I
|
|
Más va que alguno de vosotros piensa, |
|
Que estoi a todos mui agradecido, |
1500 |
|
Por los aplausos, por la bulla inmensa, |
|
Conque uno y otro Canto fue admitido, |
|
Pero esperaba yo otra recompensa, |
|
Y en vez de estaros mui reconocido |
|
Por tanta carcajada estrepitosa, |
|
Digo, que está mi Musa assaz quejosa. |
|
|
II
|
|
Este Bribón sin duda tiene gana |
|
(Otro Monsiur dirá de mis Oyentes) |
|
De curarse en salud robusta y sana. |
|
Poco a poco, Señores Penitentes: |
1510 |
|
Qué es la alabanza? Es más que un aura vana, |
|
Que a qué sabe no saben nuestros dientes? |
|
Pues váyase a pasear, que no me toca |
|
Todo aquello que no entra por la boca. |
|
|
III
|
|
Es la alabanza un ayre, es un sonido |
|
Como el de las campanas de una Torre, |
|
Que aquél, que no está sordo, ni dormido |
|
Le suele oír, y más si el ayre corre; |
|
Mas con él nadie compra pan cocido, |
|
Ni en sus necesidades le socorre. |
1520 |
|
En suma, todo bien considerado, |
|
La alabanza no es carne, ni pescado. |
|
|
IV
|
|
Y de ella nacer suelen casabeles |
|
En las cabezas flacas, tan fatales, |
|
Que los que, antes que algunos Moscateles |
|
Los untassen sus cascos, tales quales, |
|
Andaban cabizbajos, qual Lebreles, |
|
En Aguilas se mudan Imperiales. |
|
Y vosotros con vuestras alabanzas, |
|
No me metéis por poco en estas danzas. |
1530 |
|
|
V
|
|
Y por cierto lo huviera yo sentido, |
|
Porque la vanidad es gran pecado, |
|
Y no hai obgeto tan aborrecido |
|
Como un hombre soverbio, y empinado; |
|
Pues la envidia acomete al aplaudido |
|
(Dixo un mudo; que hablaba apresurado) |
|
Y a la embidia se siguen comúnmente |
|
El odio, y el rencor, que es mala gente. |
|
|
VI
|
|
Yo, que de todos soi buen servidor, |
|
Y ninguno, a mi ver, me quiere mal, |
1540 |
|
No querría perder vuestro favor, |
|
Aunque el Papa me hiciera Cardenal, |
|
Menos por cosa de ningún valor; |
|
Como lo es el aplauso universal |
|
Y valga la verdad que la alabanza |
|
No es cosa, que me llene a mí la panza. |
|
|
VII
|
|
Dóisele yo de valde este tesoro |
|
A los Poetas más altisonantes, |
|
Que buscan el aplauso a peso de oro, |
|
Y andan vanos, soverbios, y arrogantes, |
1550 |
|
Pareciéndoles que hacen otro Coro, |
|
Y teniéndose todos por Gigantes: |
|
Yo soi, cierto, de genio mui diverso, |
|
Y la alabanza no me viene al verso. |
|
|
VIII
|
|
Aquel gastar en cumplimientos vanos |
|
El tiempo, me parece grande abuso. |
|
Ayer todos estabais poco sanos, |
|
Quando de ellos no hicisteis mejor uso: |
|
Aquel reír, aquel batir de manos, |
|
Rabioso me hizo ir, y tan confuso, |
1560 |
|
Que de cólera (dígalo mi Ama) |
|
Cené mui bien, y me metí en la cama. |
|
|
IX
|
|
Mis versos todos son naturalotes, |
|
Que parecen los versos de aprendices; |
|
Pero esso de reírse en mis bigotes, |
|
Me hace subir el humo a las narizes. |
|
Y pues no sois vosotros Monigotes, |
|
Pensad, si me sabría a Codornizes, |
|
Hablando yo de cosas tan Sagradas, |
|
El veros rebentar a carcajadas. |
1570 |
|
|
X
|
|
Casi me hacéis decir una heregía: |
|
Pensáis, que Marco Tulio Cicerón, |
|
(Aquel grande Orador, que fue algún día) |
|
Sea algún Dominguillo, algún Bufón? |
|
Y porque su Vida escribo en Poesía, |
|
Hago de él un Romance, o una Canción? |
|
No Señores, y esténse calladitos, |
|
Mientras leo unos versos aquí escritos. |
|
|
XI
|
|
Chitón, vuelvo a decir, que al canto llano |
|
También se vuelve mi ramplona Musa; |
1580 |
|
Y aunque, a esse vuestro aspecto soverano, |
|
En la primera noche algo confusa |
|
Se vio; y tapóse el rostro con la mano |
|
Porque el cantar en público no lo usa, |
|
Ya está despachada, y echa el resto, |
|
Que un poco de vergüenza passa presto. |
|
|
XII
|
|
Qual una Aldeanilla, la primera |
|
Vez que entra en la Ciudad, y entre la turba |
|
Se vede gente noble y forastera, |
|
Quando alguno la mira se conturba, |
1590 |
|
Mas después desembuelta y placentera, |
|
Se mete entre la gente y no se turba, |
|
Antes bien lo hace ya tan libremente, |
|
Que passa de cobarde a impertinente. |
|
|
XIII
|
|
Mas porque el Exordio va ya un poco largo, |
|
Y temo, no sin grave fundamento, |
|
Que a más de dos los dé sueño, o letargo; |
|
Vuélvome a mi camino, y a mi intento, |
|
Que es hablar del buen Tulio algo a lo largo; |
|
Pero antes de meterme en este Cuento, |
1600 |
|
Es menester decir de Elvia púdica |
|
Una breve, o una larga palabrica. |
|
|
XIV
|
|
No era Elvia, como son ciertas Esposas, |
|
Que se dan a parir tan grande prisa, |
|
Que hacen decir al mundo dos mil cosas |
|
Y al Marido no dan gana de risa. |
|
Mas ellas, que en mentir son primorosas, |
|
Le embocan por verdad notoria, y lisa, |
|
Que es mui común hacerse el primer parto |
|
Al quinto mes, al séptimo, y al quarto. |
1610 |
|
|
XV
|
|
Si, por desgracia, alguna Viudecilla |
|
Tarda en parir, o para un poco tarde, |
|
Entonzes mutan ellos de Cartilla: |
|
De juicios temerarios Dios nos guarde, |
|
(Dicen) que allá en Pekín, Roma y Sevilla |
|
(Según el gran Doctor Julián Velarde), |
|
Y aun las Mugeres de los Holandeses, |
|
Suelen estar en cinta quince meses |
|
|
XVI
|
|
Todo este tiempo tienen al Infante |
|
En la barriga, a falta de calor. |
1620 |
|
Creémoslas, y vamos adelante, |
|
Que assí se salva a muchas el honor, |
|
Y más quando tal vez del Elefante |
|
Alegan el egemplo en su favor; |
|
Que en algunas materias las Mugeres |
|
Saben más que docientos Bachillieres. |
|
|
XVII
|
|
Tanto saber en ellas no me place; |
|
Mas por oy no me meto yo con ellas, |
|
Y me vuelvo a mi Elvia, la qual hace |
|
Mil vezes bien en no imitar a aquellas, |
1630 |
|
Que paren tan aprisa, de que nace |
|
Hablar tanto Casadas, y Doncellas. |
|
Elvia, como Muger tan sosegada, |
|
No parió hasta diez años de Casada. |
|
|
XVIII
|
|
Parir no avía alguna calabaza, |
|
Llena de viento, que se pudre luego, |
|
Sino una Criatura, que en la Plaza, |
|
En la Calle, en la Iglesia, y en el juego |
|
Fuesse aplaudida, por modelo y traza |
|
De Hermosura, Eloquencia, Ingenio, y fuego: |
1640 |
|
Por esso tardó tanto en acabarla, |
|
Y diez años tomó para idearla. |
|
|
XIX
|
|
Ya estaba el feliz día mui vecino |
|
En que avía de dar honor a Roma, |
|
Y a sí mismo esplendor el Pueblo Arpino; |
|
Ya el mes de Enero entró; ya en él se asoma |
|
El tercer día, ya la Aurora vino. |
|
Pide Elvia dos viscochos, y los toma; |
|
Da un estarnudo fuerte, y sin más arte |
|
Arrojó a Cicerón por cierta parte. |
1650 |
|
|
XX
|
|
Prueba este nacimiento claramente, |
|
Que el nacer de mugeres, no es de ogaño, |
|
Y aun el nacer de pie regularmente; |
|
Si lo sabíais, no os hará daño, |
|
Ni acordároslo tiene inconveniente: |
|
Mas oíd otro caso mui estraño, |
|
Y es que assí Marco y Elvia, ambos a dos, |
|
Eran de carne y huesso como vos. |
|
|
XXI
|
|
Dígolo porque allá nuestros Abuelos, |
|
Quando algún hombre vían hazañoso, |
1660 |
|
Padre, o Madre buscábanle en los Cielos, |
|
Ni a Dios, ni a Diosa dejaban en reposo, |
|
Que luego los traían por los pelos. |
|
Invención de algún pícaro Raposo, |
|
O ya para encubrir algún petardo, |
|
O decir de algún Tal, que era un bastardo. |
|
|
XXII
|
|
Y aquellos Héroes, Grandes Capitanes, |
|
Que eran tan venerados en la Grecia, |
|
Como en la Gran Tartaria son los Canes, |
|
Hijos eran tal vez de una Lucrecia, |
1670 |
|
Engañada de pícaros Rufianes, |
|
Que se fingían Dioses de Suecia, |
|
Si ella misma quizá no lo fingía, |
|
Para escusar su propia picardía. |
|
|
XXIII
|
|
Que a las hembras no faltan sobrescritos, |
|
Quando ya su pecado es manifiesto, |
|
Y Dioses llamarán a los malditos |
|
Con quienes embidaron todo el resto: |
|
Quedando satisfechos los benditos |
|
De los Maridos, con tan buen pretesto: |
1680 |
|
O tragarán prudentes sus disgustos, |
|
Para lo qual siempre hai motivos justos. |
|
|
XXIV
|
|
Y del hecho instruidos, e informados |
|
Callarán taciturnos los secretos, |
|
Y acaso se darán por mui honrados; |
|
(Y qué maridos éstos tan discretos!) |
|
Y más, si ven indicios confirmados, |
|
Deque el Dios que bajó a sus Gabinetes, |
|
Franqueando generoso su tesoro, |
|
Entró en él, convertido en lluvia de oro. |
1690 |
|
|
XXV
|
|
Sabiendo Jove la virtud que tiene |
|
Para ganar (el oro) a una Doncella, |
|
A quien la fuerza, y el temor retiene |
|
Cerrada en una Torre, porque es bella; |
|
Aunque es el primer Dios, no se contiene, |
|
En lluvia de oro se convierte; y ella |
|
Quando una lluvia vio tan cortesana, |
|
Levantóse, y abrióla la ventana. |
|
|
XXVI
|
|
Esta Fábula, Amigos significa, |
|
Que hasta un Castillo se le rinde al oro; |
1700 |
|
Y que assí de una vez se verifica, |
|
El Cristiano lo sabe, el Turco, el Moro. |
|
Assí también, con claridad se explica |
|
La questión que excitaba el Padre Toro: |
|
En qué consiste que una pobre moza, |
|
Andasse ayer a Pie, Y oy en carroza? |
|
|
XXVII
|
|
O infelices y míseras las tales, |
|
Y que triste en el mundo hacen figura! |
|
Quando pierden tal vez por pocos reales |
|
Lo que después no admite soldadura. |
1710 |
|
No saben las desdichas, ni los males |
|
Que la deshonra acá las assegura; |
|
Ni que el honor (pues del honor se trata) |
|
Vale mil vezes más que el oro y plata. |
|
|
XXVIII
|
|
No saben, que es igual a qualquier Dama, |
|
Digna de estimación, y reverencia, |
|
La Muger, que conserva buena fama, |
|
Y a quien no la remuerde la conciencia. |
|
No saben, que el honor, como le llama |
|
El Mundo, es nuestro bien por excelencia, |
1720 |
|
Y que respeto de él la pedrería, |
|
Toda la plata, y oro es porquería. |
|
|
XXIX
|
|
Pero el discurso un poco se ha alargado, |
|
Y quizá más de aquello que debiera, |
|
Porque Yo estaba un poco acalorado, |
|
Y mi Bartolomé acaso me espera, |
|
Para seguir el nilo comenzado. |
|
El qual, como ya dixe (y verdad era) |
|
Siguiendo su costumbre lisa y llana, |
|
Hizo a Tulio nacer de carne humana. |
1730 |
|
|
XXX
|
|
Esto cierto me alienta, y da valor, |
|
Infundiéndome ganas de estudiar, |
|
Porque, si Tulio fue tan gran Dotor, |
|
Como a su tiempo me oísteis contar; |
|
Si era de nuestra carne, y no mejor, |
|
Por qué no le podremos imitar? |
|
Dándonos a los libros día, y noche |
|
Y, por sabios, llegar a andar en coche? |
|
|
XXXI
|
|
Añádese también la circunstancia, |
|
Que me alienta y me anima a maravilla; |
1740 |
|
Y es que no, no se fue a nacer a Francia, |
|
Ni a Londres, ni a Getafe, ni a Sevilla, |
|
Ni a Flandes, ni al Perú, ni aun a Numancia, |
|
Terror de Roma, y honra de Castilla, |
|
Ni menos nacer quiso en la Tesalia, |
|
No Señores, nació aquí en nuestra Italia. |
|
|
XXXII
|
|
Y esta Italia tened por cosa cierta, |
|
Que se está donde estaba ha dos mil años, |
|
El clima el mismo es, sin que le invierta |
|
El Po con niebla, ni el Reno con sus daños. |
1750 |
|
Siempre el Cielo la puerta tiene abierta, |
|
Para llenarnos de hombres mui estraños: |
|
Pues por qué no podrá salir de esta Arca, |
|
Otro Publio, otro Tasso, otro Petrarca? |
|
|
XXXIII
|
|
La Italia no ha perdido sus ingenios, |
|
Por más que digan plumas estrangeras, |
|
Los Reynos ya son otros, no los genios: |
|
Son las almas como eran las primeras, |
|
En tiempo de los Plautos, y los Ennios; |
|
Pues alto a competir aquellas Eras |
1760 |
|
De los Brutos, Catones, y Mersenios; |
|
Mas nosotros volvamos a la Historia |
|
De Juanbartolo, de feliz memoria. |
|
|
XXXIV
|
|
Luego que nace un Niño, de ordinario, |
|
Saluda con su llanto a los presentes: |
|
El Niño Cicerón todo al contrario, |
|
Riose, quando vio allí tantas gentes |
|
Y, como suele hacerlo un Secretario, |
|
Una pluma traía entre los dientes; |
|
Y después, a presencia de sus Tías, |
1770 |
|
A Elvia dio en Latín los buenos días. |
|
|
XXXV
|
|
Pero ésta a mí paréceme mentira |
|
(Hablando la verdad), y essa mui gorda, |
|
Porque aunque pudo ser, si bien se mira, |
|
Pues que assí lo hace un tordo, y una torda |
|
Que apenas de su huevo se retira, |
|
Quando grita a su madre, por si es sorda: |
|
Pero hablar en Latín, Griego, o Hebreo |
|
Un Niño assí al nacer? yo no lo creo. |
|
|
XXXVI
|
|
Y tengo mui presente acá en la mente |
1780 |
|
El prudente consejo, que da Dante, |
|
De que nada se diga ni se cuente, |
|
Que de mentira tenga algún semblante, |
|
Y más si está presente [i]diota gente, |
|
Ora detrás esté, o esté adelante, |
|
Porque se ríe assaz con desvergüenza. |
|
Y se queda uno lleno de vergüenza. |
|
|
XXXVII
|
|
Y yo trato aora, por desgracia, |
|
Con gente buena sí mas maliciosa, |
|
Que no cree (assí Dios me dé su gracia) |
1790 |
|
Como dicen a ciegas qualquier cosa, |
|
Callar pensé sin arte, ni falacia |
|
La tal salutación, por sospechosa, |
|
No pudiendo citar más Fiador |
|
Que a Juanbartolo, nuestro Autor. |
|
|
XXXVIII
|
|
Pero aora me acuerdo aver leído |
|
En un libro, que un Niño de Bretaña, |
|
Ave, dijo en voz clara, y aun salido |
|
Totalmente no avía de la entraña. |
|
Y aun oy, todo rapaz recién nacido |
1800 |
|
Luego de decir A tiene la maña: |
|
Pues, díganme, Señores, y quién sabe, |
|
Si el rapaz en esta A nos dice Ave? |
|
|
XXXIX
|
|
Pero degemos esto: a una Criada, |
|
Mandó Elvia llamasse al punto un Ama: |
|
Fue a buscaría, y estúvose embobada |
|
Más de seis horas; en cuyo tiempo es fama, |
|
Que del Cielo bajó toda exalada |
|
La gran Diosa Minerva, (assí se llama) |
|
En trage de Ama, y luego dicho y hecho, |
|
Al Niño Marco Tulio diole el pecho. |
|
|
XL
|
|
Determinado aquella Diosa avía |
|
De Juno hacer con Tulio oficio y vezes, |
|
Porque, como era Astróloga, sabía, |
|
Que no avía de ser un casca nuezes; |
|
Que a Homero y a Demóstenes leería, |
|
Y sabría más que ellos diez mil vezes: |
|
Por esso este favor hacerle quiso, |
|
Pidiendo antes a Juno su permiso. |
|
|
XLI
|
|
Al niño entre sus brazos y su pecho |
1820 |
|
Cogió Palas, uniéndole con sigo: |
|
Tiróle la nariz (la cosa es de hecho) |
|
Y ligóle después el tierno ombligo. |
|
Labóle ya al rebés, y ya al derecho, |
|
Haciendo otras cosillas que no digo: |
|
Un granito de sal le entró en la boca; |
|
Que si fuesse de azúcar, era poca. |
|
|
XLII
|
|
Cortóle del ombligo la cintica, |
|
y en el agua meneóle como vana. |
|
Fajóle (boca a bajo la carica) |
1830 |
|
Sin apretarle, que no es cosa sana: |
|
Otra vez a su pecho se le aplica, |
|
Y mil besos le dio con linda gana. |
|
Desvanecióse luego de la estancia |
|
Dejando en ella insólita fragancia. |
|
|
LXIII
|
|
Y aunque avían passado pocas horas |
|
Después que la buena Elvia avía parido, |
|
No la causó dolor, ni desmejoras |
|
Aquel olor, aunque era tan subido; |
|
Porque esta bella moda en las Señoras |
1840 |
|
Entonzes no se avía introducido, |
|
Ni hasta siglo después (dice Baeza) |
|
Se estiló ser tan flacas de cabeza. |
|
|
XLIV
|
|
En ellas, dicen que es tan delicada |
|
Tan sutil la meninge, o duramadre, |
|
Que el olor del hinojo en la ensalada |
|
(Mil vezes lo oiría yo a mi Padre) |
|
A una Dama la deja trastornada, |
|
Y al punto la acomete el mal de madre. |
|
Pues qué mal no la harán otros olores, |
1850 |
|
Que no son de pastillas, ni de flores? |
|
|
LXV
|
|
Tanto en solteras, como en las casadas, |
|
Por deliquios, mingranias, y jaquecas, |
|
Aquellas convulsiones obstinadas, |
|
Y opilaciones duras, y tan secas, |
|
Aquellas contorsiones arrabiadas, |
|
Aquellos figurones, gestos, muecas, |
|
Y todos sus afectos medio histéricos, |
|
Todos nacen de olores hypotéticos. |
|
|
XLVI
|
|
Una fingida flor, pero creída |
1860 |
|
Por flor fresca, real, y verdadera, |
|
Que traiga otra, ya bien, ya mal prendida, |
|
El tímpano del naso las altera, |
|
Y aquel olor, que juzga mui subido |
|
La aprehensión de su fácil bodoquera, |
|
Es capaz de tumbar a alguna Dama, |
|
Y tenerla dos meses en la cama. |
|
|
XLVII
|
|
En ella están las míseras gimiendo, |
|
Por un olor no más que imaginario; |
|
Quando se acuerdan de él va el mal creciendo |
1780 |
|
Y por más que las diga el Boticario, |
|
Que de él se olviden, dícenle plañendo, |
|
Que las es imposible lo contrario; |
|
Pues siempre aquel olor tienen presente, |
|
Quando no en las narizes, en la mente. |
|
|
XLVIII
|
|
Pero este olor despierta un apetito |
|
Y un hambre en todas ellas prodigiosa; |
|
Comen pollas, perdizes, y Cabrito, |
|
Arroz, truchas, pescado, u qualquier cosa; |
|
Y beben a escondidas su traguito; |
1880 |
|
Que las pone un color como una rosa: |
|
Buen provecho las haga; que yo quiero |
|
A Cicerón volverme todo entero. |
|
|
XLIX
|
|
Que pues ya nació en fin, es bien que ceda |
|
Todo asunto a éste solo, y que adelante |
|
Me distraiga lo menos que ser pueda |
|
A cosas que no sean de mi Infante. |
|
Confiesso que hasta aquí alargué la seda, |
|
Y que no he estado mui laconizante. |
|
Ya soi todo de Tulio: e in primo loco |
1890 |
|
Quiero un punto assentar, que importa poco. |
|
|
L
|
|
Si me pregunta alguno de la Fiesta |
|
En qué año nació nuestro Mancebo, |
|
A pregunta tan justa, como honesta; |
|
Una respuesta cortesana debo, |
|
Que negarme a una cosa como esta, |
|
Fuera mucha flaqueza, o mucho sebo. |
|
Y he visto más que un Libro despreciado |
|
Por cosas que no importan un cornado. |
|
|
LI
|
|
Escrúpulo no hicieron de conciencia |
1900 |
|
Los Antiguos; en dar a luz sin data |
|
Sus Historias: ya fuera inadvertencia, |
|
O ya que la juzgassen patarata. |
|
Juanbartolo siguió esta impertinencia, |
|
Y aviendo de emendar yo aquesta errata |
|
He de ver si una buena congetura |
|
Puede suplir la falta de Escritura. |
|
|
LII
|
|
Que Tulio fue nacido y engendrado |
|
Antes de Roma, dícelo una Historia; |
|
Y que en su tan ilustre Consulado |
1910 |
|
Tuviesse de nacer Roma la gloria, |
|
Lo prueba con el verso decantado, |
|
De que hace el mismo tanta vanagloria. |
|
El verso dice assí: O fortunatam |
|
Romam (Notadlo) me Consule Natam. |
|
|
LIII
|
|
Mas que aquel verso no es de Cicerón |
|
Lo saben ya los Niños Malabares |
|
Y en que su Padre Marco, o bien Marcón |
|
Fue Romano, no hai dares ni tomares. |
|
Por otra parte dicta la razón |
1920 |
|
Que nació antes que el hijo (ita Tabares). |
|
Luego nació de Roma en el Imperio |
|
Antes, después, o al tiempo que Tiberio. |
|
|
LIV
|
|
Id est después que era fundada Roma; |
|
Mas esso de fijar año preciso, |
|
Pedía otra cabeza menos roma, |
|
Y Ustedes me han cogido de improviso. |
|
Con todo esso, no aviendo otro diploma, |
|
Porque el punto no quede indeciso, |
|
Siendo tan intrincado y tan perverso, |
1930 |
|
Quizá lo probaré con otro verso. |
|
|
LV
|
|
Admiradas dejó a Athenas y a Arpino |
|
Dice el Petrarca allá en el Canto ciento, |
|
Y sobre estas palabras el Landino |
|
hizo un delicadíssimo Comento; |
|
Diciendo, que el Poeta Florentino |
|
Habló de Cicerón en este cuento. |
|
De que infiero que Tulio claramente |
|
Fue anterior al Petrarca ciertamente. |
|
|
LVI
|
|
Y aquél que de la Historia tiene ciencia, |
1940 |
|
Sabe bien que Tarquino fue Monarca |
|
De Roma; y Cicerón, por consecuencia, |
|
Floreció entre Tarquino y el Petrarca |
|
Y esta, a mi ver, es la mejor sentencia, |
|
Para que ande derecha nuestra barca, |
|
Debiéndose oy a mi Cronología |
|
Esta invención, y sutileza mía. |
|
|
LVII
|
|
Y vosotros, Amigos, Camaradas |
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Cronólogos, callad, si yo, siguiendo |
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Vuestras intrincadíssimas pisadas, |
1950 |
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En cómputos me meto, que no entiendo, |
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Y en essas vuestras cuentas rebesadas |
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Me he querido enredar; pues no pretendo |
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En esta, ni en alguna otra ocasión, |
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Inquietar vuestra antigua posessión. |
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LVIII
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Mas digo la verdad, no diera un quarto |
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Por todo mi trabajo, y mi fatiga, |
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Ni este de mi discurso pobre parto |
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Un ardite valdría, ni una higa, |
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Si además de lo dicho (que ha sido harto) |
1960 |
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No añadiera (cortando toda intriga) |
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Que nació nuestro Orador Romano, |
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Siendo un Cónsul Scipión y otro Serrano. |
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LIX
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Y pues (gracias a Dios) de este conflito |
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He salido con tanto lucimiento, |
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En otro golfo, un poco más hondito, |
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De engolfarme, me vino atrevimiento, |
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Bien que sólo la duda, o el quesito |
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Propondré: lo demás del argumento |
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Se avrá de consultar con un Astrólogo, |
1970 |
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Y después pondré fin a aqueste prólogo. |
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LX
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Mas debe ser el tal persona prática, |
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Un si es no es versado en la Aritmética, |
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Que esté ya graduado en Matemática, |
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Y también pique un poco en Geométrica. |
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Hará también al caso si es fanática, |
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Según buenos principios de la Ética, |
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Para alzar la figura Cicerónica |
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Por reglas infalibles de la óptica. |
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LXI
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Y a de saber contar una por una |
1980 |
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Las estrellas, su influjo, sus efectos, |
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Como las influencias de la Luna, |
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Y de cada Planeta, en sus aspectos; |
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Item si anuncian dichas, y fortuna |
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Los Astros, al Natal de Tulio electos; |
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Si estaban juntos Júpiter y Marte, |
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O estaba cada uno en otra parte. |
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LXII
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Entonces anunciar mui de seguro, |
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Se le pueden las dichas preparadas; |
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Y, fingiendo parlar de lo futuro, |
1990 |
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Hablar de cosas viejas y passadas, |
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Como lo hacen (y yo os lo aseguro) |
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En nuestros días ciertos Camaradas, |
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Los quales fingen ver allá en los Cielos |
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Mil cosas, que acá vieron sus Abuelos. |
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LXIII
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Estos, sin embarazo, y sin engaños, |
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Como por una specie de prodigio, |
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Ven cosas sucedidas ya ha mil años, |
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Y al Francés, al Tudesco, al Indio, al Frigio |
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Los venden profecías a rebaños, |
2000 |
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Y aunque no hacía esto San Remigio, |
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Digo que los alabo la invención, |
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Si lo hacen por huir la Inquisición. |
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LXIV
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Pronósticos de cosas ya passadas, |
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Estos sí que me agradan mucho, mucho |
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Que las futuras son enrebesadas, |
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Y aquello es ser Astrólogo machucho, |
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Pues tengo por locuras rematadas, |
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Que Aguila quiera ser el Aguilucho, |
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Y que en una obscuríssima caverna |
2010 |
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Se pretenda ver algo sin linterna. |
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LXV
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Los Profetas ya ha tiempo que passaron, |
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Ni tampoco esta gente es necesaria, |
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Y muchos oy aquello que anunciaron |
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Lo vieron en visión imaginaria, |
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Siendo cierto (algunos lo observaron) |
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Que es gente miserable, estrafalaria, |
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La que en los Astros ve de otros las dichas, |
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Y nunca ve en su plato unas salchichas. |
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LXVI
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Miran al Cielo, y caen en la fossa, |
2020 |
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Por no ver lo que está debajo de ellos: |
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Riquezas, vida larga, y mui dichosa |
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Anuncian a los simples, que a creellos |
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Se aplican, y no advierten una cosa, |
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Que sucedió a Cardano, y a mil de ellos. |
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Sabe Milán, Turín, Roma, y Albano |
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El chusco que llevó el simple Cardano. |
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LXVII
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Hízose a sí su horóscopo este tonto: |
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Predijo el día y hora de su muerte; |
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Llegó el día en que estaba a morir pronto, |
2030 |
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Mas de morir no le llegó la suerte, |
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No se ahorcó como otro de Bitonto, |
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Pero, impelido de un despecho fuerte, |
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Viendo salir falaz su profecía, |
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Él se dejó morir de hypocondría. |
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LXVIII
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Quantos simples hai oy que imitan esto? |
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Se hacen decir la buena o mala bentura, |
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Y si les dicen que han de morir presto, |
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Antes del tiempo los entierra el Cura. |
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Quántos a la insolencia echan el resto, |
2040 |
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Porque creen que está la sepultura |
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(Según el Adivino) mui distante: |
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Viene la muerte, y quítalos delante? |
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LXIX
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Señores, lo que está escrito en el Cielo |
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No lo sabe ni el Turco, ni el Cristiano; |
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Sólo sé, que soi libre, y que es consuelo |
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Esto de que mi suerte está en mi mano |
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Si soi malo, lo soi por mi cervelo, |
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Si bueno por influjo soberano: |
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En mi alma no mandan las estrellas, |
2050 |
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Antes, si sabio soi, las mando a ellas. |
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LXX
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Sin razón nos quejamos de los Astros, |
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D[e] su influjo, o de nuestro mal destino: |
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[N]uestras passiones son nuestros Padrastros |
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Y pensar otra cosa, es desatino. |
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Hagámoslas añicos con los Rastros, |
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Y no se nos dé un pito, ni un comino |
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Porque govierne el Carro de Bootes |
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Marte, Saturno, o el célebre Antón Zotes. |
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LXXI
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Obremos bien, y vaya enoramala |
2060 |
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El herético error de Prisciliano; |
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Pues vemos nacer dos en una sala, |
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(Y en un punto también, si viene a man[o]) |
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Y el Niño es bueno, y es la Niña mala, |
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O al rebés, ésta humilde, y aquél vano |
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Y han de pagar después sus picardías |
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Venus, Juno, Minerva, o las Harpías! |
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LXXII
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O infelices, y míseros mortales! |
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Que presumís misterios tan ocultos |
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Penetrar, y qual brutos animales |
2070 |
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Sólo sombras palpáis, y palpáis bultos. |
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El furor de los Dioses inmortales |
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Irritáis con tan bárbaros insultos; |
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Pues tal vez no leéis con vuestros ojos |
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Un papel sin calaros los anteojos. |
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LXXIII
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Pero aquí una palabra decir quiero |
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A los que pronostican que mañana, |
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Hará sol, sino llueve, y por Enero |
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Avrá frío, y de lumbre mucha gana, |
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Como también por julio un calor fiero, |
2080 |
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Y a la gente sencilla y Aldeana, |
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Conforme a ellos los viene la manía, |
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Prometen abundancia o carestía. |
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LXXIV
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Que el Turco, el Indio, el Trace, el Persa el Moro |
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Los crean; de esso cierto no me admiro; |
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Mas sí, deque los crea el que en el Coro |
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El Evangelio oyó, o en su Retiro |
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Le leyó, y abrazó; y al Dios que adoro |
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Adora como yo: doi un suspiro, |
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Y digo que me pasma, y que me asombra |
2090 |
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Porque el tal a su Fe la hace gran sombra. |
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LXXV
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Pero a qué descamino obliquo y vario, |
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El estro me llevó sin mi licencia? |
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No me está bien hacer del Misionario, |
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Ni discurrir en casos de conciencia. |
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Si fuera me salí del Seminario, |
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Por esta vez llevádmelo en paciencia, |
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Que antes de un Credo, bien o mal rezado |
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Voi a soltar los Bueyes del arado. |
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LXXVI
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Y el hilo a atar volviendo del discurso, |
2100 |
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Repito lo que dije, en que estoi fijo, |
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Que a los Astros hacer algún recurso |
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Para saber, si brebe, o si prolijo |
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Ha de ser de la vida el mortal curso, |
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Es locura, y yo sé que assí lo dijo |
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Sabéis quién? El mismo Spíritu Santo: |
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Mirad si hai aquí alguien que sepa tanto. |
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LXXVII
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Con todo nuestro Autor callar no quiso |
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Esta poco importante circunstancia |
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Porque no la notasse algún Narciso |
2110 |
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De inadvertencia, ni otro de ignorancia. |
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Dice, que nació Tulio en el preciso |
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Punto de unión y noble concordancia |
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De los Astros, el Sol, Luna, y Aurora. |
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Y que no era posible mejor hora. |
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LXXVIII
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Venus con Jove estaba en Capricornio, |
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Marte dormía, el Sirio Can callaba, |
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Y Mercurio mandaba el pan y el horno. |
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La Tierra se reía y se alegraba, |
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Porque no hacía frío ni bochorno, |
2120 |
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Quando el Héroe de Arpino en ella entraba, |
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Y aun dice nuestro Autor, que hasta Saturno |
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Aquel día no estuvo taciturno. |
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LXXIX
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Y porque Ustedes lo han estado tanto, |
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Y a sus casas se vuelvan con contento, |
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Dejo mi habladuría, y dejo el Canto, |
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Faltando veinte octavas para ciento. |
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De callar doi palabra como un Santo, |
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En dando a estos tres pies su cumplimiento: |
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Ya no falta más que uno, y el convite |
2130 |
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De esta noche acabóse; y por tanto Ite |
Fin del Canto III
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