas corto a leves pensamientos,
10
por más que la ocasión su vuelo ampare.
    Pupila soy de amor; sin su licencia
no pueden obligarme juramentos.
Perdonad, voluntad, si los quebrare.

Escena II

CLAVELA. -La CONDESA.

CLAVELA

(Sin ver a la CONDESA.)

   Todas las veces que a mi hermano veo
15
tan discreto, apacible y cortesano,
se va la voluntad del pie a la mano,
y sale de su límite el deseo.
    Como hermano le quiero; mas no creo
que es bastante el amor, cuando es de hermano,
20
a dormir tarde, a despertar temprano,
ni a ver cuál con sus ojos me recreo.
    Decid vos la verdad, desnudo ciego,
que aunque en amor de hermano no hay cautela,
me dan que sospechar tantos desvelos.
25
    «La sangre hierve (me diréis) sin fuego.»
Sí; pero amor de hermano no desvela
y cuando desvelara, no da celos.
CONDESA
Clavela...
CLAVELA
Señora mía...
CONDESA
Después que en mi casa estás,
30
y con tu presencia das
tregua a mi melancolía,
cuanto tú más la deshaces,
más la aumentan mis cuidados,
que en esta guerra engendrados,
35
no admiten medios de paces.
Ninguna cosa me agrada.
CLAVELA
No fueras tú tan prudente
a no tener al presente
pena de verte cercada.
40
CONDESA

(Aparte.

¡No lo estuviera yo más
de alterados pensamientos,
que, todos atrevimientos,
no vuelven un paso atrás!)
Sentémonos aquí un rato,
45
pues contra agravios del sol
nos sirve de quitasol
el compuesto y verde ornato
de estos jazmines y nuezas,
que con apacibles lazos
50
traen estos muros en brazos,
formando calles y piezas.
CLAVELA
En aqueste cenador
hay sillas.
CONDESA
Siéntate en una.
CLAVELA
No hagas a mi fortuna,
55
señora, tanto favor.
En el suelo estaré bien.
CONDESA
Gocemos de la llaneza
que alborota la grandeza
de palacio. No nos ven
60
criados que nos murmuren.
Siéntate, Clavela, aquí.
CLAVELA
Aunque no hay partes en mí
que esta merced aseguren,
por servirte, te obedezco.
65

(Siéntanse.)

CONDESA
¿Quieres bien a Pinabel?
CLAVELA
Si he de tener dueño en él,
y por tu mano merezco
darle título de esposo,
cuando impedimentos quite
70
mi hermano, que los permite,
querelle bien es forzoso.
CONDESA
¿Forzoso dices? Amor
no es perfeto, si es forzado.
Si anduviera Amor armado,
75
llevárase por rigor:
desnudo nos da señales
que quien le ha de conquistar,
Clavela, ha de pelear
con él con armas iguales.
80
CLAVELA
Si Casimiro advirtiera
en eso, no te cercara.
CONDESA
Es necio, pues no repara
que Amor, que es niño, se altera
de ver espadas desnudas.
85
CLAVELA
Sí, porque es de la paz dueño.
CONDESA
El ver Amor tan pequeño
materia ha dado a mis dudas;
porque siendo tan antiguo
cuanto ha que el mundo es amante,
90
ya pudiera ser gigante;
pero después que averiguo
que entra por la vista Amor,
y que tan pequeña puerta
la entrada hace más incierta,
95
cuanto es el que entra mayor,
no me causa espanto el ver
que a ser niño Amor se aplica;
pues se desnuda y achica,
Clavela, para caber
100
mejor, pequeño y desnudo,
por entrada tan estrecha.
Pues si el Conde se aprovecha
de las armas, cuando pudo
dejar marciales despojos,
105
y pide en la vista entrada,
no es bien que entre con la espada,
que me sacará los ojos.
Amor, Clavela, es ladrón;
siempre se entra sin rüido,
110
y así del Conde atrevido
venganza me dará Otón,
en quien miro, te prometo,
un gallardo capitán,
un cortesano galán,
115
un secretario discreto,
y un...

(Aparte.)

¿Dónde vais? Deteneos
pensamientos mal nacidos,
que os arrojáis atrevidos
tras desbocados deseos,
120
que os tienen de despeñar.
CLAVELA
Por la parte que me cabe
de que Vuexcelencia alabe
mi hermano; a poderle dar
la corona de Alemaña,
125
honrándose en su cabeza,
aumentara su grandeza;
aunque después que de España
vino Otón tan mejorado
en valor y cortesía,
130
discreción y gallardía,
la merced con que le ha honrado
Vuexcelencia, la merece.
CONDESA
Es muy sazonado Otón;
muy buena conversación
135
tiene...

(Aparte.

Y muy bien me parece.)
Holgárame de saber
qué dama es la que entretiene
sus penas, por ver si tiene
tan buen gusto en escoger
140
como en lo demás.
CLAVELA
¿Quién duda
que no querrá ser Otón
en la mejor perfección
imagen compuesta y muda?
No creo que el pensamiento
145
tan divertido tendrá,
que algún tiempo no tendrá
para algún atrevimiento
digno de tan buen sujeto:
pero Otón es tan callado,
150
que hasta ahora no ha pagado
censo a nadie su secreto.

(Aparte.)

Mucho se informa de Otón
la Condesa, y la eficacia
con que conserva su gracia,
155
unos dejos de afición
descubre de cuando en cuando.
Celos, si sois adivinos,
sospechando desatinos,
la verdad vais apurando.
160
CONDESA

(Aparte.

Mucho, Amor, manifestáis
mi fuego; pues sois su centro,
alma, amad puertas adentro.
¿Para qué lo pregonáis?
Pero sois fuego que apura
165
verdades contra el sosiego
y diréis que nunca el fuego
supo profesar clausura.
Divertir quiero a Clavela
no sospeche que amo a Otón.)
170
Si en materia de afición
cursara el Conde la escuela
de cortesía, y dejara
las armas, pudiera ser
que mereciera vencer,
175
y mi rigor se ablandara;
que no me pareció mal
cuando desde las almenas,
dando vidas a sus penas,
de muro hizo tribunal.
180
Buen talle tiene.
CLAVELA

(Aparte.

Eso sí.)
¿Qué, tan bien te pareció?
CONDESA
Después que el Duque murió,
no casarme prometí;
pero esto de no tener
185
herederos...
CLAVELA
Deja achaques;
que cuando sin ellos saques
a la luz tu amor, merecer
puede el conde Casimiro
que digas te ha desvelado
190
más de una vez, y que has dado
por él más de algún suspiro.
CONDESA
No tanto.
CLAVELA
¿Por qué razón?
¿Hay más gallardo sujeto,
más valiente, más discreto?
195
CONDESA
Sí, Clavela.
CLAVELA
¿Quién?
CONDESA
Otón.
CLAVELA
¿Otón más que el Conde?

(Aparte.)

¡Ay cielos!
CONDESA

(Aparte.)

Desvelos, ¿queréis callar?
Qué, ¿no os puedo refrenar?
CLAVELA

(Aparte.)

Despertad otra vez, celos.
200
CONDESA
Si ello va a decir verdad,
bien quiero al Conde, Clavela;
lo demás todo es cautela:
yo le tengo voluntad;
y si desdén le he fingido
205
es porque el Conde en rigor
no diga, pudiendo Amor,
que Marte me dio marido.
Esto sólo me hace esquiva,
pues si me viene a vencer,
210
no me tendrá por mujer,
sino sólo por cautiva.
Por esto deseo que Otón
le venza y traiga a mis ojos,
y entre soberbios despojos
215
humille su presunción.
Podrá ser que entonces pruebe
dichas, que ahora no es justo,
porque agradezca a mi gusto
lo que a sus armas no debe.
220
Esto es verdad, en rigor.
CLAVELA
Tu deseo veas cumplido.
CONDESA
No piense, si no es vencido,
verse el Conde vencedor.
CLAVELA

(Aparte.)

Alguna satisfacción
225
tenéis ya, niño tirano.
¡Que me dé celos mi hermano!
CONDESA
¡Que quiera yo bien a Otón!

(Suenan cajas.)

Escena III

Soldados, PINABEL, LIBERIO, CHINCHILLA, y detrás con bastón, DON RODRIGO. -La CONDESA, CLAVELA, que se sienta en el suelo.

DON RODRIGO
Ya el conde Casimiro ha levantado
el cerco, excelentísima señora,
230
no voluntariamente, mas forzado
de vuestra suerte, siempre vencedora.
La vuelta da a su tierra, castigado
como merece, quien os cercó ahora,
de armas, mereciendo esa belleza
235
cercos de oro que ciñan la cabeza.
El deseo que anima mi ventura,
para que os sirva ardides me ha ofrecido
con qué rendir al Conde, que procura
esposa conquistada, amor vencido.
240
Salí amparado de la noche escura,
que apadrina al amante prevenido,
y a la puerta que el mar combate a besos,
mil hombres embarqué, diez tiros gruesos.
Fue Pinabel su capitán valiente,
245
si cortesano en paz, diestro en la guerra;
y alargándose en par circularmente
dos millas de distancia, saltó en tierra.
Sacó las piezas luego, echó la gente,
y por las faldas de una cana sierra
250
marchó hacia el campo, las banderas bajas,
sin dar licencia a vocingleras cajas.
Un hora antes que el alba pise flores
llegó a vista del campo; a quien incita
el sueño con quiméricos vapores;
255
y como Gedeón al madianita,
al son de las trompetas y atambores,
«Viva Diana, la Condesa», grita,
escupiendo las piezas de campaña
pelotas para chazas desta hazaña.
260
El campo cercador y ya cercado,
de Casimiro (digo yo) despierto
(que no duerme el amante descuidado),
con más voces y gritos que concierto,
a la defensa acude alborotado,
265
que para más temor, tuvo por cierto
que el Duque vuestro hermano a socorreros
venía, dando acero a sus aceros.
Yo entonces, que aguardaba prevenido
en la ciudad al venturoso efeto,
270
abro las puertas, la campaña mido,
al enemigo ejército acometo.
De franjas de oro guarnecía el vestido
a Flora hermosa el dios pastor de Admeto,
cuando entre sangre, muertos y alboroto,
275
vio el Conde, no su amor, su campo roto.
En fin huyó, dejándose a los ojos
del mismo sol, cubierta la campaña
de muertos, de banderas, de despojos,
testigos nobles desta ilustre hazaña.
280
Así el amor castiga los enojos
que el Conde os dio, quedando en Alemaña
publicando la fama sus delitos;
que también tiene amor sus sambenitos.
CONDESA
Otón, a vuestros hechos inmortales
285
la fama ofrezca plumas y pinceles,
si para celebrallos son iguales
versos de Homero, imágenes de Apeles;
que cívicas coronas y murales,
de grama, de oro, robles y laureles,
290
no bastan a premiar vuestra persona,
si mis brazos no os sirven de corona.

(Abrázale.)

(Aparte.)

¡Ay amor!, deteneos, que los lazos
rompéis del alma, donde os tuve preso.
DON RODRIGO
Si mi cuello coronan vuestros brazos,
295
los premios, las coronas intereso
de la triunfante Roma. Estos abrazos,
¿qué triunfos no aventajan?
CLAVELA

(Aparte.)

Pierdo el seso,
celos rabiosos: ¡Nunca Otón viniera,
si en daño mío tal favor espera!
300
DON RODRIGO
A Pinabel se debe, gran señora,
esta vitoria.
CONDESA
Ya yo sé que tengo
en él un gran vasallo, y desde ahora
premios de amor que goce le prevengo.
Pues a Clavela por esposa adora,
305
ella le premie.
PINABEL
A suplicaros vengo
que a su hermano mandéis que acorte plazos,
pues no quiero más premio que sus brazos.
CONDESA
Alcaide de Albarreal quiero que sea
Pinabel desde hoy.
PINABEL
¡Mercedes tantas,
310
gran señora!
CONDESA
A Clavela doy la aldea,
en dote, de Belflor.
CLAVELA
Ya te adelantas
a Cleopatra magnífica.

(Aparte.)

No vea
mi amor en su poder, estrellas santas,
Pinabel en su vida, o de la mía
315
el curso corte en flor la muerte fría.
CONDESA
Liberio, que tal hijo nos ha dado
para defensa nuestra y honra suya,
será gobernador de mi condado,
porque en sus canas su valor se arguya.
320
LIBERIO
Con que él os sirva a vos quedo yo honrado:
su dicha a vuestra fama se atribuya.
CONDESA
Y a vos, que de valor sois un trasunto,
os quiero yo pagar. Otón, por junto.
Pensando estoy qué os dar.

(Aparte.)

¡Ay, quién pudiera
325
hacerle de mí misma eterno dueño!
DON RODRIGO
Del sol hermoso la dorada esfera,
no os sirviendo, será premio pequeño.
CONDESA

(Aparte.

Quiero huir de mí misma; qué ligera,
por los ojos el alma ardiente enseño.)
330
Venid, porque Momblán, Otón, os goce,
pues por su defensor os reconoce.
CHINCHILLA
¿Pues cómo? ¿De Chinchilla no hay más cuenta,
que en esta guerra desplumó la fama?
CONDESA
¿Pues qué habéis hecho vos?
CHINCHILLA
Eso me afrenta.
335
Quité ayer los cordeles a mi cama,
y juntando seis mil ciento y sesenta
chinches que, como celos a quien ama,
pican, marchando fui (¡gran maravilla!),
con tanta chinche, el capitán Chinchilla.
340
Ellas y yo vencimos, y quisiera,
que en premio de ser yo tan gran soldado,
me hiciera Vuexcelencia...
CONDESA
¿Qué?
CHINCHILLA
Me hiciera
tabernero mayor deste condado.
DON RODRIGO
Necio, vete de ahí.
CONDESA

(Aparte.)

¡Ay!, ¡quién pudiera,
345
Otón, hacerte conde! ¡Que a un criado
tenga yo amor! El verle me enloquece;
mas es bizarro Otón: bien lo merece.

(Vanse todos, menos DON RODRIGO y CHINCHILLA.)

Escena IV

DON RODRIGO, CHINCHILLA.

DON RODRIGO
¡Ay Chinchilla!, si en los ojos
el amor su idioma tiene,
350
y a quien a mirallos viene
habla regalos o enojos;
y en las amorosas dudas
son sus niñas hechiceras,
cuando callan, más parleras,
355
porque hablan por señas mudas;
ya la condesa Dïana
(leyendo sus bellos ojos)
me ha dicho cosas por ellos
divinas. No hay lengua humana
360
tan discreta y elegante,
aunque a la de Tulio exceda,
que en un año decir pueda
lo que ellos en un instante.
¡Qué de cosas me ha advertido!
365
¡Qué de regalos me ha hecho!
¡Qué bien me mostró su pecho!
¡Qué bien me ha favorecido!
Loco estoy.
CHINCHILLA
Mira que son
quimeras todas y antojos.
370
DON RODRIGO
Si hay retórica en los ojos
con colores de afición,
yo sé bien que no me engaño:
lenguaje es este de amor.
CHINCHILLA
Basta, que eres Galaor.
375
Bien habrás mudado hogaño
cien damas. ¿Qué yerbas pisas?
¿Quién te ha vuelto camaleón?
En un año ciento son
aun muchas para camisas.
380
¿No te estaba bien, Clavela,
mujer rica y principal,
en sangre y amor tu igual?
Que en sabiendo la cautela
con que finges ser su hermano,
385
y que eres en vez de Otón,
un castellano Girón,
del de Osuna el más cercano,
mienta yo, si no imagino
que olvidando a Pinabel,
390
te hiciera dueño en vez dél,
de su talle peregrino.
Vuelve a casa, pan perdido:
Clavela te está mejor.
DON RODRIGO
No menosprecio su amor,
395
pues que tengo entretenido
a Pinabel; mientras sé
si me tiene voluntad
la soberana beldad
de la Condesa, podré
400
contemporizar, Chinchilla,
con Clavela.
CHINCHILLA
¡Plegue a Dios
que no volvamos los dos
tresquilados a Castilla!
Ya es de noche.
DON RODRIGO
No es posible
405
que pueda dormir quien ama.
Al terrero de mi dama,
no en la cama aborrecible,
me tiene de amanecer.
Dame otra capa y sombrero.
410
CHINCHILLA
¿No quieres cenar primero?
DON RODRIGO
No, Chinchilla.
CHINCHILLA
¿Sin comer
amar? ¡Lindo desvarío!
Tú te pondrás presto flaco,
porque sin Ceres ni Baco
415
dicen que amor tiene frío.

(Vanse.)

Escena V

Plaza delante del palacio de la CONDESA. -Noche.

CASIMIRO, FLORO.

CASIMIRO
Floro, en vano me aconsejas:
si a la muerte de un rigor
estoy, ¿no será mejor
morir delante estas rejas?
420
Oiga este muro mis quejas,
pues aquestas piedras frías
a mis malogrados días
obsequios haciendo están:
quizá las ablandarán
425
las tristes lágrimas mías.
FLORO
Refrena el atrevimiento
con que en las manos te pones
de Diana.
CASIMIRO
En sus prisiones
moriré, Floro, contento.
430
Entre estas piedras intento
escoger sepulcro igual
a mis penas, Floro leal,
para que mi ingrata bella
conozca que si no en ella,
435
en piedras hacen señal.
Palma ingrata, cuyo fruto
no goza el dueño en su vida,
¿por qué, si sois homicida,
dando muerte os ponéis luto?
440
¿Por qué no pagáis tributo
a amor, cuyo tribunal
tiene imperio universal?
¿Cómo puede, ingrata, ser
que tenga en todos poder,
445
y en vos nunca, por mi mal?

Escena VI

CLAVELA, a una ventana del palacio. -CASIMIRO, FLORO.

CLAVELA
En vano, locos desvelos,
prueba a dormir mi temor;
que no tiene mucho amor
quien puede dormir con celos.
450
¡Que me hayan dado los cielos
un mal con pensión tan fiera,
que aunque sin remedio muera,
no me consientan hablar
a quien me pueda quejar
455
que estoy enferma siquiera!
Mi hermano me tiene loca
de amor y celos: ¿no es mengua,
Amor, que os ate la lengua,
y os tape el temor la boca?
460
Quejándose, el fuego apoca
de la fiera calentura
el enfermo que procura
sanar; mas ¡ay suerte avara!
que mal que no se declara,
465
difícilmente se cura.
¿Con qué cara será justo
que me atreva a declarar
con mi hermano? No ha lugar;
pensarlo me causa susto.
470
¿Es bien pagar tal pensión,
mi ciega y nueva pasión?
Decilde vosotros, ojos,
la causa de mis enojos;
que la lengua no es razón.
475
CASIMIRO
Los acentos de unas quejas
oigo, Floro, a una ventana
del palacio de Dïana.
FLORO
Suyas son aquellas rejas.
Quejarase, desvelada,
480
entre sus damas alguna,
contra el amor y fortuna,
o celosa, o desdeñada.
CASIMIRO
Pues déjamela escuchar
que si desdichas ajenas
485
disminuyen propias penas,
los dos podremos llorar
a versos la tiranía
deste amor, que puede tanto;
que hasta en la pena y el llanto
490
consuela la compañía.
CLAVELA

(Aparte.)

Hablar siento en el terrero;
saltos me da el corazón.
¿Si adivina que es Otón,
y muere del mal que muero?
495
La Condesa le ha mirado
con tan eficaz afeto,
que si al paso que es discreto,
es Otón considerado,
ya habrá su amor conocido;
500
y no pienso yo de Otón
que perderá la ocasión,
favorable al atrevido.
¿Si le quiere bien? Querrá,
y tras querer bien, ¿quién duda
505
que amante al terrero acuda,
si ya entre los dos no está
concertado que a estas horas
la venga a este puesto a hablar?
Mi mal quiero averiguar.
510
¡Ay sospechas embaidoras!
Caminante que anda a escuras,
astrólogo que experiencias
conoce por consecuencias,
médico por conjeturas,
515
en vano pienso que trazo
averiguar mis desvelos;
que de ordinario los celos
ven por tela de cedazo.

Escena VII

DON RODRIGO, de noche; CHINCHILLA. -CLAVELA, CASIMIRO, FLORO.

DON RODRIGO

(Hablando con su criado sin reparar en nadie.)

Chinchilla, aguárdame aquí.
520
CHINCHILLA
¿Con qué brasero a los pies?
¿Piensas tú que Flandes es
Madrid o Sevilla? Di.
En mayo estamos, y nieva
como por la Candelaria.
525
DON RODRIGO
Siempre has de ser de contraria
opinión.
CHINCHILLA
Párate y prueba.
¿Tú no ves con cuánta prisa
el cielo a la tierra llana,
porque es domingo mañana,
530
la está vistiendo camisa?
Los hielos ¿no te congojan,
ni el ver que aquí a todas horas
son las nubes cardadoras?
Mira los copos que arrojan;
535
mira asomar, por gateras
de nubes despedazadas,
estrellas, de puro heladas,
temblando. ¿No consideras
tú cuál están, señor mío?
540
Pues cree que aunque estrellas sean,
parece que centellean,
y es que tiritan de frío.
CASIMIRO
Gente ha venido al terrero.
¡Válgame Dios!, ¿quién será?
545
FLORO
Rondantes tenemos ya.
CASIMIRO
Apártate aquí, que quiero
saber, Floro, si la dama
que se quejaba, le espera,
y quién es él.
FLORO
Considera,
550
señor, que a la puerta llama
del alba el sol.
CASIMIRO
No amanece.
¿No dejaste el barco atado?
FLORO
Junto a este muro bañado
del mar, que besos le ofrece.
555
CASIMIRO
Déjame ahora, que presto,
dando los remos al mar,
nos pueden asegurar.

(Apártanse los dos.)

DON RODRIGO
Despejado me han el puesto.
No les debe de importar
560
este sitio lo que a mí.
CLAVELA
¡Ay!, ¡si fuese Otón!
DON RODRIGO

(Aparte.)

Yo oí
de una reja a Otón nombrar.
¡Cielos!, ¿hay dicha mayor?
CHINCHILLA

(Aparte.)

¡Pese a los hielos judíos!
565
Tiritando con dos fríos,
de la nieve y del temor,
¡y alcahuete centinela!

(Paséase.)

Eso sí; pasear y dalle,
por no pasmarme en la calle,
570
pues no he cenado cazuela.
DON RODRIGO

(Aparte.

¿Qué dudo? ¿No puede ser
que sea la Condesa? No.
¿Si me quiere? ¿Qué sé yo?
¿No soy hombre? ¿No es mujer?
575
Llego.) ¡Ah de arriba!
CLAVELA
¿Quién llama?
DON RODRIGO
Otón, que ausente merece
que dél se acuerden.
CLAVELA

(Aparte.)

Parece
que es mi hermano.
DON RODRIGO
¿Si es mi dama?
CLAVELA
¿Sois vos, Otón?
DON RODRIGO
Sí, señora.
580
Vos, ¿quién sois?
CLAVELA
Mirad primero
qué gente está en el terrero.
DON RODRIGO
Dos estaban aquí ahora;
pero o se fueron, o yo
con la mucha escuridad,
585
no alcanzo a vellos.
CLAVELA
Llegad.
Más cerca.
DON RODRIGO
¿Que mereció
esta suerte mi ventura?
¿Que esto mi amor interesa?

(Aparte.)

Sin duda que es la Condesa.
590
CLAVELA
¡Cómo! ¿En noche tan escura,
rondando vos? Mucho gana
conmigo vuestra opinión.
Buen amante hacéis, Otón.
DON RODRIGO
En palacios de Dïana,
595
nunca falta luz, señora.
CLAVELA
Agora no hay luz ninguna;
que está enlutada la luna
por el sol que muerto llora.
DON RODRIGO
¡Ay!, ¡quién pudiera enjugar
600
sus lágrimas!
CLAVELA
¿Vuestra dama
tan pocas por vos derrama,
que os deseáis ocupar
así en lágrimas ajenas?
DON RODRIGO
A merecer yo saber
605
quién sois vos, pudiera ser
que os declararan mis penas
si son ajenas o no
las lágrimas que deseo
enjugar.
CLAVELA
A lo que veo,
610
la dama que os mereció,
es dama de la Condesa.
DON RODRIGO
Tan su querida, que alcanza
harto más que mi esperanza.
CLAVELA
Si queréis que en esta empresa
615
os sirva yo de tercera...
DON RODRIGO
Nunca admite en su favor
tercero el juego de amor.
Pero para que no muera
del deseo que me abrasa,
620
¿quereisme vos declarar
quién sois?
CLAVELA
No os ha de importar.
Una dueña de su casa.
DON RODRIGO
Dueña, porque la señora
sois desta casa.
CLAVELA
Eso no.
625
DON RODRIGO
¡Pluguiera a Dios, como yo
os conozco a vos ahora,
quisiésedes conocer
vos un pecho agradecido!
CLAVELA
¡Qué mal me habéis conocido!
630
La Condesa no es mujer
que a tal hora había de estar
en ventanas del terrero,
siendo viuda.
DON RODRIGO
Yo no quiero
la ocasión averiguar;
635
pero a veces el león
huye cuando no le ven;
y la Condesa también
conservará su opinión
en público; pero a solas,
640
¿qué perderá porque aquí
se divierta?
CLAVELA
¿Hácenlo así
las viüdas españolas?
DON RODRIGO
Españolas y alemanas.
¿Queréis no hacerme penar?
645
CLAVELA
¿Pues habíaos yo de hablar
de noche por las ventanas,
si la que vos pensáis fuera?
DON RODRIGO
Y aun por ver que lo negáis,
más mi sospecha aumentáis.
650
CLAVELA
Ahora bien, Otón, no quiera
el cielo que a quien me ha dado
vitoria y libertad hoy,
tenga suspenso. Yo soy
la condesa deste estado.
655
CASIMIRO

(Aparte con FLORO.)

¡Ay Floro! ¿No escuchas esto?
Sin duda tiene afición
la ingrata condesa a Otón.
Él me ha vencido, él me ha puesto
en este estado. ¿Será
660
justo que le demos muerte?
FLORO
Señor, tu peligro advierte.
CASIMIRO
No hay temer peligros ya.
Con las alas del batel
volveremos por el mar:
665
la noche nos da lugar,
y prisa el odio cruel
que a Otón tengo.
FLORO
Espera un poco;
satisfácete primero
de a quién ama.
CASIMIRO
Si eso espero,
670
fuerza será el verme loco.
DON RODRIGO
No en balde el alma adivina,
contra la sospecha vana,
hermosísima Dïana,
conoció la luz divina
675
que eclipsa el funesto luto
que traéis.
CLAVELA
Nuevos cuidados,
para el sosiego pesados,
han usurpado el tributo
que al descanso paga el sueño.
680
No puedo pegar los ojos.
DON RODRIGO
¡Ay! ¿Quién de aquesos enojos
supiera quién es el dueño?
¿Queréis decírmelo a mí?
CLAVELA
Vos la ocasión de mi bien
685
sois, y de mi mal también.
CASIMIRO
¿Esto escucho?
DON RODRIGO
¿Cómo así?
CLAVELA
De mi bien, porque vencido
habéis al Conde, que a amor
quiere obligar con rigor,
690
sabiendo que el bien nacido
con halagos y blandura
se deja mejor llevar;
de mi mal, porque el penar
que al Conde distes, procura
695
desvelarme como veis.
DON RODRIGO
¿Pesar del Conde os desvela?
CLAVELA
Con vos no ha de haber cautela;
y pues ya lo más sabéis,
¿veis el aborrecimiento
700
que al Conde he mostrado, Otón?
¿Veis que arriesgo mi opinión,
huyendo su casamiento,
rebelde, por resistir
las armas con que pretende
705
el amor con que me ofende?
Pues más hago en reprimir
desvelos que han de vencer
al cabo.
CASIMIRO
¡Ay piadosos cielos!
¿Esto es verdad?
DON RODRIGO

(Aparte.

Viles celos,
710
¿esto venimos a ver,
y me dejáis con la vida?
¡Ay esperanza engañada,
tan despacio conservada,
y tan aprisa perdida!)
715
Pues si queréis bien al Conde,
y su valor y grandeza
con vuestro estado y riqueza
igualmente corresponde,
señora, y el duque Arnesto,
720
vuestro hermano, os ha pedido
que le admitáis por marido;
siendo el medio tan honesto,
¿por qué le habéis despreciado,
y vuestro rigor le ofende?
725
CLAVELA
Porque por armas pretende
lo que se ha de hacer de grado.
Amor se cobra por plazos
(como censo), por desvelos,
suspiros, penas, recelos;
730
pero no a fuerza de brazos;
que es dios, y ha de poder más.
Si el Conde querer supiera,
menos armado viniera;
que no se rindió jamás
735
Cupido a Marte, y es loco
quien inquieta su sosiego;
que amor, del modo que el fuego,
se introduce poco a poco.
A fe que si por despojos
740
de vuestra vitoria, Otón,
en prueba de su afición,
trujérades a mis ojos
al Conde preso y rendido,
que sospecho de mi amor
745
que viéndose vencedor,
se sujetara al vencido.
¡Ay Otón!, si en lugar vuestro
el Conde me oyese...
CASIMIRO

(Aparte a FLORO.)

Floro,
¿diré a voces que la adoro?
750
¿Daré del gozo que muestro
señales? ¿Diré quién soy?
FLORO
Calla.
CASIMIRO
¿Qué espero?, ¿qué aguardo?
CLAVELA
¿Hay príncipe más gallardo
que el Conde en el mundo hoy?
755
Del Imperio es eletor,
y pretendiente también.
DON RODRIGO
En fin, vos le queréis bien,
que es la ventura mayor.

(Aparte.)

¡Ay de mí!
CHINCHILLA

(Aparte.

¡Que el cielo esté
760
echando chuzos aquí,
y se estén los dos así,
sin por qué ni para qué!
Maldiga Dios tal paciencia.
Aquesto va muy despacio;
765
alborotar a palacio
quiero, fingiendo pendencia.
Meto mano.) Perro, advierte

(A voces, dando cuchilladas al viento.)

que es de Chinchilla esta espada.
¡Muere! -Desta cuchillada,
770
le espeto. -¡Ay! -Dile la muerte.
CLAVELA
¿Qué rüido es este? ¡Ay cielos!
CHINCHILLA
¡Muera!

(Vase.)

CLAVELA
Otón, mirad por vos,
y guardad secreto.
DON RODRIGO
Adiós.

(Vase.)

Escena VIII

CLAVELA, a la ventana; CASIMIRO, FLORO.

CLAVELA
Yo he dado gentiles celos
775
a Otón, y quizá por ellos
mudará de parecer;
que no querrá pretender
de Diana los ojos bellos,
compitiendo con el Conde;
780
mas ¿qué os aprovecha, Amor,
el ser vos enredador,
si un imposible os responde
que no puedo, aunque a mi hermano
adore, ser su mujer?
785
Mas diréis que queréis ser
el perro del hortelano.

(Quítase de la ventana.)

Escena IX

CASIMIRO, FLORO.

CASIMIRO
¿De qué sirve el encubrirme?
¡Ah mi condesa!, ¡ah mi bien!
Luz esos ojos me den.
790
El Conde soy; a rendirme
vengo a esos pies. Yo fui necio
en pretender conquistaros
por armas: con adoraros
por sol de divino precio,
795
con veros no más, Diana,
pudiera alegre vivir;
sólo por mí sé decir
que fue cólera alemana.
Mas, mi bien, yo aguardaré
800
desde aquí, si he sido loco,
un año, un siglo, y es poco.
FLORO
Aqueso, sí; cansaté;
que un hora ha que se quitó
de la reja la Condesa.
805
CASIMIRO
Oh muros, ¿cómo no os besa
quien en vosotros oyó
tal favor? Oh rejas mías,
cera sois, no hierro duro.
FLORO
Deja las rejas y el muro,
810
y mira que desvarías.
CASIMIRO
Si la Condesa ha propuesto,
viéndome a sus pies rendido,
darme nombre de marido,
volvereme al duque Arnesto,
815
y pedirele perdón;
y cuando me le conceda,
procuraré que interceda
con la Condesa. Razón
será que a los bellos pies
820
de Diana humilde pida,
o que me quite la vida,
o lo que más cierto es,
me dé con Oberisel
la gloria que merecí.
825
FLORO
¿Quieres que nos vamos?
CASIMIRO
Sí.
Desata, Floro, el batel.
¿Qué intenté con mano armada
venceros, viuda constante?
¡Mal haya, amén, el amante
830
que quiere mujer forzada!

(Vanse.)

Escena X

DON RODRIGO, CHINCHILLA. -CASIMIRO, dentro.

DON RODRIGO
¡Vive Dios!, si no mirara
el amor que me has tenido
y lo mucho que te debo,
loco, necio, sin jüicio,
835
que te cortara las piernas,
y sirvieras de castigo
y venganza a mis agravios.
CHINCHILLA
¿Así se pagan servicios?
¿Qué te he hecho?
DON RODRIGO
¿Qué, cobarde?
840
Fingir, borracho o dormido,
cuando estoy con la Condesa,
pendencias vanas.
CHINCHILLA
¡Bonito
soy yo para fingimientos!
¿Qué había de hacer, si vino
845
al encuentro...?
DON RODRIGO
¿Quién, borracho?
Dilo presto.
CHINCHILLA
Vino el vino,
o un gigante con cien pies,
doce brazos, mil colmillos,
seis gaznates, diez quijadas,
850
un ojo, y tres colodrillos.
Díjome: «Suelta la capa».
Respondile yo: «Hace frío».
Diome una coz, y dejome
la chinela en el ombligo;
855
eché mano...
DON RODRIGO
Calla, infame.
CASIMIRO

(Dentro.)

Adiós, palacios propicios,
donde vive mi condesa;
que antes de un mes Casimiro
será su dichoso dueño.
860
Boga, Floro.
DON RODRIGO
¡Ay Dios! ¿Qué he oído?
¿Dijo «Casimiro»?
CHINCHILLA
Sí,
«Casimiro» la voz dijo.
DON RODRIGO
¿Luego Casimiro ha estado
aquí?
CHINCHILLA
¡Y cómo! Todo ha sido
865
encantamentos; que andan
estantiguas o estantiguos.
DON RODRIGO
¿Si vino a hablar la Condesa,
llamado, el Conde atrevido?
Mas pues aquí le aguardaba,
870
llamado por ella vino.
¡Oh altanera presunción!
¡Qué presto por vos imito
a Luzbel en el caer
de la altivez de mí mismo!
875

Escena XI

La CONDESA, a la ventana. -DON RODRIGO, CHINCHILLA.

CONDESA

(Aparte.)

Voces oigo en el terrero,
y a esta ventana he sentido
hablando no sé yo a quién.
Desvelos y desatinos
engañan mi pensamiento.
880
¿Cómo, Amor, si os pintan niño
no dormís? ¿Cómo si viejo
tenéis de mozo los bríos?
DON RODRIGO
Alto, pensamientos locos,
hagamos cuenta que ha sido
885
lo que por mí pasó, un sueño;
de la memoria os despido.
La Condesa es muy discreta;
Casimiro, el conde, digno
de su hermosura y Estados;
890
gócense años infinitos;
que a Clavela por hermosa,
por hija de un padre rico,
por discreta y principal,
desde aquí otra vez elijo.
895
¿Declararele quién soy?
¡Ay cielos!
CONDESA
Entre suspiros
oigo quejas lastimadas,
aunque el porqué no percibo.
¿Quién será? ¡Válgame el cielo!
900
CHINCHILLA
Escucha; que aún no se ha ido
tu dama de la ventana;
que la luz que por resquicios
de nubes nos da la luna,
nos muestra lejos y visos
905
de una dama en embrión.
DON RODRIGO
¿Mi dama? ¿Qué dices?
CHINCHILLA
Digo
que habemos de amanecer
como besugos.
DON RODRIGO
Si es ido
el Conde, ¿qué aguardará
910
la Condesa?
CHINCHILLA
Un romadizo.

(DON RODRIGO se acerca a la ventana, y CHINCHILLA se arrima a una pared.)

DON RODRIGO
¡Ah de la reja!
CONDESA
¿Quién llama?
DON RODRIGO
¿Cómo habéis desconocido
a Otón, que ahora os hablaba?
¡Tanto rigor!, ¡tanto olvido!
915
CONDESA

(Aparte.)

¡Otón aquí y a tal hora
y que hablaba en este sitio
con dama de mi palacio!
¿Qué es aquesto, celos míos?
Fingirme Clavela quiero.
920
Amor, ¿tan en los principios,
en celos vais dando de ojos?
¿Qué haré yo, pobre, que os sigo?
DON RODRIGO
¿Ya, señora, no me habláis?
CONDESA
Si no os hablo, hermano mío,
925
es porque estoy enojada
con vos, y mucho he sentido
que con vuestras dilaciones
Pinabel pierda el sentido,
entre esperanzas dudosas.
930
Perdonadme si esto os digo;
que la vergüenza a la noche
licencia, Otón, ha pedido.
DON RODRIGO
¡Cómo!, ¿pues sois vos Clavela?
CONDESA
Clavela soy, que he venido
935
a entretener esperanzas
de quien padece el martirio
de un año de noviciado,
sin ser en amor novicio.
Aquí a Pinabel espero.
940
DON RODRIGO
¿Quereisle mucho?
CONDESA
Infinito;
que es muy galán Pinabel,
muy discreto y bien nacido.
DON RODRIGO
Alto, pues; si eso es así,
desde aqueste lugar mismo
945
me parto, por desdichado,
al desierto del olvido;
mas porque sepáis primero
las desgracias que han seguido
mi suerte desde la cuna,
950
(¡ojalá que hubiera sido
mi sepulcro juntamente!)
Yo no soy (verdad os digo),
no soy vuestro hermano Otón.
CONDESA
¡Cómo! ¿Estáis en vos?
DON RODRIGO
Perdido
955
estoy; mas esto es verdad.
Madrid, corte de Felipo,
Clavela, es mi patria ingrata,
y mi nombre don Rodrigo
Girón; de reyes desciendo,
960
no obstante que el cielo quiso
hacerme tan desdichado,
señora, cuan bien nacido.
Tengo un hermano mayor
con un mayorazgo rico,
965
de quien cobraba alimentos
muy cortos y muy reñidos.
Tratábame mal mi hermano;
sufrile mil desatinos,
por ser menor y más pobre;
970
mas como no es infinito
el sufrimiento en un hombre,
acabose en fin el mío;
descompúsose una vez
demasiado; reñimos,
975
sin ser bastantes terceros;
con que dejándole herido,
fue fuerza salir de España,
pobre y desapercebido.
Vine a Flandes confiado
980
en cartas de deudos míos
para el archiduque Alberto;
llegué a Momblán de camino;
tuvísteme por Otón,
que si me es tan parecido
985
en desdichas como en cuerpo,
poco su fortuna envidio.
Porfïastes de manera,
Liberio, que era su hijo,
y vos que era vuestro hermano,
990
que obligado y persuadido
de porfías y pobrezas,
la necesidad me hizo
contemporizar con todos.
Yo, Clavela, os he querido
995
de modo, que he dilatado
la boda, como habéis visto,
de Pinabel, siendo yo
aquel caballero mismo
que fingí esperar de España;
1000
bien que intentos atrevidos
me prometieron quimeras,
que por serlo, no las digo.
Pero pues a Pinabel
amáis, como me habéis dicho,
1005
y yo que soy caballero,
engañaros no permito,
a España quiero volverme;
que si en ella y aquí he sido
desdichado, mal por mal,
1010
moriré entre mis amigos.
Adiós, mi fingida hermana.
CONDESA
Esperad.

(Aparte.

¡Cielos benignos!
Detenédmele.) No os vais;
que ya seáis don Rodrigo,
1015
como decís, o ya Otón,
con juramento os afirmo
de no amar a Pinabel;
antes si sé y averiguo
que no soy hermana vuestra
1020
os daré de esposo mío
mano y palabra, a pesar
de desdichas y peligros.
DON RODRIGO
Clavela, ¿será esto cierto?
CONDESA
Como el volar sucesivo
1025
el tiempo: como el correr
para su centro los ríos.
DON RODRIGO
Pues, querida esposa, adiós.
CONDESA
Adiós, esposo querido.
Fingid que sois vos mi hermano.
1030
DON RODRIGO
Sólo en amaros no finjo.
CONDESA

(Aparte.)

Porque no se me ausentase,
quimeras le he prometido,
que no cumplirá Clavela,
si yo puedo.
DON RODRIGO
Dueño mío,
1035
adiós.
CONDESA
Adiós, mi español.

(Aparte.)

Amor, deste laberinto
me sacad.
DON RODRIGO
Chinchilla, vamos.
CHINCHILLA
Por Dios, que me había dormido.