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Epigrafía hebrea de Carmona. Lápidas espurias.

Fidel Fita Colomé (S.I)





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Á la larga lista de falsificaciones que reseña el egregio Hübner1 , debidas á la temeridad de D. Cándido María Trigueros, hay que añadir tres lápidas hebreas de Carmona, cuyos grabados divulgó la Real Academia Sevillana de Buenas Letras2.

En la Memoria de varias inscripciones, sellos y monedas inéditas pertenecientes á la Bética se da noticia de los dos epitafios siguientes, sin traducción ni comentario erudito de ningún género. La noticia mejora el texto de los grabados, y dice así3 :

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1) Lámina IV, núm. 3.

Lámina IV, núm. 3.

«Esta Inscripción Hebrea fué copiada por el mismo D. Cándido en 1757 de una Lápida, rodada del Alcázar grande de dicha Ciudad por las Cuestas, que miran á la Fuente de la Paxarita, en un Sillar de Piedra aberroqueñada, la qual existe en su Estudio.»



2) Lámina IV, núm. 4.

Lámina IV, núm. 4.

«Descubierta en 1771 en una losa sepulcral, como de tercia en quadro, de Mármol mui fino, pero oscuro y casi negro, desprendida con un gran trozo de material del referido Alcázar de Carmona.»



La primera inscripción, que se dice copiada por Trigueros en 1757, es abiertamente apócrifa. La línea primera se tomó y mal copió del Levítico, capítulo XXIII, versículo 2:

inscripción

Fiestas de Jehová que llamaréis santas.

Las tres líneas, que á esta se siguen, plagadas de errores gramaticales, quieren significar:

En la ciudad de Carmona, en el año cuatro mil y setecientos y sesenta... Rabí Moysés, hijo de Rabí Abdías, hijo de Rabí Salomón, hijo de Rabí Abdías, hijo de Rabí Eden... Paz.

No hay medio de atar semejantes cabos; el fraude es manifiesto. Si alguna piedra aberroqueñada tuvo Trigueros en su gabinete de estudio, que diese margen á tan ruín leyenda, quédanos el pesar de no saber qué se ha hecho.

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No estuvo menos torpe la ruda Minerva de Trigueros, al componer el segundo epitafio. En la primera línea puso á la ventura el nombre de Cushaías que halló en la Biblia4 , haciéndolo hijo de Ga'al Benaias. En la segunda recortó y cosió dos textos bíblicos5 :

textos bíblicos

Ideó traducir en hebreo la expresión «Paz á los santos en la tierra»; pero con tan mala ventura, como lo demuestran las fórmulas habituales de los epitafios genuinos.

Poquísimo han influído estas inscripciones en la corrupción de la historia de Carmona. Opuso dique á su turbia y perniciosa corriente el no estar traducidas. Más perjudicial ha sido otra tercera, que adrede introdujo el falsificador, con el objeto de autorizar su necio y torcido parecer sobre la auténtica de mármol, que se guarda y puede verse en el Museo Arqueológico de Sevilla.

«En Carmona, escribe6 , entre muchas Piedras muy útiles, que la desidia del País ha dejado perder, ó empleado en obras, huvo una Hebrea de la qual solo tengo copia del fragmento que pongo, Lámina II7 ; la qual en nuestros caracteres dice: Nikbar Rab Mosheh, ben Rab Abrahem, ben Rab Tsarshal ben Baruk, thahi, napshshó beguén heden, beshnath hhamash elaphim, vetimaha veshalesh8 vethishachim (por shithahim) lihsira. La qual en Castellano quiere decir: Fué enterrado R. Moysés hijo de R. Abrahem, hijo de R. Zarshal, hijo de Baruk. Esté su alma en el huerto del Edén (en el Paraíso), en el año de 5193 de la Creación (ó formación) del hombre.»

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En el Catálogo de los Reyes de España, escrito por el Despensero de la reina Doña Leonor, mujer de D. Juan el primero, dos frases había leído Trigueros, que cita textualmente9 : «E dos meses antes que este Rey D. Pedro fuese en Montiel, donde morió, acaesció que estando en Sevilla, que fizo llamar á un Phísico, que era grande astrólogo, que decían D. Abrahem Aben Zarsal... -E este D. Abrahem Aben Zarsal, fué padre de D. Mosén Aben Zarsal, Phísico que es agora de nuestro Rey el Señor D. Enrique.» ¡Aquí del Hallazgo luminosísimo! Ese Mosén Aben Zarsal, ese renombrado médico de Enrique III, murió, y fué sepultado, y hubo de residir en Carmona10 ; y en prueba de ello, no hay sino ver su epitafio. ¿Cómo creerle? Dice que se halló «entre muchas Piedras muy útiles, que la desidia del País ha dejado perder, ó empleado en obras.» Tiene además la osadía de poner en grabado la grande inscripción sevillana, pero suprimiendo tres líneas, adulterando las letras, falseando el sentido, aproximando los vocablos y calumniando á los intérpretes. Sin empacho escribe11 : «El Dr. D. José de Cartagena, catedrático de Hebreo de la Universidad de Salamanca, en nada más se atrevió á resolver en sus repetidas cartas, que conservo, que en asegurar que se nombraba en ella un R. Abraham. Las letras, como parece por la citada, Lámina, están seguidas sin división de palabras.»

En la Historia de la ciudad de Carmona desde los tiempos más remotos hasta el reinado de Carlos I12 , su autor D. Manuel Fernández y López plantea la situación del barrio hebreo Carmonense é inicia el estudio documentado de la aljama, un día poderosa. Desgraciadamente la cizaña que sembró Trigueros ha prendido en ese nuevo campo13 . Hay que arrancarla.





Carmona 2 de Abril de 1887.



 
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