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41

Clarín fue más o menos naturalista siempre. Así, en la crítica a Resurrección de Tolstoi escribe tratando de dar sensación de permanencia ideológica que, cuando hizo el prólogo a La cuestión palpitante, «era yo entonces, sin embargo, tan idealista como ahora, así como ahora soy tan naturalista como entonces» (cit. por Beser, cit. en 2, p. 337).

 

42

Apud Rodríguez Puértolas, Zavala, Blanco Aguinaga, Historia social de la literatura española, Castalia, Madrid, 1979, vol. 2, p. 148.

 

43

Cfr. también Clarín, Paliques, edición, introducción y notas de Martínez Cachero, Ed. Labor, Barcelona, 1973, quien informa tangencialmente sobre diversos aspectos ideológicos y literarios de Clarín. Con respecto a Zola -a propósito del fanatismo de quienes le critican, por reaccionarismo- se dice: «El pensador imparcial ni alaba ni vitupera esta clase de fenómenos sociales y psicológicos: los estudia, busca sus causas naturales y analiza sus efectos; y el artista en almas y doctor en observación social, hace lo mismo, añadiendo la misteriosa influencia de la poesía, que da relieve y luz a la representación total de lo estudiado». Y más adelante: «Zola si no como hombre de fe, como artista, tal vez, y sin darse él mismo cuenta, como hombre de cierta fe, o a lo menos de cierta esperanza, y sin duda de certísima caridad, respetará, porque es santa, toda la poesía que hay en la ilusión sincera; tal vez adivinará, a fuerza de poeta realista, algo de la misteriosa verdad que hay probablemente en el esfuerzo humano que en el dolor tiende como un imán a lo divino paternal» (pp. 189-190). Todas estas ideas corroboran lo anteriormente dicho.

 

44

García Sarría (op. cit. en 20).

 

45

Cfr. Beser (op. cit. en 3), p. 335. Desde otro punto de vista, también admite determinismo.

 

46

Respecto a esta evolución, cfr. P. Saínz Rodríguez, La literatura del día, Barcelona, 1903, p. 143, tres períodos en Clarín: religioso y romántico, influencia del krausismo juvenil; influencia naturalista y positivista, considera inocente el anterior idealismo de cátedra; reacción idealista, 1890, nueva posición respecto al naturalismo (apud García Sarría, cit. en 20, p. 256). Cfr. también J. Balseiro, Novelistas españoles modernos, Nueva York, 1933, p. 375: cambio en Su único hijo, cinco años después de La Regenta. Para García Sarría, Su único hijo sería obra resumen y clave.

 

47

Albert Brent, «Leopoldo Alas and La Regenta. A Study in Nineteenth Century Spanish Prose Fiction», The University of Missouri Studies, vol. XXIV, n.º 2, 1951.

 

48

Baquero Goyanes, «Exaltación de lo vital en La Regenta», en J. M. Martínez Cachero (ed.), Leopoldo Alas, «Clarín», Serie El escritor y la crítica, Taurus, Madrid, 1978, pp. 157-178. Original en Archivum, II, 1952, pp. 189-216. Insiste Baquero en que la interpretación de Brent sobre el «fracaso» en La Regenta indicaría que el raquítico mundo cultural de Vetusta puede considerarse como una de las causas de esta frustración (p. 166), resultado de un desequilibrio producido por la oscilación entre autenticidad y no autenticidad. Cfr. también Baquero Goyanes, La novela naturalista española, Emilia Pardo Bazán, Murcia, 1955.

 

49

Op. cit. en 47. Para Galdós, La Regenta es «muestra feliz del naturalismo restaurado». Prólogo a la 3.ª ed., Madrid, 1900, apud 48.

 

50

Baquero (47) cita al P. Blanco García, que critica la obra por naturalista. También cita a González Blanco, Historia de la novela española desde el romanticismo a nuestros días, p. 209, para quien es la obra maestra del naturalismo europeo: «Clarín es el Zola puro, el documentado, el recargado si queréis...». Ibídem, 502, apud 47, p. 159, nota.