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Espectáculo del año dos mil [Fragmento]

Homero Aridjis



Es el 31 de diciembre de 1999. Durante el amanecer de este día, se ha descubierto en un prado del bosque de Chapultepec una Luz radiante en forma de Niña, que esplende en la oscuridad, iluminando los árboles secos, la noche sucia.

La Luz, de incomprensible belleza, envuelta en un globo azuloso, sobre el que flotan nubes y halos de colores, está al fondo, en el centro. Cuatro calzadas cardinales convergen hacia ella.

La multitud ha invadido todos los caminos, ha provocado un gigantesco embotellamiento humano. Aquí y allá se detiene atrapada, se fragmenta en islas animadas, anda con rapidez, cae en bolsas de silencio, se embriaga en su propio ruido, avanza cubierta por un resplandor verdoso, como si una savia aérea recorriera la noche o como si el espacio mismo hubiera entrado a un proceso de maduración. El bosque parece ser una calle principal a la hora de la afluencia, una terminal del metro, un estadio durante un juego y un carnaval al mismo tiempo.

La Luz, de forma oval, tiene la cara translúcida y los miembros blancos. Coronada por una aura luminosa, alumbra la escena semejante a un alba suspendida. Cabrillea, próxima y remota, y como protegida de la muchedumbre por una barrera mágica de espacio y tiempo. Sin que nadie levante la cabeza para verlos, arco iris de diversos tamaños y variada intensidad se hacen y deshacen sobre la ciudad. La Luz, recogida en sí misma, es la imaginación hecha forma visible, es la duración del rayo hecha mirada.

En el gentío desfila la historia y el hombre común: Cristóbal Colón, Dante Alighieri, Hernán Cortés y La Malinche, William Shakespeare y Miguel de Cervantes, Maximiliano y Carlota, Charles Baudelaire y la giganta, Carlos V y Juanello, Planetiades y Ti Turel, Juan Rana y Bernarda Ramírez, Juan y Juana, Pedro y Petra, una pareja de gordos, Faleg y Sor Juana Inés de la Cruz, los hijos de la Coatlicue y vendedores callejeros, sacerdotes, locutores, el Pie y la Mano.

En sucesión lenta y difícil pasan individuos con la cara y el cuerpo untados de crema y aceite, embarrados de maquillaje o con medio rostro pintado de negro. Se advierten sujetos con signos zodiacales dibujados sobre la piel, con indumentarias cubiertas de plumas, de semillas, de hojas secas. Algunos traen la cabeza rapada, una pierna o un brazo vendados, mecen un puerco en los brazos. Personas con máscaras representan animales (tigre, vaca), plantas (lechuga, alcachofa), criaturas con cara doble, (hombre-mujer, niña-viejo), fantásticas (Medusa, Llorona, diablo tricéfalo -con la cara de Hitler, Stalin y la de en medio en blanco-). Algunos van disfrazados del dios cocodrilo egipcio, de sacerdote maya de Palenque, de Tuculcha etrusco, de doña Elvira y doña Sol (las hijas del Cid). Adán y Nada, cómicos, llevan la camisa en las piernas, los pantalones en los brazos, los zapatos colgando del cuello, el saco abotonado en la espalda, los anteojos sin vidrios, el sombrero atravesado por una mano abierta, los senos de plástico, la barba y el pelo cortados a la mitad; a veces cargan un pez, una puerta, un lápiz, una cuchara enormes. Un espía (con gasa en la cara y un traje de algodón que lo cubre de los pies a la cabeza) es visto a la vez en partes diferentes de la turba.

Letreros que dicen: CIBELES, MATER DEUM MAGNA. DEUS SIVE NATURA. DIOS ES FUEGO EN LA CABEZA. COGITO, ERGO SUM. LA LUZ, SUMA DE TODAS LAS REALIDADES. YO SOY EL HOMBRE MEDIO CANÍBAL. MARÍA DE LA LUZ. Una niña porta un ave del paraíso, la Astrapia stephanie, cenicienta y sin alas, tambaleándose en una percha. Se oye el Gloria de Vivaldi.

Lo imaginario se mezcla a lo real, lo mítico a lo histórico, el pasado y el futuro al presente, todo el tiempo converge en esta última noche del año 1999.





SACERDOTE VIEJO.-  Teos, Deus, Lux, God, Guth, Gott, Licht, Dios, Luz de la Gracia, Luz de las Horas Cruciales, Luz de los Instantes Pequeños, Luz Corporizada, mis ojos de hombre agradecen al Señor por haberme dejado ver la metáfora de la Luz.

SACERDOTE JOVEN.-  Los evangelistas lo dijeron: Cuando se acerque el fin del mundo, el Hijo del Hombre vendrá en las nubes de los cielos con todo poder y majestad. Todos los seres de la Tierra se reunirán en su presencia, y como el pastor separa a las ovejas de los cabritos, él pondrá a las ovejas a la derecha y a los cabritos a la izquierda. Dirá a las primeras: «Venid, benditas de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotras desde la creación del mundo». Dirá a los cabritos: «Apartaos de mí, malditos». De aquel día y aquella hora sólo sabe el Padre.

LOCUTOR GORDO.-    (Con saco rojo, corbata amarilla, los pantalones casi pisando el suelo, los zapatos negros lustrosos, los calcetines azules.) En nombre de Cerveza Estrella de Oro, la mejor cerveza del mundo, hacemos una cordial invitación a los cuarenta millones de habitantes de la zona metropolitana para que vengan a contemplar a la Niña Luz, que ha nacido esta mañana en un humilde prado del bosque de Chapultepec.

LOCUTOR FLACO.-   (Chamarra negra, corbata negra, calcetines negros, zapatos blancos, una mitad del pelo blanca, la otra negra.)  Por cortesía de Pollos Sintéticos, S. A., presentamos a ustedes la crónica de los acontecimientos de este treinta y uno de diciembre de mil novecientos noventa y nueve. Su comentarista favorito, yo, pone en duda que la luz que se ha descubierto en este bosque es el Hijo de Dios o la virgen María, ya que nadie lo ha demostrado hasta ahora con pruebas científicas concluyentes y porque puede tratarse de una alucinación visual colectiva. Recuerden ustedes que Sócrates sufría de alucinación auditiva y oía voces que le dictaban las palabras filosóficas y le advertían de la proximidad de su mujer. Si este cuerpo lumínico es el Mesías, debe venir ahora la resurrección de los muertos, el juicio final y la restauración de los elementos a su condición original, estaríamos a punto del advenimiento del reino milenario del Espíritu Santo.

SACERDOTE VIEJO.-   (Alza el bastón sobre el cabecerío.)  Su Nombre fue proferido antes que las estrellas existieran, Ha-mashiah, el Ungido, el Hijo de Dios. Mundus senscit, el mundo envejece y los gobernantes de la Tierra no sirven. Asesinatos, rapiñas y mentiras caracterizan sus actos y los peores se perpetúan en el poder.

PLANETIADES .-   (Su vestido con signos zodiacales.) Soy Planetiades, vengo en línea recta desde los tiempos de Plutarco para recibir con ustedes esta noche maravillosa del año dos mil.  (Voltea como buscando a alguien en la turba.)  Las fuentes lo auguran, las bolas de cristal lo revelan, el aire lo murmura, los especularios lo [...].

[...]

SACERDOTE VIEJO.-   (Ajeno a la disputa.)  Espero del Innominado que me diga su nombre. Espero del Desrostrado que me enseñe su rostro. Cuando la Luz se instale en mi ojo humano, éste ya no será un ojo que ve, será un ojo que profetiza.

ALGUIEN.-  Mira a la Ñuz, su faz es una facha. (A los que pasan junto a él.)  Doy lumbre a los cegajosos, lavativa a los enfermosos, socorro a los batallosos, dinero a los ambiciosos.

SACERDOTE VIEJO.-    (Lo coge de las barbas.) Tú, intrigante veedor de los tiempos pasadorosos y porvenirosos, dime, qué ves.

ALGUIEN.-  Veo la ultimidad de los días.

SACERDOTE VIEJO.-  Para qué sirve el hombre, entonces.

ALGUIEN.-  El hombre es un ser para la nada.

SACERDOTE VIEJO.-  El hombre es un ser para el amor.

ALGUIEN.-  El hombre es fruta del tiempo, madura y se magulla.

SACERDOTE JOVEN.-  He oído decir que se encontró el Himno que Nuestro Señor dijo a los apóstoles antes de subir al Monte de los Olivos.

ALGUIEN.-  Noíste mal. No se encontró el himno que no dijo el Señor en el Nonte de los Nolivos.

SACERDOTE JOVEN.-  El evangelio de Judas Iscariote, que cainitas propagaron sobre la Tierra, ha sido borrado de la memoria humana.

ALGUIEN.-  Se escribirá de nuevo mañana.

SACERDOTE JOVEN.-    (A la multitud.) Digamos juntos, hermanos: «Quiero salvar y quiero ser salvado. Quiero engendrar y quiero ser engendrado. Soy lámpara para ti que me ves, puerta para ti que me golpeas. Con la palabra engañé a todos y fui engañado. Confiteor... mea culpa, mea maxima culpa».

ALGUIEN.-  Controla la inundación lacrimal y vámonos de putas.

SACERDOTE JOVEN.-  Estoy seco de deseo en el bramadero.

ALGUIEN.-  Yo, para absorberte del torpente oficio del desgano, haré que recorras con los ojos cerrados y las manos abiertas las letras carnosas y las tetas apetitosas del lúbrico libro de las nalgosas.

SACERDOTE VIEJO.-   (Al JOVEN.) Toma el libro del polvo y escribe con estilo de hombre: Heme aquí, sombra de vivo, creado en la aurora, muerto en la tarde.

CORO DE RANAS.-  Brekekekex koax koax.

 

(En el gentío, pareja de adolescentes.)

 

JUAN.-  Fugados de casa y queriendo ocultarnos, todo el mundo nos ve.

JUANA.-  Hoy, cuando todos han salido para presenciar el fin, la vida comienza para nosotros.

JUAN.-  Es la noche de nuestro primer amor.

JUANA.-  Si tuviéramos dónde estar, no tendríamos que andar, andar.

JUAN.-  De buena gana, yo me escondería en un prado oscuro.

JUANA.-  Yo también, si no estuviera llena de pies y manos.

JUAN.-  Este río humano nos lleva a donde no queremos ir y ya no sé a dónde nos encontramos.

JUANA.-  Nos hallamos en el centro de la multitud, que es el mejor lugar para ser vistos por nadie.

JUAN.-  El Mesías ha nacido ya.

Juana.-  Eso dicen:

PLANETIADES.-   (Invisible.) Todo niño que nace promete la luz del mundo y cuando crece es un foco de cuarenta watts.

JUAN.-  Juana, ¿oíste? Alguien habló aquí cerca.

JUANA.-  En medio de la muchedumbre y a punto de que se me acabe el milenio, no oigo otra cosa que el latido de mi corazón.

PLANETIADES.-  ¿Podría hacerle su horóscopo al niño?

JUAN.-  Allí está quien habló.

JUANA.-  ¿Dónde?

PLANETIADES.-  Allá estaba, ¿no me ves?

JUANA.-  Manos fuera, atrevido.

JUAN.-  ¿Te ha tocado?

JUANA.-  En el lugar por donde me entra la risa.

JUAN.-  Si se hace palpable, lo mato.

JUANA.-  Me volvió a poner los dedos encima.

JUAN.-  ¿En qué parte del cuerpo?

PLANETIADES.-  En el trasero.

JUANA.-  ¿En el trasero? No lo sentí.

PLANETIADES.-  En el trasero de él.

JUAN.-  Creí que el pellizco no era mío.

JUANA.-  Si tuviera puños para golpear en lo invisible, le pondría un ojo morado.

JUAN.-  ¡Ay!

JUANA.-  ¿Qué?

JUAN.-  Me esculca el bolsillo, me roba el amor.

JUANA.-   (Al aire.)  Déjalo.

PLANETIADES.-    (Invisible.) Agarren al ladrón.

PEATÓN.-  ¿A cuál de todos?

PLANETIADES.-  A ése, a aquél.

JUANA.-    (Con resignación.) Cada quien en su nada, a nadie le importa lo que pasa.

HOMBRE QUE DA LA HORA.-   (Vestido de negro, con un reloj a manera de linterna en la mano.)  ¡Las once y mucha gente! ¡Las once y mi alma!

 

(En un rincón del bosque.)

 

PEDRO.-   (Tragafuegos, la cara untada de grasa.)  Buenos días, ¿has tomado tu desayuno de hierbas, tus fideos de rayos de luna, tu chocolate de sombras?

PETRA.-    (Su compañera.) Todo eso he comido en sueños, y hasta más.

PEDRO.-  Por tanto burócrata despedido este fin de año, ingiero que mañana las calles van a estar llenas de tragafuegos.

PETRA.-    (Al ver que da un trago largo de gasolina.) Cuidado, no vayas a incendiar la oscuridad.

PEDRO.-  Escucha, la noche se me ha quedado quieta.

PETRA.-  Pasó el silencio y no lo vimos.

PEDRO.-  Oí el cloqueo de la hiena y la risa de la gallina.

PETRA.-  Mira, allá hay mucha luz.

PEDRO.-  Ingiero que esa luz es puro relumbrón.

PETRA.-  Allí la virgen de Guadalupe se vislumbra.

PEDRO.-  Otra vez te haces que la virgen te habla.

Petra.-  Me dice que la Luz ha nacido ya.

PEDRO.-  ¿La lux?

PETRA.-  Ella salió de su mandorla, viene hacia mí.

PEDRO.-  Dile que me de una chamba con mucha lana.

PETRA.-  Traspasa mis párpados cerrados, entra en mi cuerpo, me alumbra.

PEDRO.-  Eso sólo pasa en tu cabeza visionera, aquí hay sólo sombras.

PETRA.-  Se fue, llegó una distancia que me quiere hacer llorar de tristeza.

PEDRO.-  Ingiero por tus lucubratos que no has comido desde el año mil.

PETRA.-  Comí ayer.

PEDRO.-  No le dijiste a María de la Luz de mi chamba.

PETRA.-  La próxima vez se la pido.

PEDRO.-  Me estás haciendo perder los estíos.

PETRA.-  Dirás los estribos.

PEDRO.-  Los estíos y solamente los estíos.

PETRA.-  Ella estuvo en mis ojos.

PEDRO.-  Apenas amanezca, te voy a llevar con un loquero para que te arregle los elucubros.

PETRA.-  Cállate, llueves peladeces.

PEDRO.-  No me enfurezcas más, oigo en mí la animalia rugir.

PETRA.-  Allá existe mucha luz.

PEDRO.-  Qué lucilina, vamos a zonzover.

 

(Se dirigen hacia la multitud.)

 

LOCUTOR FLACO.-  Muchos de ustedes objetarán mi escepticismo, y dirán: ¿Por qué quiere él dilucidar el misterio de la Luz, no le bastan las evidencias de su fulguración sobrenatural para creer en Ella? Un Dios comprehendido no es Dios, Ein begriffener Gott ist kein Gott. Lo diré brutalmente: En el año de la ansiedad y del miedo, la masa tenía que buscar un escape hacia lo milagroso, decepcionada definitivamente de sí misma y de los poderosos de la Tierra.

LOCUTOR GORDO.-  La fuerza que impidió a los guardianes del bosque moverse no fue malévola, los pasmó el sentimiento de hallarse ante un portento fuera de serie.   (Lo cubre la multitud. Reaparece en otra parte.) Joel y Abel se quedaron tiesos, invadidos por una tristísima alegría. Desde entonces no se han movido de su sitio, estupefactos, paralizados.

[...]

  [...] en procesión las mujeres principales depositan en una caja de ofrendas sus joyas más valiosas, las damas del pueblo ponen ramos de flores a los pies del Luminar. (Con un salto de insecto.)  La fe une todas las clases sociales en un solo acto de amor.

LOCUTOR FLACO.-  Los enfermos y los ancianos mueren, los niños se pierden, las mujeres encinta alumbran, todos quieren estar aquí, hasta los nonatos y los difuntos, pero, ¿para qué quiere la Luz todo esto?, ¿para qué le sirven a Ella las joyas, las palabras y las rosas?

LOCUTOR GORDO.-  No hay nadie más popular en todo el mundo que este bebé de luz, que no anda, no nada, no vuela, no repta, pero adentro tiene el universo.

LOCUTOR FLACO.-  ¿Será Ella realmente el Mesías?, ¿a qué ha venido?, ¿qué significa su aparición hoy, treinta y uno de diciembre de mil novecientos noventa y nueve? Una cosa es cierta, la Luz, habiendo alcanzado un poder total sobre las masas, no lo utiliza en su provecho, ni parece importarle tenerlo. Una cosa me pregunto; ¿qué sentirá el creyente al mirarse en el abismo maravilloso de sus Ojos, mientras se acerca ineluctablemente a las doce de la noche, fin y principio de un milenio formidable?

ALGUIEN.-   (Ahora locutor de televisión.)  Si el tiempo de los dioses se midiera, se mediría por edades, no por días. Usted, ingenuo televidente, ¿sinceramente piensa que hoy a las doce de la noche va a asistir al colapso del universo o al fin del Quinto Sol?, ¿cree usted, francamente, que mañana, primero de enero del año dos mil, entrará en el Reino Milenario, regido por el aburrido bien? Diantres, dianches.

 

(ADÁN y NADA.)

 

ADÁN.-  Nada, allá donde hay gentes hay mercado, allá donde hay comida hay hambre, donde hay hambre hay hombres, donde hay hombres hay hembras, donde hay hombres y hembras hay sombras, donde hay sombras hay gentes, donde hay gentes estoy yo.

NADA.-  Adán, huelo el olor dulzón de la descomposición.

ADÁN.-  Nada, ¿Pisé heces?

NADA.-  Adán, no pisaste eses, pisaste heces.

ADÁN.-  ¿De perro o de humano?

NADA.-  De perromano.

ADÁN.-  Nada, te vas con la multitud, te conviertes en cuerpo anónimo, pero el olor se queda aquí contigo.

NADA.-  Adán, corre hasta que te canses, corre hasta que te caigas y el olor será sólo recuerdo.

ADÁN.-  Nada, háblame de otra cosa.

NADA.-  Adán, quisiera que mis amigos se murieran para extrañarlos, para quererlos de veras, para decir que eran las gentes más maravillosas del mundo, aunque un poco tontos, un poco aburridos.

ADÁN.-  Ahora, para entretenerte, te hablaré de mí mismo, mi tema favorito. Cuando nací, tenía treinta años. La enfermera que me vio alumbrarme, me sentó en sus piernas, me dijo: «Señor, qué barbudo bebé». Y yo, que ya manejaba el comercio de la palabra, me puse a narrarle mis experiencias prenatales.

NADA.-  Adán, estás adiposo, no me gusta cuando te pones así.

ADÁN.-  Nada, no estoy ediposo, sólo busco a mi madre.

NADA.-  Adán, muere el milenio y no estás contrito.

ADÁN.-  Nada, la nostalgia no me cuadra, no va con mi carácter.

NADA.-  Adán, los siglos fallecidos son los osarios de la historia, esta noche oigo el crujir de huesos del papa Silvestre.

ADÁN.-  Nada, dime, eso que dijiste tú lo dijiste tú o salió de otro.

NADA.-  Adán, eso lo dije yo, fue como una espina en la voz.

ADÁN.-  Nada, lo mejor lo viven otros, a nosotros sólo nos toca hablar y ver.

NADA.-  Adán, ven, vámonos haciendo infelices, vámonos sintiendo mal, vamos a tener dolor de muelas y de cóccix.

ADÁN.-  Nada, vamos a no estar contentos con el tiempo que tenemos, vamos a querer la lluvia en el calor y el calor en la lluvia. Aguija, Nada, que la aurora está aquí.

NADA.-  Adán, no me hables con tantas aes que me pones ansiosa.

ADÁN.-  Nada, grande es la cofradía de los asnos y después de mil años todavía no tengo cola.

NADA.-  Adán, me lastima los ojos esta luz crepuscular sin crepúsculo, este resplandor en mi cabeza que me despierta toda la noche.

ADÁN.-  Nada, la luz de este crepúsculo hecho de ayeres hace de mendigos reyes.

NADA.-  Adán, no me hables tan de cerca que no soy sorda, no me digas palabras deslumbrantes que no soy ciega.

ADÁN.-  Nada, habló la Luz y las tinieblas no la comprendieron, en especial aquellas que estaban en las iglesias, en los partidos políticos, en las jefaturas de policía, en los ejércitos, en el mundo de la codicia y en las burocracias.

 

(Entran personas con caras calavéricas, llevan nombres sobre la frente: Pedro, Petra, Jesús, Jesusa, Juan, Juana, Adán, Nada. Hombres cargan sobre los hombros estatuas de la virgen María, la virgen de Guadalupe, la virgen de Fátima, la virgen de Lourdes. Mujeres portan cristos de diferentes edades, colores y tamaños, entre ellos el Cristo de Limpias que va moviendo los ojos, y otras imágenes que sudan, lloran o sangran. Cantan: «Oh, María, madre mía, / oh, consuelo del mortal, / amparadme y guiadme / a la patria celestial». «Vamos, niños, al sagrario, / que Jesús llorando está; / pero viendo tantos niños, / muy contento se pondrá». Entre ellos viene una pareja joven de ancianos; la cual, por medio de trasplantes y procesos de regeneración celular ha mantenido su cuerpo esbelto y fuerte, pero el rostro viejo. Se oye la «Marcha Zacatecana». Pasan Charles Baudelaire y la giganta, Francisco de Quevedo y la Buscona Piramidal, Juan Rana y Bernarda Ramírez, La Malinche y Hernán Cortés, Sor Juana Inés de la Cruz y Ti Turel, Adán y Nada, la Puta Milenaria (la cual, vestida de rojo, casi no puede abrir los párpados bolsudos; desdentada, redondea la boca para chupar palabras que no dice. Pesadas lonjas le caen sobre las piernas como talegas, son sus pechos. De su cuello cuelgan de un hilo sucio y sobado cuentas rotas de vidrio. Sobre ella se recarga una bolsa llena de periódicos viejos, chicles sebosos, ropa usada y paraguas desagarrados. Tiene un letrero escrito a mano con letras rojas: CORRIÓ LA VOZ, CUENTO CUENTOS DE PEPITO A NIÑOS APLICADOS. Entran gentes con pancartas que dicen: ¿PERDIDO EN EL TIEMPO? NO SE PREOCUPE: ENCUÉNTRESE EN LA IGLESIA DE SU PREDILECCIÓN. VEA SU MAÑANA CLARO COMO EL CRISTAL: INSCRÍBASE EN LA ACADEMIA DE MAGOS, S. A. LA MUERTE ES ERÓTICA: AME HASTA EL ÚLTIMO MINUTO CON GERIATROL 2001. BANCO PARA MARINEROS: DEPOSITE EN TIERRA FIRME EL DINERO GANADO SOBRE LAS OLAS. El espía, con traje de algodón y gasa en la cara, es visto en varias partes de la muchedumbre simultáneamente.)

 

VOZ DEL ORDEN PÚBLICO 1.ª.-  Por favor, aquellas personas que traen flores a la Luz, no ofrezcan más de una, porque ya no hay espacio para tantas.

VOZ DEL ORDEN PÚBLICO 2.ª.-  Se suplica a las personas que obstruyen el paso a los camilleros de la Cruz Verde, los dejen pasar, vienen a recoger a los muertos, muchos de ellos ancianos y enfermos, que tuvieron la desgracia de fallecer al borde del año dos mil.

VOZ FEMENINA 1.ª.-  Señor, yo soy muro y mis pechos son torres, ante Ti, las junturas de mi cuerpo se abren.

VOZ FEMENINA 2.ª.-  Santo, Santo, Santo, adoramos al Impalpable, al Indefinible, al Inescrutable, al Impensable Dios.

VOZ FEMENINA 1.ª.-  Señor de las edades, Tú eres el que Es, el que Fue y el que Será. Antes de Ti, nada; después de Ti, nada.

VOZ FEMENINA 2.ª.-  Yo vine desde Colima, montada en un burro flaco.

VOZ FEMENINA 1.ª.-  Yo vine desde Paracho, en una carcacha vieja, a ver a mi amigo amado, que desde niña yo amo, sin haberlo visto nunca.

VOZ FEMENINA 2.ª.-  Tal vez Él no tiene cuerpo, tal vez Él es pura imagen, tal vez Él se irá sin verme, pero aquí estoy para amarlo.

VOZ FEMENINA 1.ª.-  Yo vine desde Morelia, yo vine desde Sonora, enamorada de un Nombre, que desde siempre yo he amado.

VOZ FEMENINA 2.ª.-  Santo, Santo, Santo, gracias te doy porque en la tumba de mi cuerpo has entrado. Luz de mi vida, luz de mi muerte, gracias por haber abierto mis ojos para imaginar lo que veo.

VENDEDOR DE MÁSCARAS DE OXÍGENO.-  No los amenazo, pero recuerden ustedes la tragedia de la última infición, cuando murieron miles de gentes por la contaminación atmosférica. No deje para el año dos mil su salvación, adquiera ahora mismo su máscara de oxígeno.




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