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Jesús COTTA, Cometario

La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015

Todo está dicho, pero se nos ha olvidado.


Quien ama lo que no conoce, está amando otra cosa.


El que ama la vida, vive nuevas experiencias; y el que no, las busca.


Si el lenguaje pudiera expresarlo todo, no sería necesaria la vida.


Igual que a una mosca Mozart le parece ruido, al hombre le parece azar el cosmos.


Cuanto más cree mi razón en el azar, más desea mi corazón creer en la providencia.


Cuando el bien nos seduce, es belleza; cuando nos convence, es verdad.


Ni lo bueno es siempre útil ni lo útil es siempre bueno.


Matar un caracol porque sí es malo porque sí.


Nació del amor para el amor. No desprecies, pues, tu cuerpo.


Si el hombre hubiese sido diseñado por el hombre, habría acabado no siendo un hombre.


El que confía en sí y en los demás quiere libertades; y el que no, derechos.


Cuanto más derechos tienes, más deberes tengo. Tus derechos limitan mi libertad. Si el Logos existe, el mundo es lógico, aunque no lo entendamos. Si el Logos no existe, el mundo no es lógico, aunque creamos entenderlo.


Si no arrebata el fuego de los dioses para los hombres, el profesor no es más que un adoctrinador.


Lo contrario de la muerte no es la vida, sino Eros.


Las naturalezas sanas necesitan pocos estímulos.


Quien no perdona a su padre cree que a él lo perdonarán sus hijos.


Engendrar no es condenar a un vivo a la muerte, sino salvarlo de la nada.


Solo nos compadecimos del burro cuando se inventó el camión.


La inminencia es mejor que el clímax.


Todos tenemos un asesino dentro. La ética lo desarma y la ideología lo arma.