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El licenciado Vidriera

Agustín Moreto



PERSONAJES
 

 
CARLOS,   estudiante.
GERUNDIO,   gracioso.
POMPEYO,   viejo.
LAURA.
CELIA,   criada.
EL DUQUE DE URBINO.
LISARDO.
CASANDRA.
FEDERICO.
Damas.
Criados.
Músicos.
Soldados.
Acompañamiento.
 

La escena es en Urbino y sus inmediaciones.

 




ArribaAbajoJornada I

 

Salón del alcázar.

 

Escena I

 

CARLOS y GERUNDIO, de estudiantes.

 
UNA VOZ

 (Dentro.) 

Nuestro duque viva, viva.
CARLOS
Mil siglos goce el Estado.
GERUNDIO
Carlos, señor, ¿qué cuidado
en esta pompa festiva
aumenta las esperanzas 5
en tu miserable estrella,
pues nunca has sacado della
mas que riesgos y mudanzas?
CARLOS
Gerundio amigo, si el cielo
no me niega su favor, 10
hoy tendrá premio y honor
mi justo y noble desvelo;
de mis estudios espero,
pues tan continuos han sido,
ver el logro merecido. 15
GERUNDIO
¿Qué logro ni que logrero?
¿Tu estrella a ti ha de premiarte?
Si premios lloviera aquí,
no se viniera uno a ti,
sino es a descalabrarte. 20
¿No sabes tu mala suerte
y tus ciegas esperanzas,
pues cuantos bienes alcanzas
en sapos te los convierte?
Pues ¿qué espera tu locura? 25
¿Tú premios? ¿tú ser dichoso?
Aunque nacieras potroso
jamás tuvieras ventura.
¿No sabes que te he seguido
desde niño en tu partida? 30
Pues dame un lance en tu vida
que de ventura haya sido.
Si en amores ha de ser,
no hay fregona ni gallega
que para ti no este ciega, 35
porque no te pueden ver.
Y si en tu pobreza va,
hacen bien, que al pretendellas
¿qué ha de dárseles a ellas
de quien nada se les da? 40
Y este crédito maldito
nos tiene, para sus yerros,
tan señalados por perros,
que me suelen llamar cito.
Con que, nunca hemos podido, 45
sino a escuras y callando
enamorar, porque hablando
nos conocen el ladrido.
Esto es de amor, y si quiero
en el juego reparar, 50
en plantándote a jugar
tienes perdido el dinero.
Que siempre tu suerte trajo
debajo el naipe, se nota;
mas si tu suerte es de sota, 55
bien hace en venir debajo.
Si al hombre juegas, no hay moros
que te sufran; sin malilla,
brujuleando la espadilla,
siempre te viene el tres de oros. 60
Paciencia y dinero apuras;
y si a otro juego te metes,
a los cientos te dan sietes,
y a la primera figuras.
Yo de tu suerte soy lince; 65
mas lo que me dio más queja,
fue ver que un día una vieja
te ganó jugando al quince.
Pues si amor y juego te echa
de su reino desterrado, 70
¿qué espera el que es desdichado
con trocada y con derecha?
Pretender (tiemblo al decillo)
luz del sol, no consiguieras;
y si pretensión lo hicieras, 75
no te diera un tabardillo.
Si el dinero a gastar vienes,
un real por medio te sale:
lo que tienes no te vale;
pues ¿qué hará lo que no tienes? 80
En todo es tu suerte manca,
y porque vea tu porfía
cuál es tu desdicha, un día
amanecimos sin blanca.
Y estando la panza tierna, 85
salimos de casa, y luego
tropezaste en un talego
que te quebrantó una pierna.
Llegó a tu voz lastimada
un hombre, el talego alzó 90
y el dinero se llevó,
y tú la pierna quebrada.
Pues si es este tu destino,
¿con qué esperanza, Señor,
te trae a Urbino el amor? 95
¿A qué venimos a Urbino,
cuando Bolonia y su escuela
te llama luz de las leyes?
Allí das envidia a reyes,
y asco aquí a cualquier mozuela. 100
Allí a juventud bizarra
a leer la cátedra vienes
de prima, y aquí no tienes
prima para una guitarra.
Allí mil vítores dejas, 105
y aquí ignoran si hay tal hombre,
y hay más almagre en tu nombre
que en un rebaño de ovejas.
Pues vuélvete y deja amores;
que más quiero yo, como antes, 110
ser Gerundio entre estudiantes
que supino entre señores.
CARLOS
Gerundio, mi mala estrella
no la puedo yo ignorar,
pero no quiero dejar 115
nada que deberle a ella.
Lo que me puede traer
es pretensión bien fundada,
y por mal solicitada
no la he de dejar perder; 120
mas referírtela intento,
porque lo conozcas della.
GERUNDIO
Rabiando estoy por sabella;
dila por Dios.
CARLOS
Oye atento.
Ya sabes que grato el cielo 125
me dio en Urbino, mi patria,
alto y claro nacimiento,
sangre ilustre y pobre casa.
Criéme en esta ciudad
sin padres (que de la parca 130
cortó el impensado filo
sus alientos en mi infancia);
pero siendo mi familia
la más noble y dilatada
de Urbino, y yo su cabeza, 135
por el decoro de tantas,
socorrido de mis deudos,
para que no me criara
sin la decencia debida
al respeto de mi casa. 140
Enfrente de mí vivía
el feliz padre de Laura,
Pompeyo, ese noble anciano,
a quien el Senado encarga
del gobierno deste Estado, 145
por su prudencia y sus canas,
su discreción y su sangre,
la justicia y la templanza.
Desde un balcón de la mía
vía todas las mañanas 150
de Laura en los bellos ojos
mejorar luces al alba.
Desde que a la noche el sol
me faltaba en sus ventanas
(el suyo, claro es, que el otro 155
no me pudiera hacer falta),
estaba yo entretenido
con tan dichosa esperanza
en las mías, hasta ver
que haciendo mi amor la salva, 160
volvía a salir su aurora.
Pues de aplausos coronada
(no menos que cuando al prado
sale derramando nácar
de su rosado esplendor, 165
donde con lenguas arpadas
los pintados jilguerillos,
cantando en las copas altas,
le reciben esparciendo
los matices de sus alas, 170
mi amor, al ver que salía,
formando en las verdes ramas
de su alta esperanza el coro),
hacía, por saludarla,
pajarillos los deseos; 175
que de las colores varias
de afectos y de finezas
matizados por más gala,
prevenían su salida,
diciendo sus consonancias: 180
«Flores, que ya viene el día;
fuentes, que se acerca el alba;
campos, que el sol se descubre;
montes, que amanece Laura.»
Porque mi amor entendiese 185
miré, y mirando callaba;
que a veces callan los ojos
y mudamente habla el alma;
que es rúbrica del amor,
para explicarse quien ama, 190
tener la lengua en los ojos,
y el silencio en las palabras.
No fue el mío mal oído;
que en el papel de su cara
vi muchas veces escrita 195
una alegría al mirarla,
que decía: «Ya te entiendo;
y pues me alegro, esto basta
para aviso de tu duda.»
Que como el silencio hablaba, 200
usó de la misma frase
con que la hablaron mis ansias,
por responderme discreta
con modestia y elegancia.
Fuéronse, dando licencia 205
a los afectos el alma,
los afectos al semblante,
el semblante a las palabras,
y ellas al concierto alegre
de unir nuestras esperanzas 210
en la posesión dichosa,
que almas y vidas enlaza.
Para lograrla me dijo
que diese mi industria traza
con que Pompeyo, su padre, 215
lo quisiese, a quien es tanta
su obediencia, que sin ella,
ni quiere ni vive Laura.
Busqué los medios posibles,
supo Pompeyo mis ansias, 220
y con cordura y decoro
me respondió: «Yo lograra,
Carlos, con vuestra persona
sucesión digna a mi casa;
mas en la joya de amor 225
tiene hoy día parte tanta
el caudal y la riqueza,
que, si no es en quien la tasa,
la piedra que la guarnece
es el oro que la esmalta. 230
Vos sois muy noble y muy pobre,
mi hacienda es sólo mi fama;
dos noblezas sin hacienda
se hacen menores entrambas.
Vuestra edad aún es muy tierna, 235
la de mi hija aún no la iguala;
en el término que queda
la obligación de casarla,
caber puede el mejorar
vos de fortuna; intentadla; 240
que yo la palabra os doy
de esperar hasta que salga
de lo preciso este plazo,
sin que en él haya mudanza,
hasta ver si es nuestra suerte, 245
si no liberal, no avara,
dándoos para no ser pobre,
que en vuestra sangre eso basta.
Noble sois y yo os estimo,
vuestra obligación os llama; 250
adiós pues, que vuestras obras
han de cumplir mi palabra.»
Quedé alentado y corrido
por su atención cortesana:
corrido de mi pobreza, 255
y alentado a la esperanza.
Dije entre mí: «La riqueza
se adquiere por letras y armas.»
De armas entonces no había
empresa digna en Italia; 260
las letras, en cualquier tiempo
el que las busca las halla,
y yo a buscarlas resuelto,
partí a Bolonia en las alas
de mi amor, donde juntando, 265
para lograr mi esperanza,
las ansias de mi deseo,
abrevié el plazo a mi fama;
pues hizo mi suficiencia
a la licencia ordinaria 270
suplir términos precisos,
dándome con honras tantas
como viste, graduado,
la cátedra, donde hoy gana
tantos aplausos mi nombre. 275
¡Providencia de amor rara,
saber tan presto a las leyes
las dificultades altas!
Mas no te admires, sabiendo
que las aprendí por Laura, 280
porque era ley de mi amor
saberlas para alcanzarla;
y para aprender las otras
puse esta ley en el alma.
Hasta aquí nada te he dicho 285
de lo que trae mi esperanza;
pues oye, que aunque no es esto,
funda su logro esta basa.
Por muerte del duque Julio,
quedó Urbino, nuestra patria, 290
sin sucesor, y el derecho
dudoso por esta causa
entre tres sobrinos suyos:
uno el que duque hoy aclama,
otro el marqués Federico 295
de la Robere, y Casandra,
prima hermana de los dos.
Y al querer tomar las armas,
pretendiendo cada uno
la corona, los ataja 300
el Senado, proponiendo
al Pontífice la causa;
donde a razón reducida,
cada cual pensó lograrla,
alegando sus derechos 305
con informaciones varias.
Yo viendo que esta ocasión
alentaba mi esperanza,
por elección u destino,
quise fomentar la causa 310
del Duque, que guarde el cielo,
y intenté con dicha tanta
esta empresa, que escribiendo
una información, se allana
su derecho de tal suerte, 315
que las tres sentencias saca
conformes, con que de Urbino
por sucesor le declaran.
Alzó por él el Senado
el estandarte a su usanza; 320
y él obligado de amor
de la divina Casandra,
con la mano la corona
la ofreció, y por obligarla,
la que perdió pretendida 325
le quiso dar voluntaria.
Mas ella, que aborrecía
su nombre, salió a campaña,
y apeló de la sentencia
al tribunal de las armas. 330
Con el marqués Federico
viene atrevida y bizarra,
a quien da, si vence al Duque,
prometidas esperanzas.
Y hoy, que su gente se acerca 335
a vista de las murallas,
el Senado, previniendo
otro ejército, que saca
en defensa de su dueño,
la posesión deseada 340
del Estado le apercibe.
Esto es cuanto hasta aquí pasa.
Y para que sepas cómo
vienen cosas tan extrañas
a convenir en el logro 345
de mi feliz esperanza,
por mí el Duque se corona;
Pompeyo, padre de Laura,
es quien las llaves le entrega;
si él cumple con deuda tanta, 350
bien merece mi fineza
lo que a mi dicha le falta.
Al Duque tengo obligado,
bien agradecida a Laura,
merecido un noble premio, 355
y empeñado en su palabra
a Pompeyo, y mi fortuna
presente a todo se halla.
No sé si podré vencerla;
mas si su poder me arrastra, 360
si mi estrella me oscurece,
si mi destino me ultraja,
y la ingratitud me ofende,
consolará en mi desgracia
la gloria de merecerla 365
al dolor de no alcanzarla.
GERUNDIO
Tú tienes mucha justicia;
pero, Señor, esa dama
¿sabes tú si corre mucho?
CARLOS
¿Para qué?
GERUNDIO
Responde y calla.
370
CARLOS
Correrá como mujer.
GERUNDIO
Pues ¿qué va que no la alcanzas?
CARLOS
¿Por qué?
GERUNDIO
Porque son ligeras
las mujeres, y alcanzarlas
por ligeras no es posible, 375
sino aguardando a que caigan.
CARLOS
¡Qué necedad!
GERUNDIO
¿No habla desto
Lex de muliere violata?
CARLOS
Pues ¿qué dice aquesa ley?
GERUNDIO
Que las mujeres violadas 380
son, como los lamedores,
buenas para las mañanas.
CARLOS
Deja ahora esas locuras.
GERUNDIO
Si tú consiguieres nada
me lleven dos mil demonios; 385
conozco yo tu desgracia
mejor que si la pariera.
CARLOS
Gerundio, el amor me valga;
si pierdo lo que merezco,
¿de quién, Gerundio, es la causa? 390
GERUNDIO
No tienes que gerundiar,
porque tu pobreza es tanta,
que has de perderla por ella,
y un texto te lo declara:
Major homo non viatur. 395
CARLOS
¿Qué dices, necio? ¿qué hablas?
GERUNDIO
Que el que va sin mayordomo
no come buena vianda;
y esto lo trae Parlador,
que es el autor de más fama 400
en locutorios de monjas.
CARLOS
Ya el Duque ha llegado, calla,
y ya el militar aplauso
le hace en palacio la salva.


Escena II

 

El DUQUE, LAURA, CELIA, damas, acompañamiento; POMPEYO, con una fuente de plata, y en ella unas llaves. Dichos.

 
VOCES

 (Dentro.) 

¡Viva nuestro duque, viva! 405
DUQUE
Logre el cielo mi esperanza,
vasallos, de ser más padre
que dueño entre glorias tantas.
POMPEYO
Vuestra alteza, gran Señor,
reciba de quien las guarda 410
las llaves de la ciudad;
que yo, della y deste alcázar
alcaide, se las entrego,
para que esta merced haga
a quien su elección abone. 415
DUQUE
De vuestras leales canas
las recibo, y a las mismas
se las vuelvo con la gracia
del título que han tenido.
POMPEYO
Beso tus heroicas plantas. 420
LAURA
Yo, Señor, por el honor
que hoy de vos mi padre alcanza,
pongo a vuestros pies mi labio.
DUQUE
Levantad, hermosa Laura.
Nunca es cabal la fortuna: 425
que acompañase Casandra
mi triunfo creyó mi amor;
mas cuando yo la esperaba
en mi palacio por dueño,
en el campo me amenaza. 430
LAURA
La ingratitud, gran Señor,
da en el delito venganza.
CARLOS

 (Aparte a GERUNDIO.) 

Gerundio, agora es buen tiempo.
GERUNDIO
Pues gerúndiale, ¿qué aguardas?
¿Quieres esperar aquí 435
que él te gerundie la dama?
CARLOS
Dadme, Señor, vuestra mano.
GERUNDIO
Y dadme a mí vuestra pata.
DUQUE
¿Quién sois?
CARLOS
Quien en esta dicha
llega a tener parte tanta, 440
que ha conseguido por ella
mayor renombre a su fama:
Carlos soy.
GERUNDIO
Y yo Gerundio.
DUQUE
Llega a mis brazos, levanta,
Carlos.
LAURA

 (Aparte.) 

¡Cielos, qué ventura!
445
Carlos es; amor te haga
capaz de hacerme dichosa.
POMPEYO

 (Aparte.) 

Carlos es, justa esperanza
le trae; si su suerte medra,
yo cumpliré mi palabra. 450
DUQUE
Bien dices, Carlos, que tienes
parte en mi fortuna, y tanta,
que atada a tu pluma debo
la posesión deste alcázar.
GERUNDIO
Y a mí también se me debe 455
parte desto, y no muy mala.
CARLOS
Calla.
DUQUE
¿Qué se os debe a vos?
GERUNDIO
No está la cuenta ajustada,
mas allá tengo una prenda;
que mientras mi amo estaba 460
la información escribiendo,
a mí, Señor, me fiaban
lo que mi amo comía
en un figón junto a casa.
DUQUE
Razón es pagarlo todo. 465
CARLOS
Calla, loco.
GERUNDIO
¿Cómo calla?
Que hay sólo cincuenta reales...
DUQUE
¿De qué?
GERUNDIO
De callos de vaca.
DUQUE
Pagaráse.
GERUNDIO
Sí, Señor,
que tengo allá una sotana; 470
y esto lo manda la ley,
párrafo cuarto.
DUQUE
¿Qué manda?
GERUNDIO
Que se le paguen a cuarto
los espárragos que daba.
DUQUE
Carlos, la deuda confieso, 475
y agora puedo pagarla;
ved en qué ponéis los ojos
de cuanto mi estado alcanza;
que yo... Mas ¿qué estruendo es éste?
 

(Suenan cajas.)

 


Escena III

 

LISARDO. Dichos.

 
LISARDO
Señor, la hermosa Casandra, 480
con el marqués Federico,
a tiro de la muralla
de Urbino ha puesto su gente;
y el intento que los llama,
sin duda es tomar el fuerte 485
de la colina más alta,
para batir la ciudad.
Preciso es, Señor, que salgas
a desvanecer su intento,
siendo tanta la importancia. 490
DUQUE
Lisardo, al punto salgamos;
que hoy quedará castigada
la osadía del Marqués
y el desprecio de Casandra.
Ven tú a mi lado, pues eres 495
de quien fío la batalla
y a quien debo mi fortuna.
Toca al arma.
LISARDO
Toca al arma.
 

(Vase con el DUQUE, las damas y el acompañamiento.)

 


Escena IV

 

LAURA, CELIA, CARLOS, POMPEYO, GERUNDIO.

 
GERUNDIO
¿Ves aquí tu mala estrella,
que porque en darte pensaba 500
el Duque, al arma tocaron?
¡Maldita sea su arma!
POMPEYO
Seguir al Duque es preciso,
aunque me excusen mis canas.
CARLOS
¡Ah, señor Pompeyo!
POMPEYO
Carlos,
505
¿qué decís?
CARLOS
Mis esperanzas,
ya, Señor, para con vos
deben de estar olvidadas.
POMPEYO
Carlos, a seguir al Duque
aquí la ocasión me llama. 510
Vos habéis hecho por vos
cuanto un noble pecho alcanza;
ya el mérito está adquirido,
mas sin fortuna no basta.
Y pues se ve vuestra suerte 515
tan cerca ya de lograrla,
seguidla, que aquí estoy yo
para cumplir mi palabra;
mas advertid que ya el plazo
que os di mucho se dilata, 520
y que es preciso que yo
trate de casar a Laura.


Escena V

 

LAURA, CELIA, CARLOS, GERUNDIO.

 
GERUNDIO
Y el viejo tiene razón,
que ya de sazón se pasa,
y las doncellas maduras 525
se caen siempre de la rama.
CARLOS
¿También, Señora, mi amor
está de vos olvidado?
LAURA
Carlos, si ese es tu temor,
mal debes de haber mirado 530
mi alegría y mi dolor:
mi alegría, al verte aquí;
mi dolor, Carlos, al verte
que a tus méritos por mí
les niegue el premio la suerte, 535
para apartarme de ti.
Poder es de estrellas, y ellas
causan, Carlos, mis enojos.
CARLOS
Pues siendo luces más bellas,
¿cómo vuestros bellos ojos 540
dan poder a otras estrellas?
Hoy a las vuestras apelo;
si ellas niegan mi ventura,
no logren pues su desvelo;
que pierde vuestra hermosura 545
todo el crédito de cielo.
Si él es conmigo cruel,
si de mí estáis obligada,
si mi amor fue siempre fiel,
mi dicha os tiene empeñada 550
por mí, por vos y por él.
Por vos mi patria dejé,
por vos amigos perdí,
por vos méritos busqué,
por vos, Señora, estudié, 555
y por vos los adquirí.
Por vos me arriesgué a un olvido,
por vos di a mi amor enojos,
por vos de vos me despido,
por vos desvelé el sentido 560
y negué el sueño a los ojos.
Pero nada llega a ser
de tanto empeño en los dos,
cuando os pretendo mover,
como el privarme de vos 565
por poderos merecer.
GERUNDIO
Y por vos, la mi señora,
fuimos gatos de una guarda
y ratones a deshora,
y aquí venimos ahora 570
por vos, francesa gallarda.
Por vos a loba y manteo
condenamos nuestras casas,
y a un hambre infusa el deseo,
y cenamos pan y pasas 575
más de tres años arreo.
Por vos tras viles mozuelas
andábamos todo el día,
y nos mandaban las muelas
salir a rondar cazuelas 580
en una pastelería.
Por vos todo era comer
mil porquerías extrañas,
y andar al anochecer
pensando en cómo correr 585
un tostador de castañas.
Y por vos nuestros regalos
eran lo que va a las cubas;
y más de mil veces malos,
porque por ir a hurtar uvas 590
nos derrengaban a palos.
Por vos hemos padecido
sarna cinco años, sin que haya
de comernos desistido;
mas si así os servimos, vaya 595
lo comido por servido.
Tratadnos pues de premiar;
que si en amor este día
no nos queréis graduar,
nos iremos a probar 600
los cursos a Alejandría.
LAURA
Carlos, si por mí has pasado
todo lo que has referido,
¿qué hará quien por ver logrado
tu amor, te lo ha permitido, 605
siendo el suyo tu cuidado?
A ti, sólo por vencella,
de mí te ausentó tu suerte;
y yo me quedé con ella
en el temor de perderte 610
por tu mudanza o tu estrella.
Por ti tu ausencia lloré,
por ti tu vista perdí,
por ti sin alma quedé,
por ti contigo se fue, 615
porque quedase sin mí.
Mas nada se ha de igualar,
sabiendo tú mi nobleza,
con permitirte ausentar,
para que hicieses fineza 620
que no te puedo pagar.
CARLOS
¿Cómo no puedes, Señora?
LAURA
Soy a mi padre obediente.
CARLOS
¿Él no la asegura ahora?
LAURA
De tu suerte está pendiente. 625
CARLOS
Y ¿si el cielo la mejora?
LAURA
Hará feliz mi deseo.
CARLOS
Y ¿si fuese desdichado?
LAURA
También lo fuera mi empleo.
CARLOS
¿No hay valor desesperado? 630
LAURA
Contra el honor no le veo.
CARLOS
Pues ¿lo que yo merecí?
LAURA
Eso será mi dolor.
CARLOS
Y ¿no ha de obligarte a ti?
LAURA
A penar callando, sí. 635
CARLOS
¿No a un despecho?
LAURA
No, Señor.
CARLOS
¿Eso es amor?
LAURA
Y honor es.
CARLOS
Pues ¿cuál es más?
LAURA
Mi atención.
CARLOS
¿Menos fue amor?
LAURA
Fue después.
CARLOS
¿De quién?
LAURA
Del noble interés
640
de un heredado blasón.
Carlos, procura obligar
a mi padre, que aunque lloro
tu fineza y mi pesar,
mi amor no puede pasar 645
la línea de mi decoro.
Véte pues, y tu fineza
lograr su mérito intente;
que el amor en mi entereza,
aunque mucho, es accidente, 650
y el honor naturaleza.
Y no dudes que merece
tu amor, que mi pecho anima,
mucho más que te parece;
mas es mi amor quien te estima, 655
y mi honor quien obedece.

 (Vase.)  



Escena VI

 

CARLOS, CELIA, GERUNDIO.

 
GERUNDIO
Ah, señora Celia.
CELIA
¿Qué?
GERUNDIO
¿No quiere escucharme?
CELIA
Sí.
GERUNDIO
¿Sabe que la quiero?
CELIA
Sé.
GERUNDIO
Pues yo he de decirle...
CELIA
Di.
660
GERUNDIO
Que traigo aquí dentro.
CELIA
Dé.
GERUNDIO
¿No hablas más palabra?
CELIA
No.
GERUNDIO
¿Mas que te las saco?
CELIA
¡Va!
GERUNDIO
¿Quién eso te enseña?
CELIA
Yo.
GERUNDIO
¿Te olvidaste de mí?
CELIA
Ya.
665
GERUNDIO
Pues sacudiréte.
CELIA
¡So!

 (Hace que se va.)  

GERUNDIO
Espera, pícara, espera;
que de ese pecho el escollo,
en que se alberga una fiera,
he de ablandarte siquiera. 670
CELIA
Gerundio, nupcias o al rollo.

 (Vase.)  

GERUNDIO
¡Bien hemos quedado! Sí.
¿Quién tuvo la culpa? Tú.
Pues yo sé un remedio. Di.
¿Viste tu fortuna? Vi. 675
Pues ¿qué la diremos? Mu.


Escena VII

 

LISARDO. CARLOS, GERUNDIO.

 
LISARDO
¿Carlos?
CARLOS
Oh Lisardo amigo.
LISARDO
Cuando al Duque llegué a hablar,
aquí os vi, y vuelvo a lograr
la ventura que consigo 680
en veros, aunque faltando
a su asistencia. ¿Qué ha sido
la causa de haber venido?
CARLOS
Vos os venís obligando
con publicar la amistad 685
que en vuestra nobleza tengo,
pues hoy a valerme vengo
de vos en mi adversidad.
LISARDO
¿Qué decís? Pues ¿no sabéis
que por vos vivo me veo? 690
¿Que la hacienda que poseo
asegurado me habéis?
¿Que desde niños, tras esto,
juntos nos hemos criado?
Decid pues vuestro cuidado; 695
que a todo tenéis dispuesto
cuanto valgo y cuanto soy.
CARLOS
Lisardo, yo os hago dueño
de mi vida y de mi empeño.
Y el que tengo y en que estoy, 700
es una dama, por quien
salí a revocar mi estrella;
cuanto estudié, fue por ella,
porque algún premio me den
con que enmiende mi destino. 705
Ya sabéis que pobre estoy,
y que por mí el Duque hoy
se ha coronado en Urbino.
Y por mi mucha pobreza
su padre no me la da; 710
vuestra intercesión hará
que me dé el premio su alteza
que mereció mi desvelo,
y con que he de merecella.
LISARDO
¿Qué decís? ¿Dama hay tan bella 715
que os cueste tanto desvelo?
No me atrevo a preguntar
quién es dama tan dichosa.
CARLOS
Ni yo a recataros cosa,
pues por vos la he de lograr: 720
la que mi vida restaura
es Laura.
LISARDO

 (Aparte. 

¡Cielos! ¿qué oí?)
Laura, ¿no dijisteis?
CARLOS
Sí.
LISARDO
¿La hija de Pompeyo?
GERUNDIO
Laura;
que aunque el cielo Lauras eche, 725
serán con esta un engrudo;
que es Laura, y laurel ser pudo
en un barril de escabeche.
LISARDO

 (Aparte.) 

Cuando yo espero su mano,
¿tanto a Carlos empeñó? 730
Mas ¿no soy primero yo?
CARLOS
¿De qué os suspendéis?
LISARDO
No en vano;
porque vuestro pensamiento
me ha dado mucho cuidado.

  (Aparte.) 

Sin duda haber dilatado 735
Pompeyo mi casamiento,
es por esto; mas yo haré,
si el premio que solicita
es quien la dicha me quita,
que el Duque no se le dé. 740
Ingratitud es, debiendo
a Carlos vida y honor;
pero primero es mi amor.
CARLOS
¿Qué decís? que no os entiendo.
LISARDO

 (Aparte. 

Mejor es disimular.) 745
Carlos... Mas faltando estoy
al Duque; a seguirle voy;
después me podéis buscar.

 (Vase.)  

 

(Tocan dentro a marchar.)

 


Escena VIII

 

CARLOS, GERUNDIO.

 
CARLOS
Gerundio amigo.
GERUNDIO
Señor.
CARLOS
Todo me sucede mal 750
cuanto intento.
GERUNDIO
¿Mal? No tal.
CARLOS
¿Por qué?
GERUNDIO
No es sino peor.
Darle de tu dama aviso
no fue acuerdo muy gallardo.
CARLOS
¿Por qué?
GERUNDIO
Porque este Lisardo
755
no me parece muy liso.
CARLOS
Amigo, no he de deber,
por lograrla, cosa alguna
al favor de mi fortuna;
yo me la he de merecer. 760
Aunque allí quedar presuma,
a campaña salir quiero,
y acreditar con mi acero
los méritos de mi pluma.
GERUNDIO
Domine, si, vado tecum, 765
y ad praeliandum ha de ser.
CARLOS
¿Qué es lo que quieres hacer?
GERUNDIO
Vender este vademecum.
CARLOS
¿Para qué?
GERUNDIO
Tu juicio es corto:
por comprar, por sí o por no, 770
una mochila, que yo
omnia mea mecum porte.
CARLOS
Ven pues, Gerundio, y salgamos
a campaña hoy, si podemos.
GERUNDIO
Vamos pues, y campañemos 775
cuanto campañear podamos.
CARLOS
¡Amor ingrato!
GERUNDIO
¡Amor romo!
CARLOS
Por ti a morir voy sin duda.
GERUNDIO
Si nos echan una ayuda
con girapliega de plomo. 780
CARLOS
Adiós pues, bello cuidado;
que aplausos tuyos son éstos.
GERUNDIO
Adiós párrafos, y testos;
que dellos voy atestado.
 

(Vanse.)

 


Escena IX

 

Campo delante de los muros de Urbino.

 
 

CASANDRA, FEDERICO, soldados.

 
 

(Tocan cajas dentro.)

 
CASANDRA
Desta colina, Federico, quiero 785
amparar nuestra gente,
para que cuando intente
acometer el Duque, como espero,
halle nuestro escuadrón con la ventaja
que el suyo suba lo que el nuestro baja. 790
FEDERICO
Que será presto la ocasión no ignores;
sus bizarros soldados,
de plumas y colores variados,
parecen un jardín de hermosas flores;
mas todos son despojos, 795
bella Casandra, de tus bellos ojos.
Si la palabra cumples que le has dado
a mi incierta esperanza,
en vano el Duque alcanza
posesión de su Estado; 800
que hoy le veré rendido,
a mi valor, del tuyo socorrido.
CASANDRA
Aunque no me obligara, Federico,
el favor que te debo
cuando mi aliento pruebo 805
en la guerra que al Duque le publico,
por lo que yo aborrezco su persona
te entregaré la mano y la corona.
La fama, las noticias que me han dado
de su estilo y su traje, 810
su soberbia y lenguaje
(indigno de quien es) me han obligado
a un aborrecimiento,
con que aun su nombre ofende él pensamiento.
Que aunque yo no le he hablado ni le he visto, 815
ni el a mí, sino fue por un retrato
(de cuyo pincel grato
el efecto resisto),
en el amor que dice que me tiene,
su fama tanto agravio me previene. 820
FEDERICO
Ya, pues están los campos frente a frente,
si nos da la batalla,
manda salir tus ojos a ganalla.
CASANDRA
Sobrado es el esfuerzo de tu gente.


Escena X

 

GERUNDIO. Dichos.

 
GERUNDIO
Carlos, ¿dónde me lleva tu destino? 825
Carlos, espera, que perdí el camino.
Cielos, este hombre está loco,
que se viene a meter ciego
en el campo del contrario.
Señores, ¿cuál es su intento? 830
Aquí nos prenden, y dan
una vuelta de podenco.
CASANDRA
¿Quién es este hombre?
FEDERICO
No sé.
CASANDRA
¡Ah, soldado!
GERUNDIO
Dicho y hecho;
ve aquí que ya estoy cautivo. 835
CASANDRA
¿Dónde vas?
GERUNDIO
Pues a saberlo,
¿qué me faltara a mí? Sarna.
CASANDRA
Pues ¿quién sois?
GERUNDIO
Soy un engerto
de soldado y estudiante,
de sopista y bandolero. 840
Ve aquí usted todas las señas:
ortera y calzón de lienzo,
mochila, espada y sotana;
pero coleto no tengo,
porque no piensen ustedes 845
que me han pescado el coleto.

  (Aparte. 

¡Si me mandan dar aquí
quince vueltas de tormento,
pensando que soy espía!)
CASANDRA
¿De dónde sois?
GERUNDIO
Yo soy queso.
850
CASANDRA
¿Queso vos?
GERUNDIO
Soy parmesano.
CASANDRA
¿De Parma sois?
GERUNDIO
Ya yo quiero
confesar; no se apresuren.
CASANDRA
¿Qué habéis de confesar?
GERUNDIO
Bueno,
cuanto sepa. ¿Debo más? 855
Que el Duque sale hecho un perro,
jurando a tantos y cuantos
que ha de quitar el pellejo
a Casandra y Federico,
y curtillos este invierno 860
para suelas de zapatos,
porque quiere pisar quedo.
CASANDRA
¿Eso intenta?
GERUNDIO
Sí, Señora,
y cierto que es gran desuello.
CASANDRA
Y vos ¿dónde vais?
GERUNDIO
Yo vi
865
estos dos campos opuestos,
y quiero sentar la plaza
con el que diere más sueldo.
CASANDRA
¿Sabéis el mío?
GERUNDIO
Eso busco,
para saber si harto tengo. 870
CASANDRA
Pues ¿qué habéis menester vos?
GERUNDIO
Eso, llegando a concierto,
yo me pondré en la razón.
Con ocho panes y medio,
y nueve azumbres de vino, 875
y once piernas de carnero,
diez varas de longaniza,
reñiré como un tudesco.
FEDERICO
Señora, ya el Duque da
la seña de acometernos. 880
 

(Tocan dentro.)

 
CASANDRA
Con ese intento, sin duda,
sube a la colina un tercio.
Federico, al arma toquen.
FEDERICO
Ya sus soldados lo han hecho.
VOCES

 (Dentro.) 

¡Viva el Duque!
DUQUE

 (Dentro.) 

¡Al arma, amigos!
885
CASANDRA
Ea Marqués, a nuestro puesto.
FEDERICO
Soldados, a acometer.
¡Al arma, amigos!
CASANDRA
A ellos.
 

(Vase con FEDERICO y los soldados.)

 


Escena XI

 

CARLOS. GERUNDIO.

 
GERUNDIO
¿Qué es arma? Que yo presumo
que tocan a estarse quedos. 890
¡Cielos, cuál andan los golpes!
CARLOS
Ayude el cielo mi intento;
que hoy los hechos del romano
ha de oscurecer mi acero.
GERUNDIO
¿Carlos?
CARLOS
¡Oh Gerundio amigo!
895
GERUNDIO
¿Dónde vas, o con qué intento
al campo del enemigo
te has ido a meter? ¿Qué es esto?
CARLOS
Intento, amigo, una hazaña
que deje memoria al tiempo 900
de lo que pudo el amor;
pues por él a morir vengo
o a mejorar de fortuna.
Mas ya el horror del encuentro
ocasiona mi designio; 905
quédate aquí, que ya vuelvo.

 (Vase.)  



Escena XII

 

GERUNDIO; luego el DUQUE, dentro.

 
GERUNDIO
Espera, Carlos, espera;
mas ¿quién me mete a mí en eso,
si no estoy enamorado?
DUQUE

 (Dentro.) 

Ganad, soldados, el puesto; 910
arriba, que yo os asisto.
GERUNDIO
¿Arriba? Abajo van ellos.
¡Madre de Dios, qué conflito!


Escena XIII

 

El DUQUE, LISARDO, soldados. GERUNDIO.

 
DUQUE
Mucha resistencia han hecho
los soldados de Casandra; 915
los nuestros bajan huyendo.
Lisardo, aquí los anima;
que yo voy a detenerlos.
 

(Vase con los soldados.)

 


Escena XIV

 

LISARDO, GERUNDIO.

 
LISARDO
Amigos, subid arriba;
no volváis la cara al riesgo. 920
GERUNDIO
Si arriba les dan la vuelta,
¿qué quiere usted que hagan ellos?
LISARDO
Mas un soldado entre todos,
con una mujer, rompiendo
baja por nuestro escuadrón; 925
¡gran valor! ¡bizarro aliento!


Escena XV

 

CARLOS, que trae a CASANDRA en sus brazos. Dichos.

 
CARLOS
Ya, aunque muera, la fortuna
la gloria deste trofeo
no me ha de poder quitar.
CASANDRA
Atrevido caballero, 930
aunque seáis mi enemigo,
la osadía del intento
os hace digno de que
logréis vos mi rendimiento.
CARLOS
Lisardo.
LISARDO
¡Carlos! ¡qué miro!
935
CARLOS
Aquí a Casandra os entrego,
porque seáis vos testigo
de lo que al Duque merezco.
Mas aún queda más que hacer:
a la batalla me vuelvo; 940
que aunque he logrado este triunfo,
no lo es sin el vencimiento.

 (Vase.)  



Escena XVI

 

CASANDRA, LISARDO, GERUNDIO.

 
GERUNDIO
Vive Dios, que la pescó;
señores, el juicio pierdo.
¡Que sea pobre mi amo, 945
pudiendo ganar un reino
con irse a pescar Casandras!
LISARDO

 (Aparte.) 

Si lo que Carlos ha hecho
sabe el Duque, le ha de dar
tan aventajados premios, 950
que ha de conseguir a Laura.
CASANDRA
Mi fortuna lo ha dispuesto;
ya soy vuestra prisionera.
LISARDO
Señora, de mi respeto
mirada, no como presa 955
seréis, sino como dueño.
Mas ya el Duque viene aquí.


Escena XVII

 

El DUQUE, soldados. Dichos.

 
DUQUE
Ya mis soldados volvieron,
que de uno solo alentados
(que para premiar su esfuerzo 960
quisiera saber quién es),
a la colina subieron,
y ya della se apodera.
Pero, Lisardo, ¿qué es esto?
LISARDO
Esta señora es Casandra, 965
que aquí prisionera tengo.
CASANDRA
Fuerza ha sido del destino;
que no resisto, ni quiero.
DUQUE
¿Quién, Lisardo, sino tú,
me lograra este trofeo? 970
GERUNDIO
No ha sido sino mi amo,
Señor, que la trajo en peso.
CASANDRA
Mi desdicha es quien me trae.
DUQUE
Si supierais de mi pecho
cómo os recibe, no dierais 975
ese nombre a este suceso;
mas a que lo conozcáis
dará lugar otro tiempo.
CASANDRA

 (Aparte.) 

No es tan horroroso el Duque
como yo pensaba, cielos. 980
VOCES

 (Dentro.) 

Socorro al Marqués, soldados.
DUQUE
Ve, Lisardo; mas ¡qué veo!
Un soldado de los míos
ha sacado a un caballero
de la silla del caballo, 985
a quien quitó rienda y freno,
y con él luchando viene.
Lisardo, aquel es el mesmo
que los volvió a la colina;
y los que le van siguiendo 990
le van hiriendo a su salvo.
Socorredle, caballeros;
que él es a quien el principio
de aquesta victoria debo.
GERUNDIO
Ay, Señor, que ese es mi amo. 995
DUQUE
¿Quién es vuestro amo?
GERUNDIO
Un jumento;
¿qué ha de ser sino un borracho,
hombre que se mete en esto?
VOCES

 (Dentro.) 

Vitoria por nuestro duque.


Escena XVIII

 

CARLOS, ensangrentado y luchando con FEDERICO. Dichos.

 
DUQUE
A él se debe este suceso; 1000
mas ya llega, socorredle.
CARLOS
Ya he conseguido mi intento.
FEDERICO
Hombre o demonio, ¿quién eres?
CASANDRA
El Marqués es éste, ¡cielos!
CARLOS
Ya a vuestras plantas, Señor, 1005
veis los enemigos vuestros.
Por letras y armas he sido
quien la corona os ha puesto,
pues a costa de la sangre
que en vuestra presencia vierto, 1010
rendí al marqués Federico,
y a Casandra... Mas mi aliento
falta para las palabras.

 (Cae.)  

DUQUE
¡Oh cuánto su muerte siento!
LISARDO
Desmayo es, Señor, no muerte. 1015
GERUNDIO
¡Señor mío!
LISARDO
Aparta, necio.
GERUNDIO
¿Carlos mío? Déjenme
que le pregunte si ha muerto.
DUQUE
Lisardo, haced cuidar dél.
LISARDO
Retiradle.

  (Aparte. 

Que si puedo,
1020
porque mi amor no embarace,
yo haré dilatarle el premio.)
 

(Vase, y retiran a CARLOS algunos soldados.)

 
GERUNDIO
Maldita sea la borracha
por quien buscaste este premio.

 (Vase.)  



Escena XIX

 

El DUQUE, CASANDRA, FEDERICO, soldados.

 
FEDERICO
Ya que es vuestra la victoria, 1025
yo, Duque, de vos no espero
alivio; que si Casandra
es vuestra, ya yo estoy muerto.
DUQUE
El que yo he de daros es
no llevaros prisionero, 1030
para daros el castigo
de mirar que me la llevo:
idos pues. Venid, Señora.
FEDERICO
Sin vida y sin alma quedo.
CASANDRA
Cuando me lleva el poder, 1035
no es de vos el vencimiento.
DUQUE
Éste sabré yo hacer mío.
CASANDRA
¿Cómo, si yo os aborrezco?
DUQUE
Obligando vuestro amor.
CASANDRA
¿Con qué, si es odio el que tengo? 1040
DUQUE
Con finezas.
CASANDRA
Serán vanas.
DUQUE
Hacer muchas.
CASANDRA
Valdrá menos.
DUQUE
Porfiar.
CASANDRA
No venceréis.
DUQUE
Contentaréme a lo menos,
cuando no os pueda hacer mía, 1045
con la gloria de ser vuestro.
CASANDRA
Bien haréis; que yo de vos
no pensé hallar lo que veo.
No ha de ir así vuestra alteza.
DUQUE
Quiero ser yo el prisionero. 1050



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