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Canto V



I
                De dos tachas que han puesto a mis canciones 3060
Quiero, porque es razón justificarme,
Unos dicen que cansan mis sermones
Por largos, y que debo acomodarme
A la moda que se usa en los calzones.
Otros reparan, que por ostentarme,
Hombre erudito, y atestado en cuentos
Introduzco en la Historia mil comentos.
 
II
A los que dicen (y ésta es cortesía)
Que soi largo, respondo brevemente;
Que puede ser lo sea tal qual día; 3070
Mas también puede ser que el que lo siente,
Por una cierta igual poltronería,
Se canse demasiado fácilmente,
O que acaso padezca algún letargo,
Y equivoque lo breve con lo largo.
 
III
Al otro cargo, de que se me acusa,
Debo decir, que hago la glosa al Texto;
Como todo hombre honrado en verso lo usa,
Y podría decir tanto sobre esto,
Que mi mente se hallara mui confusa 3080
Con la misma abundancia, y assí presto
Sin entrar en disputa, ni en contraste
Procuraré decir lo que os baste.
 
IV
Quieren muchos que el fin de los Poetas
Sea precisamente deleitar;
Pero otras opiniones mui discretas,
Dicen deben también aprovechar.
Y para confirmar ambas recetas,
Cien Autores podría yo citar;
Pero digo que si hai sólo el deleite, 3090
Perdióse la fatiga y el azeyte.
 
V
Para agradar basta frequentemente
Un Músico, un Bufón, y aun basta un mudo,
Mas el Poeta debe juntamente
Aprovechar (dixo uno que no es rudo):
Quien las dos cosas junta dignamente
Merece el nombre Augusto y campanudo
De Poeta; pues sabe un Sacristán
Que hai mucho de Poeta a Charlatán.
 
VI
Claro está, que assí el punto ser debía, 3100
Y más reflexionando el alto suelo
Que noble origen dio a la Poesía;
Cuyo solar no es menos que en el Cielo;
Pero que vaya assí el negocio hoi día,
Aunque yo lo jurara por mi Abuelo,
Dirían más de ciento, si lo apuro,
Que era yo un embustero, y un perjuro.
 
VII
Creo mui bien que assí en su origen fuesse
Esta noble Arte; esto es, que fuesse tal,
Que aprovechasse a un tiempo y divirtiesse, 3110
Por ser Sagrada, Mýstica, y Moral;
Pero que en igual tono hoi prosiguiesse,
Aunque soi hombre dócil, y cordial
Y quisiera creerlo también; pero
No me atrevo a creer tan de ligero.
 
VIII
Creo que hoy a esta Arte ha sucedido
Lo que sucede al agua de una fuente,
Que cerca de su origen, o su nido,
Es limpia, clara, pura, y trasparente;
Mas después que se aleja, ya es sabido, 3120
Que se enturbia, y revuelve comúnmente,
Y un Lagunajo forma en muchas hebras,
Lleno de ranas, sapos, y culebras.
 
IX
Assí la Poesía: ella fue un Arte,
No solamente amena y deleitosa,
Sino también (dejando el chiste aparte)
Al pueblo sumamente provechosa.
Oy, olvidada de esta noble parte,
Sólo va a divertir la gente oziosa,
Y de Apolo la Cýtara bizarra 3130
No es más que el Zagarrón de la Guitarra.
 
X
Aquella utilidad tan celebrada
Por muchos, que professan la Poética,
Es fingida y no más, o imaginada
Como la qualidad Peripatética.
A rascar las orejas la mañada
De muchos Poetillos, con su Ética,
Tira y no más; y su ruda zampoña
En vez de néctar, da a beber ponzoña.
 
XI
Y hablando sólo de dos mil Pedantes, 3140
Que han escrito Poemas Castellanos,
Con aquellos sus Cuernos, sus Gigantes
Sus Monstruos, sus serpientes, sus Enanos,
Halucinan a necios, y a ignorantes,
Y tal vez también a intendimientos sanos,
Y colocando al Vizio, allá en las cumbres,
Estragan, y corrompen las costumbres.
 
XII
No ignoro, que tal qual en la edad mía,
Se toma la fatiga, o el trabajo
De descubrir alguna alegoría, 3150
En todo aquel Chimérico Librajo,
Y a lo de Zahorí, se finge espía
Del sentido moral, que está debajo,
Encontrando sentencias en cada hoja,
Que sólo hai , porque al Frayle se le antoja.
 
XIII
Pero sea que muchos no se paran
A leer la alegórica sentencia,
O que en la Alegoría no reparan,
O no saben sacar la consequencia,
O que en la aplicación de ella disparan, 3160
El caso es (y lo digo en mi conciencia)
Que no estoi de essos Libros satisfecho,
Y temo que hagan más daño, que provecho.
 
XIV
Por esso no me mezclo en ciertas cosas,
Que el mismo lumbre natural me enseña
Pueden ser un tantico peligrosas;
Y por esso también mi honor me empeña,
En hacer por mí mismo aquellas glossas
O Alegorías, que ninguno sueña,
Porque de mí en el Mundo no se diga, 3170
Que escusé, por poltrón, esta fatiga.
 
XV
También otra razón por hacer esto
Tuve grande (y lo digo en confianza);
Que algunos leerían sólo el texto;
Como lo hago yo a vezes (y no es chanza).
Y procurando, como lo protesto
El bien de otros, y no estender la panza,
No reparé en tomarme este trabajo,
Aunque creciesse un dedo mi Librajo.
 
XVI
O Juanbartolo, por mejor decir, 3180
Presago de que su Obra, escrita en prosa,
En verso se vendría a traducir;
Hizo él mismo las Notas, o la glossa,
A las quales tal vez suelo añadir,
Para adornar la Historia alguna cosa,
Y al benigno Letor el texto allano,
Para escusarle algún trabajo vano.
 
XVII
Y tengo para mí, que aquestas Notas
Son mejores, que Sierpes, y Leones,
Grifos Centauros, Buytres, o Garzotas, 3190
Monstruos, Palacios, Hydras, Figurones,
De que las fantasías siempre rotas
De los Poetas siembran sus borrones,
Y que en todo Letor, que no es discreto,
Nunca producen el mejor efeto.
 
XVIII
Aora que ya estoi justificado,
A la versión de Juanbartolo vengo,
A la qual, como yo tengo avisado,
Por lo común, como hombre fiel me atengo.
Y porque a todos la palabra he dado 3200
De dar una noticia, la mantengo,
Porque yo siempre, siempre amigo he sido
De cumplir, bien o mal, lo prometido.
 
XIX
Digo, pues, que allá en tiempo de antaño
Pensaban las Mugeres delicadas,
Que las hacía a todas mucho daño
El criar a sus hijos, y, engañadas,
Los daban a criar (fatal engaño!)
A otras, fuessen Solteras, o Casadas;
Y esto entonzes lo hacía tina Señora, 3210
Ni más ni menos como se hace aora.
 
XX
Avéis visto lo que hacen las ovejas?
Si una bala, las otras también balan;
Si corre, corren todas; si entre rejas
Se mete en la reja ellas se calan;
Si una levanta un poco las orejas,
Todas por levantarlas se desalan.
No hacen las Reses este barbarismo?
Pues las mugeres de hoy hacen lo mismo.
 
XXI
Lo que hace una, las otras lo han de hacer,
Sin advertir, que en una es de alabar;
Lo que en otra se debe reprender,
Porque en una razón se puede hallar,
Que en otra no se acierta a comprender,
Y lo demás es ser locas de atar;
Queriendo andar como la zarabanda,
Como se debe? No: como se anda.
 
XXII
Si gana de aorcarse a una la diere,
Creo, que muchas de ellas se aorcaran.
Hallóse una sin leche en la frasquera, 3230
O con poca en las dos, que la preparan,
Y dio a criar su Hijo a una Soltera.
Qué hicieron las demás que esto reparan?
Buscan Amas, y gastan sus patacas,
Aunque tengan más leche que unas Bacas.
 
XXIII
Marco se hallaba un poco embrollado
Y no quería (claro está) ser menos:
Tenía Elvira su razón de estado,
Y temía algún daño en sus dos senos;
Por lo qual él y ella avían pensado, 3240
Embiar a Tulio con dos hombres buenos
A un famoso Colegio, que las Damas
Llaman Seminario de las Amas.
 
XXIV
A él embiaban muchos estrangeros
Sus hijos a criar recién nacidos,
Marqueses, Condes, Duques, Cavalleros;
Porque en él se criaban mui fornidos;
Y salían Latinos verdaderos
A los dos o más años no cumplidos
Porque las Amas de aquel Seminario, 3250
Sabían más Latín que un Diccionario.
 
XXV
Mas no aviendo ninguna plaza vaca,
Marco escribió a un Arrugo de Gaeta,
Llamada assí de un Ama gorda o flaca,
Como cantó de Mantua el Gran Poeta.
Encargóle le embiasse una sin maca,
Que fuesse de buen juicio, hábil, discreta,
De estómago robusto, y sin congojas,
Blanca de cara, y de mejillas rojas.
 
XXVI
Moza, bien hecha, de cabello blondo, 3260
Recién parida, buena dentadura;
De genio alegre, de pie un poco redondo,
De talle ayroso, y grande de estatura
Honesta sobre todo y de buen fondo,
Fiándola a persona mui segura,
Súpolo Elvira, y iéndose a su estancia
Es fama, que le habló en esta substancia
 
XXVII
A nuestro Hijo común, Marido mío,
Yo misma criaré con grande gusto,
Pues que yo le parí; y a nadie fío 3270
Este oficio, que hacerle yo es mui justo.
Leche tengo en mis pechos, y confío
Que para criarle mui robusto
El cielo me la guarde, y me la aumente.
Con que escusas para esto llamar gente.
 
XXVIII
Mi leche me parece será igual
A la de otra, y quizá sea mejor,
Pues ya sabes que tengo un pecho tal,
Y tan lleno de cándido licor
Que pueda ir a ser Ama a un Hospital. 3280
No me hagas, Marco mío, el deshonor
De hacer creer al Mundo estoi escasa
De aquello, que de sobra tengo en casa.
 
XXIX
Y no sólo me empeño en el asunto
De criarlo, si tú me das permiso,
Sino también, hasta que llegue el punto
De que cumpla cinco años, es preciso
Que de educar al Niño haga yo punto;
Pues las Madres que siguen otro aviso,
Y a sus hijos no educan con paciencia, 3290
Tarde, o temprano harán la penitencia.
 
XXX
Tú en el bolsillo traes siempre a Homero.
Y de Eneas, Ulisses, y de Aquiles
Leído avrás su ardor noble y guerrero
Jamás manchado con acciones viles.
También leído avrás, si fue sincero
Su Autor, que las hazañas Señoriales
De essos tres Héroes, grandes Capitanes
A sus Madres costaron mil afanes.
 
XXXI
Y Demóstenes, célebre Orador, 3300
Y Sócrates, Filósofo preclaro,
A sus Madres costaron gran sudor;
Y si uno y otro fue Varón tan claro
Debiéronle a la leche, y al licor
Del pecho de sus Madres, como es claro;
Que si huvieren bebido de otra fuente,
Sabe Dios lo que fuere aquella gente.
 
XXXII
Quántos Niños enfermos a sus casas
Vuelven, que salieron de ellas sanos?
Quántos se truecan? y en sus tiernas masas 3310
Quántos vicios iprimen los Villanos?
Quántos hai más fogosos que unas brasas,
Que nunca están en paz con sus Hermanos?
Mirándolos con cara siempre aversa,
Porque mamaron leche mui diversa.
 
XXXIII
La que niega a su Hijo esse alimento,
Contra la providencia se conjura,
Que el pecho no la dio tan corpulento,
Para añadir más gracia a su hermosura;
Ni por vano symétrico ornamento 3320
De su organizada arquitectura.
Diola los pechos para criar leche,
Que assí lo dijo un Cura de Campeche.
 
XXXIV
Una hora, y aun más, discurrió Elvira
Sobre el punto, y citó muchos Autores;
Pero mi pluma de esto se retira
Porque es mejor no andar con ciertas flores,
Y en esto no hago más, si bien se mira,
Que imitar a cien otros Traductores,
Los quales quieren despachar más presto, 3330
Y capan, o cercenan algo al Texto.
 
XXXV
Y Marco, que era bueno, bueno, bueno;
Dixo lleno de gozo: bien me aclama
El Mundo por feliz, de gustos lleno,
Puesto que mi Muger quiere ser Ama.
O si el Cielo infundiera hoy en su seno
De todas las casadas esta llama!
Mas no se asusten vuestros corazones,
Que no siempre oye Dios mis oraciones.
 
XXXVI
Y aora sí, que ya todos entendido 3340
Avrán lo que allá dixe en otro Canto;
Que apenas oyó Elvira aquel gemido
Del Niño Cicerón, y el tierno llanto;
Quando saltó del tálamo mullido,
E inclinada a la cuna tanto quanto
A la boca del Niño aplicó el pecho:
Qué hizo Tulio? mamóle, y buen provecho.
 
XXXVII
Marco, que de la cama aquesto vía,
Porque estaba dispierto adredemente,
Dentro de sí de gozo no cabía, 3350
Y mil cosas volvía allá en su mente.
Este Niño (a sí mismo se decía)
Con el tiempo ha de ser hombre valiente,
Porque mama (aunque a algunas no las quadre)
Con la leche las prendas de su Madre.
 
XXXVIII
Una vez le venía al pensamiento
La gran Cornelia, rígida Romana;
Otra en Elvira, con igual contento,
Miraba alguna célebre Spartana,
Y renovado en ella aquel aliento 3360
De la famosa Andrómaca Troyana,
Quando hizo de sus pechos dos granates,
Y todas las mamó el caro Astanates.
 
XXXIX
Pocas te imitarán, o Muger fuerte,
(Marco la dixo con risueña cara)
Mas quien ha de burlarse de la muerte,
Y vivir mas allá es cosa clara,
Que ha de huir del montón, y azia la suerte
Encarar de los pocos, que es más rara.
Y añadiendo otras mil esclamaciones, 3370
No se hartaba de echarla bendiciones.
 
XL
Ya igual con Artemisa a Elvira hacía,
Ya mil amantes ósculos la daba,
Ya que fuesse adelante la decía,
Y su gozo indecible la explicaba;
Y a las locas y necias maldecía
(Aunque estos nombres no los declaraba)
Que querrán sarna, lepra, y pujos fijos,
Antes que ellas criar sus propios hijos.
 
XLI
Crían sus hijos aun las mismas fieras, 3380
(Enojado decía) aunque estén flacas,
Y no lo hacen assí mil embusteras
Más gordas que las Yeguas, y las Bacas?
Dicen que lo hacen por guardar severas
El decoro; más son unas bellacas;
Pues descubren sus pechos sin recelo
Al Sol, al ayre, al agua, al frío, al hyelo.
 
XLII
Esto decía Marco: mas no obstante
Yo no a todas las Madres las condeno,
Si a sus hijos no crían; pues constante 3390
Es, que muchas tendrán motivo, y bueno.
Conócense a sí mismas; y al Infante
Ya que al fin le tuvieron en su seno,
Le desean costumbres las más puras,
Y no quieren pegarle sus locuras.
 
XLIII
Otras (no serán muchas por mi vida)
Como no aciertan nunca a estarse solas,
Y no pueden tener siempre escondida
A ciertos ojos que hai de carambolas
(Si han de criar) la mole bipartida 3400
En dos cándidas peñas, o dos bolas;
Escusan de criar la gran molestia
Por pudor, por recato, y por modestia.
 
XLIV
Si es assí las escuso, y las alabo,
Mas no puede aguantar mi sufrimiento,
Que a sus Hijos no eduquen, y que al Rabo,
Echan este cuidado de un Jumento;
Que a muchas no se les da un clavo
De un punto tal, y de tan gran momento
Perdóneme su ausencia, y su hermosura, 3410
Que esto a mí me parece cosa dura.
 
XLV
A muchas las parece que en pariendo
A los Hijos, el cuento está acabado;
Pero se engañan a lo que yo entiendo,
Que entonzes justamente ha comenzado
Entonzes da principio sin estruendo
El cumplimiento del mayor cuidado,
Que es de los propios hijos la crianza,
Y no sólo el echarlos de la panza.
 
XLVI
Deben hacer las Madres con sus hijos 3420
Lo que hace con sus pollos la Gallina,
Que los libra de pájaros prolijos,
Los recoge, los tapa, los acina.
Han de enseñarlos a estar siempre fijos
En nuestra religión, y su doctrina,
Y no passar los días y los años
En bayles, juegos, Músicas, y engaños.
 
XLVII
La misma Ley que llaman natural
Las impone esta grave obligación,
Y otro precepto tienen especial 3430
Del Señor, que las carga esta pensión,
Diciéndolas a todas, que del mal
Que sus hijos, por mala educación,
Hicieren; desde el día de la fecha,
Le han de dar una quenta mui estrecha.
 
XLVIII
Olá Señores; quando a las Madres hablo,
El Sermón también habla con los Padres,
Pues con ellos también habló S. Pablo,
Y assí, cuidado, digo, mis Compadres,
Pues casi me endemonio, y aun me endiablo 3440
Contra los Padres y contra las Madres,
Al ver aquello que con ellos hacen,
O por mejor decirlo, lo que deshacen.
 
XLIX
Entregarlos no basta a una Criada,
Descargando sobre ella el grave peso,
Que tal vez es viciosa solapada,
O quando no, muger de poco sesso,
Y a ella se la da mui poco o nada,
De que salga el Rapaz malo y travieso,
Antes le enseña ciertas maniobras 3450
Si no con las palabras, con las obras.
 
L
Pero sea Cristiana, cuerda, y buena,
Pensar que ha de tener aquel cuidado
De tus hijos, que a ti no te dan pena,
Es un gran disparate, y de contado
Mi opinión esta Moda la condena,
Y si alguna me alega que es usado,
Decirle a boca llena no recuso,
Que tal uso no es uso, sino abuso.
 
LI
Por esso Marco apenas vio señales, 3460
De que Elvia su Muger estaba encinta,
Quando buscó los Libros Magistrales,
Que tratan la Questión, larga o sucinta,
De Filis educandis, u otros tales,
Escritos todos con la mejor tinta,
Y se aplicó a leerlos cuerdamente,
Porque Marco era un hombre mui prudente.
 
LII
Y también quiso que Elvia los leyesse
Antes que diesse a luz il bel Bambino,
Para que más que flores produgesse 3470
Fuera de tiempo el Orador de Arpino,
Y al fin de que el Chiquillo lo aprendiesse
Nos dice un manuscrito mui Latino,
Que Marco a traducir se halló resuelto
La Ciropedia en verso libre, y suelto.
 
LIII
Assí quiso que fuesse intitulado
Su Libro Marco, de cuya energía
El que quiera saber lo bien pensado,
Lea, siquiera, la Etimología
De Varrón, que aora en Roma se ha estampado, 3480
En qué Imprenta no sé, ni Librería;
Sólo sé que es un Libro mui cumplido,
Es verdad, que yo nunca le he leído.
 
LIV
Mas para hacer de un Libro cabal juicio,
El leerlo no es hoi mui necesario:
Basta sólo leer el frontespicio,
Y ver después el Índice, o Sumario:
Basta leer a Clerc, a Juan Fabricio,
O qualquier Diario Literario,
Y aun sobr[e] la Eloquencia el Señor 3490
Fontanini, o de algún otro Escritor.
 
LV
Hai en efeto no pocos Chorlitos,
Que en dos días se hacen Literatos,
Y assí de Impresos como manuscritos
Su voto dan, siendo unos mentecatos;
Y aun de Libros tal vez jamás escritos,
Hacen graciosa Crítica y retratos.
Y es lo mejor, que entre hombres dozenales,
Lucen, brillan, y triunfan estos tales.
 
LVI
Esparcen a costales la doctrina, 3500
Presumiendo de doctos, y eruditos;
Pero su erudición es de Cocina.
Logran aplausos entre los benditos,
Todos son confusión, y badurriña,
Dicen mil necedades con mil gritos:
Yo déjolos hablar, y punto en boca,
Más doi a cada qual lo que le toca.
 
LVII
Para mí, todos ellos son Pedantes,
Con una buena dosis de Impostores;
Mas dejo que los bobos, o ignorantes 3510
Los tengan por grandíssimos Doctores,
Sólo porque estos míseros Danzantes
Saben los nombres de dos mil Autores,
Sus Ediciones, Índices, y Tomos,
Que miraron no más que por los lomos.
 
LVIII
Pero es menester leer lo que está dentro,
Masticarlo, pensarlo, digerirlo,
Dejar la superficie, e irse al centro,
Penetrarlo mui bien sin confundirlo
Con lo que ofrece el casual encuentro: 3520
Ni contentarse sólo con abrirlo;
Como suelen hacer muchas Cabezas,
Que en vez de leer Libros, leen piezas.
 
LIX
Ni se tengan por Sabios, y eruditos
Aquellos, que revuelven solamente
Tantos compendios, como están escritos,
Perdiendo el tiempo miserablemente.
De estos necios se encuentran infinitos,
Que con esta letura, falsamente
Se imaginan mui doctos, y mui sabios, 3530
Cosa que no han gustado con los labios.
 
LX
Los que no quieran ser simples, o ciegos,
Siempre deben traer entre las manos
Los mejores Autores de los riegos,
De los Latinos, y los Castellanos;
Si no lo hacen assí, serán tan legos
Como yo, y otros muchos mis hermanos;
Y todas las demás son pataratas,
Que a las personas no hacen literatas.
 
LXI
Para lograr Literatura fina, 3540
Es menester leer Libros de Historia,
De Poesía, y de Moral doctrina,
Y estamparlos después en la memoria.
De esta manera se hace buena harina,
Y se logra también aquella gloria,
De dar a todos complacencia suma,
Ya se mueva la lengua, ya la pluma.
 
LXII
Y si en sublime estilo, y elevado,
Cantar queréis los Héroes, las hazañas
De este siglo presente, o del passado; 2550
Se roerán de embidia las entrañas
De los que al Cielo vean sublimado
Vuestro Numen; y en cláusolas estrañas
Prorumpirán en mil esclamaciones
Pueblos, Reynos, Provincias, y Naciones.
 
LXIII
Pero diréis de mí, que incito al vuelo
A los demás, y yo siempre arrastrando,
No sé, ni acierto a levantar el vuelo.
Tenéis razón; mas la verdad hablando,
Con una sola cosa me consuelo, 3560
Y ésta es, que en las batallas, allá quando
No se avían usado los Charines
Un cuerno daba ardor a los Rocines,
 
LXIV
Y hasta una Campana, por ejemplo,
Que desde una gran Torre al Pueblo avisa
Que ya dieron las diez, y venga al Templo
Ella no baja a él, ni va a la Misa.
Yo, pues, una Campana me contemplo,
Y aunque mi Musa es pobre y sin camisa,
Pero al fin es Campana, que os llama; 3570
A que aspiréis a honra, y a inmortal fama.
 
LXV
Y por volverme a Marco finalmente,
Digo, que en traducir se divertía
La Ciropedia, y esto solamente,
Porque enseñar a Tulio pretendía,
A competir con Ciro en lo prudente,
Y debajo de aquella alegoría
Le enseñaba a ser Noble Ciudadano:
Dixe poco: a ser Hombre Soverano.
 
LXVI
Y sobre este mismíssimo modelo 3580
Se compuso el famoso Telemaco.
Libro lleno de juicio, y de aquel zelo,
Que predicar no sabe para el saco,
Sino para la gloria, y para el Cielo
De todo aquel, que no ame ser bellaco,
Y que en octava rima ha traducido
Un poeta Italiano conocido.
 
LXVII
Libro, vuelvo a decir, tan bueno, y tal,
Que de él mil cosas puedes aprender,
Porque está lleno del mejor Moral, 3590
Y todos le debían de tener,
Bajo la almohada, o bajo del guansial.
Para saber mandar, y obedecer,
Como junto a la almoada, y a una media
Tenia Cicerón la Ciropedia.
 
LXVIII
Bien que aora no estaba para esso,
Como tampoco para cosa alguna;
Porque estaba empañado, y como preso
En brazos de la Madre, o en la Cuna;
Y ora Elvira le daba un dulce beso, 3600
Ora al Cielo ensalzaba su fortuna,
Y ora hacía con él otras mil cosas,
Que hacer suelen las Madres amorosas.
 
LXIX
La atención, el desvelo, y diligencia
Conque Tulio en Arpino fue criado,
Quien de oírme tuviera la paciencia,
Mañana lo sabrá; que hoi soi llamado
A poner en noticia de mi audiencia
Un caso que en Bartolo hallo contado;
Porque fue Juanbartolo fidelíssimo, 3610
O si es frasse mejor, era exactíssimo.
 
LXX
El tal Bartolo verdaderamente
(Porque quiero decirlo aquí de passo)
Fue un hombre a todas luces excelente,
Un hombre de gran flema en qualquier caso,
Y las cosas contó menudamente
Del gran Tulio en estilo liso y raso.
Y quién sabrá si su discreta prosa
No me valdrá a mí un día alguna cosa?
 
LXXI
Si Francisco Primero, Rey de Francia, 3620
A todos los Franceses Traductores
Daba, para vivir con abundancia,
Ya pensiones, ya empleos, y ya honores:
Tanto que la Eloquencia y la Elegancia,
Eran entonzes frutos, y no flores,
Y volaron las plumas más discretas,
De Oradores, Doctores, y Poetas.
 
LXXII
Quién sabe si tal qual de mis Oyentes,
Sin ser aquel gran Rey, diga: yo quiero
Mil doblones, que traigo aquí calientes, 3630
Regalar al Intérprete sincero
De Tulio? ¿Quién sabe, si entre dientes,
Dice otro: Yo le dejo mi heredero.
Y quién sabe, si alguna Dama hermosa
Se empeña y me hace obispo, u otra cosa?
 
LXXIII
Pero ¡ola! que esto sólo es verbigracia;
Que aunque no estoi cortado en buena Luna
Ruego al Cielo, que me haga la gran gracia
De que nadie me dé cosa ninguna;
Porque sería para mi desgracia, 3640
La que otro contaría por fortuna,
Y tengo una esperanza mui fundada,
Que será mi oración bien despachada.
 
LXXIV
De este modo estaré mui consolado,
Porque corre un proverbio entre la gente,
De que oy sólo es hombre afortunado
El necio, el ignorante, el insolente;
Y viendo yo que he sido desgraciado
Hasta aquí: decir suelo acá en mi mente:
Pues jamás la Fortuna en mí tropieza, 3650
Sin duda que soi hombre de cabeza.
 
LXXV
Por esso, si al oír mi algaravía,
En vez de decir: bravo! noble! bello!
A alguno le viniesse la manía
De darme cien escudos; por el cuello
Yo mismo a vista de él me colgaría,
Como quedó Absalón por el cabello.
Porque entonzes pensara quizá alguno,
Que era yo en el montón número uno.
 
LXXVI
Es verdad que tan dócil suelo ser, 3660
Que viendo lo mejor, lo peor sigo;
Y si me dan regalos a escoger
(Cosa que raras vezes la consigo)
Cedo a la fuerza, y hago esse placer
A una Dama, a un Canónigo, a un Amigo.
Y en estas (que son pocas) ocurrencias
Lo tomo, y no reparo en menudencias.
 
LXXVII
De lo qual dar fe puede una Señora,
(Cuyo egemplo honrará a los Cavalleros)
La qual sabe mui bien que hasta esta hora, 3670
De su gran bizarría a los esmeros
No se negó mi alma pecadora;
Pues nos enseñan Santos mui austeros,
A recivir con gusto, y alegría
Los regalos que el Cielo nos embía.
 
LXXVIII
Mas del camino un poco me he apartado
Y es razón que volvamos al camino;
Porque no piense alguno que lo he errado,
Para traer el agua a mi molino.
Oigamos ya, si assí es de vuestro agrado, 3680
De boca de Bartolo, hombre divino,
El caso que en Arpino por Enero,
Sucedió el día treinta de Febrero.
 
LXXIX
Un día que fue Elvira a cierta fiesta,
Se quedó Cicerón en casa solo,
Y la única vez creo fue aquesta,
Que solo le dejó, dice Bartolo.
Quando vino de un bosque, o una floresta
Un enjambre de Abejas, y cercólo;
Y en la boquita abierta al natural 3690
De miel le fabricó un dulze panal.
 
LXXX
Sonó el Ave María en el oído
De Elvira, y volvió a casa, como se usa,
Acompañada siempre del Marido
(Ceremonia que ha tiempo que se escusa),
Y viendo lo que avía sucedido,
Pasmada, helada, atónita, confusa,
Se quedó inmoble mano sobre mano,
Como está la columna de Trajano.
 
LXXXI
Pero Marco que al fin era hombre grave, 3700
Se hizo traer un trago de buen vino,
Bebió, y dixo: O gran Dios! y qué bien sabe
Será Tulio un gran griego, un gran Latino,
Y en uno y otro idioma más suave,
Que la miel. Y por Dios, que fue adivino.
Y Elvira se alegró en su corazón,
Porque lo mismo sucedió a Platón.
 
LXXXII
Y aora aquí se podría un buen problema
Excitar: si fue más maravilloso
Este caso, y más digno de un Poema, 3710
Que el de Rómulo y Remo tan famoso?
Mas porque esto no viene a mi systema,
Ni yo tampoco soi el más curioso,
Dejo a algunos discretos pelucones,
Que examinen en Casa estas Questiones.
 
LXXXIII
Y, acabando por donde comenzé,
Porque al principio corresponda el fin,
Y porque ciertamente sé yo, que
La brevedad agrada hasta un Rozín,
Antes que alguno se me queje, de 3720
Que le serré por medio el peluquín,
Protesto, que ya voi a terminar,
Y cuidado no sirva de egemplar.
 
LXXXIV
Porque en los otros Cantos quiero hacer
Lo que más cuenta en ellos me tuviere;
Breve, largo, ancho, angosto avrá de ser,
Como se me antojare, y yo quisiere.
Si lo largo da a alguno displacer,
Sea breve, quando él a hablar viniere.
Y deje a cada uno en su Lonja 3730
Hable como Cartujo, o como Monja.
 
LXXXV
Y otra cosa añadir quiero a lo dicho,
Y es, que si en criticarme todavía,
Prosigue algún discreto, o algún Bicho,
En cada Canto avrá su apología,
Y entonzes, por merced de su capricho,
Saldrá más larga aquesta Historia mía,
Y el tiempo perderáse en cosas vanas,
O en un mismo cantar, como las Ranas.
 
LXXXVI
Por esso avéis de hacer lo que os digere: 3740
Sólo avéis de pensar en alabarme,
Si yo he de proseguir, o si quisiere
Alguno con su Crítica humillarme,
Sepa el tal Malandrín, sea quien fuere,
Que sólo ha de lograr el enfadarme,
Y que le digo, es su ignorancia estrema,
Pues no sabe los Cristus del Poema.
 
LXXXVII
Y el recurso a Platón será mui vano;
Ni al de Stagira, ni a nuestro Venusino,
Que essos sólo trataron, como es llano, 3750
De el Poema ya Griego, ya Latino,
Mas no del Español, ni el Italiano,
Ni menos de el de mi Bartolomino.
El qual no está sugeto a faramallas,
Ni a sutilezas de essas antiguallas.
 
LXXXVIII
Los que pensaron sólo en poner grillos
A los nobles Ingenios, que nacieron
Tan libres como nacen los Novillos.
Yo de todas las reglas que nos dieron,
Me río; y no quiero más seguillos, 3760
Que también ellos de otros se rieron.
Y por oy acabóse mi Sermón,
Pues ya espera la cena, o colación.
Fin del Canto V

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