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Karlos LINAZASORO, Nunca mejor dicho

Trea, Oviedo, 2015, 92 págs.

Nadie tiene derecho a juzgar al prójimo. Es mejor condenarlo directamente.


Lo único que se consigue con la longevidad es ver la muerte más de cerca.


No se puede ser buen carnívoro si no se cree en la resurrección de la carne.


Cuando se siente una admiración mutua, lo que más se admira del otro es, justamente, eso que no es mutuo.


La vida eterna nos llega cada amanecer.


Solo se me parecen respetables las ideas caducifolias.


La virtud está en el justo miedo.


Vivir no es sino sobrevivirse.


Escribir es no pedir la palabra.


Cuando el ser humano planea, el pájaro se echa cuerpo a tierra.


Como cada vez hay más libertad, cada vez se nos prohíben más cosas.


Después de una prolongadísima agonía, murió de repente.


Ser poeta es estar que te sales, pero para adentro.


La síntesis es eso que queda después de la barbarie.


Cuanto más bajos los instintos, más alta la autoestima.


Para tener la conciencia tranquila lo mejor es asegurarte de que nadie te vigila.


El amor eterno suele ser platónico.


La inocencia, más tarde o más temprano, siempre te acaba convirtiendo en culpable de algo.


Hay que tener una sola idea acerca de la vida, porque si tienes dos, ya te conviertes en un intelectual.


Todo lo que dejamos para luego se hace pasado.


Soy tan voluble como una veleta: siempre tengo los pies firmemente apoyados sobre la tierra.


El silencio es el misterio que se oye en eco, eso que vuelve sin que nadie lo haya pronunciado.


En todas las ruinas hay algo que hace sentirte como en casa.


Somos libres: nos pueden detener.


Con la edad, los grandes vicios se convierten en pequeñas manías.


Poseo una inteligencia agudísima: sé que no poseo una inteligencia agudísima.


Un libro no envejece nunca: muere en el mismo momento en el que ve la luz.


La experiencia te enseña a tropezar en piedras diferentes.


Todo lo que perdemos embellece el Paraíso.


Cierto día, nos dejamos de rodeos y nos hicimos eufemistas.


No hay nada más contra natura que pensar que el ser humano puede salvar la naturaleza.