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1

[Las páginas 159 a 167 presentan una relación de nombres en el original. (N. del E.)]

 

2

Se habla de 50.000 españoles republicanos inscritos a la sección uruguaya de la «Comisión Española para la defensa de la Paz», por supuesto no todos exiliados recientes. En Montevideo existía también el «Centro Republicano Español», sobre cuya consistencia numérica no tenemos datos, que publicaba un propio diario, Lealtad, 313 números entre enero de 1944 y abril de 1961.

 

3

A la caída de Barcelona Bergamín se encontraba ya en Francia, donde se había trasladado en octubre de 1938 como ‘agregado cultural libre’ (el oficial era Max Aub). En París, en marzo de 1939, se fundó la «Junta de Cultura Española» (de la cual fue nombrado presidente) con el fin de organizar el éxodo español hacia los países de Hispanoamérica, sobre todo México, cuyo embajador en París, Fernando Gamboa, tomó parte activa en todas las iniciativas de la Junta.

 

4

México fue el destino privilegiado del exilio intelectual español, gracias principalmente a las iniciativas tomadas por el presidente Cárdenas. Mucho se ha escrito en los últimos años sobre este tema: cfr. AA. VV., El exilio español de 1939, Taurus, Madrid, 1977, 6 vols.; AA. VV., El exilio español de México, Salvat, México, 1982; M. Zelaya Kolker, Testimonios americanos de los escritores españoles transterrados de 1939, Cultura Hispánica, Madrid, 1985; Cuadernos Hispanoamericanos, n. 473-4, 1988; AA. VV., El último exilio español en las Américas, Madrid, Mapfre, 1996; AA. VV., Las literaturas exiliadas en 1939, Cop d’Idees-GEXEL, San Cugat del Vallés, 1995; F. Caudet, El exilio republicano en México, Fundación Banco Exterior, Madrid, 1992; Taifa (Barcelona), n. 4, 1997.

 

5

José Bergamín, «Estoy vivo porque no tengo dónde caerme muerto», entrevista de L. Suñer y C. A. Molina, Cuadernos para el diálogo, n. 242, 17 diciembre, 1977.

 

6

Julio J. Casal, cónsul uruguayo en La Coruña, ahí había dirigido las revistas Vida, el Boletín de Casa América-Galicia y Alfar (en conjunto 62 números, 1920-27). De regreso a Montevideo continuó la publicación de Alfar (31 números, siguiendo la numeración precedente, 1929-54).

 

7

Juvenal Ortiz Saralegui, poeta uruguayo, dedicó a Bergamín la poesía «Llantos por los caídos en la guerra», en La Verónica, revista publicada por Manuel Altolaguirre en Cuba, n. 5, 1942. Extrañamente, en su Diálogo con Julio J. Casal (Cuadernos Julio Herrera y Reissig, Montevideo, 1955), no nombra jamás a Bergamín. Pablo Rocca alude a una carta inédita de Bergamín a Ortiz Saralegui, fechada en México el 15 de enero de 1940, que testimoniaría este contacto (P. R., «Los años uruguayos de José Bergamín», en AA. VV., Homenaje a José Bergamín (coord. G. Penalva Candela), Consejería de Educación y Cultura, Madrid, 1997, p. 228).

 

8

Carta inédita conservada en los Archivos de la Biblioteca Nacional de Montevideo. Acompañaba cuatro sonetos dedicados a Rafael Alberti, más tarde publicados en Alfar, n. 80, 1942 (cfr. el apéndice).

 

9

Carta inédita conservada en los Archivos de la Biblioteca Nacional de Montevideo, en la que Bergamín anuncia a Casal el envío del ensayo Cuatro esquinas del sueño y de un artículo de Landsberg, publicados sucesivamente en Alfar, n. 82, 1943 (cfr. el apéndice).

 

10

Emir Rodríguez Monegal indica en Marcha (a partir del 1946), Escritura (1947) y Entregas de la Licorne (1953) las primeras revistas que pagaron las colaboraciones literarias (E. R. M., «Literatura uruguaya del medio siglo», Alfar, Montevideo, 1966, p. 101). Por lo que se refiere a los cotidianos, cfr. ivi, pp. 78 y 87.