Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

  —437→  

ArribaAbajoCAPITULO III.

Las Imágenes de S. Hilarion Abad: de Santa Ursula, y sus compañeras: de S. Pedro Pasqual Martir: de S. Vicente, Santa Sabina, y Santa Christeta Mártires: de las de los Apóstoles S. Simon, y S. Judas, y de S. Narciso Obispo, y Martir


I Describió S. Gerónimo1557 con elegantes palabras, y estilo, la vida de S. Hilarion Ermitaño, y últimamente Abad. Mas, por lo que respeta á su Imagen, baste insinuar, que no solo se le debe pintar viejo, sino con barba, y pelo largo, velloso, y sin ningun aséo, ni curiosidad; quales eran aquellos antiguos Monges, que procuraban en gran manera agradar á los ojos de Dios, y no á los de los hombres, y al siglo. Porque, el que se le deba pintar viejo, infiérese claramente por haber servido á Dios setenta años enteros baxo la profesion de Ermitaño, ó de Monge: y por lo que mira á debérsele representar del modo que hemos dicho, velloso, inculto, y hórrido, lo convencen bien (omitiendo lo que de él escribe S. Gerónimo) las palabras que leémos en su rezo1558: Jamas lavó, ni se mudó el saco, que vistió una vez, diciendo, que era superfluo buscar aséos en el cilicio

2 Es muy célebre en la Iglesia la memoria de Santa Ursula, y la de sus compañeras Vírgenes, y Mártires: acerca de cuyos hechos, y martirio, son tantas, y tan varias las cosas que freqüentemente se dicen, y divulgan, que sería muy molesto, y enfadoso querer referirlas todas, aunque de paso: por lo que, dixo muy bien un Escritor versado en estas materias1559,   —438→   que hay muchas cosas en las Actas de dichas Santas, que pueden parecer ciertas, y verisímiles; pero que hay otras, inciertas, dudosas, y verdaderamente apócrifas. Afirma este Autor, y supone como cierto, que dichas Vírgenes fueron no menos que once mil, lo que con dificultad conciben otros, los quales no dan mucha fé á las historias que afirman un número tan crecido. Acuérdome haber leído en una obrilla de un Escritor Español (aunque no tengo presente el lugar) intitulada con el especioso nombre de Hiericonosphalmata, librito, que no me ha sido posible volverle mas á vér, que el error nació, de que en los antiguos libros se encontró el título en esta forma: XI. M. VV. el qual debiendo leérse simplemente once Mártires Vírgenes, leyóse, y entendióse once mil Vírgenes. Con efecto, si se juntáran en un mismo lugar los muchos cranios, que se tienen por de las compañeras de Santa Ursula, se contáran ya, no once, sino veinte y dos mil: así como habiéndose mandado juntar en una sola Provincia de Italia, los dientes, que decian ser de Santa Apolonia Martir, facilmente se encontraron tantos, quantos apenas habrian cabido en las bocas de mil personas. Séase de esto lo que se fuere, por lo que mira á la Pintura, es muy graciosa, y chistosa la respuesta de un Pintor, al qual habiéndosele mandado pintar en un quadro las once mil Vírgenes, pintó la puerta de un gran Palacio, ó Ciudad, saliendo de allí algunas doncellas con laureles, y palmas: y preguntándole ¿donde estaban las otras? respondió, que ellas eran muchas, que ya empezaban á salir, y que luego saldrian las demas.

3 S. Pedro Pasqual de Valencia, Obispo de Jaén, lustre, y esclarecido honor de mi Sagrada, Real, y Militar Orden de nuestra Señora de las Mercedes, Redencion de Cautivos, llamado el Valenciano, por ser natural de aquella Ciudad, y tambien porque en aquellos tiempos habia otro en la Orden del mismo apellido,   —439→   natural de Cataluña: fué muy célebre, y conocido, no solamente por sus hechos, méritos, y virtudes, y por haber desempeñado con suma alabanza las dignidades que tuvo á su cargo; sino tambien por los elogios que muchos le han dado, entre los quales no hay por que deba rehusar poner yo tambien mi nombre. Pues que habiendo dudado un varon muy docto, ó negado abiertamente en sus escritos, que S. Pedro Pasqual hubiese sido Religioso, movido yo de buen zelo, como pienso, compuse una Apología, y la dí al público con este título: Exámen de la verdad. Demonstracion Histórica del Estado Religioso de S. Pedro Pasqual de Valencia, Obispo de Jaén, glorioso Martir de Christo, y Doctor ilustrísimo, que se imprimió en Madrid el año de 1721. con tan feliz suceso, y favoreciéndome tanto la bondad de la causa, que mi buen contrario, como es muy amante, y amigo de la verdad, habiendo leído mi Apología, se dió por convencido, como consta, así de las cartas privadas que me ha escrito despues, llenas de singular amor, y benevolencia, que se guardan auténticas en el Archivo General de este Convento, como también del breve prefacio, que puso al tomo VIII. de su Historia Cronológica.

4 Pero, por lo que respeta á sus Pinturas, y efigies, la mas freqüente de todas, es la de pintarle como un viejo anciano (pues pasaba de setenta años quando padeció martirio por la Fé) vestido con las insignias Pontificales, que usan quando están en su casa los Obispos de nuestra Orden nunca bastantemente alabada, y traspasada una espada por su garganta; pues con estas, y otras cosas, que por via de adorno añaden los Pintores, se significa suficientemente el mérito de su sabiduría, y la excelencia de su martirio. Mas, como tambien le pintan muy á menudo conversando con un niño de hermosura divina, y singular, no será fuera del caso exponer el motivo de esta Imagen, y Pintura,   —440→   que segun refieren los Historiadores de su vida, pasó de este modo. Estando el Santo cautivo entonces en Granada, donde quiso mas quedarse esclavo, que dexar en la vil esclavitud á ciertos muchachos, que corrian riesgo de negar la Fé, ó de perder (lo que causa vergüenza el decirlo) la pureza, y castidad, queria el Santo celebrar un dia el Sacrificio de la Misa, á cuyo fin andaba buscando por todas partes á alguno que se la ayudára, conforme á la costumbre de la Iglesia. Cumpliéronsele al punto sus deseos, porque presentósele delante un muchacho en figura humana, de edad, á lo que parecia, de unos doce años; pero que segun demostraba, resplandecia en él cierta elevada, y augusta magestad, mucho mas que de hombre:


Sic roseis stat forma genis, sic frontis honore
Fulget apex, tales accendunt lumina flammæ
Humanum tic crede decus: non pulchrior altos
Phœbus agit currus; non unquam sidere tanto
Oebalii micuere Dei.........................................

Alegre Pasqual por tan oportuno acontecimiento: ¿Quieres, buen muchacho, le dixo (pues sin duda sabes, segun infiero de tu porte, y hermosura) ayudarme la Misa? La sé ayudar, Padre (respondió el muchacho), y lo haré con mucho gusto. Celebró al instante el Prelado su Misa con tal júbilo, y alegria de su alma, que facilmente se dexaba entender, que por un prodigioso milagro estaba presente la Deidad, que infundia tanta dulzura, y piedad al Prelado que estaba celebrando; y que en aquel lugar, aunque lúgubre, y angosto, resplandecian las estrellas, y olía allí con singular, y mas que natural fragancia:


Quidquid thuriferis spirat Panchaia silvis,
Quidquid odoratus longè blanditur Hydaspes,
Quidquid ab extremis ales longæva colonis
Colligit optati referens exordia secli.

  —441→  

Habiendo el Prelado concluído su Misa, y dado gracias, llamó con cariño al muchacho, y le dixo: ¿Tú que sabes ayudar tan bien, y con tanta exâctitud la Misa, sin duda sabrás tambien los dogmas de la Fé, y la Doctrina Christiana? Es así que la sé, respondió él, y si no, puede Vmd. Padre, exâminarme. ¿Pues quántas son las Personas Divinas? díxole el Prelado. Tres son, Padre, respondió el muchacho: el Padre, y el Espíritu Santo. Estas son dos, replicó Pasqual: ¿Dónde está el Hijo? El Hijo (¡pásmense los Cielos, y los hombres!) el Hijo, dixo entonces el muchacho, soy yo mismo, ó Pedro, que por los muchachos, que con menoscabo, y dispendio de tu libertad, has redimido de las manos, y yugo de estos bárbaros, me tienes á mí por cautivo. Y dicho esto, desapareció luego de su vista, dexándole lleno de un amor suavísimo, que no podrá facilmente explicar, quien no esté abrasado en las llamas del Divino amor. Este es un modo bastante freqüente de pintar á S. Pasqual, como lo he visto, y contemplado muchas veces.

5 Nadie pone duda en que los esclarecidos Mártires Vicente, Sabina, y Christeta fuesen Españoles, aunque sobre el lugar de su nacimiento hay entre nosotros muchas, y piadosas disputas. Unos afirman haber nacido en Ebora de Portugal, otros, que nacieron en Talábriga: disension, que se originó tambien sobre el lugar de su sepultura, como insinuarémos despues. Con efecto (viniendo ya á mi asunto) cometería un error contra la fé de la historia, el que pintára flechas, ó espadas por insignias del Martirio de estos Santos; puesto que el martirio que les dieron, fué el hacerles poner sus cabezas sobre una dura piedra, y luego con otra grande se las golpearon, haciendo mil pedazos de ellas, y esparciendo sus sesos en muchísimas partes. Con tal rabia, y crueldad se enfurecian los Gentiles contra los esforzados Athletas de Jesu-Christo, siéndoles permitido   —442→   á aquellos locos, quanto se les antojaba.

6 Por lo que mira á sus Pinturas, es muy del caso advertir aquí, lo que se refiere por una casi constante tradicion en la Ciudad de Avila, donde ciertamente se cree que padecieron martirio. Como los Gentiles hubiesen dexado sin enterrar los cuerpos de dichos Santos, para que las aves, ó fieras los despedazáran; providenció Dios, que quedasen íntegros, é incorruptos: lo que dicen haber pasado de este modo. Estaba escondida cerca de la misma Ciudad en sus escondrijos una feróz serpiente, qual la describe el Poeta Latino, el qual, despues de haber dicho varias cosas sobre esto mismo, dice1560:


Postquam exhausta palus, terræque ardore dehiscunt,
Exilit in siccum, & flammantia lumina torquens,
Sævit agris, asperque siti, atque exterritus æstu
.........................
Arduus ad solem, & linguis micat ore trisulcis

Este guardian dió Dios á los cuerpos de los Santos Mártires; el qual cumplió fielmente su encargo, de suerte que apenas osó nadie arrimarse á los cuerpos de los muertos, fuera de un hombre rico, y opulento, Judío de secta, y de profesion, el qual habiéndose acercado á vér los sagrados cuerpos, con ánimo, ó poco medroso, ó aun ilusorio (no por desgracia suya, como pensó él entonces; sino por su gran bien, por lo que despues le sucedió): experimentó finalmente, que Dios tenia cuidado de los cadáveres de los Mártires. Porque aquel dragon, como que tenia muy bien presente su oficio, al Judío, que nada pensaba menos1561,


Corripuit, spirisque ligat heu! ingentibus: & jam
Bis medium amplexus, bis collo squamea circum
Terga dabat, superat capite, & cervicibus altis.

  —443→  

¿Qué haria entonces el miserable, viéndose en tales angustias, y apreturas? ¡Pero dichosa resolucion! ayudado de la gracia de Dios, vínole á la memoria el piadoso, y saludable pensamiento de hacer voto, como en efecto lo hizo, de recibir el Bautismo, si Dios le libraba de un tan mortal peligro: y ademas, que enterraría en lugar decente los cuerpos de los Santos Mártires. No bien habia hecho su voto, quando viéndose ya libre de un peligro tan manifiesto, no difirió un punto poner en execucion lo que habia prometido: y recibiendo luego el Bautismo, edificó á expensas suyas una capilla, ó templo, que los moradores, y ciudadanos de Avila, afirman constantemente ser el mismo que hoy subsiste. Baxo este fundamento se crée por lo comun, que las reliquias de estos Santos no están en otro lugar (aunque se controvierte por ambas partes), sino en la misma Ciudad de Avila. Todo este suceso presta un espacioso campo, en que puede dilatarse qualquier Pintor erudito.

7 Como siempre es, y ha sido grande el amor, y deseo insaciable que tienen los hombres, no solamente de saber, sino tambien de divulgar lo que nunca ha podido saberse con bastante certeza; así ha acontecido en muchos hechos, y particularmente en los de los Santos Apóstoles. Con efecto, los primeros Escritores Christianos tuvieron muy poca noticia de los hechos de los Santos Apóstoles S. Simon, y S. Judas. Pero vino en estos últimos tiempos un Escritor desconocido á los antiguos, llamado Abdías de Babilonia, que salió á luz, no sin aplauso de hombres de comun, ó vulgar erudicion. Aunque ya, gracias á Dios, que habiéndose conocido la mala fé de este Historiador, el Papa Paulo IV. declaró por apócrifo dicho libro, y aun lo prohibió, como lo dice Sixto Senense Autor de la Biblioteca. Sobre que, si no me engaño, he tocado algo arriba. Resta, pues, que las Imágenes de estos Apóstoles se pinten   —444→   con arreglo á las leyes comunes; esto es, que los representen junto con los demás Apóstoles, como martirizados, y á cada uno de ellos con su libro: no solo por habernos dado todos los Apóstoles reglas de Fé, y para vivir bien; sino tambien, porque S. Judas Tadéo escribió una Epístola, que es de las Canónicas, y que ha recibido la Iglesia Universal en el Santo Concilio de Trento; sin que sea ningun obstáculo el que el Santo Apostol en dicha Epístola refiera una narracion tomada del libro de Henoc, que es verdaderamente apócrifo. De que se echa de vér, que concuerda muy bien, el que con ser apócrifo algun libro, contenga sin embargo alguna verdad.

8 S. Narciso Obispo de Gerona, es el último de los Santos que se celébran en el mes de Octubre. Sabida eS su historia, y el valor con que predicó en Ausburgo, atrayendo á muchos en la misma Ciudad á la Fé Católica, y particularmente á los que fueron despues esclarecidos Mártires de Christo: entre los quales es muy célebre aquella muger llamada Afra, que habiendo sido antes una ramera prostituta, dió despues ilustre testimonto de la Fé de Jesu-Christo, á quien amó con intensísimo amor; lo que en tanto es verdad, que un diligentísimo Escritor de estas materias1562, pone las Actas de este Santo, entre los hechos mas ciertos de los Mártires. Por lo que respeta á sus Imágenes, débesele pintar con las tres heridas que recibió, una cerca de los hombros, otra junto á su garganta, y la tercera finalmente en la pierna hácia el talón. Murió este Santo en el ímpetu de un tumulto, quando estaba celebrando el Sacrificio de la Misa. Esto basta quanto al Pintor. Porque en quanto al enxambre de moscas vengadoras, que saliendo del sepulcro del Santo Mártir, causaron gran mortandad en el exército de Felipe   —445→   Rey de Francia, aunque muchos Escritores afirman grave, y seriamente haber sucedido así: sin embargo, por ser este un hecho de que dudan no pocos; acasoserá mejor pasarlo en silencio.




ArribaAbajoCAPITULO IV.

Las Pinturas, é Imágenes de Todos los Santos, conforme suelen pintarlos comunmente en una misma tabla, ó lienzo: las de S. Carlos Borroméo, de S. Martin Obispo de Tours, y la de S. Diego de Alcalá


I Quando se representa á la vista la Pintura de Todos los Santos de la Corte Celestial, mucho se me ofrecería que notar, y que advertir, á no tener siempre presente el objeto que me propuse en esta obra. Porque, podria tratarse en este lugar, lo que no sería enteramente fuera del caso, de aquel famoso Templo, fabricado en tiempo de Octaviano Augusto, que por haberlo erigido, y dedicado en honor de todos los Dioses, no Domiciano, en que se equivocó el V. Beda1563, lino Marco Agripa en su tercer Consulado; le llamaron Pantheón: podria tambien tocarse algo aquí de la Fiesta de todos los Santos, que instituyó el Papa Bonifacio IV. y muchos otros puntos, que cómoda, y oportunamente tratan otros sobre esta materia; pero estas, y otras cosas semejantes las dexo para los demas Escritores, ciñéndome solo á lo que es de mi intento.

2 Pintan freqüentemente á los Santos en la Corte Celestial, de suerte que de un golpe de vista se vean distribuídos en sus clases, los esquadrones de Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires, Confesores, y Vírgenes, todos baxo el elevado trono de la Santísima Trinidad, junto al qual representan con muchísima razon   —446→   á la Purísima, é Inmaculada Virgen. Lo que por haberse ya introducido felizmente entre los Pintores, no hay para que deba yo detenerme en hacer una descripcion mas exâcta de semejante Pintura. Tal es, aquella excelente, y proporcionada como la que mas, de aquel peritísimo Artífice, á quien por ser de Luca, noble Ciudad, y República de Italia, llamaron comunmente Luqueto. Representa dicha Pintura la gloria de los Santos, en el Real, y magnífico Coro del Convento de S. Lorenzo del Escorial, con tal variedad, y hermosura, que apenas se puede figurar cosa mas excelente. Refiérense algunos dichos de los que la han visto, que si quisiera ponerlos aquí, acaso se deleytaría el Lector: pero no es mi ánimo escribir cosas jocosas, ó donayres, sino solamente cosas graves, y serias.

3 Quán grande haya sido el Príncipe S. Carlos Borroméo, Cardenal de la Santa Iglesia Romana, y Arzobispo de Milán, ya por la nobleza de su linage, ya por el zelo de la Disciplina Eclesiástica, y singularmente por la santidad de su vida; lo han tratado otros largamente, á quienes remito gustoso al Lector de esta mi obrilla. Mas, por lo que respeta á sus Imágenes, hay muy poco que advertir. Porque, quanto á los adornos Cardenalicios, y Pontificales, los mismos son hoy, que eran en su tiempo: singularmente restándonos aun en el dia retratos muy propios de este Santo. Una sola cosa advertiré brevemente, y es, que no se le debe pintar, ni muy joven, como lo he observado algunas veces, ni tampoco muy viejo, por haber muerto el año de 1584. quando apenas habia cumplido los 46. años de su edad: aunque tenia tan extenuado el semblante por los ayunos, y mortificaciones, que á muchos les parecería, que no tenia sangre en sus venas. De aquí es, que teniendo este Varon santísimo algo mas larga la nariz de lo que correspondia á su rostro, algunos Pintores se la han alargado demasiado, y en extremo: de suerte   —447→   que me vienen á la memoria aquellas sales, y dichos graciosos, que con aplauso de los eruditos compuso un ingenioso Español, contra uno que tenia la nariz muy larga, y levantada1564

4 Si quisiera decir algo, aunque en suma, de los insignes hechos de S. Martin Obispo de Tours, exemplar (si me es lícito hablar así) de Obispos Santos, sin duda me extendería mas allá de lo que permite esta obra: y así me ceñiré solo á lo que es de mi asunto. Si se pinta á este Santo en la edad en que murió, no tiene duda, que se le debe pintar enteramente viejo; pues murió á los ochenta y seis años de su edad, como prueba muy bien el Cardenal Baronio1565, fundado en el testimonio de Severo Sulpicio, que en este particular debe ser preferido á todos los demas, por haber sido compañero del mismo Santo: lo que me ha parecido advertir aquí oportunamente, por quanto algunos, fundados en otras suputaciones no tan verdaderas, no exâminaron esta materia con tanta exâctitud, y conforme á los cálculos de la Cronología.

5 Mas, como ya de mucho tiempo á esta parte, se ha introducido el pintar con mas freqüencia á S. Martin, en el estado en que aun mozo, y catecúmeno, partía su capa para cubrir á un hombre muy pobre que estaba medio desnudo; no me opongo á que esta Pintura se prefiera á las demas: con todo no puedo menos de advertir algo sobre esta materia. Lo primero, que siempre le pintan á caballo, de que Sulpicio en su vida, no hace ninguna mencion, no obstante de haber procurado investigar diligentemente todas las cosas de S. Martin. Lo segundo, que le pintan demasiadamente mozo, y casi muchacho; sin embargo de que sabemos por el mismo Escritor, que tenia diez y   —448→   ocho años, quando servía aun baxo las banderas del Emperador Juliano. No ignoro que hay hombres eruditísimos, que han puesto mucho cuidado, y diligencia en describir las razones de Cronología de la vida del glorioso S. Martin, y que han hablado con mucho pulso sobre esta materia.

6 Y que sea muy justo creér, que este obsequio de su siervo fué muy agradable á Jesu-Christo, aun quando no habia entrado S. Martin en la Iglesia, lo celébra ella misma con palabras tomadas del mencionado Escritor, que me ha parecido transcribirlas, y dicen así1566: Habiéndose dormido la noche siguiente, vió á Christo vestido con la parte de la capa con que habia cubierto al pobre. Mándanle que mire con mucho cuidado al Señor, y reconozca el vestido que él habia dado; y luego oye á Jesus, que rodeado de una multitud de Angeles, dice con voz clara: Martin siendo catecúmeno, me ha cubierto con este vestido. Hasta aquí Sulpicio. Por donde puede entenderse facilmente el sentido de aquellas palabras que se léen tambien en su rezo, que no quadrarian tan bien, si se entendiesen como dichas por Christo á S. Martin: sin embargo de no haberlas dirigido el Señor al mismo Santo, sino á los Angeles, que en aquella vision le acompañaban, y le tributaban reverente obsequio.

7 Por lo comun, y aun vulgarmente le pintan vestido con cogulla Monacal, propia de Monges Benitos. Pero si esto se toma en rigor, es yerro, y equivocacion. Porque, sobre no hallarse nada de esto en Sulpicio, Escritor diligente de los hechos de San Martin, puede desecharse, y contradecirse por otro capítulo. Pues dicha manera de cogulla, no se usó antes de la Regla del Gran Padre S. Benito, como facilmente puede convencerse: y ademas es cierto en toda verdadera   —449→   Cronología, que murió S. Martin mucho antes de nacer S. Benito. Y así, no usó, ni pudo usar el Santo un género de Hábito, que aun no se habia admitido, ni introducido en su tiempo. Porque, pensar que S. Martin siguió el Instituto de S. Benito (como yo mismo lo he oído á hombres de quienes no podía sospechar un tal anacronismo) es manifiesto error, y crasísima ignorancia.

8 S. Diego, á quien con ser Andaluz, le llaman de Alcalá, por haber vivido allí mucho tiempo, y haber tenido allí su sepultura; apenas (por lo que mira á mi propósito) debiera haber entrado en esta mi obra. Es bien sabido, que en todo el tiempo de su vida, vivió en el humilde estado de Lego de la Orden del Seráfico P. S. Francisco. Por lo que, así, y no de otro modo se le debe pintar; sin que nadie deba extrañar esto, por haber sido este Varon humildísimo, Prepósito, ó Guardian de un Convento en una de las Islas de Canarias, de donde yo soy; porque la santidad, y prudencia no necesita de otros admíniculos de dignidad: ni aun al mismo Patriarca de los Menores S. Francisco, aunque por tantos títulos era hábil, y á propósito para el Sacerdocio, pudieron jamás obligarle, ó persuadirle á que recibiera este Orden. Puede tambien, y debe pintarse á S. Diego abrazando una Cruz de madera, tosca, y bastante grande; pues que estando para morir la abrazó con ambas manos, saludándola con muy tiernos afectos, y valiéndose de aquellas palabras: Dulce lignum, dulces clavos, dulcia ferens pondera, &c palabras, que pronunciadas por su boca, causaron no poca admiracion á los circunstantes, que nunca habian oído proferir palabra alguna Latina á este humildísimo Lego. Murió este Santo, no enteramente viejo, aunque como tenia su cuerpo quebrantado por los muchos ayunos, y peregrinaciones, representaba mas vejez.



  —450→  

ArribaAbajoCAPITULO V.

Las pinturas, é Imágenes de los Santos Acisclo, y Victoria, de Santa Isabél Viuda, de Santa Cecilia Virgen, y Martir, de San Clemente Papa, y Martir, de Santa Catalina Virgen, y Martir, y de S. Andrés Apostol


I Con razon venéra España, singularmente la Iglesia de Córdoba, á los Santos Hermanos Acisclo, y Victoria, como á pimpollos de su suelo patrio; pues refieren haber padecido en Córdoba, aun en tiempo de la Gentilidad: bien que las Actas de estos Santos que hoy nos restan, y se léen, tienen resabios sí, de una piedad fervorosa, pero poco instruída, y acendrada; por cuya causa mezclaron, y aumentaron estas Vidas, y Actas con otras cosas, de que no se tenia bastante noticia, y conocimiento. Dicen las Actas: Baxo de los Príncipes Romanos, presidiendo Dión en Córdoba. Hé aquí el primer tropiezo contra la verdad de la Historia: ni es esta cosa nueva, ó que deba causarnos admiracion: por haber sido costumbre en aquellos tiempos, que quando no se sabía el nombre del Prefecto, Presidente, ó Proconsul, fingia el Escritor el que se le antojaba, subrogando tal vez nombres Griegos en lugar de Romanos; cosa, que nunca acostumbraron los Romanos, como nadie ignora: y aun (lo que es mas de extrañar) en lugar de nombres Griegos, subrogaron otros mas extraños. Tal es el nombre de Paschasius en las Actas de Santa Lucía Virgen, y Martir: pues dicho nombre, no es Latino, ni Griego; aunque puede numerarse de algun modo entre los Griegos, por derivarse de aquel nombre Pascha, en que mudaron los Griegos la voz Hebréa Pesach, ó Phase, como quieren otros. Pero pasemos adelante. Este pues, sea quien se fuere, como hubiese buscado, y encontrado   —451→   facilmente á los hermanos Acisclo, y Victoria, quiso obligarles, á que renunciando la Religion Christiana, venerasen á sus Dioses; pero detestando generosamente dichos Santos un tal hecho, determinó atormentarles con exquisitos suplicios, de que saliendo siempre vencedores, acabaron su vida con glorioso martirio. Es muy extraño lo que refieren de las ruedas, por cuyo medio, metiendo fuego debaxo, revolvian los cuerpos de los Santos hermanos, habiéndoles antes untado con aceyte, y manteca. Con todo, no será fuera de propósito pintar á dichos Santos Mártires, y píos hermanos, como que están padeciendo este acerbísimo tormento; aunque es verdad, que Acisclo acabó su vida atravesándole una espada por la garganta, y Victoria, verdaderamente vencedora, atravesado su cuerpo con flechas: fuera de esto no me queda mas que advertir.

2 Santa Isabél, hija de Andrés Rey de Hungría, dió insignes señales de penitencia christiana, y de fervorosa caridad, dexándonos admirables exemplos que imitar, en los tres estados de su vida, de virgen, de casada, y de viuda. Con efecto esta Santa, deseando seguir una senda de vida mas pura, y estrecha, nunca hubiera consentido en casarse; pero rindiéndose humildemente á la voluntad de sus padres, la casaron con Luis Príncipe de Hesse, y de Thuringia, ó como le llaman los Alemanes, Landgrave, hombre Christiano, y pío, el qual habiendo muerto al cabo de pocos años, abrazó Isabél la vida de una viuda santa, qual la describe el Apostol; de suerte que con razon se puede decir de ella lo que canta la Iglesia de las Santas Viudas: Muchas mugeres juntaron riquezas: mas tú las sobrepujaste á todas. Quanto á sus Imágenes, no hay para que pasémos de ellas mucho cuidado, por afirmar constantemente los Escritores de la Orden de San Francisco, que muerto su marido, vistió el Hábito de las penitentes de la Orden Tercera, que es de color   —452→   pardo, y tira á negro. Por lo que, si se la pinta con este Hábito, y ademas con velo en la cabeza, no trabajará en vano el Pintor sensato, y erudito.

3 Representan los Pintores á la célebre Virgen, y Martir Santa Cecilia, sentada, y tañendo con sus manos aquella sonora máquina, que por constar de flautas de varia magnitud, llenas de ayre, casi por antonomasia llamamos Organo. El motivo de esto, parece ser, el que en el rezo de esta Santa, se dice expresamente: Tañendo los órganos, Cecilia cantaba al Señor, &c. Sé muy bien, que no han faltado algunos, á quienes no les ha gustado semejante modo de pintar, pensando, que el órgano es invencion mas moderna, y que no es adaptable á los tiempos en que vivió esta Santa. Pero engáñanse; porque los órganos, ya sean hidráulicos, ó ya pneumáticos, son mucho mas antiguos, no solo que los tiempos en que floreció Santa Cecilia, sí también que otros mas remotos: pues de ellos se hace expresa mencion (omitiendo á otros) en Vitrubio, y Athenéo. Vea quien gustase á Guidon Pancirolo1567, y allí mismo á Enrique Salmuth: por lo que no es de extrañar, que de los Organos, particularmente de los hidráulicos, haga elegante mencion Claudiano en aquellos versos, que tienen bastante cadencia, y armonía1568:


Et qui magna levi detrudens murmura tactu,
Innumeras voces segetis moderatur abenæ
Intonat erranti digito, penitusque trabali
Veste, laborantes in carmina concitat undas

No que por esto sean reprehensibles otros Pintores, que pintan á Santa Cecilia tocando con los dedos otro instrumento   —453→   músico, ya sea el que vulgarmente llamamos Laúd, ya el que en Castellano llamamos Harpa, instrumento que tocan con mucho primor nuestros Españoles: pues todo esto concuerda muy bien con el nombre comun de Organo, ó de instrumento músico, como advertirá qualquiera, sin que tenga necesidad para ello de leér á ningun Autor.

4 La Imagen de S. Clemente Papa, y Martir parecerá muy bien, si junto á él se le pinta una áncora, con que dicen haberle echado al mar. Porque, si bien algunos dudan mucho de las Actas de este Santo, ó de la sinceridad de ellas; sería yo muy necio, si me detuviera en referirlas, como si fuera una cosa que conduxera mucho para lo que mira principalmente á mi asunto.

5 Los hechos, é historia de la celebérrima Virgen, y Martir Santa Catalina, es una de las cosas mas obscuras en las narraciones Eclesiásticas. Pero no por eso, se ha de omitir el modo de pintar, ó de esculpir su Imagen, debiéndose observar en primer lugar, el pintarla con aquella rueda, ó máquina armada con pequeñas navajas, para despedazar cruelmente el cuerpo de la Santa Virgen; porque si no, apenas habria quien conociese ser esta la Imagen de Santa Catalina, y no pensase que era la de otra Santa. Es también cosa muy comun, y recibida el representar echada á sus pies la cabeza de su mismo padre: no que por esto se signifique Maxencio Emperador Romano, como observó muy bien un diligente Escritor de estas materias; sino, ó ya su propio padre, ó bien Maxîmino, ó qualquier otro tirano.

6 La efigie, con que todos los Fieles representan regularmente al ilustre Apostol S. Andrés (pues quanto á sus hechos, y Actas, mas quiero no decir nada, que hablar algo determinadamente sobre ellas) es la de pintarle con una Cruz, que por ambas partes forma ángulos, parte agudos, y parte obtusos. Y así, segun mi   —454→   dictamen, siempre deberá pintarse de este modo, por mas que Molano, á quien tantas veces he citado, note, y afirme1569, que la Cruz de S. Andrés en la Iglesia de S Victor de Marsella, tuvo la misma figura que la de Christo, representando un palo clavado sobre otro, de suerte que de su interseccion resulten ángulos rectos.




ArribaAbajoCAPITULO VI.

Las Imágenes, y Pinturas de S. Francisco Xavier, de Santa Bárbara Virgen, y Martir, de San Nicolás Obispo, y de S. Ambrosio tambien Obispo


I La Imagen de S. Francisco Xavier, á quien sus trabajos Apostólicos le dieron el renombre de Apostol de las Indias, es bastante freqüente, y recibida en el Orbe Christiano: acerca de la qual, apenas se ofrece nada que advertir, por haber tratado este punto con tal cuidado, y diligencia los Padres de la Compañía (debiéndose tener por cosa cierta, que fué miembro, y gran lumbrera suya, por mas que digan, y parlen otros con imprudencia, ó desvergüenza), que sería un trabajo superfluo detenerse en este particular. Solo advertiré una cosa ligera, y es, que mas comunmente se le pinta con estola, y ademas con aquel adorno que usan los Predicadores en muchas partes de la Europa, lo que, si bien no está en uso en nuestra España, sin embargo no debemos apartarnos de este acostumbrado, y recibido modo de pintarle.

2 La Historia de Santa Bárbara Virgen, y Martir contiene muchas cosas, que necesitarian de exâmen entre los Críticos. Con todo deberá pintarse como regularmente se acostumbra, esto es, con la torre, y demas adornos, que por lo comun suelen añadirle.

  —455→  

4 S. Nicolás Obispo, es uno de aquellos Santos, á quien Dios, singularmente despues de muerto, ha querido ilustrar, y engrandecer con muchos, y esclarecidos milagros: cosa, que celébra la Iglesia, como un grande elogio de este Santo con las siguientes palabras: O Dios, que honraste con innumerables milagros al Bienaventurado Obispo Nicolás, &c. lo que debe tenerse presente para la pericia, y recta inteligencia de las Imágenes de tan insigne Prelado, por fundarse muchas de ellas, y tambien sus adornos, ea algunos de sus ilustres hechos. Tal es, el pintar muchas veces junto á su Imagen un hermoso muchacho de diez, ó doce años, llevando en una mano un jarro de oro, ó dorado, y en la otra una palancana para lavar las manos: lo que nadie duda haberse originado de aquel milagro, con que quiso Dios ilustrar á este grande Varon: el caso pasó así. Como hubiese sido llevado cautivo un muchacho, el qual por ser hermoso, y de buen parecer, paró en servir al Rey, ó al gran Señor de aquellas regiones; advirtió este un dia (que era aquel en que se celebraba la Fiesta de S. Nicolás) que su page estaba mas melancólico, y postrado de tristeza que lo regular. Preguntó la causa de ello al muchacho, el qual, no lo extrañes, Señor, (le dixo) porque hoy se celébra entre los mios la Fiesta de un Santo grande amigo de Dios, y de quien se nos refiere haber obrado muchos milagros, y yo sin embargo tengo que estarme aquí esclavo Díxo1e entonces el Rey, ó aquel Dinasta: Pues si este Santo es tan poderoso, como dices, veamos á vér si podrá librarte de mis manos, y de la esclavitud. Esto dixo, quando el muchacho estaba teniendo el jarro lleno de agua con que el Rey debia lavarse las manos. Pero no quedó sin castigo la jactancia del bárbaro: pues desapareciéndosele luego de su vista, compareció casi en el mismo instante entre los suyos, llevando en sus manos el jarro, y la palancana. Por lo que, con muchísima   —456→   razon se añade este adorno á la Imagen de S. Nicolás. Muchas otras cosas de esta clase podian advertirse aquí: pero no debo ir siguiendo por menor, quanto sobre ello podria decirse, no fuera caso, que alguno me objetára lo que Apeles echaba menos en Protógenes, esto es, que no sabía levantar la mano de sus Pinturas, como que queria recorrerlo, y apurarlo todo en ellas.

5 Pintan á S. Nicolás de color muy obscuro, y casi negro, lo que creeré haber dimanado, no de que en Lycia, donde el Santo pasó la mayor parte de su vida, nazcan los hombres, ó sean negros, sino de que los Orientales representan freqüentemente sus Imágenes de un color, ó enteramente negro, ó que tira á negro: lo que no solo se echa de vér en las Imágenes de los Santos, sino tambien en las del mismo Christo, y en las de su Santísima Madre, como aun se vé en el dia de hoy.

6 En quanto á sus adornos, es ya costumbre muy recibida el pintarle con aquella vestidura Sacerdotal, que sin impropiedad llamaríamos en Latin Colobium, y que vulgarmente llamamos Casulla; por ser esta vestidura muy propia de los Sacerdotes, ya sean Obispos, ó no lo sean. Pero no me acuerdo haberle visto pintado nunca con Mitra, y con razon: por quanto este adorno fué totalmente desconocido en los tiempos antiguos, y solo se introduxo, y lo recibieron los Latinos, ó Occidentales muchos siglos despues de S. Nicolás. Lo que conocerá facilmente qualquiera que esté medianamente instruído en la Historia, y Disciplina Eclesiástica. Esto es lo que me ha parecido advertir de paso acerca de las Imágenes, y Pinturas del esclarecido Prelado S. Nicolás.

7 Por lo que respeta á las Imágenes de S. Ambrosio, es necesario advertir, que le pintan con una colmena; lo que sin duda se ha tomado de lo que la Iglesia refiere de él en su rezo, colmo muy digno de observacion,   —457→   con estas palabras: En la boca de este niño, dicen haberse puesto un enxambre de abejas, lo que daba á entender su divina eloqüencia. Pero no quisiera que esto se entendiese, de suerte que sospechase alguno, que S. Ambrosio solamente fué suave, y melifluo, y en ninguna manera acre, y fuerte; lo que manifestó bastante, no solo con hechos, sí tambien con palabras, siempre que lo pidió la ocasion. Porque en su tiempo (omitiendo otras cosas) Simaco Romano, hombre eloqüente, escribió una larga Apología á favor del Altar de la Victoria, pretendiendo que debia colocársela en el lugar donde antes estaba, y venerarse conforme antes se hacía: á que respondió S. Ambrosio con tanto nervio, y elegancia, que se llevó tras sí las aclamaciones de los eruditos, como lo dan bastante á entender aquellos versos:


Dicendi palmam Victoria tollit amico:
Transit ad Ambrosium: plus favet ira Deæ

8 Juan Molano, Autor siempre digno de alabanza, afirma constantemente, ó lo supone, que en algunas partes suelen pintar á S. Ambrosio con un azote en la mano1570, de que dá varias razones el mismo Autor. La primera, por su ingenua libertad en hablar, con que ni aun perdonó al Emperador Theodosio: la otra, por haber desterrado enteramente de la Italia á los Arrianos; á la manera que Jesu-Christo habia echado antiguamente del Templo á los que compraban, y vendian. Y la tercera, que acaso es la mas verisimil, en memoria del beneficio que hizo el Santo á los Milaneses, por la victoria que consiguieron el año de 1338. Pero todo esto no está generalmente recibido: y así no es menester detenernos mucho en confirmarlo. Esto es lo que me ha parecido digno de alguna nota, quanto á la Imágen de   —458→   S. Ambrosio. Por lo que respeta á la Pintura de la Concepcion de la Santísima Virgen, hemos tratado ya de ella arriba, en el lib. 4. cap. 2.




ArribaAbajoCAPITULO VII.

Las Imágenes, y Pinturas del Papa S. Dámaso, y de Santa Lucía Virgen, y Martir


I Si muchos no fuesen tan atrevidos en escribir, como los Pintores en representar á la vista lo que se les antoja; por cierto que no habria motivo de tocar aquí algo de la Pintura de S. Dámaso Papa, y Confesor. Pero muchos hay, que se atreverán tal vez, y pretenderán probar, así por medio de Pinturas (en quanto les sea posible), como por escrito, que el Papa S. Dámaso, no solamente fué Español, á que asiento gustoso, pero que fué natural de Madrid. De esta manera piensan algunos engrandecer la gloria de las Villas, y de las Ciudades, que lejos de ilustrarse con semejantes imposturas, y ficciones, mas presto se disminuye. No fué, pues, Madrileño el Papa S. Dámaso, ni aun Castellano, aunque fué Español, sino que nació en aquella Provincia de Lusitania, que ahora mas rigurosamente llamamos Portugal, en la Ciudad de Guimaraens, de la Provincia entre Tajo, y Miño. Todo esto, con mucha prudencia, y elegancia, como acostumbra, dice, y prueba D. Nicolás Antonio, dignísimo siempre de toda alabanza1571. Lo contrario carece de todo fundamento probable, por haberse tomado del fingido Flavio Dextro (ilustre origen por cierto!) que fingió esta, como otras muchas cosas de su celébro, y quiso vendérnoslas por verdaderas, sin embargo de que solo referirlas es evidentemente impugnarlas.

  —459→  

2 Un Autor recomendable por su ingenio, y por su juicio (aunque Poeta) dixo graciosa, y prudentemente, que hay muchas cosas, que las créen los muchachos, y despues quando son hombres, no por otra razon, sino por haberlas oído de sus padres: pues dice así1572:


Plurima sunt, Fuscine, & famna digna sinistra,
Et nitidis maculam, ac rugam figentia rebus,
Quæ monstrant ipsi pueris traduntque parentes

Lo que se verifica con lo que ahora vamos tratando. Porque pintan, y describen los Pintores á Santa Lucía Virgen de Siracusa de la manera siguiente. Atribúyenle primeramente la palma, y laureola del martirio; en que hacen muy bien, por haber sido en efecto esta Santa, Virgen, y Martir, y tal que por la celebridad de su nombre, no necesitaba de que quisiesen hacerla mas célebre con ficciones: pero los Pintores, como son pródigos en tributar honores, que ellos fingen muchas veces, pintan á esta Santa teniendo un pequeño plato, donde están los ojos, que fingen ellos haberse arrancado la misma Santa violentamente: pensando ser esta la Virgen, que habiéndose sacado los ojos, se los envió al impuro amante. De que están tan persuadidos todos, aun los que no debieran, que ni se atreven á dudar de ello. Pero, que esto sea evidentemente falso, y en realidad erroneo, y no conforme, ó contra la verdad de la historia, es facil de demostrar. Lo primero, por el profundo silencio que hay sobre esto en sus Actas, y escritos, no solo de los antiguos, pero aun de los que no son tan antiguos, sino modernos, los quales todos, sin exceptuar uno solo, no hacen ni la mas ligera mencion de un hecho tan admirable, lo que sin duda hace   —460→   mucha fuerza. Pues los que pensaron (ciertamente sin hacer bastante exámen sobre ello), que esta razon no pasaba los límites de un argumento meramente negativo; fuera de que, les redargüirémos luego con otros argumentos, parece que ignoran, ó quieren desentenderse de la fuerza que tiene en este caso el argumento negativo: lo que se hará mas evidente con las razones, y autoridades, con que probaré, y manifestaré luego quien fué esta Santa Lucía.

3 Conoció esto muy bien un Autor de no poca fama, el P. Pedro de Ribadeneyra1573, cuyas palabras quiero poner aquí: Comunmente (dice) pintan á esta preciosa Virgen con sus ojos en un plato, que tiene en sus manos. La causa de pintarse así, su historia no lo dice, ni tampoco, que se haya sacado los ojos, por librarse de un hombre lascivo, que la perseguia, como algunos escriben. Y el Prado Espiritual, que es libro antiguo, y que tiene autoridad, atribuye este hecho á una doncella de Alexandría. Y lo que luego añade, de que muchos movidos de una firme fé, y devocion, encomendándose á Santa Lucía, alcanzaron por su intercesion no pocos beneficios de Dios acerca de la vista corporal, y que esto está confirmado por la experiencia, téngolo por verdadero: pero niego, que lo dicho proviniese del mencionado error, sino que dimanó de la fé, y devocion, que tuvieron á la Santa. Pero demos otras pruebas, que convenzan lo mismo á los Lectores, con tal que no estén ciegos, ó obstinados.

4 Y ya que tratamos de Imágenes, opongamos á las falsas otras Pinturas verdaderas, y racionales. En el Convento de Madrid, que llaman de la Pasion, que sirve de hospedage á los Padres Dominicos, he contemplado repetidas veces la Imagen de una Santa Monja de dicha Orden, teniendo en un pequeño plato los ojos,   —461→   que ella misma se sacó: asimismo he oido freqüentemente ser esta Imagen la de Santa Lucía de Bolonia, Monja de la misma Orden de Predicadores, que executó aquella gloriosa hazaña, que por una crasa ignorancia de los hechos, se atribuye á Santa Lucía Martir. Pero oigamos á otros Escritores sobre la misma materia, y defiendan los Padres de la Compañía á los Religiosos Dominicos. El Padre Enrique Engelgrave1574, erudito Flamenco, refiriendo este mismo suceso, dice así: Resplandece aquí Lucía, hija de la Religion de Santo Domingo, que executó una noble acción, que excede á la condicion de su sexô: solicitándola freqüentemente un varon noble, para malos fines ¿qué es lo que hay en mí (le dixo) que tanto amas? Tus ojos, le respondió,


....................oculique tiu, quibus ignea cedunt
sidera1575..........................................................

Enojada entonces consigo misma la casta Virgen, ¿así es (dixo) que yo con mis ojos hago daño en las almas de los mortales, y las pierdo? Sigo el consejo de mi Maestro: Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncatelo, y arrójalo de tí. Arrancóse, pues, ambos ojos, y enviólos al que torpemente la amaba; el qual con quatro ojos recibió tanta luz de Lucía, que cerrando los suyos á la vanidad, los abrió á la verdad: y despreciando al mundo, entregóse á sí, y á todas sus cosas á la Religion de Santo Domingo, para que allí se guardáran. Hasta aquí este pío, y eruditísimo Escritor, el qual no podia decir cosa mas expresa, ni mas elegante. Y en todo subscribe á él Mathéo Radero1576, otro erudito Autor de la misma Compañía: y así, instruídos con tan claros testimonios, aprendan los hombres vulgares, y poco entendidos, á no vender por verdaderas sus propias imaginaciones,   —462→   y á escribir con mas juicio: de este modo quedará sentado entre los doctos, que aquella Virgen, que se sacó á sí misma los ojos, no fué la Virgen, y Martir de Siracusa, sino una Monja de la Orden de Santo Domingo.




ArribaAbajoCAPITULO VIII.

Varias cosas acerca de la Imagen, y Pintura de Santo Thomas Apostol, y una anotacion, que no será desagradable


I Muchas cosas nada vulgares podrian notarse sobre las Imágenes, y Pinturas de Santo Thomas Apostol. Y por quanto hemos dicho repetidas veces, que no se compáran mal las Imágenes con los libros; convendrá advertir aquí primeramente, en que han faltado los Pintores acerca de las Imágenes de Santo Thomas, los quales han obrado las mas veces ignorantemente, cuyo rumbo han seguido algunos Escritores no menos ignorantes. Pintan por lo comun á Santo Thomas entre los últimos Apóstoles, lo que ciertamente es un absurdo: pues S. Marcos al cap. 3. de su Evangelio, le numéra en el octavo lugar: el Evangelio de S. Lucas cap. 6. en el séptimo: los Hechos Apostólicos cap. I. en el sexto: y lo que es muy digno de advertirse, en el Sagrado Canon de la Misa, se le numera tambien en el sexto lugar, como facilmente lo verá qualquiera que tenga presentes los nombres como están allí: Petri, Pauli, Andreæ, Jacobi, Joannis, Thomæ. Esta asignacion de lugar, la excusa en cierto modo, y al mismo tiempo la reprehende Molano (á quien tantas veces hemos citado)1577, lo que hace con palabras muy terminantes: No haría (dice) mencion de esta asignacion del puesto que dán á Santo Thomas,   —463→   á no pensar, que los Pintores, por cierto mal juicio que forman, tienen en menos á este Apostol, por haber dudado de la Resurreccion de Jesu-Christo

2 Mas, sobre si este beatísimo Apostol, palpó, no solo la carne impasible de Christo resucitado, sí tambien sus llagas; aunque por lo comun, parece cosa fuera de duda á los que léen con reflexîon el Evangelio, no faltan, ó á lo menos no faltaron, quienes lo han dudado. Sobre este punto, me persuado que será muy del caso referir aquí á mis Lectores una narracion, que no les ha de ser ni inutil, ni desagradable. En cierta Ciudad dedicada á este Santo Apostol, en la Isla de Madrastapatán, en las Indias Orientales, se vé una Imagen del Apostol Santo Thomas, el qual dicen haber predicado allí; pero no está pintado como le pintan entre nosotros1578, sino de un modo enteramente diverso, esto es, juntas las manos ante el pecho. El origen de esto, es, el haber predicado en la misma Ciudad un Religioso Francés, el qual disputó valientemente sobre que debia pintarse de aquel modo á Santo Thomas, por pensar, que el mencionado Apostol, no tocó jamas la carne impasible, ó las llagas del Señor. Tan opuestos como eso son muchas veces los juicios de los hombres, en que caen sin embargo varones de mucho nombre. Y para que todo ello se véa mas claro, no será fuera de propósito poner aquí, aunque sucintamente, los pareceres de hombres muy sabios.

3 El Cardenal Francisco de Toledo, Escritor á la verdad de primer orden, tratando diligentemente esta materia, segun su costumbre1579: Todos confiesan (dice) que Santo Thomas tocó las llagas de Christo, segun el precepto del Señor; el qual se lo mandó, para dexar, no solo á Thomas, sino á todos los Fieles, un argumento   —464→   eficaz de su resurreccion. Del mismo modo lo han entendido, no solamente otros Expositores, sino lo que es de mucho peso, toda la Sagrada Orden de Predicadores, que por lo mismo son Expositores tambien: y así leémos en el Oficio Eclesiástico que esta Orden tiene para la Fiesta de este Apostol: O Thoma, qui meruisti Christum tangere: O Thomas, que mereciste tocar á Christo. Lo que es preciso entenderlo de Christo, y de su purísima carne, despues de resucitado; pues que mientras vivió Christo en esta vida mortal, á todos permitió que le palpáran: ¿y qué digo, que le palpáran? que le tratáran injuriosamente, que le abofeteáran, y por último, que le crucificáran. Quede, pues, esta opinion, ó error, entre aquellas paradoxas, con que se deleytan los que no meditan, ni léen las cosas con la debida madurez, y juicio. Pero vamos á otra cosa.

4 Los Pintores, con quienes tengo yo muchas veces mis disputas, conceden con liberalidad varias cosas, sin hacer antes por lo comun un recto, y juicioso exâmen sobre los asuntos que tratan. Entre ellas debe numerarse el martirio de Santo Thomas Apostol, ó por hablar mas rigurosamente, el género de muerte que padeció: lo que sin embargo pudieran saberlo aun los mas vulgares, por lo que dice de él el Martirologio Romano, el qual (por no dar lugar á ninguna otra excusa) anda traducido, y en manos de todos, en idioma, ó dialecto Español. Las palabras del Martirologio Romano, dicen así: En Calamina se celébra la Fiesta del Bienaventurado Thomas Apostol, el qual predicó el Evangelio á los Parthos, á los Medos, á los Persas, y á los Hircanos; y llegando finalmente á la India, como hubiese instruído á aquellos pueblos en la Religion Christiana, por orden del Rey murió atravesado á lanzadas. Y para que esto no lo ignoren totalmente los Lectores, quiero tocarlo de paso, aunque con mucha brevedad. Calamina, de quien se habla aquí, es una Ciudad de la India, que   —465→   poco ha la llamaban los Geógrafos, y sus moradores Meliapor: pero hoy, por el gran número de habitantes, y Portugueses, que concurren allí, la llaman la Ciudad de Santo Thomas; donde ciertamente consumó su martirio, y gloriosa muerte el Bienaventurado Apostol, traspasado no con muchas lanzadas, segun parece, sino con una sola. Lo que, como otras muchas cosas, han notado exâctísimamente los Escritores de las Indias, á quienes con solo nombrarles se les elogia: pues nadie puede ignorar, que tales son Gerónimo Osorio Obispo de Silva, Juan de Barrós1580, y otros, que casi tienen igual fama.

5 Mas, como el mencionado Osorio, Autor á quien nunca se le puede alabar bastantemente, no solo describió el hecho, sino que lo ilustró en gran manera; séame permitido poner aquí sus palabras como á exemplar de una narracion Histórica: Dice, pues1581: El año del nacimiento de Christo 1562., el Obispo de Cochîma envió al Cardenal Enrique un testimonio auténtico, que contenia una historia digna de conmemoracion. En aquella Ciudad, que diximos llamarse Meliapor, y que desde que los Portugueses empezaron á freqüentarla, la llaman la Ciudad de Santo Thomas, habia edificada en un collado una Capilla, por afirmar sus moradores, que en aquel lugar los enemigos de la Religion habian muerto á Santo Thomas Habia allí la costumbre, que en dicha Capilla, ocho dias antes de la Natividad del Señor, se celebraba el Santo Sacrificio de la Misa, y se juntaban allí todos los Christianos. A mas de esto, catorce años antes, se habia encontrado en aquel collado una Cruz esculpida en una piedra, y en lo mas alto de ella habia la figura de una paloma: la basa estaba sentada sobre cierta especie de yerbas, que se extendian muchísimo;   —466→   y así lo alto de la Cruz, como la basa, ó pie de ella, y sus brazos, remataban en forma de azucenas: á que se añadia un arco hecho de la misma piedra, que lo resguardaba todo. Habia en el arco letras esculpidas, que nadie podia leér. Toda esta mole entera, que era bastante grande, trabajando para ello mucha gente, la colocaron sobre el Altar de la misma Capilla. En la Cruz se distinguian ilustres señales de sangre. Sucedió, que el dia que los Christianos se juntaban allí, ocho dias antes de la Natividad de Christo, para celebrar en aquel Templo la salutacion que hizo el Angel á María Santísima, comenzando el Evangelio el Sacerdote que celebraba la Misa, se convirtió la Cruz en color negro, y manó de ella un liquor, con tanta copia que parece increíble: luego, en vez del color negro, tomó el de ceruleo; y en las partes donde estaban las señales de sangre, se echó de vér un resplandor de color de rosa. Los años siguientes sucedia siempre lo mismo en dicho dia: pues en ningun otro (lo que causaba mas admiracion) se veía tal cosa en aquella Cruz. Sin embargo hubo algun tiempo en que se interrumpió este suceso que á todos parecia admirable. Pero el año de 1561. juntándose los Christianos en dicho lugar con igual pompa, y solemnidad, el mismo dia en que la Cruz, durante la Misa, solía destilar aquel liquor; como el Sacerdote empezase el Evangelio (pues eso tambien causaba admiracion, que nunca se veía tal mutacion antes que se empezase a leér el Evangelio) se tiñó de repente la Cruz con manchas negras, aunque resplandecientes, hasta que añadiéndose otras, y otras, se volvió enteramente negra; pero relucía de tal modo, como si la hubiesen untado con aceyte. Entre tanto empezaron á caér gotitas á manera de rocío, las que haciéndose poco á poco mas grandes, llenaron toda la Cruz de un humor copiosísimo. Celebró el Sacardote su Sacrificio con muchas lágrimas, y continuos sollozos: subió luego al Altar, y limpió la Cruz con los lienzos de que solia usar   —467→   para las cosas sagradas, los quales al instante quedaron teñidos con manchas de sangre. El Gobernador de la Ciudad, y demas muchedumbre que se habia juntado, comenzaron á levantar las manos al Cielo, á implorar el auxilio de Jesu-Christo, á pedir perdon de sus pecados, y á excitarse en los mas ardientes actos de Religion. Pero la Cruz, despues de haber manado mucho licor, comenzó á resplandecer mas claramente, y se echó de vér con mas distincion el color de sangre. Esta señal estimuló al Gobernador de la Ciudad, y al Obispo para indagar con diligencia si habria alguno que pudiese entender aquellas letras. Dixeron los habitantes, que en el Reyno de Narsinga, habia uno entre los Brachmanes, que excedia en literatura, y erudicion, el qual sabía varias lenguas. Hácenle venir al instante, pregúntanle si conocia aquellas letras. Respondió él, que aquellas eran letras antiguas de que usaban antiguamente los sabios; pero que la negligencia de los hombres habia hecho que no se tuviese ya conocimiento de ellas: dixo tambien, que la lengua en que estaban escritas, habia muy pocos que la supiesen. Dícenle al Brachman que suba al Altar; á que él se resistió, diciendo ser un delito exêcrable poner los pies en el Altar donde se celebraba el Santo Sacrificio. Subió sin embargo, aunque repugnante, y leyó las letras: cuya fuerza dixo ser tal, que una nota sola podia servir por diez, quince, y aun veinte letras; y que el sentido de ellas era en suma: Que Thomas habia sido un varon Divino, á quien el Hijo de Dios, de quien era Discípulo, le habia enviado allá en tiempo del Rey Sagamo, para instruír á aquellas gentes en el conocimiento del Dios Omnipotente: Que allí había edificado un Templo, y obrado cosas admirables: y finalmente que haciendo oracion á Dios puesto de rodillas en aquella Cruz, un Brachman había traspasado su cuerpo con una lanza. Y que aquella Cruz teñida con la sangre de dicho varon santísimo habia quedado para eterna memoria de sus virtudes.   —468→   Este era el sentido que contenian aquellas letras: á que añadió mas fé otro varon de la misma secta, que hicieron venir de otra parte, el qual interpretó del mismo modo dichas letras. Yo tengo en mi poder un exemplar de dicha Cruz esculpido en la misma madera de que dicen haberse edificado aquel Templo, juntamente con los papeles auténticos, sellados con las firmas de varios personages, cuya fé se exploró entonces con tantas razones, que nadie puede dudar de unos monumentos tan claros, y auténticos de este varon divino

6 Hasta aquí este doctísimo Obispo, de donde se puede sacar el modo de pintar exâctamente la Imagen del Apostol Santo Thomas, que en quanto yo sé, y entiendo, deberá describirse del modo siguiente. Represéntese al Santo arrodillado ante la Cruz, y junto á él uno de aquellos Sacerdotes, ó Brachmanes, que le traspasa el cuerpo con una aguda lanza. Lo que concuerda admirablemente con el hecho, como echará de vér el que exâmine con atencion todo lo sucedido, y coteje dicha Pintura con la mencionada descripcion. Ni pasaría yo á advertir nada mas, á no haber habido quienes observaron cosas todavía mas menudas. Tales son las que anotó S. Antonino, el qual reprehende á los Pintores por pintar el cíngulo, que dicen haber dexado la Sacratísima Virgen á dicho Apostol quando fué subida á los Cielos, por el motivo de haber dudado el Santo de la Resurreccion de su Divino Maestro. Las palabras de San Antonino son estas1582: Ni son dignos de alabanza los Pintores quando pintan cosas apócrifas: por exemplo, quando en el parto de la Virgen representan comadres, y ponen á Santo Thomas Apostol el cíngulo, que dicen haberle dexado la Soberana Señora en su Asuncion por la duda que habia tenido.