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El testamento

Primera representación en este año de «El testamento», salida del Sr. Julián Romea actor nuevo, en el papel de Roberto, la noche del 21 del corriente

Mariano José de Larra

[Nota preliminar: Reproducimos la edición digital del artículo ofreciendo la posibilidad de consultar la edición facsímil de La Revista Española, Periódico Dedicado a la Reina Ntra. Sra., n.º 49, 23 de abril de 1833, Madrid.]

El señor Romea ha dado principio a su carrera teatral haciendo El Testamento, y esta circunstancia, que pudiera parecer en todos sentidos de mal agüero, nos da lugar a decir seriamente que ha empezado por donde muchos acaban. Este dramita, harto sencillo y pobre de caracteres y situaciones, ha sido, en nuestro entender, mala elección para su salida; no hay en él sino la lectura del testamento, y este paso es de un efecto seguro; poco, pues, puede lucirse un actor en él; un papel de galán más joven y más marcado hubiera convenido mejor al lucimiento del señor Romea. Sus dotes físicas son muy recomendables, y deseamos verlas desarrollarse en otras representaciones de más importancia. No se necesita preguntar de quién es discípulo. Sabemos por una parte que pertenece al Conservatorio de María Cristina, que por lo visto empieza ya a dar frutos, y por otra basta oírle para reconocer en él a su maestro, el primer actor Latorre, profesor de Declamación de aquel Establecimiento. Nada hay más natural en los principios de cualquier carrera que el no atreverse a volar el discípulo por sí solo; únicamente la reflexión, la confianza y el tiempo van dando a cada uno un aire peculiar suyo y la facilidad de crear, según su propia inspiración, un carácter; en el ínterin nos parece laudable modestia lo que otros podrán llamar remedo servil. Agrégase a esto, para hacerlo más perdonable, que el actor Latorre desempeña perfectamente ese papelito interesante, y, por consiguiente, el ser otro yo, como le puede llamar su maestro, era lo mejor que podía hacer el discípulo. Felicitamos al primero por el honor que a sus conocimientos hace su alumno y a éste por sus disposiciones, que creemos buenas para el teatro, y por el éxito positivo y brillante de aplausos con que el público de Madrid le ha animado justamente en su primera salida.

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(Publicado en la Revista Española, número de 23 de abril de 1833.)