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El médico poeta

Juan Ignacio González del Castillo





PERSONAS
 
                          DON BRUNO, médico.
DON JUAN, su pasante.
DON JAIME.
DON PEDRO.
DOÑA ELENA.
CLARA, criada.
TÍO CANILLA, herrero.
TORIBIO, gallego.
SILVESTRE, lacayo.
CURRILLO, muchacho.


La escena representa el estudio de DON BRUNO. Algunos estantes de libros; mesa con papeles y escribanía. DON BRUNO, escribiendo, y DON JUAN, de pie.

DON JUAN Señor don Bruno, ya son
en punto las diez y media.
¿No vamos a visitar
los enfermos?
DON BRUNO                          Que se mueran;
que esto es primero.
DON JUAN                                      Yo creo 5
que carga usted su conciencia.
DON BRUNO ¿Qué conciencia ni qué haca?
No me corte usted la hebra,
pues ve que estoy en lo más
crítico de la comedia. 10
DON JUAN Haga usted lo que gustare.
DON BRUNO Mire usted: cincuenta escenas
llevo ya escritas.
DON JUAN                                Sepamos
el título de la pieza.
DON BRUNO Nacimiento, vida y muerte 15
de la más fuerte gallega.
DON JUAN Ese título, don Bruno,
declara que usted no observa
las unidades.
DON BRUNO                         A mí
me fastidian esas reglas. 20
¿Dónde hay mayor frialdad
que ver toda la comedia
en una decoración,
y que los lances sucedan
en pocas horas? No, amigo; 25
lo que gusta a la cazuela
es ver: ahora un palacio;
luego una isla desierta;
aquí nacer tres muchachos;
y en la jornada tercera 30
verlos salir de ermitaños
con una barba de a tercia.
Esto agrada, y con razón,
porque cualquiera mozuela,
en volviendo a casa, tiene 35
que contar semana y media.
DON JUAN ¿Y quién es esa heroína
de Galicia?
DON BRUNO                   Si la idea
es toda de casquis...
DON JUAN                                    Siempre
convendría que tuviera 40
fundamento.
TORIBIO (Saliendo.)    Señur amu;
prata para la despensa.
DON BRUNO Hombre, has llegado a buen tiempo.
¿Conoces, allá en la tierra,
alguna que se llamase 45
Dominga, de mucha fuerza?
TORIBIO Sí, señor; eu conocí
a Domiña de Ferreiras;
una mujer como un pinu
que andaba sus cuatro leguas 50
con una pipa de vinu
en las custillas.
DON BRUNO                           Halléla.
Mi heroína ha de llamarse
también Dominga Ferreiras.
CLARA (Saliendo.)
Bruto, ¿aún no has ido a la plaza? 55
TORIBIO El diñeiru al punto venga.
DON BRUNO Espera, y me informarás
de Dominga.
CLARA                        ¡Qué paciencia!
¿Pero cuándo ha de traer
la comida?
DON BRUNO                      Cuando pueda. 60
Y si no, que no se coma;
que primero es la comedia.
CLARA ¡Yo me pudro!
DON PEDRO (Saliendo.)      Buenos días.
DON BRUNO Adiós, Pedro. (A TORIBIO.) Dos pesetas
tienes ahí. Compra y vuelve, 65
para hablar de la gallega.
TORIBIO Está muy bien.
CLARA                                   Ya estoy harta
de sufrir tantas simplezas.        (Vase.)
DON PEDRO ¿Conque te casas, amigo?
DON BRUNO Mucho. Con doña Teresa, 70
hija de don Jaime Alejos.
DON PEDRO Es muy buena conveniencia.
DON BRUNO Como que trae de dote
lo menos treinta talegas.
DON PEDRO Entonces serás un rey. 75
DON BRUNO Dejo al punto las recetas,
y me dedico a escribir
cada día una comedia.
DON PEDRO Harás bien; que te da el naipe
para los versos.
DON BRUNO                            ¡Si vieras 80
qué comedia escribo ahora!
DON PEDRO Léeme el principio, siquiera.
DON BRUNO Con mucho gusto. Don Juan,
acerque usté la silleta.
Chitón. «Comedia, sin fama, 85
en siete actos, compuesta
por don Bruno Guacamayo.»
DON PEDRO ¿En siete actos?
DON BRUNO                             Es fuerza;
porque la heroína tiene
que andar por mar y por tierra 90
las siete partes del mundo.
DON JUAN ¿No son cuatro?
DON BRUNO                              Si es licencia
poética...
DON JUAN                   Pero es mucho
querer...
DON BRUNO                  Usté es un trompeta.
Lea las composiciones 95
ya antiguas y ya modernas,
y verá usted cómo el mundo
cómico tiene diversa
Geografía.
DON JUAN                    Me parece...
DON PEDRO Don Juan; no sabe usted letra. 100
DON BRUNO Amigo mío; estudiar.
DON JUAN Pero no puede...
DON PEDRO                              A la escuela.
No pierdas tiempo; prosigue.
DON BRUNO «Personas que hablan en ella:
el rey don Juan el Segundo, 105
el rey de Argel, Julio César,
el emperador de China,
Dominga, dama gallega,
el cura que la bautiza,
el padrino y la partera...» 110
DON PEDRO Hombre, ¿qué diablos ensartas?
¿Una partera?
DON BRUNO                           Babieca.
¿No es persona necesaria,
si ha de nacer en la escena
la tal Dominga?
DON JUAN                             Ea; vamos, 115
siga usted leyendo.
DON BRUNO                                  Atiendan:
«un enterrador, cien frailes,
seis cofradías, setenta
pobres del Hospicio, mil
y quinientas cañoneras, 120
cien navíos de tres puentes...»
DOÑA ELENA (Saliendo.) Beso su mano.
DON BRUNO                                                ¡Que vengan
a interrumpirme! Señora,
diga usted lo que me ordena.
DOÑA ELENA Yo tengo que consultarle 125
cierto asunto, con licencia
de los señores.
DON BRUNO                            Sea breve,
señora, que estoy de priesa.
DON ELENA Perdone usted que me siente,
que se me parten las piernas. 130
DON BRUNO ¡Qué sorna! Despache usted.
DOÑA ELENA ¿Dónde tengo la cajeta?
Aquí está. Tome usté un polvo;
verá un tabaco de Persia
exquisito, y aliñado 135
con estiércol de cigüeña.
DON BRUNO Yo, señora, no lo gasto.
Despache usted, que me esperan.
DOÑA ELENA Yo, don Bruno, desde niña
padezco unas turbulencias 140
ventriculares tan fuertes,
que me revuelco en la tierra.
DON BRUNO Le pondré un reto a la dama,
donde arroje una chinela.
DOÑA ELENA En efecto; he consultado 145
veinte médicos y treinta
cirujanos; pero todas
las opiniones discrepan.
Unos me dicen que tengo
un avispero en las telas 150
del corazón; otros juzgan
que con la sangre y la flema
se me forma un animal
como una mula manchega;
y ayer me dijo un barbero 155
que, según todas las señas,
tengo un eclipse en el vientre.
DON BRUNO Don Juan, ¡qué famosa idea!
Ponga usted, no se me olvide,
que la dama, en una selva, 160
para saltar una zanja,
se echó su caballo a cuestas.
¿Qué tal, qué tal?
DON PEDRO                              ¡Cosa grande!
Será peregrina escena.
DON BRUNO Prosiga usted, que bien oigo. 165
DOÑA ELENA Por lo tanto, yo quisiera
que usted me desengañase;
porque no tengo paciencia
para sufrir.
DON BRUNO                      Ya comprendo.
¿Qué siente usted con frecuencia? 170
DOÑA ELENA A eso voy. Escuche usted.
Yo siento en la parte interna
del estófago unos golpes
tan horrorosos, que suenan
como cuando los soldados 175
atacan con mucha fuerza
un cañón de treinta y seis;
después este estruendo rueda
por la región inferior
y el corazón se me aprieta. 180
Entonces siento unas bascas
mortales; la náusea empieza;
hay obstrucción de conductos;
se me eclipsan las potencias;
me da un síncope; deliro; 185
ningún remedio aprovecha;
no ayuda el clister; no sirven
unturas, baños ni friegas;
y, cuando pienso que voy
a reventar, quedo buena. 190
DON BRUNO Aquel día todo el patio
¡cómo aplaudirá la pieza!
Un mes me estaré, lo menos,
recibiendo enhorabuenas.
DOÑA ELENA ¿Qué dice usted de mi mal? 195
DON BRUNO En eso pensaba. (Aparte.) Apenas
me acuerdo de una palabra.
(Alto.) ¿Conque, en fin, a usted le aprieta
el dolor de la espaldilla?
DOÑA ELENA No he dicho tal.
DON BRUNO                               ¡Qué cabeza 200
la mía! Ya quedo impuesto.
Lo que usted tiene es postema
en el hígado.
DOÑA ELENA                         ¡Jesús!
¿Qué dice usted? ¡Yo estoy muerta!
¿En el hígado? ¡Qué horror! 205
¡Ay mísera doña Elena!
DON BRUNO ¿Elena se llama usted?
Buen nombre para comedia.
DOÑA ELENA Por Dios; déme usté un remedio
para arrojarla.
DON BRUNO                           No tenga 210
temor, que yo le daré
una admirable receta
para que arroje de un golpe
los intestinos con ella.
DOÑA ELENA ¡Yo tiemblo sólo de oírlo! 215
Mire usted que soy doncella,
por si es del caso. ¡Ay de mí!
Por amor de Dios; que sea
eficaz; que el boticario
todos los botes revuelva. 220
DON BRUNO Vaya, pues: esta bebida
tómela en ayunas. Ea;
tenga usted valor.
DOÑA ELENA                                 Don Bruno;
yo vivo en la calle Nueva.
DON BRUNO Ya sé la casa. Allá iré. 225
DOÑA ELENA No lo olvide.
DON BRUNO                           Yo iré a verla.
DOÑA ELENA Diga usted: ¿podré comer
picantes, o guardo dieta?
DON BRUNO Coma usted cuanto quisiere.
DOÑA ELENA Cuidadito. (Vase.)
DON BRUNO                          Nada tema. 230
Vaya usted con Dios. ¡Qué posma!
Prosigamos la leyenda.
DON PEDRO Dios quiera que no interrumpan.
DON BRUNO Al majadero que venga,
le receto cuatro libras 235
de solimán, y revienta.
DON JUAN Prosiga usted.
DON BRUNO                          A eso voy.
Oíd: «Jornada primera.
Aparecen siete montes
en el centro de la escena, 240
y el del medio arrojará
llamaradas, humo y piedras;
terremoto, lluvia y viento;
y entre truenos y centellas,
sale del dicho vesubio 245
Satanás con las orejas
chamuscadas, y vestido
de currutaco.»
DON JUAN                          ¡Qué bella
decoración!
DON BRUNO                      En poniendo
debajo media docena 250
de barriles, atacados
de balas, pólvora y piedras,
saldrá volando el actor
sin necesidad de cuerda.
DON PEDRO No hay como la propiedad. 255
DON JUAN ¿Mas si el teatro se quema?
DON BRUNO Que se queme; mas por eso
pondrán mi nombre en Gaceta
y dirán que supe hacer
a lo vivo una tragedia. 260
DON PEDRO Dices bien.
DON BRUNO                      Pues escuchad,
que Lucifer representa:
«¡Ah del negro pavimento
del abismo, donde afeitan
los barberos de Plutón 265
tantísima cara fea!
Salid, espíritus negros,
a mi voz. No te detengas,
horroroso Tintimarro;
tú, asqueroso Girapliega, 270
Conicordio, Casquirrubio,
Cachicanuto...»
TÍO CANILLA (Saliendo.)          Dios sea
en esta casa. Yo vengo
a ver a usted.
DON BRUNO                         Presto; apriesa
vaya a meterse en la cama 275
y haga usted las diligencias
del cristiano, y que le pongan
dos cáusticos en las piernas.
TÍO CANILLA Señor, ¿adónde va usted
con tanta metralla? ¡Ea; 280
que me tiene usted cariño!
DON BRUNO ¿No está usted malo?
TÍO CANILLA                                      Ni quiera
la Sábana Santa que
a mi cuerpo ná le duela.
DON BRUNO Como tiene usté esa cara 285
hipocrática, cualquiera
le mandara disponer.
TÍO CANILLA ¿Cara hipocóndrica? Arrea;
¿a que me mete usté ahora
en descrúpulos?
DON BRUNO                              ¡Qué flema! 290
Prontito. ¿Qué se le ofrece?
TÍO CANILLA No sea usted súpito, prenda.
Vamos; venga usted ahora
a visitar una enferma.
DON BRUNO Allá iré luego.
TÍO CANILLA                           Usted mire 295
que tiene una pataleta
que no se puede lamer.
DON BRUNO ¿Insulto?
TÍO CANILLA                  Muchas pesetas.
DON BRUNO ¿Cuándo le dio?
TÍO CANILLA                               Escuche usted
toíto el caso. Usted sepa 300
que Manola la Ronchona
tuvo ayer noche una cena
de cachipolache.
DON BRUNO                              Ya;
¿bebió y se atracó sin rienda?
TÍO CANILLA Yo no sé; pero la probe 305
comenzó a las tres y media
de la noche a retorcer
el jocico, dando vueltas
como un gusano y poniendo
los gritos en las estrellas. 310
Yo le dije: «Manolita,
¿dónde te escarabajea?
Habla; demonio», y la probe,
tirando al aire corvetas,
me respondió: «¡Yo me muero! 315
¡Ay paecito! Una lezna
me soplan por lo más jondo
del estómago; y me llegan
los dolores hasta el mesmo
remate de la paleta 320
posterior.» La madre, al punto,
medio aturdida, en las piernas
le puso unos aforismos
y le encajó una docena
de rogativas, cada una 325
más grande que una cubeta.
En fin; con este remedio
le vinieron con tal fuerza
unas fuertes comisiones,
que se iba de vareta. 330
DON BRUNO Muy bien hecho. ¿Y se alivió?
TÍO CANILLA ¡Qué aliviar, si pide iglesia
a tóo trapo! La cara
parece una berenjena.
DON BRUNO Márchese usted, que allá voy. 335
TÍO CANILLA No me muevo tan y mientras
que usted no venga conmigo.
DON BRUÑO Estoy leyendo una pieza
dramática a los amigos.
TÍO CANILLA Pues al avío; usted lea 340
su perlática, que yo
estaré en esta silleta.
DON BRUNO ¡No hay fuerzas para lidiar
con esta gente!
DON JUAN                            Paciencia,
señor don Bruno.
DON PEDRO                                 Prosigue; 345
que no importa que se muera.
DON BRUNO Pues escuchad. Concluida
la invocación, se descuelgan
por cuatro cables muy gordos,
atados a la cazuela, 350
todos los diablos nombrados,
vestidos de petimetras.
TÍO CANILLA Mire usted; por poco, anoche,
no me llevan con la gresca
del consulto de mi hija; 355
y si no voy a la tienda
y le pido al Montañés
el abrigo, se me hielan
las injundias, y a esta hora
estoy ya como la enferma. 360
DON BRUNO Calle; y atienda usté, amigo.
CLARA (Saliendo.) Señor; dé usted para especias.
DON BRUNO Aguárdate; y de camino
escucharás esta escena.
CLARA Avise usté en acabando, 365
que yo no escucho simplezas.     (Vase.)
DON BRUNO ¡Bruta, insensata! ¿Qué sabe
de poesía la muy puerca?
Hoy tengo de despacharla.
TÍO CANILLA Señor doctor; que la enferma 370
está liando el petate.
DON BRUNO Que se espere o que se muera;
que esto es primero.
DON PEDRO                                      Prosigue;
no hagas caso de quimeras.
DON JAIME (Saliendo.) Señores, muy buenos días. 375
DON BRUNO ¿Hay desgracia como ésta?
DON PEDRO No disgustes a tu suegro.
DON JAIME ¿Cómo está de esta manera,
sin peinarse?
DON BRUNO                       No ha venido
el peluquero.
DON JAIME                         Son cerca 380
de las diez.
DON BRUNO                       Siéntese usted,
y escuchará una comedia
que he compuesto.
DON JAIME                                  ¿Y los enfermos
que esperen o que perezcan?
DON BRUNO Si ya acabo... «Escena quinta.» 385
SILVESTRE (Saliendo.)
Señor don Bruno; que esperan
en la junta. Venga usted.
DON BRUNO Que esperen enhorabuena;
que esto es primero.
TÍO CANILLA                                   Señor;
mire usted que está la enferma 390
en aquel parasimismo.
DON BRUNO No me quiebre la cabeza.
Si se ha muerto, que la entierren;
y si no, tenga paciencia.
SILVESTRE ¿Qué dice usted?
DON BRUNO                              Que te aguardes, 395
y oirás una gran comedia.
CURRILLO (Saliendo.) ¡Paire, pairceito mío;
que mi hermanita Manuela
ahora mismito se ha muerto!
TÍO CANILLA ¿Qué dices, cara de peña? 400
¿Esa noticia me traes?
Señor doctor, ya la enferma
dice que no ha menester
sus medicinas.
DON BRUNO                            ¡Requiezcam!
Me ha excusado un homicidio 405
con haberse muerto ella.
TÍO CANILLA ¡Qué caliá tiene usted,
señor méico! Se vea
en Argel con esa bata;
que me parece alma en pena. 410
DON BRUNO No venga usté a sofocarme.
A bien que, cuando se ofrezca
otra vez, llegaré a tiempo.
TÍO CANILLA Antes toítas mis muelas
a la puerta de un barbero 415
se columpien, que yo vuelva
a llamarle en toa mi vida.
DOÑA ELENA (Saliendo.)
Señor don Bruno, ¿usted piensa
mofarse de mí? ¿Qué sarta
de disparates es ésta? 420
DON BRUNO ¿Qué es lo que dice, señora?
DOÑA ELENA ¿Qué he decirle? Que apenas
el boticario tomó
en la mano la receta,
cuando comenzó a soltar 425
carcajadas. La caterva
de médicos que allí estaban
acudió al instante a verla.
Entonces todos a un tiempo,
con las quijadas abiertas, 430
se tiran sobre las sillas
y los ijares se aprietan.
Sólo un viejo, con coraje,
tiró la peluca en tierra
y exclamó: «¡Que la salud 435
se confíe a tales bestias!»
DON BRUNO ¿Cómo, cómo; bestia yo?
¡Habrá mayor insolencia!
DON JAIME ¿A ver? Venga ese papel,
que algo entiendo en la materia. 440
(Lee.) «Récipe: Cinco barriles
de pólvora, y ciento y treinta
demonios hermafroditas,
con otras tantas cigüeñas
infernales. El doctor 445
don Bruno.» ¡No lo creyera!
Se han burlado con razón,
y aun han tenido modestia
respecto de los dislates
que en este papel se encierran. 450
DON BRUNO ¡Toma! Una equivocación
siempre la tiene cualquiera.
DOÑA ELENA ¿Equivocación en cosa
en que tanto se interesa?
¡Insensato! ¿A mí atacarme 455
de pólvora, cual si fuera
algún mortero de aplaca?
Yo le pondré una querella.
TÍO CANILLA ¡Pues si viera usted, señora,
lo que ha hecho conmigo! Ea; 460
que es la última de toas
las endinidades. Esta
mano me corte el buchí
si el día que yo le vea
por la fragua no le rasco 465
con un jierro la cabeza.
DOÑA ELENA Será muy bien empleado,
DON BRUNO Prontito, tomen la puerta.
SILVESTRE Señor; que espera la junta.
DON BRUNO Di que llamen a quien quieran; 470
que yo no vuelvo a curar,
pues tengo treinta talegas
que me da mi suegro el día
que con su hija Teresa
me despose.
DON JAIME                       Si no trata 475
de buscar novia y moneda
por otra parte, se engaña.
DON BRUNO ¿Qué es esto? ¿Usted se blandea?
DON JAIME Sí, señor; porque sería
yo un demente si le diera 480
la muchacha a un insensato
que su profesión desprecia
por otra que no conoce,
perdiendo de esta manera
reputación e intereses 485
en una y otra carrera.       (Vase.)
DON BRUNO ¡Ay don Juan, que yo me ahorco!
TÍO CANILLA Muchacho, corre por cuerda;
y todos, por caridad,
jalaremos de las piernas. 490
DON PEDRO Hombre, mira: en escribiendo
cada mes cinco comedias,
te hartas de plata.
DON BRUNO                               Es verdad;
y, así, voy a acabar ésta,
para que la representen. 495
DOÑA ELENA Yo pagaré una docena
de mujeres que la griten.
DON BRUNO Y yo pagaré cincuenta
que la aplaudan.
TÍO CANILLA                              Si usted quiere
gente que chifle con fuerza, 500
le daré a usted de refuerzo
un batallón de viñeras.
DOÑA ELENA Lo admito.
DON BRUNO                      Allá lo veremos.
TÍO CANILLA No haga usted caso, mi reina.
TODOS Y aquí se acaba el sainete; 505
perdonad las faltas nuestras.
 
FIN

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