Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


ArribaAbajoCapítulo XXI

1. Y respondió Job, y dijo:

2. Oíd con atención mis palabras, y haced penitencia.

3. Soportadme y yo hablaré, y después de mi hablar escarneced.

4. ¿Por ventura yo contra hombre me querello, para que no hubiera de entristecerme?

5. Catad a mí, y maravillaos, y poned mano sobre boca.

6. Que yo, si me acuerdo, me turbo, y traba temblor de mi carne.

7. Por causa de que viven los impíos, y se envejecen y pujan en haber y riquezas.

8. Su simiente permanece delante de ellos con ellos; sus pimpollos delante sus ojos.

9. Sus casas tienen paz con el miedo, y no sobre ellos verdugo de Dios.

10. Su buey empreñó, y no desechó; su vaca parió, y no abortó.

11. Envían como greyes sus hijuelos, y sus nacidos dan saltos.

12. Alzaron voz con adufe y con arpa; alegráronse con sonido de órgano.

13. Pasan en bien hasta la vejez con sus días, y en súbito al sepulcro descienden.

14. Y dijeron a Dios: Apártate de nos, y sabiduría de tus carreras no nos aplace.

15. ¿Quién el Poderoso para que le sirvamos? ¿Y qué aprovechamos si amamos a Él?

16. Veis, mas porque no en su mano su bien, consejo de malos se alejó de mí.

17. ¿Cuántas veces candela de malos se amatará, y vendrá sobre ellos su quebranto: repartirá dolores en su furor?

18. Serán como paja delante del viento, y como tamo que le hurtó torbellino.

19. Dios guardará para sus hijos su robo, y pagará a él, y sabrá.

20. Verán sus ojos su quebranto, y de ponzoña del Abastado beberá.

21. Mas ¿qué se le da a él de su casa después de sí y que el número de sus meses se medien?

22. ¿Por ventura avezará sabiduría al Señor, y él juzgará las alturas?

23. Este morirá en la fuerza de su perfección; todo él quieto y pacífico.

24. Sus entrañas llenas de pingre, y el meollo de sus huesos regado.

25. Y éste morirá con alma amarga, y no comerá nunca en bien.

26. Y yacerán a una en el polvo, y los cubijarán los gusanos.

27. Bien conozco vuestros pensamientos y imaginaciones que contra mí falseáis.

28. Qué decís: ¿A dó casa del príncipe, y a dó tiendas de moradas de malos?

29. Preguntad a cualquier viandante, y entenderéis que conoce lo mismo.

30. Que al día de quebranto guardado el malo, a día de furia llevado.

31. ¿Quién le dirá en su cara su camino? Hizo él, ¿y quién se lo volverá?

32. Y será llevado al sepulcro, y sobre montón velará.

33. Adulzáronse a él terrones de arroyo, y en pos de sí traerá a todo hombre, y delante de él no habrá cuento.

34. Pues ¿cómo me conhortades en vano, y en vuestras respuestas remanece falsía?


ArribaAbajoExposición

1. Y respondió Job, y dijo: Toda la razón de Sofar en el capítulo pasado fue insistir en que los malos, o padecen siempre en esta vida, o, si comienzan en ella a florecer, se les marchita la flor luego y antes que mueran, se les muere la buena dicha y caen en calamidad y miseria, de que hizo una larga pintura. Job, al revés agora, está en lo que ha dicho y afirma de nuevo que hay malos felices aquí mientras viven, y que pasan sin revés ni desgusto la vida y que, muertos, vive su sucesión y memoria en los hombres.

Y dice:

2. Oíd con atención mis palabras, y haced penitencia. La atención que les pide es que pongan cuidado en entender lo que dice y que no piensen que loa la vida mala, ni menos pone falta en la justicia divina, por decir que los malos en esta vida pasan bien muchas veces; porque ni es premio de la virtud esta dicha visible, ni lo contrario de ella castigo del vicio. Ansí que pide le entiendan, y que hagan penitencia de lo mal que de él juzgan; o como el original dice, que sean éstos los cohortes de ellos, esto es, que los consuelos que por su miseria le deben y no se los dan, se resuman en esto sólo, y siquiera le consuelen en esto, que es entender con sosiego y sin pasión lo que decir quiere en esto que dice.

Y ansí añade:

3. Soportadme, y yo hablaré, y después de mi hablar escarneced, como diciendo: Y si hasta aquí no me habéis entendido, sufrid un poco, que yo me declararé agora, y si después os desagradare, burlad de mis palabras y de mí. Y en pedirles que, si les pareciere, se burlen entonces, les pide que no escarnezcan agora; porque, o luego que feneció Sofar, pareciéndoles que había convencido su intento, o en viendo que Job respondía, juzgándole por porfiado y sin seso, con palabras y ademanes mofaban de él unos con otros.

Pues dice:

4. ¿Por ventura yo contra hombre me querello, para que no tuviera razón de entristecerme? Prueba que trata verdad en lo que ha dicho, y saca argumento para ello de que se atreve a decirlo; que no es tan loco, que se atreviera a ser falso, sabiendo, como sabe, que habla con Dios.

Esto dice, mas dícelo escuramente ansí, en la traslación como en el original, que dice a la letra: ¿Por ventura yo a hombre mi plática?, y si, ¿por qué no se acortara mi espíritu? ¿Por ventura, dice, hablo yo agora con los hombres? (infiriendo como manifiesto que no habla con ellos, sino con Dios, y que Él lo conoce); y si, esto es, y si es ansí que hablo con Dios, que no puede ser engañado, si no tuviera razón en lo que digo, o si no tratara verdad, ¿no me entristeciera?; esto es, ¿no me encogiera y turbara?

O como el original dice, ¿no se acortara mi espíritu?, esto es, ¿osara boquearlo?; ¿tuviera aliento ni espíritu para hablar de ello? No soy, dice, tan tonto ni tan perdido. Ansí que, pues lo digo y sé que hablo con Dios, que no puede ser engañado, entended que digo verdad.

5. Y catad a mí, y maravillaos, y poned mano sobre boca.

6. Que yo, si me acuerdo, me turbo, y traba temblor de mi carne. Miradme, dice, y atended a lo que hablo y maravillaos, si quisiéredes, de ello tanto que hablar no podáis; que yo mismo que lo digo y tengo por verdadero, me turbo y espanto cuando bien lo pienso, y me ase el temblor por todas partes. Porque a la verdad, el decir Job, como ha dicho y dirá luego, y el ser ello ansí, que muchos malos y injustos tienen aquí sucesos prósperos, es una verdad que pone a los buenos en grande espanto, y los turba mucho y admira, porque no pueden penetrar a la causa de ello, como de secreto que Dios se reserva. De que David en un psalmo decía: [Yo casi declinados mis pies, como nada fueron derramados mis pasos; porque celé en locos, paz de malos veo. Porque no ligaduras a su muerte, y sana su fuerza. Con trabajo de varón de ellos, y con hombre no son llegados. Por tanto, los ensarta soberbia, encubre fe poniendo robo para sí, etc.] Pues aunque quiere tengan su sentencia por cierta, pero dales licencia que se admiren de ella, porque él mismo se admira; que si su verdad se prueba con experiencia, la causa de ella tiene en su secreto muy escondida Dios y no la alcanzan los hombres.

Y ansí, conociendo que es verdad, tiembla Job:

7. Por causa de que viven los impíos, y se envejecen y pujan en haber y riquezas, que es lo que Sofar negaba, y Job afirmó antes y lo confirma agora y se ratifica en ello con muchas palabras, refiriendo y engrandeciendo la felicidad de su estado. Sofar decía que su canto, si alguna vez le tenían, era breve; Job dice que viven en él y se envejecen, esto es, hasta la fin de la vida, y pujan siempre cuanto más van, y crecen en poder y en riquezas.

8. Y su simiente permanece delante de ellos con ellos; sus pimpollos delante sus ojos. Porque Sofar decía que no quedaba de ellos ni ramo ni raíz; dice él que, al revés, abundan en hijos y gozan de ellos, y los ven con sus ojos alegres y ricos y puestos en estado estimados.

Y ni más ni menos:

9. Sus casas tienen paz con el miedo, y no sobre ellos verdugo de Dios. Paz con el miedo, dice, que tienen hechas sus casas, como diciendo que está de concierto el miedo con ellas, de nunca traspasar sus umbrales ni meter en ellas cosa que, o menoscabe o turbe su buen contento. Por manera que viven no solamente libres del azote y del mal, sino también seguros de su recelo y temor.

Y pasa más adelante y dice:

10. Su buey empreñó, y no desechó: parió su vaca, y no abortó. Que es decir, que la naturaleza que por el encuentro o flaqueza de las causas segundas hace yerros muchas veces con otros, en sus casas de éstos no yerra, sino que la vaca les pare siempre, y el ganado se les multiplica por extraordinaria manera.

Y ansí añade:

11. Envían como greyes sus hijuelos, y sus nacidos dan saltos, porque es parte de esta felicidad tener muchos hijos. Y dice que son muchos, diciendo que son como greyes, esto es, que andan a manadas como ganados y diciendo que sus nacidos dan saltos, sigue la misma semejanza del ganado en los corderos y cabritos pequeños, que retozan saltando, y quiere decir que viven sanos y alegres y en contino placer.

Por lo cual dice:

12. Alzaron voz con adufe y con arpa, y alegráronse con sonido de órgano: que pasar la vida en música es pasarla en contento, porque es compañera de la alegría la música.

Y finalmente:

13. Pasan en bien hasta la vejez con sus días, y en súbito al sepulcro descienden. En súbito, esto es, de improviso sin la pesadumbre de los dolores y enfermedades largas, mueren cuando han de morir. O de súbito, dice, para decir, como se dice en el vulgo, de una boqueada y casi sin sentido de mal y ya de puro viejos, desatándose ella de sí misma de puro madura la vida. Que como un poeta dice, el morir no es tan amargo en sí, como es trabajoso en su vigilia; y lo que antecede a la muerte de dolores y angustias y desatamiento de fuerzas y accidentes fieros que al corazón acometen, es peor que la muerte misma.

Y son, dice Job, tan dichosos algunos de estos que viven sin consciencia y sin Dios, que no sólo la vida, cuanto dura, les es dulce y sabrosa, mas la muerte les es menos pesada, y lo que todos sienten y temen pasa por ellos tan de priesa que no lo sienten, y aun en aquello que es general y común y de que nadie se libra, se hace nueva ley y nueva regla más suave y más blanda para con ellos.

Y porque la muerte es de amarga memoria, como el Sabio dice, para los que tienen aquí su deleite, quítales el acuerdo de ella, la arpa y el adufe y la continuada alegría; y el sentido de su amargor lo tarde y sazonada que viene, y la brevedad súbita y casi no percibida con que se pasa. Y siendo tales en la felicidad de la vida, ¿querréis, dice, saber cuáles son sus costumbres? ¿Cuáles?

14. Y dijeron, dice, a Dios: Apártate de nos, y sabiduría de tus carreras no nos aplace. Que es derechamente lo contrario de lo que Sofar y sus compañeros decían. Y no sé si diga comúnmente, es cierta cosa que se consigue a tanta felicidad tal blasfemia. Porque la mucha felicidad temporal, no rompida con desastrados sucesos, cría un grande amor de esta vida, de que nace primero olvido de la otra, y después odio y aborrecimiento grandísimo, que entrañado una vez en el alma, borra de ella casi sin sentir el crédito y la fe de los bienes del cielo. A que se sigue, no sólo no querer meter el pie en el camino dél, mas desechar también y huir el conocimiento de ese mismo camino, y decir, si no con voces públicas, con secretas a lo menos que son más ciertos allá dentro en su pecho, que o no hay más bien de lo que ellos poseen y ven, o que, si hay algo después, que se lo goce Dios con los que quisiere, que ellos con lo que tienen están satisfechos.

Y eso es decir, que dijeron a Dios, apártate de nos, en que dice, que no sólo no le sirven, mas que se alejan con propósito de él, y que ni quieren sus bienes ni conocer el camino por donde se alcanzan. Que es a sabiendas huir de la luz y pecar, no por ignorancia o flaqueza, sino con malicia desvergonzada y de asiento, que llega a lo que dice luego.

15. ¿Quién es el Poderoso, para que le sirvamos, y qué aprovechamos, si amamos a Él? Y dícenlo porque la experiencia de sí mismos les dice que, desirviéndole y desamándole, pasan próspera y alegremente la vida; por donde se persuaden que el servirle es vano y que Él en sí, aunque le llaman Poderoso, o no lo es, o no cura de mostrarlo a los hombres.

Dice más:

16. Veis; mas porque no en su mano su bien, consejo de malos se alejó de mí. Como diciendo: Esto, pues, para ansí como digo; pero no por eso apruebo la suerte de éstos ni me aplace su vida, ni quiero que vosotros entendáis que me aplace, que aunque la pasan en felicidad y contento, al fin no son señores del contento que tienen, o por mejor decir, le tienen en cosas de que no son señores, y ansí no es verdadero contento.

Y dice esto aquí Job porque se le ofreció que dirían: Si tan bien les sucede a los que tan malos son, ¿de qué sirve ser buenos? Predicas con eso el camino del vicio y persuades la impiedad a los hombres y allánasles las dificultades y temores que los apartan de la injusticia; y pues tanto alabas su felicidad, sin duda apruebas su consejo, y lo que agora dices sentías antes de agora y vivías en las costumbres como ésos, esperando la dicha de ellos, que es confirmar tu maldad.

Pues a esto hace salva y se escuda contra ello, diciendo que no porque conoce su dicha, por eso aprueba su vida, porque agora y siempre condenó su consejo. Y da la razón: Porque, dice, no en su mano su bien; en que significa dos cosas: una, que los bienes de éstos siempre son movedizos; otra, que nunca son duraderos; porque como, según la división de Epicteto, haya dos maneras de bienes, unos que están en nuestro poder y de que somos enteramente señores, cuales son las obras de nuestra alma y el buen uso de ellas; otros, que se nos pueden quitar sin que queramos, cuales son los que nos cercan de fuera, manifiesto es que sus bienes de éstos viven mal y pasan bien, que tienen dañada el alma y descansada vida, son de estos postreros. Y ansí no son señores de ellos, quiero decir, no está en su mano serlo todo cuanto quisieren, sino la fortuna que los da los quita, si se le antoja; y antójasele muchas veces, y puede antojársele siempre; y ansí, por esta parte, no sosiegan el ánimo, porque traen mezclado consigo continamente el recelo que sobresalta el corazón al tiempo del mejor gusto.

Y por la misma causa es gusto muy aguado el suyo, y no verdadera felicidad, sino sombra, porque no es feliz el que puede no serlo y lo teme. Lo cual todo nace de ser, como dije, bienes muebles aquéstos; y también de no ser duraderos, quiero decir, de ser bienes de sola esta vida que tiene fin y se acaba. Y que, cuando avenga que duren cuanto ella dura, al fin fenecen con ella, por manera que su poseedor no los lleva, ni puede, a la otra, que es eterna miseria. Porque la felicidad de una cosa ha de durar cuanto ella dura; que, si fenece antes, es miseria todo lo que resta después, y es una eternidad lo que resta porque son inmortales las almas.

Dice:

17. ¿Cuántas veces candela de malo se amatará, y vendrá sobre ellos quebranto, y repartirá dolores en su furor?

18. Serán como paja delante del viento, y como tamo que le hurtó torbellino.

19. Dios guardará para sus hijos su robo, y pagará él y sabrá.

20. Verán sus ojos su quebranto, y de ponzoña del Abastado beberá. Que se puede declarar por una de dos maneras diferentes: o que lo diga Job en su persona, y continuando lo que acaba de decir y en este sentido, que él reprueba el consejo y determinación de los malos, aunque muchos de ellos viven felices, porque al fin no son señores de sus bienes, y ansí sucede muchas veces que los pierden y quedan ellos y sus hijos perdidos. Y ansí dice: ¿Cuántas veces candela de malos se amatará?, etc., como diciendo, abomino su suerte de éstos, porque algunos de ellos viven en felicidad mientras viven; mas, ¿cuántas veces y cuántas veces acontece que a otros se les apague la candela de la felicidad mucho antes que la vida, y que venga sobre ellos primero que la muerte el quebranto de la miseria y el azote de Dios furioso, y que el viento de la calamidad los arrebate como tamo ligero, y que Dios los castigue en sí y en sus hijos?

Ansí que, o se puede declarar de esta manera, o de otra, y es: que lo diga Job en presencia de sus amigos, y como refiriendo lo que le responden o podrían responder a sus dichos, diciendo: Cuando fuese Job ansí, que algunos malos, como dices, pasasen en alegría su vida, no por eso no es verdadero lo que afirmamos nosotros que los malos siempre son miserables, porque siempre los destruye Dios en sus hijos, y si ellos cuando viven no pagan, en su casa y descendencia lo lastan, que se acaba siempre y fenece miserablemente con ellos. Y dicen ansí: ¿Cuántas veces candela de malos se apagará, y vendrá sobre ellos quebranto?; esto es: ¿cuántas veces aviene, ya que demos ser posible que avenga, ansí que las veces que aviniere, vivir alegres los malos, su candela a lo menos, esto es, sus hijos (porque en ellos luce y vive el padre, y son llamados en estas letras por esta causa candela), pues su candela a lo menos se amatará, y el azote que se detuvo cuando el Padre vivía, vendrá sobre él en los hijos, que los apagará con el quebranto y desventura, que lloverá sobre ellos la furia del castigo de Dios, y serán como paja delante del viento y como tamo que el torbellino lo hurta, que vuela en un momento, y desparece volando? Y ansí ellos, sin poder resistir a la corriente del mal, ni al ímpetu del soplo enemigo, y a quien esfuerza maldad de sus padres, llevados en alto y en el camino deshechos, desparecerán de los ojos; y se vengará Dios del robo de sus padres en ellos y verán los pobres su miseria y conocerán por dónde les viene.

Y los abrevará con su ponzoña el Abastado, esto es, Dios, abastado en todo, ansí en el bien como en la pena y que como es rico en los bienes ansí es copioso en enviar los azotes, les meterá en las entrañas su ira, y les hinchirá los tuétanos de ella; que llama con razón ponzoña, porque ase del corazón luego, esto es, de la raíz de la vida, y causa bascas mortales y desfigura el ser y le corrompe sin reparo y con increíble presteza.

Con lo cual viene bien lo que se sigue, que es:

21. Mas ¿qué se le da a él de su casa después de sí, y que el número de sus meses se medien? En que habla ya Job en persona suya, y responde a lo que refería como dicho en persona de sus amigos.

Y les dice que, cuando sea ansí, que los malos laceren en sus descendientes y paguen después de muertos en los hijos lo que en la vida pecaron, si la pasaron felizmente, sentirán poca pena de ello, o no sentirán pena. ¿Qué se le da a él de su casa, dice, después de sí, y que el número de sus meses (entiende de los meses y duración de su casa y descendencia) se medien?

Y dice luego:

22. ¿Por ventura avezará sabiduría al Señor, y él juzgará las alturas? En que endereza las palabras Job a sus compañeros, y en número de uno habla con todos, y les dice que si por ventura ellos enseñaran a Dios, o serán jueces del que vive en el cielo. Y es muy a propósito de lo que diciendo iba, porque habiendo afirmado que muchos malos viven y mueren prósperos, y que el venir sus hijos a pobreza después, o no acontece siempre, o, cuando acontece, no lo sienten mucho los muertos, estaba en la mano de sus amigos, que tenían la parte contraria, replicar y decir que sería injusto Dios si así fuese.

A lo cual Job pregunta que si por ventura ellos saben más que Dios, o son jueces. En que, preguntándolo, niega serlo, y afirma como cosa sin duda que ni son sus jueces ni sus maestros, y que Dios sabe lo que ellos no saben, y que a quien es por su naturaleza tan alto, no le debe poner leyes el que vive en la tierra; y que Dios, sin ser injusto, según la alteza de sus secretos juicios, dará a uno prosperidad en la vida hasta ponerle en la huesa, y a otro amargos y desventuras hasta llegarle a lo mismo; y que, siendo la fortuna de la vida tan desigual, será igual en ambos la muerte, y que serán por ventura en las costumbres, o ambos buenos o malos ambos.

Y esto es lo que dice:

23. Este morirá en la fuerza de su perfección, todo él quieto y pacífico, que es decir, sin revés ni desgusto.

24. Sus entrañas llenas de pingre, y su meollo de sus huesos regado, que es significación de una vida toda ella alegre y contenta.

25. Y éste morirá en alma amarga, y no comerá nunca en bien, que es morir en dolor y haber vivido siempre en trabajo.

26. Y yacerán a una en el polvo, y los cubijarán los gusanos; conviene a saber, igualmente y por una misma manera, habiendo sido en los sucesos de la vida tan diferentes. Y no por eso es injusto Dios ni parcial en el repartir de la dicha; que por los fines que Él se sabe y no puede nuestra bajeza alcanzar, a vida dichosa y a vida amarga puede rematar de una misma manera.

Esto concluido, prosigue:

27. Bien conozco vuestros pensamientos y imaginaciones que contra mí falseáis; esto es, y vuestras imaginaciones engañadas y falsas.

28. ¿Por qué decís: A dó casa del príncipe, y a dó tiendas de moradas de malos? Dice: ¿por qué hacéis, cuanto a los sucesos de esta vida, diferencia entre el malo y el bueno, diciendo que la casa del príncipe, esto es, del justo, dura, y la tienda del malo perece, y de aquí argüís que yo soy malo, porque estoy derrocado en miseria? O dice: ¿Por qué decís: A dó casa del príncipe?, esto es, ¿adónde ha venido la casa de Job, que era tenido por príncipe? ¿A dó? ¿A dó tiendas de moradas de malos?, esto es, adonde siempre los malos paran, que es en caer al abismo después de haberse empinado, y en volver la comida después de lleno el estómago, y en venir de abundancia a pobreza, de hartura a mendiguez, y de felicidad a miseria.

Más dice:

29. Preguntad a cualquier viandante, y entenderéis que conoce lo mismo; que puede hacer dos sentencias: una, que menosprecie por estas palabras Job el parecer que sus amigos tienen y lo que dicen del caer de los malos, y diga que es opinión de ignorantes y hablilla que se dice en el vulgo y como cantarcillo ordinario.

30. Al día de quebranto guardado el malo, al día de furia llevado: y que no se alzan un dedo del suelo sus amigos en esto, ni dicen sino lo que cualquiera de los que pasan por la calle dijera. Otra declaración es que Job en esto no desprecie la sentencia contraria, sino confirme la suya con el testimonio de los que, discurriendo por las tierras, tienen noticia de varios y diferentes sucesos. Y diga: Bien conozco lo que decís y juzgáis, que es lo que referido tengo, en que vivís con engaño; y más, si a mí no me creéis, preguntad a los que vieron tierras extrañas, y lo que yo os digo eso mismo dirán haber visto, esto es, haber visto no solamente muchos hombres, sino muchos pueblos y muchos reinos enteros llenos de vicios y ajenos de Dios y que adoran los ídolos, que florecen abundantes y prósperos.

Y allégase el original a este sentido, que dice: ¿Por ventura no preguntastes a los que pasan carrera? ¿Y no concedes sus señales?, esto es, lo que dicen de la abundante vida de los pueblos idólatras, que son manifiestas señales y confirmaciones firmes de mi sentencia. Y conforme a esto, lo que dice luego, que al día de quebranto guardado el malo, al día de furor llevado, dícelo como en persona de aquestos con quien disputó, y como diciendo: Mas con ser tan notoriamente falso lo que decís, y con testificar contra ello la voz común de las gentes, todavía porfiáis y decís que al día del quebranto guardado el malo, etc.

Más dice:

31. ¿Quién le dirá en su cara su camino?, y Hizo él, o ¿quién se lo volverá? Esto es: pues llegaos y decídselo a uno de esos poderosos y malos, de esos que no conocen a Dios y mandan las gentes; decidles, pues, que van errados, que han de caer de su mal estado y que se les ha de trocar el viento próspero luego. ¿Quién, dice, les osará decir eso?; o ¿quién les irá a la mano a lo que quisieren hacer? Que es decir que están tan lejos de venir a miseria, como dicen sus compañeros, que no hay quien se les oponga ni por la palabra ni por obra, y en esta prosperidad pasarán la vida.

Y como dice luego:

32. Y será él llevado al sepulcro, y sobre montón velará. Esto es, y aun después de muerto no morirá para con los hombres su vida, y en la manera que puede ser, vivirá su memoria. Que velar sobre montón, o quiere decir perseverar y estar como en atalaya después de la muerte, que como Sant Hierónimo declaró, es el montón de los muertos; o es vivir en los monumentos altos y en los sepulcros sunctuosos y en las pirámides y en las estatuas, que sobre este amontonamiento de piedras labradas ponen los muertos de sí mismos, en que se representan vivos, y que velan y obran, y son sus mismas figuras.

Y prosigue, y dice:

33. Adulzáronse a él terrones de arroyo, y en pos de sí traen a todo hombre, y en pos de sí no habrá cuento. Lo que decimos terrones de arroyo podemos también decir terrones de valle, y es lo uno y lo otro rodeo en que se significa la sepultura. Y quiere decir que a estos poderosos que mienta, aun la sepultura les es menos dura, porque edifican bóvedas y aposentos para reposar, muertos, que otros, vivos, escogieran para su vivienda por muy deleitosos. Por manera que no sólo la vida les es dulce vida, mas aun la muerte les es en esta razón menos muerte. Y si alguno se opusiere diciendo que al fin mueren, y que es desventura amarga el morir, a eso, dice, respondo que no es desventura de ellos propia, sino general de todos los hombres, cualesquiera que sean, y que es mal común, y por consiguiente pena que no se pone a cuenta de su propria malicia, y pena que se consuela con la muchedumbre a quien toca; porque, si ellos mueren, cuantos ante ellos fueron murieron y morirán cuantos les sucedieren después. De que concluye finalmente lo mal que le consuelan sus compañeros, usando para ello de razones injuriosas y falsas; falsas en sí y que se enderezan para su afrenta.

Y ansí dice:

34. ¿Pues cómo me conhortades en vano, y en vuestras respuestas remanece falsía? Esto es, pues según lo dicho, ya veis claramente que vuestro consuelo es ninguno y que vuestro parecer queda por falso; que remanecer falsía en la respuesta es quedarse la falsedad en ella.






ArribaAbajoCapítulo XXII

1. Y respondió Elifaz, el temanés, y dijo:

2. ¿Por ventura el hombre se compara con Dios, por más sabio que sea?

3. ¿Por dicha es gusto en el Abastado que te justifiques? ¿O le es provechoso que perficiones tus carreras?

4. ¿Por caso temiéndole argüirá contigo? ¿O entrará contigo en juicio?

5. De cierto tu malicia grande, y no fin a tus delictos.

6. Sacaste prenda a tus hermanos sin causa, y paños de desnudos feciste desnudar.

7. No diste agua al cansado, y quitaste el pan al hambriento.

8. Y varón de brazo a él la tierra, y honrado de faces mora en ella.

9. Viudas enviaste vacías, y brazos de huérfanos feciste pedazos.

10. Por tanto, lazos en derredor de ti, y de súbito te conturba el espanto.

11. ¿Pensabas no ver nunca tinieblas y no ser cubijado de muchedumbre de aguas?

12. ¿Por ventura Dios no en altura de cielos, y ve cabeza de estrellas que se levantan?

13. Y dijiste: ¿Qué sabe Dios? ¿Y si juzgará por entre espesuras?

14. Nubes en encubrimiento a Él y no ve, y círculo de cielos pasea.

15. ¿Si por dicha camino de mundo seguirás, que pisaron varones de tortura?

16. Que fueron cortados sin hora; río derramado derrocó su cimiento.

17. Que decían a Dios: Apártate de nos y ¿qué podrá hacer a ellos el Abastado?

18. Y Él había henchido su casa de bienes; mas consejo de malos arredrado de mí.

19. Verán justos, y alegrarse han, y inocentes escarnecerán de ellos.

20. ¿Por dicha no fue cortada su erguidez, y su restante tragado de fuego?

21. Conversa agora con Él y séi pacífico, y por ello te vendrá mucho bien.

22. Toma agora ley de su boca, y pon sus dichos en tu corazón.

23. Si te volvieres a Dios, serás fraguado; alejarás tortura de tus tiendas.

24. Y pondrá por tierra pedernal, y por pedernal arroyos de oro.

25. Y será el Poderoso contra tus enemigos, y la plata crecerá en montón para ti.

26. Que entonces te deleitarás; sobre el Abastado serán tus deleites y alzarás tus faces a Dios.

27. Orarás a él, y oírte ha; pagarás tus promesas.

28. Sentenciarás dicho, y afirmarse ha a ti, y sobre tus carreras esclarecerá luz.

29. Cuando se humillaren, dirás [helos en] alteza, y a la caída de ojos salvará.

30. Escapará el inocente, y será escapado por limpieza de tus palmas.


ArribaAbajoExposición

1. Y respondió Elifaz, el temanés, y dijo: Siempre pecaron estos amigos de Job en entender mal a Job y en colegir de sus palabras lo que no se seguía de ellas, ni a Job le pasaba por el pensamiento decirlo. Y pecaban en esto porque le miraban con poca afición, y de aquí echaban sus razones a lo peor, y también porque presumían parecer celosos de la honra de Dios. Y es fuerte cosa un necio que presume de sancto, que todo le escandaliza y en todo halla a su parecer que reñir.

Pues ansí le acontece agora a Elifaz, que porque Job en el capítulo pasado decía que muchos malos son prósperos, y muchos buenos viven afligidos y pobres, y que el de vida descansada y el de vida amarga mueren muchas veces de una manera, y que Dios en estas cosas sabe y hace lo que ellos no entienden, parécenle a él de puro agudo dos cosas, y en ambas se engaña. Una, que decir que hay malos prósperos y buenos afligidos, es decir que Dios ni premia a los buenos ni castiga a los malos, y que Job afirma este error. Otra, que se ha persuadido él de una sentencia verdadera, por mal entenderla, y es que ni nuestras virtudes son a Dios de provecho, ni nuestras maldades le hacen daño.

Y ansí se imagina que Job de aquí colige que Dios no se cura de los buenos, pues no le son provechosos, ni a los malos, pues no le dañan, azota y castiga; y que por falta de entendimiento se ciega para inferir de una verdad clara una blasfemia tan manifiesta. Y ansí, como en cosa manifiesta, no arguye contra ella, sino propónela y déjala, y admírase de la malicia de Job, y abiertamente le dice que fue tirano y injusto; y amonéstale a la fin que vuelva el ánimo a Dios y haga penitencia, que le será de gran fructo.

Pues dice:

2. ¿Por ventura el hombre será comparado con Dios, por más sabio que sea? O como dice el original a la letra: ¿Por ventura aprovechará el hombre a Dios, porque se aprovechó a sí entendiendo prudentemente?

Y añade luego:

3. ¿Por ventura es gusto en el Abastado que te justifiques?, ¿o interés que perficiones tus carreras?

4. ¿Por caso temiéndole argüirá contigo, o entrará contigo en juicio?, que es como si más claro dijese: Entendido te tengo, Job, y más bien veo adónde van y de dónde nacen estas tus engañadas razones, y si porfías que los malos florecen y los buenos padecen, bien penetro el porqué lo porfías y el fundamento que para ello tienes. Porque me dirás: ¿Por ventura el que se aprovecha a sí, viviendo sabía y prudentemente, hace provecho a Dios? Y el que es justo, ¿acarrea algún interés? Y por el contrario, ¿teme Dios que el malo le dañe, para que el temor le obligue a castigarle y deshacerle luego, ejecutando en él su castigo? Cierto es que ni el uno le aprovecha ni el otro le daña, y por consiguiente, que no hay causa para que, como nosotros decimos, los buenos sean regalados de Dios con prosperidades, y los malos derrocados y deshechos del mismo. ¡Oh Job!, dice.

5. De cierto tu malicia grande y no fin a tus delictos; como diciendo, no quiero ni debo responder a desatino tan manifiesto; sólo digo que eres un hombre perdido que en todo andas ciego, que no tienen término ni fin tus maldades.

Y por ocasión de esto pone luego algunas de ellas, y dice:

6. Sacaste prenda a tus hermanos sin causa, y paños de desnudos feciste desnudar; que ansí ésta como las demás que refiere pertenecen a falta de piedad y justicia. Porque como Dios, movido de su bondad infinita, cría los hombres y los sustenta y gobierna y ama y desea y procura con afecto infinito su bien, pídenos con grande encarecimiento todo lo que a la conservación y acrecentamiento de aqueste bien pertenece; y de lo que le deshace, o disminuye o perturba, oféndese por extraordinaria manera; y turba y destruye este bien el faltar en la piedad y el quebrantar la justicia. Por donde los pecados que en esto se hacen, son a Dios muy aborrecidos pecados, y Dios desenvaina de ordinario contra ellos su espada con públicos y rigurosos castigos. Y siendo tal el de Job, a lo que por de fuera se veía, pretendiendo Elifaz que le venía por sus pecados y queriendo señalar los pecados que eran, obligóse a decir, no los que en Job había, sino los que él conocía ser dignos de semejantes castigos. Sacaste, dice, prendas a tus hermanos sin causa.

En el Deuteronomio mandaba Dios a su pueblo que, si alguno sacase la ropa de otro por prenda, al anochecer la volviese, porque el pobre deudor no durmiese sin cama. Y en Esaías encarece cuánto le desplace este sacar prendas a los pobres por deudas, que a la verdad es inhumanidad señalada, porque es añadir a la congoja de la deuda el mal del despojo. Que cierto es que al pobre que le falta con que pagar no le sobran las alhajas de casa, y que sacárselas por prenda es quitarle su abrigo necesario. Y no va tanto en que el acreedor asegure su deuda, cuanto en que el deudor no quede despojado y desnudo; porque aquello en el acreedor es sobra, y en el deudor falta y mengua de lo que necesariamente pide la vida.

Y bien se ve cuán lejos está de apiadarse de las necesidades ajenas, el que las hace y las agrava por poner en seguro sus deudas. Pues cargó Elifaz a Job este pecado de inhumanidad, y ansí dice para mayor claridad, y paños de desnudos feciste desnudar, esto es, añadiste a la desnudez desnudez y pusiste en tu arca lo que a ti no era necesario y dejaba desnudo a tu prójimo.

Y añade:

7. No diste agua al cansado, y quitaste pan al hambriento. Lo primero es falta de piedad, y lo segundo injusticia, y, ambas a dos, cosas dañosas a la conservación de los hombres. Y aunque es de menos mal la primera porque menos es no ser piadoso que injusto, y peor es quitar el pan a cuyo es, que negar el agua al que tiene sed y padece, pero es disposición para la segunda y su fuente ordinaria; que el avariento siempre es injusto, y quien no tiene ánimo para dar un jarro de agua al que ha sed, no tendrá lástima de quitar el pan al hambriento.

O podemos decir, que ansí lo primero como lo segundo es no injusticia, sino falta de misericordia y piedad; que aunque dice que quitó el pan al hambriento, dícelo no porque quitó al hambriento el pan que tenía, sino porque no le dio el que pedía su hambre. Que la necesidad hace en cierta manera del pobre lo que le falta, y el no dárselo quien lo tiene es quitar al pobre lo que se le debe.

Y dice:

8. Y varón de brazo a él la tierra, y honrado de faces mora en ella. Varón de brazos llama el hebreo al poderoso, ansí en fuerzas como en mando y señorío; honrado de faces, a quien respetan los otros por su grandeza o autoridad.

Pues como dijo Elifaz que maltrataba Job a los pobres, ansí también dice que respetaba y beneficiaba a los ricos y poderosos, y que no valía con él la necesidad y razón, sino la persona y interés; que era nueva maldad negar a los necesitados su deuda y acudir a los que tenían sobra de todo.

Y ansí dice: Y varón de brazo a él la tierra, y honrado de faces mora en ella. Como si más claro dijera: Faltábate para dar limosna a los pobres, y sobraba todo para gastar con los poderosos y ricos; para ellos era tu hacienda y tu tierra, o para ellos, dice, es la tierra generalmente. Dice la tierra, sin limitación, porque todos generalmente sirven a los que más tienen, y por mostrar que Job no seguía el camino justo, como profesaba, que es camino de pocos, sino que era vulgar como los demás y injusto y aceptador de personas y hombre de sus intereses y respetos, y ordinario a la manera de muchos.

Más:

9. Viudas enviaste vacías, y brazos de huérfanos heciste pedazos. Es particular el cuidado que de las viudas y huérfanos Dios tiene, como en las Sagradas se ve; porque Él es el amparo universal de las cosas, y ansí a las más desamparadas siempre acude más, y quiere que acudamos nosotros y se ofende mucho de los hombres que no le imitan en esto, porque todo aborrece a su desemejante y contrario. Por donde, cuanto a Dios le es grato que favorezcamos a lo que favorece Él y que cuidemos de lo que Él cuida, tanto le es enemigo y aborrecible que desamemos lo que ama, o que descuidemos de lo que Él tiene a su cuenta. Y si el descuido le ofende, ¿la crueldad qué hará? Y si el no favorecer a los huérfanos le desagrada, ¿qué será el quebrantarle los brazos?

Viudas, dice, enviaste vacías. Tiene al hombre la mujer natural inclinación y respecto, como a su propio abrigo y amparo, sin el cual vivir no puede; que ansí Dios en el Génesis se lo dice: Estarás sujeta al varón, y tu afición y dependencia mirará a él de contino. Y ansí la viuda es como un miembro cortado de su cuerpo, o como un cuerpo que le falta su alma y como una cosa imperfecta, y necesitada y despojada de lo que suplía su necesidad y como echada en la calle. Y no son tanto miserables por la necesidad exterior, cuanto por la aflicción y mengua que sienten ellas mismas dentro de su alma, y por la congoja que en su corazón padecen en faltarles su arrimo; que como la inclinación a él es en ellas natural y muy intensa, ansí el sentimiento de su falta es agudo y entrañable, porque se imaginan faltarles todo en faltarles el marido. Pues si es delicto no socorrer al necesitado, cualquiera que sea, no socorrer a uno tan afligido, esto es, a uno tan falto en la verdad y tan menguado en su imaginación, tan desnudo por defuera y tan cuitado y ansioso de dentro, sin duda es pecado gravísimo. Y eso es enviar las viudas vacías, enviarlas cual se vienen y cual ellas se imaginan; y son vacías de todas partes, sin favor en la hacienda y sin aliento de consuelo en el alma.

Y ansí añade justamente:

10. Por tanto, lazos en derredor de ti, y de súbito te conturba el espanto. Que justo es que quien tal hizo que tal pague, y que a la culpa de una inhumanidad tan de brutos responda pena tan espantosa y cruel, como es, lazos en derredor de ti, y que de súbito te conturbe el espanto. Porque es terrible caso estar cercado de lazos uno y como sitiado de males, de manera que ni queda resquicio para huir ni esperanza de libertad ni camino de alivio. Porque el estar cercado es no sólo hallarlos a do quiera que vuelve, sino caer de uno en otro, y por salir de uno dar en otro mayor, y enredarse y enlazarse de contino más cuanto más procura librarse.

Y no es menos mal el que dice, en decir que de súbito le conturba el espanto, porque en cada palabra encarece que el súbito quita el bien de la prevención, y el conturbar saca de su lugar la razón, que es nuestra defensa; y el espanto es pena que no sólo duele, sino que traga y que sorbe el ser todo.

Más dice:

11. ¿Pensabas no ver nunca tinieblas, y no ser cubijado de muchedumbre de aguas? Tinieblas llama la Escritura a los trabajos y calamidades, porque con la tristeza escurecen el ánimo, y con el estorbo cortan los pasos y impiden el expediente de los negocios y ciegan el camino de ellos, como acontece en la noche. Y llámalos también muchedumbre de aguas, porque ahogan y sumen y, cuando vienen, no son simples, sino de muchas olas, que unas vienen en pos de otras, como en la tempestad de la mar. Pues dice Elifaz: ¿Pensabas, Job, que siendo quien eras, esto es, el que digo y figuro, habías de tener desemejante ventura? Lo que padeces nos dice quién fuiste, y la impiedad de tu vida hacía certidumbre de esta tu desventura presente.

O dice de otra manera, conforme al hebreo: Tinieblas no verás, y sobras de agua te cubijarán, en que todavía declara y engrandece la pena que merece Job por su culpa, que como dijo por tanto, esto es, por estas tus culpas y por estas tus crueldades con las viudas y pobres, lazos en derredor de ti, y de súbito te conturba el espanto, añade también y tinieblas, conviene a saber, te rodean, y no verás, esto es, y te quitan la vista. Y sobras de aguas, esto es, de miserias y calamidades, te cubijarán, esto es, te sumen y anegan. Por manera que al mal que Job padece llama lazos puestos a la redonda y espanto que aviene de súbito y tinieblas que ciegan y olas que anegan (porque le enredaba y le tenía atónito y le cegaba el juicio y le tenía como ahogado y sumido) para con estos nombres declarar más la pena, y por la pena hacer más cierta la culpa. Porque son penas estas que se deben a los que ansí se alejan y desnudan de la piedad, que agravan a los necesitados en lugar de serles humanos y piadosos.

Mas con la primera viene mejor lo que dice:

12. ¿Por ventura Dios no en altura de cielos, y ve cabeza de estrellas que se levantan? Que como le preguntó con disimulado escarnio, si pensaba que no había de venir a tinieblas y que su felicidad carecería de noche, siendo tan injusta su vida, añade bien en la misma figura y pregúntale si por ventura imaginaba también que no había Dios ni juez en el mundo. Porque pensar quien vive mal que pasará sin castigo, nace ordinariamente de creer que no hay quien le juzgue. Y ansí como pregunta lo primero con escarnio, y con la pregunta la afirma, porque decir, pensabas no ver tinieblas, es como decir, cierto es que las habías de ver, ansí para certificar lo segundo usa también de pregunta. ¿Por ventura, dice, Dios no en altura de cielos? Que es decir, cierta cosa es que hay Dios en el cielo y que ve las cabezas de las estrellas que se levantan; como diciendo, al fin hay Dios y tiene providencia de nuestras cosas.

Y afirma que hay Dios, poniéndole en las alturas del cielo, porque es aquél su lugar proprio; y como, quien no le pusiese en el cielo, le negaba del todo, ansí el que le confiesa le asienta luego en su lugar proprio. Y ni más ni menos confiesa su providencia, confesando ve cabezas de estrellas que se levantan, que es argüir de lo mayor a lo que es menos, porque menos es conocer nuestras cosas bajas que aquellas tan dificultosas y altas.

Y ansí, cabezas de estrellas que se levantan, es como decir las estrellas más levantadas y las cumbres de los cielos que más se empinan. O llama estrellas por figura a los que resplandecen en esta vida, ricos y prósperos, siendo injustos y malos, que parece no mira Dios en ellos ni los ve; ellos a lo menos ansí lo piensan.

Y por eso añade luego:

13. Y dijiste: ¿Qué sabe Dios? ¿Y si juzgará por entre espesuras? Ansí convenía que lo dijera Job, a ser cual Elifaz le pintaba: que una vida muy rota con el hecho dice esto siempre, y juzgar ansí y vivir ansí andan casi siempre hermanados. Por donde Elifaz habla bien y consiguientemente, presupuesto su engaño. Y ansí dice dijiste, que es como decir, y no es posible, sino que decías en tu corazón y te persuadías, que no conoce Dios lo que aquí pasa. Y dice por espesuras, porque es la color de este error; que nadie se persuade a lo falso sin alguna apariencia. Porque como lo malo no puede ser amado por sí, ansí ni creído lo falso, si trae el rostro descubierto; por donde a ambos les es necesario el cubrirlo, a lo malo con colores de bien, y a lo falso con apariencias de verdad, porque lo bueno y lo verdadero es lo que solamente puede ser amado y creído. Pues dice, por espesuras, porque las espesuras y la mucha distancia hacen estorbo a la vista humana; y ansí al que juzga de Dios como de sí, hácesele verisímil que no le ve, estando tan lejos y con tantas nubes en medio.

Y ansí añade en la misma razón:

14. Nubes en encubrimiento a Él, y no ve, y círculo de cielos pasea. Hase de repetir la palabra de arriba, dijiste. Y dijiste, dice, nubes en encubrimiento a Él, esto es, y lo que te persuadió a pensar que Dios no vía tus hechos fue parecerte que se los encubrían las nubes y que se paseaba y vivía en el cielo, lugar que de la tierra tanto dista. Que son las razones vanas y sofísticas con que se ciegan los que tienen por Dios y por ley a su gusto.

Y ansí dice:

15. ¿Si por dicha camino de mundo seguirás, que pisaron varones de tortura? En que en forma de pregunta afirma que seguía del todo Job el camino trillado de los malos, y que juzgaba de Dios como ellos juzgan.

Y llama camino de mundo, o de siglos, la vida de los que fueron antes del diluvio, que se aventajaron en la maldad; y usa de su ejemplo, como notorio por su señalado castigo, y por el mismo caso, como más eficaz argumento para probar su propósito.

O habla generalmente de los malos todos, y llama camino de mundo el juicio que los mundanos hacen de las cosas de la otra vida y el propósito suyo y su resolución; y a ellas los llama varones de tortura, como poderosos para todo lo malo y torcido, y como artífices y maestros en ellos, cuales fueron los gigantes y son los tiranos y los que viven para sólo vivir aquí, cuya ventura es siempre conforme a su engaño. Y de ambas cosas dice Elifaz. De la ventura:

16. Que fueron cortados sin hora; río derramado derrocó su cimiento. Si de solos los gigantes, dice que fueron cortados sin hora, porque les vino de improviso el diluvio; si de todos los malos, declara lo que les sucede por dos semejanzas: una, del árbol que sin sazón les cortaron, y otra, de la casa que lleva la avenida del río. Porque, dice, su maldad pide que no dure su dicha, ni que sea ordinario y como a otros acontece su fin; no se caen de suyo, como árbol que ya los años tienen seco, sino son cortados verdes y antes de tiempo; porque, a la verdad, por tarde que les venga el castigo, para lo que toca a su sazón de ellos, siempre vienen temprano, porque nunca llegan a madurez, siempre están en la flor de su vanidad y en el verdor de sus vicios. Demás de que como tienen en sola esta vida su bien, aborrecen la muerte y su memoria, y nunca se imaginan que viene, y ansí les viene siempre no pensada y fuera de tiempo y de hora; porque viene a tiempo y hora no solamente no pensada, mas de mala sazón, porque los halla y lleva sin ella y mueren siempre cuando les esta muy mal el morir. Y dice cortados sin hora, para demostrar también que por la mayor parte es violenta su caída y que el hierro los acaba y las fuerzas de sus enemigos los derruecan al suelo.

Y lo mismo, aunque por otra forma, es lo segundo que dice, porque río derramado es río que sale de madre, y avenida de aguas no es ordinaria, sino que se ayuntan de súbito y corren por donde no se temían y llevan lo que hallan delante y derruecan por el cimiento las casas; en que hay desapercibimiento y presteza y violencia y caída sin tiempo, como en la semejanza pasada, y aun significación de mayor asolamiento que en ella. Porque allí el árbol, después de cortado, sirve; aquí queda deshecha y inútil la casa, que la agua la deshace, y las más veces lleva sus alhajas consigo y al dueño también, hundido y anegado. Ésta, pues, es la ventura.

Su engaño el que sigue:

17. Que decían a Dios: Apártate de nos, ¿y qué podrá hacer a ellos el Abastado? En el cual engaño están de ordinario todos los que viven sin rienda, y si no con las palabras, dicen a lo menos a Dios con las obras que se aparte de ellos y que en su cielo se esté, que ellos quieren y aman la tierra. Pues diciendo y obrando esto, ¿qué maravilla es les avenga lo que ha dicho en el verso pasado? ¿O cómo no les ha de venir? Porque quien aparta a Dios de sí, ¿qué defensa se deja? ¿O cómo se valdrá por sus fuerzas, si las de Dios le son contrarias?

Y dice, para mayor demostración de su engaño:

18. Y él había henchido su casa de bienes; mas consejo de malos arredrado de mí. Porque en esto se ve cuan engañados y ciegos viven los que no solamente no obedecen a Dios, mas quieren no estar debajo de su providencia, pues no echan de ver que tienen de su mano y por su grande piedad y largueza esos mismos bienes de la tierra, con que se amanceban y abrazan. En que cometen mil errores: uno, que huyen y aborrecen la fuente y el dador de eso mismo que quieren; otro, que no advierten que, si con ser enemigos suyos los trata tan liberal y regaladamente, ¿qué bienes les haría, si le obedeciesen y amasen?; y el tercero, que no temen retraiga la mano el que tan sin merecerlo la extiende a ellos con tanta largueza, ni conocen cuánto más fácilmente se quitan que se dan estas cosas.

Y dice advertidamente que Dios les había henchido su casa de bienes, y usa con particular consejo de esta palabra, henchir, para demostrar más la bondad de Dios y la ceguedad de estos hombres. Porque una mediana riqueza y felicidad mediana puede más fácilmente engañarse uno y atribuirla a su industria; pero una sobrada y excesiva y que crece y sube como espuma en una hora, sucediendo todo a gusto sin variedad ni revés de fortuna, muy ciego es quien no conoce su causa, quien no ve que no alcanzan allí las fuerzas del hombre, quien no conoce que es otro consejo y poder mayor el que le acarrea y amontona y defiende aquel bien. Y si tan ciegos éstos son, razón tiene Elifaz en lo que añadiendo dice: Mas consejo de malos arredrado de mí, pues por dondequiera que se miren, es consejo errado y perdido. Que si miramos su causa, nace por una parte de pasión desenfrenada que no quiere reconocer superior, y por otra de ceguedad tan ciega como es la que he dicho; si sus efectos, son dar rienda a los vicios; si el suceso y el fin, desastre no pensado y calamidad improvisa y despojo de todo aquello que se ama y adora con ansia y confusión no creíble.

De que se sigue lo que luego prosigue, y dice:

19. Verán justos y alegrarse han, y inocente escarnecerá de ellos. Si vamos con los del diluvio, el inocente es Noé con los suyos; y si son todos en general, es semejante a lo que escribe David: Alegrarse ha el justo cuando viere la venganza; lavará en la sangre de los pecadores sus manos. Que es alegría, no nacida de crueldad ni de amor de venganza, de que carecen los buenos, sino de la honra de Dios que sale de sospecha y se abona, cuando derrueca ansí y castiga un tirano y de su justicia que resplandece, y de la libertad de muchos inocentes y opresos, y señaladamente del escarmiento para otros a quien dañaba el ejemplo.

Ansí que alégranse los buenos en estas caídas de los malos, y dicen:

20. ¿Por dicha no fue cortada su erguidez, y su restante tragado de fuego? O como el original, a la letra: ¿Sino cortado su ramo, y resto de ellos tragará el fuego? Que refiere en esto Elifaz y imita las palabras de que usan, o es verisímil que usen en semejantes casos los justos, como en burla y escarnio, diciendo: ¿Por dicha no fue cortada su erguidez?, esto es, ¿pensaban por dicha no caer ni ser nunca cortados? Al fin cayeron y les vino su día, y resplandeció la justicia de Dios, y los asoló totalmente. Que eso significa la erguidez, o el ramo cortado y el restante tragado del fuego, que es por semejanza del árbol que le cortan los ramos, y le ponen fuego a la raíz para no dejar rastro de él. Porque este acabamiento y total destruición es propriedad de la pena con que Dios castiga a los malos, y en lo que se diferencia del castigo de los buenos y justos; que a éstos desmóchalos Dios, para que se renueven y mejoren, mas a aquéllos arráncalos de cuajo para que del todo se sequen.

Es verdad que algunos trasladan ansí: De cierto no cortada firmeza y estribo nuestro, y resto de ellos el fuego tragó; y entiéndenlo de Noé y del diluvio.

Por manera que Elifaz de lo que allí pasó, prueba lo que pretende que es ser castigados los malos y conservados los buenos. Porque, dice, entonces sin duda, pecando todos, no pereció nuestra firmeza o nuestro reparo (que llama a Noé ansí porque en él se conservaron los hombres); pero el resto, esto es, a los demás, tragólos el fuego; que llama ansí su castigo que los consumió, que, aunque fue de agua, el fuego es nombre general de la pena, como se ve en Josué, adonde mandó Dios que apedreasen a Achán, diciendo el texto que le quemasen; porque quemar es castigar, y fuego significa castigo.

Mas prosigue y dice:

21. Conversa agora con Él, y séi pacífico, y por ello te vendrá mucho bien. Dichas las culpas de Job y los malos y desastrados sucesos de los pecadores, pasa agora Elifaz a la tercera parte de su razonamiento, que es amonestarle y persuadirle la enmienda. Dice, pues: Conversa agora con Él, y séi pacífico, como si más claro dijese: La conclusión sea que, pues el camino de los malos y su consejo es cual digo yo, y tú mismo en ti experimentas agora, saques tus pasos de él y los endereces por senda segura y te vuelvas y sujetes a Dios. Conversa, dice, con Él, y séi pacífico; esto es, pierde el coraje que tienes y amansa el corazón, y con el reconocimiento humilde vuélvete a Él y háblale, pídele perdón y suplícale. Y por ello, dice, te vendrá mucho bien. No sólo huirás el mal presente, mas recibirás el bien que no esperas; aliéntate a la penitencia con la esperanza cierta del perdón y merced. Que Dios no se contenta con perdonar la culpa, sino añade la gracia; no sólo suelta la deuda, sino enriquece con nuevas dádivas; no sólo pierde el enojo, sino ama y abraza al dolido.

Dice más:

22. Toma agora ley de su boca, y pon sus dichos en tu corazón. Dos cosas tiene la penitencia: dolor de lo hecho y enmienda en lo por hacer. Lo primero dio a entender en el amansar el corazón y en el conversar con Dios, porque el dolor humilla el corazón y le deshace y le quita el coraje y el brío, y por eso se llama contrición, porque le desmenuza en cierta manera. Agora declara lo segundo, en decir que tome ley de su boca y ponga en su corazón sus dichos, que es decir tenga su ley por regla en lo que le resta.

Porque como añade:

23. Si te volvieres a Dios, serás fraguado; alejarás torturas de tus tiendas. Esto es, tu vida, tu salud y tu fortuna que agora está como desatada y caída, fraguará, esto es, tomará ser y firmeza, como se dice del edificio que fragua. Y alejarás, dice, tortura de tus tiendas. Tortura, aquí o es desastre y mal suceso, y ansí dice que su casa y hacienda firme y bien fraguada carecerá dél, o es culpa y delicto; y ansí aquella palabra y alejarás, dice causa y vale como si más claro dijera: Fraguará tu edificio, porque alejarás y desterrarás de tu casa la culpa, conviene a saber, si te convirtieres a Dios y guardares su ley.

Mas lo primero es mejor, y viene con ello bien lo que añade:

24. Y pondrá por tierra pedernal, y por pedernal arroyos de oro. Y declara más el fraguar y la firmeza que dijo, y es como si se dijese: No solamente, si te conviertes con ánimo verdadero, dará Dios firmeza a tus cosas y las exentará de los golpes y malos sucesos de la fortuna, mas usará de nuevas trazas para acrecentarte y hacerte dichoso. Y decláralo por semejanzas, diciendo que volverá la tierra pedernal, y del pedernal sacará minas de oro; que es como decir que hará fuerte lo flaco, y lo pobre rico, y que sacará bien y riqueza de donde se temía desventura y desastre.

Y a lo mismo viene el original, que dice a la letra: Pon sobre polvo fortaleza, y en piedra arroyos ophir. Y es decirle que, en cuanto pusiere las manos, le sucederá felizmente y que vencerá su dicha a su esperanza; que si fundare sobre polvo, será como si fundare sobre peña dura; y lo flaco y lo movedizo será para su utilidad y defensa fuerte y firme; y que en la piedra, que es del todo estéril, le remanecerán fuentes de oro, porque sacará riquezas y provecho de lo que no se esperaba.

Y añade:

25. Y será el Poderoso contra tus enemigos, y la plata crecerá en montón para ti. O como el original a la letra: Y será el Abastado tu alcázar, y plata de fortalezas para ti. En que, si se vuelve a Dios, le promete que será defendido y que será victorioso; que sus enemigos no le vencerán y que él los sujetará y llevará sus despojos. No le vencerán, porque Dios será su alcázar esto es, su seguridad y defensa; vencerlos ha, porque la plata de sus fortalezas de ellos será suya dél, esto es, ganará y poseerá sus tesoros guardados.

Dice más:

26. Que entonces sobre el Abastado serán tus deleites; alzarás tus faces a Dios. A la victoria y a los buenos sucesos sigue el contentamiento y deleite, y el reconocer al autor de ellos y el alegrarse en Él y alabarle. Y ansí dice que entonces, esto es, cuando él enmendare su vida y Dios tomare a su cargo la defensa de ella y la sacare dichosamente de todo, se deleitará en Dios, porque la experiencia de su bondad le enternecerá el corazón con regalo y alzará a Él sus faces, bendiciéndole con merecidos loores.

Y dice:

27. Orarás a Él y oírte ha; pagarás tus promesas, esto es, alcanzarás de Él cuanto pidieres. Y declara el cumplimiento de lo que se pide por lo que sucede al alcanzar lo pedido, que es pagar lo prometido y votado, si se cumpliese. Y ansí pagar promesas es lo mismo que conseguir aquello por que se promete, porque la promesa no se paga sino cuando se consigue y alcanza.

Dice:

28. Sentenciarás dicho, y afirmarse ha a ti, y sobre tus carreras esclarecerá luz. Que es prometerle que, como será fuerte contra sus enemigos, porque será Dios su defensa, ansí será acatado entre sus ciudadanos, porque le cercará Dios con su luz, esto es, será dichoso en la guerra y señor en la vida política. Porque tus dichos, dice, serán confirmados por todos y será ley tu sentencia y resplandecerá cuanto hicieres, que es decir que acertará en todo. Y la prueba de esto es ser el estilo de Dios éste, conviene a saber, ensalzar al que se le humilla y reconoce.

Y por eso dice:

29. Cuando se humillaren, dirás: [Helos en] alteza, y al caído de ojos salvará. En que de esta sentencia que es general, saca ser verdad lo particular que le ha dicho. Y arguye de esta manera: Dios ensalza a todos los que se le humillan; luego hará contigo, si te humillares, lo mismo. Y ansí dice: Cuando se humillaren, que es como si dijese, porque cuando uno se humilla a Dios, dirás alteza, esto es, puedes decir luego que es alto, y estar cierto que lo será; porque siempre salva al caído de ojos, esto es, al que conoce su indignidad y bajeza; que declara el afecto del ánimo, por el semblante que nace de él en el cuerpo, y sabida cosa es que el ánimo humilde derrueca al suelo los ojos.

O como algunos dicen de otra manera: Cuando se humillaren, dirás alteza; esto es, cuando los otros cayeren, subirás tú, como diciendo que le exentará Dios de las calamidades comunes; que responde a lo mismo que le dijo en el capítulo 5: En seis tribulaciones te librará, y en la sétima no te tocará el daño.

Y concluye, usando de la misma razón, y dice:

30. Escapará el inocente y será escapado por limpieza de sus palmas. Porque si esto hace Dios siempre con los inocentes y buenos, si tú fueres de ellos, cierto, dice, es que pasará lo mismo Por ti. O, según el original, de otra manera: Librará el inocente, y será escapado pueblo por limpieza de sus palmas; que engrandece más la bondad, que no sólo hace dichoso al que la tiene, mas libra por él de mal otros muchos, como parece en lo que razonó Abraham con Dios cuando la destruición de Sodoma.






ArribaAbajoCapítulo XXIII

1. Y respondió Job, y dijo:

2. También hoy [cuando] en amargura mi habla; mi mano se engraveció sobre mi gemido.

3. ¡Quién me diese supiese yo y le hallase; viniese hasta su asiento!

4. Ordenaría ante él juicio, y mi boca henchiría de razonamientos.

5. Sabría palabras que me respondiese, y entendería lo que dijese a mí.

6. No con muchedumbre de fuerza barajaría conmigo; no, cierto; Él pondría sobre mí.

7. Ponga derecheza conmigo, y saldrá vencedor mi juicio.

8. Mas veis; a Oriente iré, y no Él; y a Poniente, y no le entenderé.

9. Si a la izquierda, ¿qué haré? No te asiré. Si a la derecha vuelvo, no veré a Él.

10. Mas Él supo mi carrera; examinaráme como oro que por fuego pasa.

11. En sus pisadas asió mi pie; su carrera guardé y no me acosté.

12. De mandamiento de su boca no me retiré, y ascondí en mi seno sus palabras.

13. Y Él uno; ¿y quién le hará tornar? Su alma deseó, y fizo.

14. Y cuando cumpliere su voluntad en mí, y todo cuanto quisiere, aparejado le estoy.

15. Por tanto de sus faces soy conturbado; consideraré, y habré pavor de Él.

16. Dios enflaqueció mi corazón, y el Abastado me conturbó.

17. No fui cortado por tinieblas que sobrevenían, ni cubrió tiniebla mi cara.




ArribaAbajoExposición

1. Y respondió Job, y dijo. Responde Job a Elifaz, repitiendo lo que dicho tiene y perseverando en ello y en la defensa de su vida y limpieza. Y como ve que no persuade a los hombres, vuélvese a Dios que lo sabe, no atestiguando con Él, sino deseando haberlas con Él, y oírle y ser oído de Él en su causa, que es confianza de buena consciencia nacida.

Pues dice:

2. También hoy en amargura mi habla; mi mano se engraveció sobre mi gemido. En que comienza a responder a Elifaz, y no tanto a las palabras que ha dicho, cuanto a lo que le conoce en el ánimo, que se admiraba y ofendía de que Job se querelle tan agramente. Y ansí le dice que esté cierto que toda su querella, y lo que dice agora cuando más se querella, y su queja que tan agra y encarecida y excesiva parece, comparada con la razón que para querellarse tiene y con la causa que a querellarse le mueve, y con el mal interior y exterior que padece, es como si no fuese ninguna. Porque dice: También hoy en amargura mi habla; mi mano se engraveció sobre mi gemido, que es razón falta de alguna palabra, cuales suelen ser las que se dicen con alguna vehemente pena o pasión. Y dirá enteramente: Paréceos que encarezco mi pena y que excedo los límites de la razón y paciencia quejándome, y ofendéisos de mí como de ciego y blasfemo. Pues estad ciertos que hoy, cuando es mi querella más amarga que nunca, que agora cuando publico lo que siento con más sentimiento, mi mano, esto es, mi plaga, esta mano que Dios pone sobre mí de castigo excede sin medida a lo que gimo, esto es, a lo que publico y me quejo. Mas como no me veis mis dolores y solamente oís mis palabras, como no conocéis la verdad de mis obras y veis el rigor de mis castigos y penas, padecéis engaño en mi agravio.

Y por eso dice:

3. ¡Quién me diese, supiese yo, y le hallase; viniese hasta su asiento! Por eso, dice, deseo averiguar mi causa, no con vosotros, que veis sólo lo que parece de fuera, sino con Dios, que sabe la verdad sin engaño. ¡Quién me diese, supiese yo! Desea saber dónde Dios está, y hallarle y parecer en su audiencia.

Porque dice:

4. Ordenaría ante Él juicio, y mi boca henchiría de razonamientos. Ordenar aquí es la palabra de guerra y que se dice propriamente en el ejército o escuadrón, cuando se ponen los soldados en ordenanza; y pásalo a la audiencia del pleito, porque es guerra también lo que allí pasa, y no poco sangrienta, acometiéndose y defendiéndose, y usando de ardides y de celadas, y mejorándose en razón y lugar. Pues viniendo, dice, al tribunal en que Dios residía, pondría en orden mi defensa. Como si dijese, mi gente haría alarde de mis razones en mi pecho, y del pecho en buena orden las pondría en la boca, y razonaría mi causa.

Y dice:

5. Sabría palabras que me respondiese, y entendería. Esto es, y habiendo yo hablado por mí, oiría a Dios con paciencia, y entendería lo que pretende en herirme, y o la culpa mía, o la razón que le mueve. Mas porque le pudiera decir alguno aquí, o porque se le ofreció su pensamiento a él cuando esto decía, que le asombraría Dios puesto en su presencia, y le enmudecería con espanto, y le ataría la lengua, asegúrase de esto, y dice:

6. No con muchedumbre de fuerzas baraje conmigo, no cierto ponga Él su brazo sobre mí. O como está en el original, a la letra: ¿Si por ventura con muchedumbre de fuerzas barajará conmigo? No, cierto. Él pondrá sobre mí. En que, o según la primera manera, saca por condición que no use Dios de su poder contra él; o, según la postrera, se asegura y certifica de que no usará. Como diciendo: Y no tengo por qué me recelar de su fuerza, que, si es poderoso, como lo es, también es igual y justísimo, y, puesto en juicio, no usará de violencia. ¿Si por ventura, dice, con muchedumbre de fuerzas barajará conmigo? Esto es, en ninguna manera barajará, esto es, pleiteará, porque una cosa es fuerza y otra estar a juicio. Pues si decimos: No con muchedumbre de fuerzas baraje conmigo, limita lo que dicho tiene y dase a entender, y dice: Cuando deseo averiguar con Dios mi causa y delante de su tribunal ser oído, entiéndolo, si pone Dios su fuerza aparte, y si se allana a razones y no quiere usar de su poder absoluto.

Y ansí dice:

7. Ponga derecheza de argumentos conmigo, y saldrá vencedor mi juicio. No use de fuerza, dice, sino estemos a buena y justa razón; hablen los argumentos y estén quedas las manos, y yo, dice, saldré con mi causa. Y la razón es, no porque le falta a Dios en lo que hace, sino porque es tan justo y verdadero que no dirá que lo hace por culpa mía:

Mas el original dice ansí: Allí derechero argüiría con Él, y escaparía del todo libre del que me juzga, que casi viene a lo mismo. Porque, dice, no usará de fuerza, ni me oprimirá sin oírme ni entenderme, como vosotros hacéis agora, sino allí valdrá la razón solamente; y la verdad no ama pasión que turbe, ni ignorancia que ciegue, sino juicio claro y desapasionado y derecho. No hará Dios honra de condenarme, ni pondrá su justicia en mi culpa, ni juzgará lo que vosotros juzgáis, que le conviene ser yo malo para que él sea justo; Él quedará por bueno, como lo es, y yo por libre y inocente; con que escaparé libre de quien me juzga, esto es, de vosotros y de vuestros juicios errados, que tan sin razón me condenan.

Mas, llegado aquí, ofrécesele a Job la imposibilidad de lo que desea, y ve que no está en su mano, ni ver a Dios, ni hablarle, ni llegar donde está.

Y ansí dice:

8. Mas veis; a Oriente iré, y no Él; y a Poniente, y no le entenderé. Mas es hablar, dice, de balde, y tratar de lo que nunca será, porque, ¿adónde iré que le halle?; que, si adelante voy, como dice el original a la letra, no le veré, y si vuelvo a las espaldas, tampoco le hallo, ni se me descubre en Oriente, ni le hallo en Poniente. Y por decirlo del todo, añade que ni en Setentrión ni en Mediodía, que son todas las partes del mundo.

Y dice:

9. Si a la izquierda, ¿qué haré? No le asiré; si a la derecha vuelvo, no le veré a Él. O como el original a la letra: Izquierda en obrar suyo, y no le otearé; encubrir derecha, y no le veré. Que llama izquierda el Setentrión y la parte del Norte, y derecha la que está al Mediodía, como los filósofos también la llaman; o porque el movimiento y camino del Sol va por aquella parte contino, o porque vuelto uno al Oriente, y extendiendo los brazos tendería al Mediodía el derecho. Pues dice que en la izquierda, esto es, en la parte del Norte, en obrar suyo, esto es, que es parte descubierta y que obra porque se levanta sobre nuestro horizonte, y se rodea sobre él sin ponerse jamás ni encubrirse; encubrir derecha, esto es, ni en la derecha que encubre, porque la parte del Mediodía y las estrellas de su Norte nunca se levantan sobre nuestra horizonte; pues ni en el Setentrión, dice, le veo, ni en el Mediodía le hallo; ni en el Setentrión que se descubre, ni en el Mediodía que se asconde, ni adonde vemos claras sus obras, ni adonde nos las tiene ascondidas; ni en la parte que se levanta sobre nuestras cabezas, ni en la que tenemos debajo los pies.

Porque, a la verdad, ansí como es fácil al que camina por la gracia hallar a Dios cerca de sí, porque como Él dice, está cerca de los que le temen, y sus pláticas son con los sencillos y puros, ansí es dificultoso al que le busca por los medios de su ingenio y industria. No hay cosa más cerca ni más lejos, más encubierta ni más descubierta, que Dios. Demás de que veces hay que se asconde a los suyos para fin de probarlos; y ascóndeseles tanto, que les parece no tienen acuerdo de ellos, ni ellos hallan rastro de Él por más que le busquen, en que padecen lo que decir no se puede. Y Job lo sentía agora ansí.

Pero dice:

10. Mas Él supo mi carrera, examinaráme como oro que por juego pasa. Como diciendo, mas ya que no puedo verme con Dios, ni averiguar mi causa con Él, esto sé ciertamente, que Él sabe bien mi inocencia y que este su azote no es castigo de culpa, no, sino examen de oro que se pone en el fuego, no por su escoria, sino para que más resplandezca, no por limpieza, sino para más resplandor.

O de otra manera, porque el original dice ansí: Porque conoció carrera conmigo, examínese; como oro saldré. En que no dice lo que ha hecho Dios con él, sino dice la razón por qué desea el examen de Dios. Porque, dice, conoce mi carrera conmigo, esto es, la que yo anduve; o también, como yo la conozco, por eso deseaba venir a su examen, seguro de que su justicia haría en mi inocencia lo que en el oro la fragua.

Porque como añade:

11. En sus carreras asió mi pie; su carrera guardé, y no me acosté. Que la buena consciencia es madre de la confianza; y entender Job de sí que siguió siempre en sus caminos a Dios, le da ánimo para esperar salir libre del juicio de Dios. Porque, aunque en su comparación es torpeza toda la limpieza nuestra, mas no juzga al hombre Dios midiéndole consigo mismo, sino con aquello que le tiene mandado; y nuestra regla es no su perfección de Él, a quien no es posible que la criatura iguale o arribe, sino la ley que nos tiene puesta, que es conforme a nuestras fuerzas, a lo menos a las que Él nos da con su gracia, si nuestra culpa y mala disposición no lo estorba o impide. Pues prométese Job buen suceso en el juicio de Dios, porque ayudado de Él, ha puesto siempre en sus caminos sus pies.

Y dice que asió su pie en sus pisadas, esto es, las de Dios, que son las que nos manda que demos; y llama ansí sus Mandamientos y leyes, en que dice asió su pie, para dar a entender que no entró en ellas y las quebrantó después, habiéndolas primero guardado, sino que asió con firmeza de ellas y fizo asiento en su guarda. En que responde y gana por la mano a lo que le pudieran decir, que si fue bueno en algún tiempo, fue malo después y se salió del camino.

Y dice en el mismo propósito:

12. De mandamiento de su boca no me retiré, y ascondí en mi seno sus palabras. En que dice por nombres proprios lo que dijera por figura en el verso pasado, que su carrera son sus Mandamientos, y sus pisadas sus leyes. Y lo que dice ascondí en mi seno, el original dice más que mi fuero guardé ley de su boca; en que encarece más el cuidado y amor con que cumplió lo que Dios le mandaba. Porque llama su fuero sus deseos mismos y sus inclinaciones, y aquello que él amaba y juzgaba.

Y la causa es lo que dice:

13. Y Él uno; ¿y quién le hará tornar? Su alma deseó, y fizo. Porque si ha servido a Dios y guardado con el cuidado y amor que dice sus leyes, la causa es porque Él es uno, o como dice el original, es en uno, conviene a saber, está siempre en un parecer, sin mudar ni voluntad ni juicio, como mudan los hombres. Y no solamente es sencillo y no mudable, sino lo que a esto se consigue, poderoso y eficaz para todo lo que determina y quiere; y ansí no se puede esperar que, o mudará lo que tiene mandado, o no ejecutará, en quien no lo cumpliere, la pena; que ni es flaco ni mudable, y ansí el que esto conoce está obligado a no ofenderle por ambas maneras.

Y añade:

14. Y cuando cumpliere su voluntad en mí, y todo cuanto quisiere, aparejado le estoy. Porque había afirmado su inocencia y su vida sin culpa, y porque confiando en ella deseaba averiguar su causa con Dios, lo cual en él nacía de buena consciencia; y parecía a los de fuera nacer de soberbia y de arrogancia, por eso y por alanzar esa sospecha, muestra agora y confiesa cuán llena está su alma de Dios y cuán sujeta a todo lo que en él ordenare.

Y dice en esta manera: Aunque mi consciencia me absuelve, y aunque no dudaría de ser absuelto de Dios, cada y cuando que en su juicio pareciese, no por eso le acuso porque me azota, ni me enciendo contra Él en coraje; presto estoy y aparejado a llevar con ánimo rendido y humilde todo lo que en mí su mano pusiere. Verdad es que el original, a lo que parece, sigue otro camino, porque dice ansí: Porque cumplirá mi fuero, y como éstas muchas con Él. Que porque dijera lo que Dios puede y cuán inmudable es y cómo sale con su voluntad de contino, prueba ser ansí, por lo que en él ha hecho y agora hace. Y dice lo que de Dios agora digo, que su alma deseó y fizo, esto es, que hace cuanto quiere y como lo quiere, cuanto no lo supiera por otra vía, esto mismo que pasa en mí me lo enseña; porque Él cumple y ejecuta en mí eso mismo que tenía determinado de hacer, sin que ni mis fuerzas se lo impidan, ni mi inocencia se lo estorbe. Que ni me valió ser rico, ni poderoso, ni bienquisto con todos, ni amado de los míos, ni respectado de los ajenos, ni sencillo y puro y justificado en mis obras, para que no cumpliese en mí lo que tenía determinado de mí por su voluntad y secreto juicio.

Y esta determinación y decreto de Dios acerca de los sucesos de Job, llama Job fuero suyo, o establecimiento suyo, y como si dijésemos, su hado, porque estaba establecido de Dios para él. Y dice, y como éstas muchas con Él, para decir que de estos hechos como el suyo, y de otros semejantes, hace Dios cada día muchos, en demostración de lo mucho que puede y sabe.

De donde resulta lo que luego se sigue y es decir:

15. Por tanto de sus faces soy conturbado, consideraré, y habré pavor de él. Porque de la consideración y experiencia del sumo poder de Dios y de cómo trae a efecto continamente lo que le place, sin que ningún poder ni saber se lo estorbe, nace naturalmente un respecto y temor en quien lo considera, o en quien tiene de ello experiencia.

Pertenece a lo mismo:

16. Dios enflaqueció mi corazón, y el Abastado me conturbó. O ansí este verso como el pasado llaman pavor y turbación y estremecimiento la calamidad que Job padece, como quien nombra por sus efectos la causa; y son de esta manera como declaraciones encarecidas de lo que precedió en el verso de antes, do dijo que Dios había cumplido su fuero en él y ejecutado lo que establecido tenía, que era turbarle y asombrarle y enflaquecerle el corazón asolándole la hacienda y quitándole los hijos y destruyéndole la salud y cercándole de miserias y gemidos. A cuya consideración es natural salir luego en el deseo que añade.

Porque dice:

17. No fui cortado por tinieblas que sobrevenían, ni cubrió tiniebla mi cara. Que es decir: ¿No fuera yo cortado de esta vida y sacado de ella, sobreviniendo la muerte, por tinieblas que sobrevenían, esto es, para hurtar el cuerpo a la calamidad que aparejada me estaba? Que llama tinieblas y escuridad a la desventura y miseria, porque despoja al corazón de alegría y todo se le ennegrece al corazón que está triste. ¿O siquiera, dice, no fuera yo un hombre no conocido y escuro, de manera que no supiera nadie mi felicidad ni miseria? Porque es mayor sin duda, puesta en los ojos de muchos, y la publicidad la acrecienta. Y el que todos conocen y ven puesto en grado alto, si cae, siente más su caída, porque es más la afrenta, y tiene amigos que se duelan y enemigos que se bañen en gozo, y todo le acarrea mayor dolor, la pena de los unos y el placer de los otros.

Y por eso añadió, ni cubrió tiniebla mi cara, como diciendo: o, a lo menos, no fuera yo tan escuro que nadie tuviera noticia de mí y me sepultara en sí la noche del olvido, o mi desventura tan cerrada y tan presta, que me quitara en un punto de la vista y acuerdo de todos. Sino, dice, escuréceme el corazón, y déjame descubierta la cara, ciégame la alma, no con sintiendo en ella luz de consuelo, y descúbreme a los ojos de esta luz pública, ciego y visto, claro y escuro, entenebrecido y colocado en la luz, esto es, asentado en tinieblas claras y en escuridad manifiesta, y en afrenta y calamidad que a nadie se encubre. Y con esto mismo viene el original, porque dice: ¿Por qué no fui cortado delante de tinieblas?, esto es, mucho antes que viniese esta noche. ¿Y por qué delante de mis faces ascondió tinieblas? Que asconder las tinieblas es resplandecer con la luz; y ansí asconder Dios las tinieblas delante de las faces de Job, fue dejarle su cara descubierta y hacerle a él conocido, y pública y notoria a todos su desventura y afrenta.

O digamos lo que es más conforme a la propriedad de la letra, que no pregunta Job aquí, ni por manera de pregunta desea, sino antes da razón de lo que poco antes decía, que le tiene Dios espantado y turbado. Porque, dice, no me cortó, esto es, no me quita delante de las tinieblas y mal que padezco, que es decir, susténtame en esta miseria, y con ser mortal no me consume.

Y añade y de mis faces ascondió tiniebla, que vale, y no ascondió (porque se repite la negación primera), es decir que no ascondía aquella noche de calamidad a sus ojos, conviene a saber, cerrándoselos con la muerte y acabando ya con él, para que no vea tan grande miseria.






ArribaAbajoCapítulo XXIV

1. Del Abastado no fueron ascondidos [sus] los tiempos, y sus conocientes no vieron sus días.

2. Términos estrecharon, ganado robaron, y apacentaron.

3. Asno de huérfanos llevaron, prendaron buey de viuda.

4. Desbarataron el camino de los pobres; oprimieron juntamente a los humildes de la tierra.

5. Otros, como cebros en desierto, salieron a su obra; madrugan a la presa, aparejan pan para sus hijos.

6. Siegan, y no su heredad; y vendimian del que oprimen la viña.

7. Al desnudo hacen pasar sin vestidura, no cobertura en el frío.

8. De avenidas de montes se humedecen, y sin abrigo abrazan peña.

9. En violencia despojan pupilos, y despojaron los pobres.

10. Desnudos andan sin vestido, y de fambriento llevaron gavilla.

11. Entre sus montones hicieron siesta los que pisan lagares y tienen sed.

12. De ciudad varones gimen, y alma de heridos vocea, y Dios no lo pasa sin venganza.

13. Y ellos fueron rebeldes a la luz; no conocieron sus carreras, y no estuvieron en sus senderos.

14. A la luz se levanta matador; mata pobre y mendigo, y en la noche es como ladrón.

15. Y ojo de adúltero esperó anochecimiento, diciendo: No me verá ojo, pondrá faces en encubierto.

16. Horadan casas en las tinieblas; como de día lo determinaron consigo, no conocieron la luz.

17. Si les sobreviene la aurora, tiénenla por sombra de muerte, y ansí andan en las tinieblas como en la luz.

18. Ligero él sobre faces de aguas; será maldecida su parte en la tierra, no andará camino de viñas.

19. De calor demasiado pasa a aguas de nieve, y hasta el infierno su pecado.

20. Olvídese de él la piedad; su dulzura gusano; no sea mentado, sea quebrantado como palo sin fructo.

21. Apacentó a la estéril que no pare, y a la viuda no hizo bien.

22. Derrocó fuertes con su fortaleza; levantarse ha, y no fiará en la vida.

23. Diole Dios lugar de dolor, mas él usó de él en soberbia; sus ojos en sus carreras.

24. Alevantáronse poco, y no permanecieron; son humillados como todos, son cerrados, y como cabeza de espiga serán cortados.

25. Y si no, ¿adónde, quién me desmentirá, y pondrá ante Dios mi palabra?


ArribaAbajoExposición

1. Del Abastado no fueron ascondidos los tiempos. Este nombre de tiempo, en la Sagrada Escritura, muchas veces significa el del juicio universal que hará Dios a todos los hombres, y el del particular que hace al principio de la vida que después de ésta sucede. Dice: Cuando me viniere el tiempo a la mano, yo juzgaré justicia. Y en el Eclesiastés, en el capítulo 3, dice desta manera: Y dije en mi corazón: El Señor juzgará al justo y al malo, porque tiempo hay para todo lo que se quiere y se obra. Dice que hay tiempo, porque tiene Dios fuera de esta vida otra vida y otro día y otro tiempo.

Pues decir agora Job que los tiempos no se asconden a Dios, es decir que lo que a nosotros se asconde, que es el verdadero tiempo y la vida que sucede a esta vida, no se le asconde a Él, antes la tiene en los ojos como vida de verdad y como tiempo señalado por Él para manifestar su justicia. Y dice esto aquí, porque habiendo significado la sinrazón con que sus compañeros le culpan y cómo se engañan en juzgar de él como juzgan, y habiendo deseado por esta causa verse ante Dios, la razón pedía que mostrase de dónde procedía este error.

Y ésta es lo que dice: el Poderoso conoce todos los tiempos, y los que le conocen, esto es, vosotros que presumís conocerle, no conocéis bien sus días; como diciendo, y nace vuestro engaño, porque teniendo Dios otro tiempo para celebrar su juicio, vosotros no conocéis más de este tiempo presente.

O como dice el original a la letra: Porque al Abastado no se le asconden los tiempos, y sus conocientes ignoraron sus días. Dice que a Dios no se le asconden los tiempos, que es decir que ve lo por venir, que está debajo de su mano y vista lo de esta vida y lo de la otra, que tiene un tiempo aquí y otro después, y que lo que aquí disimula castiga allí; y que estos que presumen de conocerle no conocen sus días, esto es, no piensan que tienen más que el día de esta vida para ejercitar su justicia y castigar al que mal hace. Porque aquí disimula muchas veces lo que después castiga severamente, y tiene no un día, sino dos, el de esta vida y el de la que ha de venir: en aquél lleva cada uno lo que merece; en éste, veces hay que los buenos padecen mal y los malos gozan del bien. Y pruébalo por lo que en muchos se ve, y de ordinario acontece; porque hombres hay que viven sin ley, y pasan la vida toda sin desastre ni pena, y particulariza sus condiciones menudamente con palabras y figuras elegantes.

Y dice:

2. Términos estrecharon, y ganado robaron y apacentaron. Porque dice, cosa notoria es que hay tiranos que se enseñorean con injuria de todos, y pasan descansadamente su vida; y sabemos, dice, de algunos que estrecharon los términos ajenos, esto es, que se entraron en las heredades no suyas, y que por extender sus posesiones estrecharon las de sus vecinos injustamente. Que es como natural a los ricos injustos, ir poco a poco comiendo las heredades de los pobres que alindan con las suyas, mudándoles los mojones y términos. Y dice, sabemos también, o de esos mismos o de otros, que robaron rebaño y apacentaron, esto es, que roban las haciendas ajenas y las apacientan por suyas, y que del ganado que sus vecinos criaron, hacen ellos su rebaño y ganado.

Y dice roban y apacientan, para significación de mayor y más desvergonzada injusticia; porque robar el ganado ajeno, para en ascondido servirse de él y comerle puede ser necesidad y tener alguna disculpa; mas robarle para apacentarle, esto es, despojar a mi vecino para traer yo más copioso rebaño, y hacerme rico en público con los despojos del otro, es romper con todos los respectos de vergüenza y de ley.

Y es conforme a esto lo que luego se sigue:

3. Asno de huérfanos llevaron, y prendaron buey de viuda. Porque es de ordinario en estos que crecen y se hacen grandes con injuria de otros, usar de ser más injusto con los que habían de ser más piadosos, y quitar su hacienda a aquellos con quien habían de repartir ellos la suya, oprimiendo y agravando siempre a los que menos pueden, cuales son las viudas y huérfanos.

Y ansí añade:

4 Desbarataron el camino de los pobres, oprimieron a los humildes de la tierra; esto es, a los que habían de favorecer oprimieron, y a los que habían de proveer despojaron. Con que se demuestra más la maldad de estos que va pintando Job, y con que hace más averiguado su intento. Porque si éstos viven con descanso y mueren en paz y sosiego, cuanto constare haber sido peores, tanto más probado queda que Dios en esta vida disimula con los malos algunas y muchas veces.

Desbarataron, dice, el camino de los pobres. Camino en estas Letras, entre otras cosas, significa el estilo de la vida y manera de vivienda y la pasada que en ella uno tiene. Pues dice que estos injustos desbaratan el camino de los pobres; porque, oprimiéndolos y despojándolos de eso poco que tienen, les cierran el camino de la vida, esto es, no les dejan con qué pasar y vivir. Que el que tiene, aunque pierda parte de ello, quédale con qué pasar adelante; mas el pobre despojado no puede dar más paso, como si le cortasen los pies, y queda estrechado de manera que no sabe qué hacer, ni tiene adónde se ir, y ansí queda sin orden de vida y sin camino. O de otra manera, camino es el intento y propósito que uno sigue en sus obras y costumbres, como se ve en el psalmo; y pobres y humildes de la tierra se llaman muchas veces en esta Escritura los justos, cuyo intento en sus obras es seguir la virtud.

Este intento, pues, y este camino, cuanto es de su parte, los malos se le desbaratan; porque el bueno, uno de los mayores estropiezos que tiene es ver prosperado al malo, y verse que sirve a Dios, y que le huella y deshace quien desama a Dios y le desirve, como David lo sentía, do dice: [Veis; ellos pecadores, y abundantes en el siglo poseyeron riquezas. Y dije: Luego en vano justificaré mis manos entre los inocentes, siendo azotado todo el día, etc.] Verdad es que la letra original descubre otro camino, porque dice en esta manera: Apartaron a los pobres del camino a una, los humildes de la tierra fueron ascondidos. En que dice una de dos cosas, o ambas a dos. Una, que no consienten que parezcan delante de sí los humildes y pobres; que es proprio de los tiranos soberbios no admitir a su presencia a los afligidos, y cuando pasan, que se aparten y ascondan. Otra, que los destierran de su tierra y naturaleza, que desamparan por huir de su tiranía, como es lo de que se querella acerca del poeta un pastor cuando dice:


   ; Todos de nuestro patrio y dulce nido
andamos alanzados; vesme agora
aquí, cuál voy enfermo y afligido.
    Y guió mis cabrillas...

Y poco después:


   ; Iremos tristes, llenos de despecho,
unos a los sedientos africanos,
otros a los de Scitia campo estrecho,
    Y otros a los montes y a los llanos
de Creta, y a los del todo divididos
de nuestra redondez, a los Britanos.

5. Mas prosigue: Otros, como cebros en desierto, salieron a su obra, madrugan a la presa, aparejan pan para sus hijos. O como dice el original a la letra: Veis; cebros en desierto salieron a obra suya, madrugantes al robo, soledad a él, pan a los muchachos.

O pinta Job un linaje sólo de hombres, tiranos y malos, que ocupan lo ajeno y despojan al necesitado, y se desvelan en robar y dañar; o dice diferentes condiciones de hombres injustos, unos logreros, otros engañadores, otros que saltean, otros que son adúlteros, que todos pasan sin azote sus días. Y esto postrero hinche mejor lo que pretende Job, que es demostrar cómo muchos malos se logran, y cómo obrando mal, les sucede lo de esta vida a su gusto.

Pues dice agora: Veis, como diciendo, cada día vemos y casi tocamos con las manos otros que viven del robo, y que se desvelan en hacerse señores de todo, y que discurren por tierra asolándola. O dice, estos mismos que dieron en madrugar para hacer mal a otros, son como cebros que se desvelan en buscar su comida. Como cebros, dice: cebro es el asno salvaje, animal, como Plinio dice, feroz, de que en aquellas partes hay copia grande. Pero es de ver, si en las dos partes de este verso, la primera parte pone la semejanza, y la segunda responde a ella de esta manera: como el cebro sale diligente a su obra, ansí éstos madrugan a la presa y al robo; o si ambas partes pertenecen al cebro, y todo el verso hace comparación con los versos de arriba, como diciendo, estos que digo que turban los mojones y apacientan por suyas las ajenas ovejas, que prenden la viuda y despojan al huérfano y destierran de su casa y patria los pobres, son en ello tan continos y prestos, como los cebros que se desvelan en su obra y madrugan a la presa de su sustento.

Mas lo que añade, aparejan pan para sus hijos, en el original está ansí cortado y confuso, que abre la puerta a diferentes sentidos. Porque dice a la letra: Veis; cebros en desierto salieron a obra suya, madrugantes al robo, soledad a él, pan a los muchachos. Adonde lo que decimos soledad a él, en el original es harabah, que según la palabra de adonde desciende, que a las veces significa concertar y poner en orden alguna cosa y negocios, dirá aquí lo que siguió Sant Hierónimo, que este madrugar al robo es negociar y enderezar lo que a su sustento y de los suyos toca. Y también porque harabah es mezclarse unos con otros, y el contratar y bullir, como en los lugares públicos adonde concurren a sus negocios los hombres; harabab podrá significar este lugar adonde se ajuntan, como son las ferias o los caminos públicos. Y ansí dirá que, o salen a los caminos públicos a saltear a los que por ellos pasan, o ciertamente se entrometen en las plazas y en las ferias, para con injustos y sutiles y encubiertos tratos mejorar sus ganancias.

Y porque también tiene significación de dulcedumbre aqueste vocablo, podemos entender que diga aquí Job que el madrugar el malo al robo, a él le es dulzura y a sus hijos pan, deleite a él y provecho para los suyos. O lo que es más ordinario, harab significa desierto y soledad; y según esto dice aquello que, o al cebro o al hombre salteador despierta y mueve a la presa, que es el desierto y tierra solitaria donde vive, que por su cualidad es menguada de lo necesario.

O juntemos esta palabra con lo que le antecede en esta manera: Madrugan al robo en el desierto, y poner aquí punto, y luego añadir: A él pan para sus hijos, que es entrocar el orden de las palabras a modo poético, que destrocándolas vale: Para pan a él y a sus hijos; esto es, que madruga al robo en el desierto para pan, esto es, para buscar el sustento de sus hijos y suyo.

Síguese:

6. Siegan, y no su heredad, y vendimian del que oprimen la viña; que es extender más la injusticia y maldad de esos que pinta, especificando sus diversas maneras. Es verdad que el original también da lugar a que también traduzcamos ansí: En el campo su renuevo siegan, y viña de malo hacen tardar, en que descubre otro nuevo camino; porque se puede declarar en dos maneras: una, que signifique otro nuevo género de injusticia, de que usan los ricos injustos, sirviéndose del trabajo de otros y no les pagando el jornal; porque, dice, siegan sus mieses por mano de sus jornaleros, y sus viñas también las vendimian y hacen tardar, esto es, detienen y no pagan, o pagan tarde el jornal a los pobres que los sirvieron; otra, es que añada aquí Job lo que para la prueba de su intento faltaba, porque pretende que algunos malos viven felizmente, y hasta agora solamente ha propuesto unos hombres malos y injustos, y demostrado que los hay en el mundo, pero no que viven dichosos.

Eso, pues, es lo que agora demuestra, y dice:

En el campo su renuevo siegan, que es decir, y aunque son tales, ni su campo es estéril, ni se les apedrean las viñas, sino antes tierra y cielo les favorece. En el campo su renuevo siegan, esto es, siegan sus mieses en abundancia, que la tierra les es liberal y no escasa; que ni la niebla las envanece, ni la seca las disminuye, ni la langosta las corta, ni la avenida las lleva.

Y viña de malo hacen tardar. Y la viña, dice, cuyo dueño es malo y injusto, hacen tardar (pone un número por otro), esto es, hace tardar en la vendimia, según es grande y abundante su fruto. Pero torna a hacer nueva pintura de hombres injustos prósperos por maneras diferentes y elegantes para mayor confirmación de lo dicho.

Porque añade:

7. Al desnudo hacen pasar sin vestidura; no cobertura en el frío.

8. De avenidas de montes se humedecen, y sin abrigo abrazan peña. Como si dijese, otros hay, o estos mismos vemos que son tan sin piedad que, sobrándoles todo, no tienen corazón para dar vestido a un desnudo, y llenos de aforros ellos, no se apiadan del pobre sin vestido en el rigor del frío, que tiembla; ellos tienen casas suntuosas y aposentos en ellas y estufas; y a éstos fáltales la vestidura y el techo, desnudos en el cuerpo y descubiertos a las injurias del cielo, la lluvia los baña, y la vuelta de una peña es toda su casa y abrigo. Y esto significa diciendo: De avenidas de montes se humedecen, y sin abrigo abrazan peña.

Y prosigue:

9. Con violencia despojan pupilos, y despojaron los pobres. O como el original a la letra: Robaron de teta a huérfano, y sobre pobre prendaron suerte. No sólo, dice, son desapiadados, mas robadores crueles; no sólo no abrigan al desnudo, mas desnudan y despojan al pobre; no sólo le quitan la hacienda, mas le cautivan también la persona.

Robaron de teta al huérfano. Esto dice en uno de dos sentidos: o porque roban los niños pequeños y desamparados para hacerlos siervos y venderlos a otros, según lo que cada día acontece, o conforme a la costumbre antigua, en que los padres podían vender a sus hijos y pagar a sus acreedores con ellos. Y ansí éstos se pagan, dice, de sus logros injustos, tomándoles los hijos tiernos a los pobres que engañan. Y por eso añade. Y sobre pobre prendaron suerte, que es declaración de lo que primero había dicho.

Y dice más casi en la misma sentencia:

10. Desnudos andan sin vestido, y de hambrientos llevaron gavilla, como recapitulando lo dicho, que a unos no les dan lo que han menester, y a otros les quitan eso poco que tienen; a unos no hacen limosna, y a otros roban la capa; desapiadados con unos, y injustos con otros, y crueles con todos.

Pero dice:

11. Entre sus montones hicieron siesta los que pisan lagares, y tienen sed. O según la letra: Entre sus muros farán aceite, lagares pisaron, y tuvieron sed. La palabra original que significa la sazón del mediodía, es muy semejante a otra que significa el aceite, y al parecer nacen ambas como de un mismo principio. De aquí Sant Hierónimo traduce sestean, como al mediodía se hace. Otros, exprimen aceite; y ansí la una como la otra letra tienen los mismos dos sentidos, que arriba en el verso sexto dijimos. Porque, o dice que los jornaleros que sestearon entre los montones de estos ricos injustos, esto es, que les sirvieron en la cosecha (porque es muy ordinario en estas Letras, con el nombre de una cosa significar otra alguna que le es allegada y vecina, y al trabajar a jornal es allegado el sestear los que trabajan), pues dice que sus jornaleros de éstos, ansí los de la siega como los de la vendimia, tuvieron sed, para decir que ni les pagaron lo justo ni les dieron lo necesario, y que vertiéndose en las pilas el vino, no tuvieron qué beber esos mismos que las henchían pisando la uva.

O lo que parece más cierto, dice, como arriba decía, que, aunque son injustos, viven dichosos y ricos, llenos de aceite y de vino, sin que su cosecha padezca mengua, y sin que haya año malo Para sus heredades, manan en aceite y en vino. Y dice que pisaron sus lagares, y tuvieron sed para mostrar cómo no se harta la codicia mala jamás.

Y prosigue diciendo:

12. De ciudad varones gimen, y alma de heridos vocea, ¿y Dios no lo pasa sin venganza? Cuando no hay parte que pida, disimula la justicia o usa de clemencia a las veces. Mas estos, dice Job, de que hablo, son injustos y son acusados por tales; hay parte que vocea y que pide venganza. En la ciudad gimen a Dios los oprimidos, y la sangre de los heridos de ellos y muertos dan voces; y con todo eso, ¿Dios no lo pasa sin venganza? Hase de leer en pregunta, y a que se responda: Pásalo sin duda, y ansí lo disimula como si no lo viese o no le tocase el remedio; y ansí, aunque malos y aunque acusados por tales, ni son condenados aquí, ni azotados, ni heridos, pasan sin desabrimiento o disgusto. Por donde el original a la letra y Dios no pone mengua, esto es, falta desastre ni azote. Porque mengua decimos lo que el texto dice thiphelah, que es estorbo, estropiezo, disgusto y desastre.

Dice:

13. Y ellos son rebeldes a la luz; no conocen sus carreras y no estuvieron en sus senderos. Como si dijese, no los castiga aquí Dios, dado que ellos son rebeldes a la luz y no conocen ni curan de sus carreras. Y dijo con advertencia la luz, más que la virtud o la razón o lo justo, por hacer el encarecimiento más vivo, porque es como si más claro dijera: Ellos huyen de la luz, y son claros; son enemigos de la claridad, y viéneseles a casa lo que es ilustre en el mundo; aman las tinieblas del error, y andan ricos, resplandecientes, ilustres; caminan a escuras, y no tropiezan en desastre; andan sin estrella de guía, y nunca yerran el camino de la buena dicha; su trato es de la noche, y sucédenles la cosas como si las negociasen de día. Y porque habló de la luz de la razón, como jugando del vocablo, se pasa a la manifiesta y visible, y dice lo que algunos malos con ella hacen; y como de otro principio, torna a poner diferentes maneras de ellos, que para serlo se sirven unos del día y otros de la noche, y pasan sin revés toda la vida.

Dice:

14. A la luz se levanta matador; mata pobre y mendigo, y en la noche es como ladrón. Como diciendo, aunque son rebeldes a la luz, como digo, de ellos hay que no están mal con la luz: la de la razón huyen, mas aman esta visible y de ella se sirven; que el salteador sale con ella a degollar al caminante pobre, que seguro camina. Y aun quiere también decir que es en tanto verdad, algunos malos gozar en paz de esta vida, que parece ser suya y para ellos solos hecha y ordenada, para que ejecuten su intento. Y ansí les sirve a unos con una cosa, y a otros con otra, para obrar su maldad; que al salteador le sirve la luz del día para bañar con sangre inocente los caminos, y al adúltero la noche para amancillar los lechos ajenos.

Y ansí dice:

15. Ojo de adúltero esperó anochecimiento, diciendo: No me verá ojo, pondrá faces en encubierto. Que parece se hizo a propósito de su deseo la noche, que le encubre, y como le guía a su mal hacer. Y ansí dice que pondrá sus faces en encubrimiento, porque le disimulará con el velo de su sombra, para que conocido no sea. Y lleva esto adelante Job, y por una manera poética diviértese a relatar las condiciones de estos que aman para sus maleficios la noche.

Y dice:

16. Horadan casas [de día] en las tinieblas, como de día lo determinaron consigo, no conocieron la luz. Entre día, dice, trazan lo que después en la noche ejecutan. Mas lo que decimos como de día lo determinaron consigo, el original a la letra dice: de día sellaron sobre sí, que o se puede entender como Sant Hierónimo dijo, porque sellar es determinar firmemente; o quiere decir que estos malhechores nocturnos, de día están cerrados y como sellados en sus moradas, encubiertos de día, para de noche no dejar indicios de sí, y durmiendo y descansando mientras hay sol, para despertar y trabajar en poniéndose. Y ansí dice no conocieron la luz. O como el original dice, no entendieron luz, porque, como aves nocturnas, no la vieron de sus ojos. O porque entender, en esta lengua, significa a las veces, como en la nuestra, obrar y ocuparse, dice que no entendieron luz, porque, como ha dicho, es proprio a los tales el dormir y el estar ociosos de día.

Y ansimismo les es natural lo que añade:

17. Si les sobreviniere la aurora, tiénenla por sombra de muerte, y ansí andan en las tinieblas como en la luz. O lo que dice el original, que es lo mismo: Que juntamente mañana a ellos, sombra de muerte; cuando la reconociere, espanto, o sombra de muerte. Que juntamente mañana a ellos, esto es, cuando se ajunta con ellos y les sobreviene la mañana y cada vez que apunta la aurora, les es como sombra de muerte; conviene a saber, porque para ellos y para sus hechos la noche es luz, y el día horror y tinieblas, y ansí le temen antes que nazca, y en naciendo, como atemorizados y espantados le huyen.

Y por eso añade:

18. Ligero él sobre faces de aguas, será maldecida su parte en la tierra; no andará camino de viñas. Que es decir, que huyen del día luego que aparece, ligeros, por no ser conocidos ni vistos. Y dice los lugares donde se recogen, que son desiertos y descaminados y como a las costas del mar, porque en aquella tierra debía ser lo más desierto de ella a la marina.

Ligero, dice, sobre faces de aguas, esto es, por no ser visto, huye con presteza a sus escondrijos, que es a la costa del mar. Maldecida su parte en la tierra, esto es, y se recoge al lugar de su morada, que es lo peor de la tierra, conviene a saber, lugar maldito, esto es, desierto, infructuoso y estéril y no cultivado con sembrados y viñas, y por la misma razón no frecuentado de hombres, porque con la soledad están más seguros.

Y no es ajeno de esto mismo lo que se sigue:

19. De calor demasiado pasa a aguas de nieve, y hasta el infierno su pecado, porque dice, y no duran en este mal hacer un día solo, o algún invierno se emplean en este crudo ejercicio, en el estío caluroso, y en el espacio pequeño; en verano y en tiempo frío y nevado, y en cuando la vida dura, y hasta entrar en la huesa perseveran robando. Dando en esto a entender que no les rompe el hilo del mal hacer, ni los remueve de su dañada vida y costumbres ningún suceso admirable ni azote, sino al revés, que hacen mal y les sucede bien, y ansí llevan siempre y en todo tiempo y hasta el fin de la vida su maldad adelante.

Y lo que el original a la letra dice, aquí significa esto mismo, aunque algunos, y no bien, lo entienden por diferente manera. Porque dice: Secura y calor roban; aguas de nieve, sepultura pecaron; que es decir que roban en el tiempo seco y caluroso, y en el lluvioso y nevado, y que pecan sin estorbo ni contraste hasta la sepultura.

Pero añade:

20. Olvídese de él la piedad; su dulzura gusano, no sea mentado, sea quebrantado como palo sin fructo. O como el original a la letra: Olvidarse ha de él piedad; tomará gusto suyo gusano, mientras no será mentado y será quebrantado como palo, tortura; que es dificultoso de entender, mirando lo que Job aquí pretende, y comparando con ello las declaraciones de algunos. Porque se persuaden que Job por estas palabras quiere decir, que estos injustos y tiranos y robadores que ha dicho, paran en mal, y que la fortuna los derrueca y la muerte los acaba y pone en olvido perpetuo, y no miran ni advierten que decir esto es afirmar lo contrario de lo que pretende decir, y que es hacer la causa de sus amigos y convenir con ellos y condenarse a sí mismo. Porque, como al principio dijimos, y habemos repetido muchas veces después, su intento de ellos es que los malos siempre en esta vida son castigados, y que si florecen un poco, se marchitan aquí luego y se secan; y Job, por el contrario, porfía que esta regla no es cierta, sino que muchas veces sucede hombres perversos vivir aquí descansados; y a este propósito endereza todo aqueste capítulo, a que contradice, si agora dijese que caen desastradamente de su felicidad estos malos.

Por donde es necesario decir, o que este verso no es afirmación de lo que sucede, sino deseo de que ansí sucediese; que es natural, siempre que hacemos memoria de lo bueno, desearle felicidad, y de lo malo el contrario, y romper en alguna palabra o señal que dé muestras de este deseo. Y ansí Job, que contaba la maldad de esta gente, no pudo no aborrecerla, y aborreciéndola divertirse a desear aquí su castigo, no por decir que los castigaban aquí, sino por desear que los castigasen.

Ansí que es necesario o decir que es deseo, o que habla, no de esta vida, sino de lo que pasa en la otra. Que como había dicho que perseveraban en su maldad hasta la huesa, dice agora que, en llegando a ella, se les trocará la aventura y los olvidará la piedad y se tornarán en gusanos y perecerán en la memoria de todos, y como cosa sin fructo; o, lo que por más cierto tengo, repite por otras diferentes y elegantes maneras la misma sentencia de arriba, diciendo que se olvidará de él la piedad, esto es, que no hará morada en sus entrañas y pecho; y que los gusanos le comerán, esto es, que perseverarán sin contraste en el mal hasta la muerte; y que, mientras, no será mentado y será quebrantado como palo, esto es, hasta el fin de la vida, adonde fenece el recuerdo, y las facultades naturales se quiebran, durará su tortura esto es, se prosperará su injusticia.

Por manera que dar gusto a los gusanos, no ser más mentado, ser quebrantado o cortado como árbol sin fructo, son el morir, dicho y variado por tres diferencias sacadas de lo que sucede en la muerte; y el olvidarse es no conocerle ni entrar por su casa, es, digo, siempre ocuparse en maldad. O sin duda la piedad que de él se olvida, es Dios piadoso, no sólo cuando beneficia, sino cuando castiga, porque con la pena sana y abre camino para derramar su clemencia.

Y ansí el olvidarse la piedad de estos hombres es decir que los deja Dios ir por sus apetitos sin enfrenarlos, ni siquiera recogerles la rienda, sin darles sofrenada ni azote; que si se los diera, fuera piadoso con ellos, y en no hacerlo se les muestra justiciero y severo, porque es sin duda grave mal dejarnos Dios aquí sin castigo.

Y añade:

21 Apacentó a la estéril que no pare, y a la viuda no hizo bien. Estos mismos, dice, de que hablo a las demás injusticias suyas ayuntan estas crueldades también, que hacen mal a la viuda y a la estéril. Dijo que eran sin piedad, olvidados del todo ellos de ella y ella de ellos; dice agora en particular un ejemplo, porque dice apacientan la estéril y no hacen bien a la viuda. Hacer mal a las mujeres en general es cosa muy inhumana, que su flaqueza natural y la blandura de su condición y el servicio que recibimos de ellas y las deudas que les debemos por ser nuestras madres, nos obligan a su servicio y respecto; mas en particular tratar mal a las necesitadas y desnudas de abrigo, que ni tienen marido ni hijos, es fiereza grandísima.

Apacentó, dice, a la estéril que no pare, y a la viuda no hizo bien. Es uso y, forma de hablar, alguna palabra que se pone en la primera parte de un verso, sin ponerla en la segunda, tenerla por puesta; y al revés, la que se pone en la postrera, traspasarla a la primera. Y ansí decimos aquí que aquel no, do se dice y no hizo bien a la viuda, se traspasa al principio, diciendo: No apacentó a la estéril que no pare, y a la viuda no hizo bien. Y aun decimos que la palabra original tiene la misma fuerza y uso que en castellano el pacer, que unas veces es del que apacienta el ganado, y decimos, que pace el pastor sus ovejas, y otras de ese mismo ganado, que pace la yerba.

Y podemos según esto decir: Pació la estéril que no pare, y a la viuda no hizo bien; que es como si más claro dijera que éstos pacen, esto es, comen y tragan las estériles, y no hacen bien a las viudas. En que pinta Job unas malvadas gentes, de quien [Cristo] dijo mucho después que les comen a las viudas las casas, fingiéndose santos; y no a las viudas solas, sino a las doncellas hacendadas y huérfanas, que por las estériles y que no paren se entienden aquí.

Porque a estos dos géneros, que por ser mujeriles son fáciles, y por carecer de dueño no tienen guarda en la puerta, y por esta falta de arrimo admiten con alegría a cualquiera que se les quiera arrimar, acuden luego estas aves, y coloreando con largas devociones y oraciones su entrada, negocian su interés y regalo, y llegándose a ellas, allegan sus riquezas a sí, y pareciendo que las santiguan, las chupan dulcemente la sangre, y como dice singularmente Job, pácenlas y no les hacen bien. Porque profesándose por bienhechores suyos y por gobernadores de su vida y su alma, en lugar de hacerlo, hinchen su bolsa y dejan vacía a la huérfana y viuda.

Y prosigue:

22 Derrocó fuertes con su fortaleza; levantarse ha, y no fiará en la vida. Lo que decimos derrocó, en el original es propriamente extender, o alejar arrojando. Y ansí dice agora que de éstos no solamente los que poco pueden y son fáciles de engañar son engañados, mas también con los poderosos son violentos y fuertes; a todos acometen, y a todos vencen; a los flacos chupan, y a los fuertes derruecan. Y dice que los alejan y arrojan, a semejanza de los que tiran con honda, para mayor demostración de su injusto poder, con que a los más valientes arman en un punto un traspié, con que los derruecan al suelo y los alejan de su descanso muy lejos.

Y lo que dice, y levantarse ha, y no fiará en su vida, dícelo, no del que arroja, sino del arrojado y caído; y a mi parecer dícelo, perseverando en la semejanza misma que he dicho, del que es arrojado de otro más poderoso con violencia y con fuerza, como el toro arroja al que coge en los cuernos. Que de la manera que el caído ansí levanta la cabeza y el cuerpo con deseo de huir y apartarse del toro, y por otra parte teme ser visto de él al alzarse, y siendo acometido otra vez tornar a venir a sus manos, y un mismo deseo de huir le mueve y detiene, ansí dice Job que éstos, como toros bravos y animales fierísimos, no sólo huellan y deshacen lo pequeño y lo flaco, mas a lo fuerte y poderoso acometen y derruecan y arrojan de sí con tanta braveza, que los arrojados, por apartarse de otro golpe, querrían levantarse, y por no despertarlos otra vez con su vista no osan bullirse y hacen los mortecinos, por no quedar muertos del todo.

Dice más:

23. Diole Dios lugar de penitencia, mas él usó de él en soberbia; sus ojos en sus carreras. El original a la letra: Darále a la confianza, y estribará, y ojo suyo sobre caminos de ellos; que, por ser tan cortado, da lugar a diferentes sentidos. Sant Hierónimo lo aplica a Dios, y entiende y traslada de esta manera: Darále, conviene a saber, Dios a este injusto y malo que digo, a la confianza, esto es, espacio en que se convierta, y no le cortará la vida luego, ni le cerrará la entrada al perdón. Mas él estribará, esto es, afirmarse ha más en su mal hacer, y atribuirá su buen suceso a sus fuerzas, y del disimular Dios con él y esperarle, tomará ocasión de soberbia.

Y ojo suyo en carreras de ellos, esto es, y Dios le ve y advierte, y con todo eso pasa por ello y disimula. Que es decir Job lo que hace a su intento, de que hay muchos malos a quien Dios aquí no castiga. Otros no lo aplican a Dios, sino al hombre violento y injusto, y dicen ansí: Que éste, al que una vez derrueca, le da la mano algunas veces por respecto de algún interés que pretende; pero tráele sobre ojo para, en viendo ocasión, tornar a hundirle, y déjale engordar un poco para comer después, y juega con él, como el gato con el ratón, que le suelta y le prende y al fin le degüella. Y según esta manera, a lo que yo entiendo, persevera todavía Job en la semejanza de la bestia fiera y del toro que, como sabemos, cuando prende a uno y le arroja, separa y le mira, y, llegado a él, le huele para ahinojar sobre él, si está vivo.

Ansí, dice, éstos paran, después que han derrocado, y dan a los caídos con este espacio esperanza de huir; mas están atentos y los ojos abiertos, para cerrar con ellos luego que se levanten. Y como esto viene a pelo y como nacido lo que luego se sigue:

Porque dice:

24. Alevantáronse un poco, y no permanecieron. O como el original dice: Y no él, y son humillados como todos; son cerrados, y como cabeza de espiga son cortados. Alevantáronse un poco, conviene a saber, los arrojados y caídos, esto es, alzaron la cabeza, por ver si se les apartaba la fiera; mas ella no se aparta, ni los aleja, antes entonces los acomete de nuevo, y los huella y acaba y hace de ellos lo que de los flacos hacía, y los encarcela y corta la cabeza con la facilidad que se corta la espiga. Y sin duda es ansí, que los que se apoderan con violencia, para justificarse, dejan a las veces respirar un poco a los que oprimen, y están como en vela, con el fin de que respirando hagan algo en que al parecer se desmanden, para por esta causa destruirlos del todo, y velan siempre sobre ellos, y con la menor demostración los destruyen.

Y dicho esto concluye, y dice:

25. Y si no agora, ¿quién me desmentirá y pondrá ante Dios mi palabra? Como diciendo, esto pasa como digo; y si decís que no, ¿quién de vosotros me probará lo contrario, o me convencerá de falso delante de Dios? Y dice delante de Dios con particular advertencia, que es tribunal de verdad, porque en el suyo de estos amigos y en el juicio que hacían, esta su razón de Job condenada estaba por falsa, y él lo entendía. Verdad es que donde decimos pondrá delante de Dios, podemos decir, y pondrá por nada, porque el original lo consiente. Y dirá que quién, por más que afile el ingenio, pondrá por nada, esto es, deshará lo que ha dicho, siendo cosa que se ve por los ojos y se toca con las manos en mil ejemplos que en la vida se ofrecen.






ArribaAbajoCapítulo XXV

1. Y respondió Bildad, el suhí, y dijo:

2. Poderío y pavor con Él, hacedor de paz en sus alturas.

3. ¿Por ventura tienen cuento sus escuadrones? ¿Y sobre quién no levanta su luz?

4. ¿Y en qué manera se justificará varón con Dios? ¿Y cómo se alimpiará nacido de mujer?

5. He; hasta luna y no esclarece, y estrellas no son limpias en sus ojos.

6. ¿Cuánto más varón gusano, y hijo de hombre gusano?


ArribaAbajoExposición

1. Y respondió Bildad, el de Suhí. Responde Bildad a Job, y no responde al propósito ni le redarguye de falso en lo que de hecho dice, sino en lo que se imagina él que quiere decir. Job decía que Dios en esta vida muchas veces no azota a los malos, y decíalo para que de su azote no arguyesen que él lo era, como en realidad de verdad lo argüían. Mas parécele a Bildad que decir esto Job, es decir que Dios es injusto y no sabe concertar entre sí, hacer justicia Dios y ser azotado Job, no siendo malo. Y ansí no cura de probar que castiga aquí Dios a los malos, sino prueba y afirma que Dios es poderoso y grandísimo, y que es desatino tenerse delante de él por justos los hombres. Porque le parece que, siendo esto cierto, no se compadece con ello lo que Job afirma, del pasar en esta vida sin castigo los malos y de estar sin culpa él, estando como está castigado; y le parece que no condenarse por malo Job es condenar a Dios por injusto. Y ansí vuelve por la justicia de Dios, contra la cual ni Job decía ni se colegía de su dicho con verdad cosa alguna.

Pues dice:

2. Poderío y pavor con Él; hacedor de paz en sus alturas. Como diciendo, si fuere ansí como dices, no sería Dios como es. ¿No sabes que es poderoso y espantable y hacedor de justicia? Poderío y pavor con él: quiere decir, no que tiene poder solamente, sino que es la fuente de la majestad y poder; y no sólo dice, poder de fuerza, sino de gobierno y de mando; y ansí que Dios tiene el imperio de todo, y la fuerza para ejecución de su imperio, y que lo tiene, no prestado ni con miedo, sino propio y que está con él, esto es, que le viene de suyo. De lo cual, lo primero, le hace grandísimo, y lo segundo, espantable y pavoroso, y ambas a dos cosas demuestran claramente que es justo. Porque, aunque a las veces gobierna y manda la maldad, pero nunca la viene de suyo el mandar; sola la justicia y la verdad es natural para el mando.

Por donde decir que la Divinidad es emperadora de suyo, es decir que es justísima. Y conforme a esto añade y dice que es hacedor de paz en sus alturas, que es decir, que pone en orden y gobierna con rectitud las criaturas más altas; como arguyendo que, si pone en lo poderoso concierto, no dejará desconcertado lo flaco; y si da ley a los ángeles, no consentirá que vivan sin ella los hombres; y si ordena a los inmortales, no querrá que los mortales anden sin orden, y sería visto quererlo, si no hubiese castigo, con que lo que se desordena se emiende.

Y dice en el mismo propósito:

3. ¿Por ventura tienen cuento sus escuadrones? ¿Y sobre quién no se levanta su luz? No hay número, dice, de sus escuadrones. Prueba el infinito poder de Dios por la majestad de su casa, y por la muchedumbre sin cuento de sus ministros demuestra su grandeza sin fin. Y llama escuadrones a las criaturas de Dios, por las diferencias de ellas y por la orden que cada una tiene en su género, y por la fortaleza de todas y por la presteza con que acuden a los llamamientos y mandamientos de Dios. Porque cada género de cosas, ordenado por sus subjetos y especies, es como un escuadrón de soldados concertado por sus hileras. Y como el escuadrón, a un tocar de trompeta y a una seña que el capitán hace, acomete o se retira, o se extiende o se aprieta o se tuerce por diferentes maneras, ansí a las escuadras de las cosas criadas, con un silbo las mueve Dios por do quiere.

Por manera que en decir escuadrones, significa que es Capitán Dios y Gobernador; y en decir que no tienen cuento, demuestra que se gobiernan todas con Él, como lo declara diciendo: ¿y sobre quién no se levanta su luz? Porque el gobierno es guía, y la guía luz, y ansí queda averiguado, siendo Luz de todo, ser el gobierno general de las cosas. Síguese:

4 ¿Y en qué manera se justificará varón con Dios? ¿Y cómo se limpiará nacido de mujer? Aplica lo dicho a lo que pretende, y concluye diciendo: Pues si a Dios le es natural el ser señor y el ser justo, y es, por mejor decir, el señorío y la justicia misma, ¿cómo se justificará el hombre con Dios? Adonde lo que dice con Dios, vale tanto como comparado con Dios y entendido ansí concluye bien y dice verdad, porque no hay comparación con el que es de suyo justo, y el que participa y mendiga de otro su bondad y justicia; pero no habla a propósito, porque ni se duda de ello ni se concluye el intento de que Job es malo por ser Dios más justo que él y más bueno.

O vale con Dios tanto como en los ojos y en el juicio de Dios, y esto hacía más al propósito, porque era decir que Dios juzgaba a Job por malo. Mas no se colige bien de lo dicho; que no se sigue que Dios, por ser Él infinitamente justo, juzga por malo a todo lo que no es Él; porque en este juicio no pide a las criaturas que tengan con Él otra tanta justicia, sino aquella sola que a cada una es debida según su razón, ni las mide por lo que es Él en sí, sino por lo que deben ser ellas. Y como en lo natural, en que son infinitamente menos perfectas que Dios, si tienen lo que a su medida conviene, Dios las tiene por buenas y las llama ansí, como se escribe en el Génesis, ansí en lo mortal, dado que no igualan con infinitos quilates a Dios, si tienen lo que suelen y les demanda, son tenidas de Dios por justas.

Ansí que Bildad, de haber asentado que Dios es la justicia, no concluye bien que en su juicio todos los hombres son malos. Bien es verdad que tendrían trabajo todos, sí por todo rigor lo llevasen; no porque Él es justo de suyo, ni porque nos pide que seamos tan justos, sino porque en eso mismo que nos pide y debemos ser hacemos mil faltas y pasamos nuestra ley y faltamos de nuestra medida, en cuanto en esta vida vivimos. Que, aunque el justo puede hacer y hace algunas obras perfectas, otras también hace que no son ni perfectas ni buenas; porque ninguno se apura tanto aquí que no tenga alguna imperfección o pecado ligero. Mas esto no lo niega Job, ni contradice a lo que afirma y pregona de sí, que es no haber pecado de manera que mereciese tan grave y riguroso castigo.

¿Y en qué manera se justificará varón con Dios? ¿Y cómo se limpiará nacido de mujer? Lo que decimos varón, en el original es una palabra que significa el olvido; y lo que decimos nacido de mujer, según la propiedad de su origen, quiere decir muy nacido de mujer. Y contrapone bien estas dos cosas en el hombre, con las dos que dio a Dios con quien le compara. En Dios puso poderío y luz de justicia; pone en el hombre error de ceguedad, y flaqueza: ceguedad, en darle nombre de olvido y desacuerdo, que es un género de no saber; flaqueza, en nombrarle hijo de una cosa tan flaca, que los hijos a los padres salen, y lo vil no puede engendrar fortaleza. Y como en Dios puso el poderío y la justicia en lo sumo, ansí al hombre da extremo de ceguedad y flaqueza. Que olvido y desacuerdo no es ignorar como quiera, sino es un no saber en que no queda rastro de ciencia; y nacer muy hijo de mujer, no es el mal ordinario, sino mal en hábito y mal lanzado en los huesos. Y si la mujer en las Letras Sagradas es flaqueza y liviandad y melindre, el hijo de ésta ha de ser lo puro de ello y la flor. Y si son en ellas mismas llamados hijos de una cosa, los que tienen mucho de ella y los que la poseen con gran excelencia, como hijo de guerra al belicoso y de paz los que son muy pacíficos, cierto será que llamar al hombre de mujer hijo, es llamarle extremado en todo lo que dice mujer, en miseria, en vileza, en poco ser y sostancia. Y si hijo es esto, muy hijo, y por hábito hijo, y en los tuétanos hijo, como el original de este verso denota, ¿qué no será?

Mas prosigue:

5. He; hasta la luna no esclarece, y estrellas no son limpias en sus ojos.

6. ¿Cuánto más varón gusano, y hijo de hombre gusano? Es argumento que llaman de lo más a lo menos, por manera de negación, y es buen argumento; porque lo que falta a quien más le conviene, no se hallará en quien menos le compete. La luna y las estrellas, que son moradas de luz, ante Dios son escuras; luego más lo será el hombre mortal y el hijo de padre mortal.

Pues dice: Veis, hasta la luna, que es decir, veis hasta la luna misma, que tan pura y blanca se nos muestra, no esclarece, conviene a saber, en sus ojos (que se traspasa del fin del verso esta palabra al principio), y no es clara en sus ojos si, como dijimos, la compara consigo; que si la mide por lo que a ella conviene, tiénela por buena y por clara.

Y las estrellas, que son también cuerpos de luz, no son limpias en sus ojos; esto es, en su comparación no se tienen por luces. ¿Cuánto más varón gusano?, esto es, corruptible, que significa por el efecto la causa, porque de la corrupción nace el gusano. Y hijo de hombre gusano, esto es, corruptible también, de manera que por sí y de su linaje es miseria.

Pero de ser corruptible, ¿cómo se arguye que es pecador el hombre? Argúyese, lo uno, porque lo corruptible es mudable, y lo mudable flaco, y lo flaco es ocasionado a faltar; lo otro, porque la corrupción del hombre nació del pecado, como San Pablo dice: Por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte. Y ansí acordarle al hombre que se convierta en gusanos y que nació de padres gusanos, es decir que de nacimiento es pecador el hombre.






ArribaAbajoCapítulo XXVI

1. Y respondió Job, y dijo:

2. ¿A quién ayudaste? ¿A quien no tiene fuerza? ¿Salvaste brazo no fuerte?

3. ¿A quién aconsejaste? ¿A quien no tiene ciencia, y manifestaste tu mucho saber?

4. ¿A quién enseñaste palabras? ¿Al que fabricó tu resuello?

5. Ves; los gigantes gimen so la agua, y los que moran, con ellos.

6. El infierno descubierto a su cara, y no tiene velo la perdición.

7. Extiende Setentrión en vacío, y cuelga sobre nada la tierra.

8. Recoge en sus nubes las aguas, para que no desciendan a una.

9. Aprende faces de asiento, y esparce niebla suya sobre él.

10. Con término cercó en derredor la faz de las aguas, hasta que la luz y las tinieblas se acaben.

11. Columnas de cielo tiemblan, y se espavorecen a su increpación.

12. En su fortaleza ayunta los mares, y con su saber hirió al soberbio.

13. Su espíritu adornó los cielos, y negociando su mano salió la torcida culebra.

14. Ves; estas partes de sus carreras, y cuán pequeñita palabra oímos de ello; el tronido de su grandeza, ¿cómo será percibido?


ArribaAbajoExposición

1. Y respondió Job y dijo. Burla Job de Bildad en este capítulo, pero no convienen todos en decir de qué burla. Unos dicen que pretendió probar la providencia particular que Dios tiene, y que no la probó, y que ansí Job le escarnece; y por consiguiente trasladan los versos segundo y tercero y cuarto de esta manera: ¿Con qué ayudaste lo flaco? ¿Cómo salvaste con flaqueza de brazo? ¿Cómo determinaste sin sabiduría? ¿Y piensas que mostraste gran saber? ¿Cúyas palabras manifestaste, y cúyo espíritu salió de ti? Como diciendo con ironía, disimulación y escarnio, ¿quién te enseñó o quién fue tu maestro para confirmar tan flacamente tu sentencia flaca, y para favorecerla con brazo tan débil?

Mas este parecer, aunque es del parafraste caldeo, no viene con lo que se sigue después. Y ansí, considerándolo todo, trasladaron los griegos mejor aquí, a quien siguiendo Sant Hierónimo, dice:

2. ¿A quién ayudaste? ¿Por ventura a quien no tiene fuerza? Según lo cual escarnece Job en Bildad, no la Providencia que no probó, que esto es ajeno de lo que agora se trata, sino del querer volver por la grandeza de Dios, como si estuviera en peligro; y ya que volvía, lo poco que de ella supo decir. Porque en lo primero, lo uno agravió a Job, dando a entender que no sentía bien de Dios, pues él en respuesta suya volvía por Dios; y lo otro, hizo una cosa excusada, porque ninguna cosa es más manifiesta que la grandeza divina: en lo segundo, anduvo muy pobre en argumento que de suyo es tan extendido y copioso.

Y ansí Job, burlando dél, cuanto a lo primero, dice que fue el suyo trabajo excusado, que sin causa y porque vuelve por Dios, a quien él alaba y cuya grandeza y justicia conoce y confiesa, y que Él en sí está tan alabado, tan poderoso y tan fuerte. Y cuanto a lo segundo, añade, alabando a Dios, lo menos que Bildad había dicho de sus loores, pues dice: ¿A quién ayudaste? ¿Por ventura a quien no tiene fuerza? Tomaste, dice, la causa de Dios, como si Él no tuviera saber o poder para defenderla, y juzgaste por perdido su negocio, si tú no salías a la defensa, engañándote en todo, ansí en pensar que corría peligro como en creer que el socorro estaba en ti. ¿Tan flaco te parece Dios, tan falto de fuerza, que tiene necesidad de la tuya? ¿Salvaste, dice, brazo no fuerte? Y añade:

3. ¿A quién aconsejaste?, ¿a quien no tiene [fuerza] ciencia? Que lo dice en la misma razón de haberle parecido a Bildad necesario apoyar el saber, el poder y la justicia de Dios, siendo ansí que ni Job, ni otro alguno, hacía cuestión de ello ni duda. Mas dice y manifestaste tu mucho saber, que es disimulada ironía, diciendo, heciste gran plaza de lo que sabías a fin de responder por la sabiduría de Dios. Porque en realidad de verdad no fue casi nada lo que en esto habló; dos palabras solas, y ésas manifiestas y de poca importancia.

Mas aquí el original dice ansí: ¿Y esencia en muchedumbre heciste saber? Que es preguntarle, conforme a la figura que sigue, si le parece que con su razón ha enseñado al que es esencia en muchedumbre, esto es, al que tiene en sí las esencias y las razones de todas las cosas, y que por la misma razón las sabe y entiende y conoce, porque al ser se sigue el saber.

Y prosigue en el mismo propósito, y dice:

4. ¿A quién enseñaste palabras?; ¿al que fabricó tu resuello? Porque cierto es que el autor y artífice del aliento y del espíritu sabe y entiende más que quien recibe el espíritu. ¿Enseñas, dice, a hablar al que hizo la habla?, ¿al que hizo el aliento con que se forma y articula?, esto es, al mismo Maestro. Que en el original es al pie de la letra: ¿A quién anunciaste palabras? Y espíritu de Él salió de ti. En que esto postrero podemos declarar en una de dos maneras: una, ¿A quién, dice, anunciaste palabras?, esto es, ¿por quién has tomado la mano de hablar, como si él fuese mudo? ¿Por ventura por Dios? Pues dime: ¿salió de ti el espíritu de Dios, o el tuyo de Él? ¿Dístele tu vida, o al revés, Él inspiró en ti aliento y palabras? Que alude a lo del Génesis, donde dice que formó Dios al hombre de la tierra, y le inspiró resuello de vida; como diciendo con mofa, hablas por Él como si Él no supiese, como si fuese hechura tuya, como si le hubieses inspirado la vida.

Otra manera es que en esta segunda parte se vuelve a Dios y hable con Él, como maravillándose del poco saber de Bildad, y diciendo: ¿Por quién razonas y hablas? Mas ¡qué desacuerdo, Señor, que siendo hechura tuya y habiendo recibido de Ti el aliento y el alma, presuma de enseñarte, o le parezca que padecerá sin su defensa tu ser! Y dicho esto en mofa y reprensión de Bildad, abre su boca toda en alabanzas de Dios, y por lo poco que Bildad dijo, dice él muchas cosas.

De que es la primera:

5. Ves; los gigantes gimen so las aguas, y los que moran con ellas. O como dice otra letra: Ves; los muertos serán formados so las aguas y los que moran en ellas; que ambas letras engrandecen a Dios. Porque la primera hace alusión al diluvio, adonde Dios mostró su justicia en la severidad del castigo, y su poder en anegar al mundo con tanta facilidad y presteza: y la segunda muestra el poder y saber de Dios en la creación de las cosas, que por medio de la humedad las produce. Y no sólo en esta luz adonde el hombre labra y el sol resplandece y el cielo y las estrellas influyen más derechamente y más fuerte; mas en los abismos más hondos y debajo de los mares más altos, produce criaturas extrañas y da vida adonde al parecer no se puede vivir.

Y a la verdad, aunque todos los elementos están llenos destas obras divinas, en ninguno se ven cosas criadas en mayor copia, ni en mayor diferencia, ni con mayor extrañeza que en la mar y las aguas. De que David en el Psalmo: Este mar, dice, grande y de grandísimos brazos; en él reman animales que no tienen cuento, animales grandes y animales pequeños sin número.

Prosigue:

6. El infierno descubierto a su cara, y no tiene cubija la perdición, entiéndese, ante sus ojos. En el pasado dijo del poder, en éste del poder y del saber. Porque en Dios, adonde llega la vista alcanza la mano, y a todo está presente por ser y por saber y virtud. El infierno, dice, le está descubierto. Infierno llama el centro y lo más hondo y escuro. Que es decir, en lo más oscuro ve, y lo más secreto y escondido le es claro, y no hay velo ni cubija para él en cosa ninguna; la perdición misma conoce. Y llama perdición lo mismo que infierno, porque lo que cae allí se pierde, y es sin uso y sin provecho todo lo que yace escondido en inaccesibles y hondos lugares.

Dice más:

7. Extiende Setentrión en vacío, y cuelga sobre nada la tierra. Setentrión llama a todo el cielo, entendiendo por figura el todo en la parte. Pues dice, en testimonio de la fuerza y sabiduría de Dios, que hizo la tierra y el cielo, que es decir todas las cosas, que la Sagrada Escritura suele comprender en estos dos nombres, como se ve en el libro de la criación al principio.

Y del cielo dice que le extiende, y de la tierra que la tiene colgada, y a la tierra colgada en nada, y al cielo extendido en vacío, en que da a entender de Dios, ser tan sabio como es poderoso. Porque el criar es poder, y el criar en la forma como crió es sabiduría grandísima; que a la tierra pesadísima sostiene como colgada en el aire, sin apoyo y sin arrimo ninguno, y al cielo tiene extendido, no en otro sujeto alguno, sino en el mismo vacío.

Dice más:

8. Recoge en sus nubes las aguas, para que no desciendan a una. Maravilloso testigo es de lo que sabe y puede Dios, el negocio de las nubes y lluvias; y ansí Job por este fin hace memoria dél luego, después de la criación de las cosas. La tierra es seca de suyo, y el sol que la rodea y mira siempre, la seca; y ansí para el refrigerio de los que en ella viven, y para el sustento de todos, fue necesario que fuese regada. Para lo cual ordenó Dios que la agua subiese en alto, y se espesase en nubes encima del aire, y se derritiese otra vez en ellas y cayese hecha lluvia, para que las nubes defendiesen del sol, y la lluvia regase y humedeciese la tierra. Y pareciendo no ser posible que la agua, más pesada que el aire, se pusiese sobre él, halló Dios forma como adelgazarla y alivianarla en vapores; y a ese mismo sol que secaba y agostaba la tierra, hizo ministro para sacar de ella lo que la defendiese de él y amparase: que el sol levanta el agua a las nubes, y las nubes, dejándola caer, mitigan y templan su ardor. Y porque, adelgazada el agua ansí, pudiera subir tan alto, que no fuera después de provecho, templó y compuso el aire en tal forma, que llegada a cierta parte dél, se detuviese, y con el frío de aquel lugar se espesase la que iba hecha humo con el calor, y espesándose, cobrase cuerpo, y, vuelta a su primera forma y peso, cayese.

Y dispuso las cosas con tal providencia que se derritiese poco a poco, y hubiese quien la detuviese y dividiese en el aire, para que no viniese al suelo toda junta y de golpe, que fuera anegarle, sino en gotas menudas.

Pues dice que recoge, o, según el original, propiamente que ata en sus nubes las aguas; porque las que subían sueltas y esparcidas y hechas vapores, volando con el arte que dicho habemos, las recoge y las aprieta y las espesa y, como él dice, las ata en las nubes, reduciéndolas a su forma propria y dándoles peso, con el cual comienzan a descender, no a una ni de golpe, sino deshechas en partes pequeñas.

O como otra letra dice, no es rompida nube so ellas, esto es decir, que aunque las ayunta y espesa en las nubes, y quitándoles la ligereza primera las vuelve pesadas, mas hácelo de manera que con todo aquel peso suyo no rompen rasgadamente las nubes, sino cuélanse y distilan por ellas.

Prosigue:

9. Aprehende faces de asiento, y esparce niebla suya sobre él. Asiento llama, o silla o cadira de Dios, según algunos, al cielo, y según otros, al sol, de quien David en el Psalmo dice que puso Dios en él su morada y su tienda. Pues entre otras obras grandes de naturaleza, dice que Dios hace ésta también, que aprehende, o como otros trasladan, ase y toma, o será mejor decir ocupa, y como de los espejos decimos, empaña las faces claras de él, o cuando le eclipsa, poniendo entre él y nosotros la escuridad de la luna, o ciertamente cuando levanta y extiende por todas partes la niebla; que todo ello es hecho por maravillosas y secretas maneras. Y ansí la Escritura en diversas partes, diciendo las alabanzas de Dios, hace mención de estas obras, como en el Psalmo David dice: Envía su cristal como en pedazos, esparce como ceniza su niebla.

Y de la que se sigue, que es:

10. Con término cercó en derredor la faz de las aguas, hasta que la luz y las noches se acaben; en que pone el freno que Dios a la mar puso, para que no se extienda y anegue la tierra, también hace David mención en el Psalmo: Linde, dice, que no traspasarán, pusiste a las aguas; no volverán a cubijar la tierra. Y Salomón en los Proverbios diciendo: Cuando ponía su término al mar, cuando daba a las aguas ley que no pasasen sus rayas.

Y dice más:

11. Columnas de cielo tiemblan, y se espavorecen a su increpación. A la increpación entiende, esto es, al mandamiento de majestad y a la voz llena de autoridad señoril, con que dijo y hizo Dios que se apartasen las aguas; a esta voz de Dios, dice, que temblaron los cielos. Y es digno de considerar que las más de las veces que de este apartamiento del mal y descubrimiento de la tierra hace mención la Escritura, dice haber sido hecha mandándolo Dios con increpación y tronido espantoso.

El Psalmo que agora alegamos decía: A tu increpación huyeron, y a la voz de tu tronido temblaron. Y es verdad que, cuando la tierra sumida en el agua en el tercero día demostró su figura, mandó y dijo Dios que se apartasen las aguas. Ayúntense, dice, las aguas en un lugar, y parezca la tierra. Mas como dijo esto, se escribe haber dicho otras cosas: que resplandeciese la luz, que el firmamento se hiciese, que produjese la tierra plantas, el cielo estrellas, el suelo y agua aves, animales y peces. Y siendo ansí, sólo este dicho y mando y sola esta voz que puso freno a las aguas es significada con nombre de espantoso ruido; o por mostrar que esta obra, cuanto es de su parte, era señaladamente dificultosa, o por ventura porque en el hecho no se hizo sin grandísimo ruido y estruendo. Porque si como algunos dicen, se hizo consumiendo parte de ellas el sol, grande fue sin duda el calor que en tan breve tiempo hirvieron, y el hervor y las olas de un elemento tan grande sonó espantosamente sin duda. Y si, como otros dicen, nació de bajarse en algunas partes y recibir las aguas la tierra, cierto es que la tierra con sus temblores se sume, y que el temblar y el sumirse y el caer en una parte, y el levantarse en otra los montes, no se hace sin estampido y espanto.

Mas dice en la misma razón:

12 En su fortaleza ayunta los mares, y con su saber hirió al soberbio; y podemos decir la soberbia, entiéndese de las aguas y de los mares que cubrían por todas partes la tierra, que fue sin duda obra de grandísimo poder y saber. Y donde decimos ayunta, podemos decir divide, y en el mismo sentido, porque eran antes un cuerpo contino, que tenía dentro de sí la tierra sumida, y ansí el ajuntarlas en una parte para que se descubriese el suelo en otra, fue dividir la continuación que tenían.

Va más adelante, y concluye:

13. Su espíritu adornó los cielos, y negociando su mano, salió la torcida culebra. O como el hebreo dice: Y formó con su mano al culebro que huye. Lo cual pertenece a la obra del cuarto día, en que formó la luna y el sol y las estrellas del cielo, el Norte y el Carro, y la Culebra que entre ellos se tuerce y da vueltas en la forma que hace las veces que huye.

Y dice que su espíritu hermoseó; o es hermosura de los cielos; porque, aunque todo el ser, y el ser bueno es de Dios, en la obra del cielo resplandece más su saber; y las otras obras son de las manos de Dios, mas la de las estrellas y sus movimientos es de su ingenio y espíritu.

Y dicho esto, concluye el capítulo, y dice:

14 Ves; éstas son partes de sus carreras, y cuán pequeñita palabra oímos de ello; el tronido de su grandeza, ¿cómo será percebido? Las carreras de Dios son sus obras, y estas que ha referido son una partecilla pequeña de ellas, porque son las naturales solas, y no todas, y ésas no especificadas, sino dichas en figura y en sombra. Y por esto dice que éstas son partes de sus carreras, y porque son pocas dice que son pequeñita palabra, y porque aun ésas no se declaran ni entienden bien, dice que las oímos apenas. Que sus obras todas y el tronido de sus grandezas, ¿quién lo sabe, o de quién podrá ser percebido? En que, a lo que entiendo, miró no solamente a las obras naturales que Dios hizo en lo secreto del cielo, en la creación de las ángeles, en sus hierarquías y órdenes, que son mayores mucho que estas visibles, y ni las sabemos aquí ni las podemos saber perfectamente, sino miró también, y con más atención, a lo sobrenatural que había de hacer Dios por el hombre, a su Encarnación, a su vida, la forma del humano rescate, a su Resurrección, a la nueva del Evangelio, a la conversión de las gentes, al suceso de la Iglesia y remate del mundo, y justicia y gloria de sus escogidos, que en comparación de éstas, todas las demás son menores. Porque antes que fuesen, no cayeron en la imaginación de criatura ninguna, y después de hechas y cuando fueron oídas, espantaron al mundo.

Por lo cual, dice, que el tronido de sus grandezas, ¿cómo será percebido? Que como el tronido viene sin pensar, y estremece los corazones sonando, y cría en ellos pavor y maravilla de Dios, ansí la voz del Evangelio no pensada, luego que sonó, se pasmaron las gentes. Y oír los hombres, que nació Hombre Dios, y que se puso en la cruz por los hombres, y que resucitó inmortal de los muertos, y que vive Señor de todo lo criado en el cielo, y ver la osadía con que unos pocos y pobres decían a voces que erraba en sus religiones el mundo, y cómo se oponía a los sabios y a los reyes de él una humildad tan desnuda, y cómo muriendo vencía, y derramando su sangre hacía gente, y ver tanta virtud en una palabra tan simple que, llegada al oído, penetrase luego a lo secreto del alma y, entrada en ella, la desnudase de sí y de sus más asiduos deseos, y la sacase del ser de la tierra, y le diese espíritu, ingenio y semblante divinos, y hollando sobre cuanto se precia viviese moradora del cielo; maravilló extrañamente sin duda a los que lo oyeron, puso a los que lo vieron en espanto grandísimo, crió admiración de Dios, y de contino la cría en los que la experimentan en sí. Grande es en todo Dios, pero en este hecho es grandísimo.

De las otras obras suyas es algo, aunque es poco, como dice Job aquí, lo que se entiende; pero en éstas la menor parte de ellas vence todo entendimiento y sentido. Y si en el criar del mundo extendió sobre vacío los cielos, y cuelga y sustenta sin ningún apoyo ni arrimo la tierra; si recoge en las nubes las aguas, si escurece el sol a veces y esparce por el aire la niebla; si puso término al mar, si le recogió a lugar cierto, si quebrantó su soberbia, y finalmente, si hermoseó con sol y estrellas el cielo, eso mismo con mayor maravilla y más nueva hizo en esta otra orden y linaje de cosas.

Adonde, sin ninguna duda, en los sujetos de nuestros corazones y almas tan viles de sí y tan vacíos de todo bien, extiende y desplega los cielos, poniendo las riquezas y bienes de ellos en vasos tan vacíos de bien, y como el Apóstol decía, un tesoro inmenso en vasijas de lodo. Y la tierra nuestra, que es cuanto tenemos de ser pesadísimo de suyo y inclinado a polvo y bajeza, lo sustenta y lo trae colgado en nada, y como si dijésemos, sin llegar a la tierra. Porque hace en los suyos, que sin apoyo de ningún consuelo visible y sin llegar al suelo los pies, aun lo que es tierra en ellos ande levantado en espíritu y el cuerpo viva como no cuerpo en mil cosas, de que vuestra reverencia tiene muchos ejemplos domésticos.

Mas esto quédese agora aquí y sigamos nuestro propósito.






ArribaAbajoCapítulo XXVII

1. Y añadió Job, prosiguiendo su razonamiento, y dijo:

2. Vive Dios, que desvió mi juicio, y Abastado, que hinchó de amargura mi alma.

3. Que en todo cuanto resuello en mí, y espíritu del Señor en mis narices.

4. Si hablaren mis labios maldad, y si gorjeare mi lengua engaño.

5. Lueñe de mí justificar a vosotros; hasta que fallezca, no desviaré de mí mi inocencia.

6. En mi justicia me atendré, y no la dejaré; no me avergüenza mi corazón en mis días.

7. Será como malvado mi adversario, y el que es contra mí como injusto.

8. Que ¿cuál esperanza de hipócrita, si roba avariento, y no da libertad Dios a su alma?

9. ¿Por ventura oirá Dios su vocería, cuando viniere sobre él la apretura?

10. ¿Si se deleitará sobre el Poderoso, o si le invocará en todo tiempo?

11. Enseñarvos he en manos de Dios, no asconderé lo que con Él poderoso.

12. Y, cierto, vosotros, vosotros todos los vistes: ¿y para qué habláis vanidades?

13. Ésta es la suerte del hombre impío con Dios, y la herencia de violentos que recibe del Poderoso.

14. Si multiplicados fueren sus hijos, para el mismo cuchillo sus pimpollos no serán hartos de pan.

15. Los que quedaren de él serán sepultados en muerte, y sus viudas no plañirán.

16. Si amontonare como polvo plata, y si como lodo aparejare vestido.

17. Aparejará, y justo se vestirá, y la plata dividirá el inocente.

18. Edificó como polilla su casa, y como cabaña que la guarda hizo.

19. Rico dormirá, y no congregará; abrirá sus ojos, y no a él.

20. Aprehenderá de él como aguas pobreza; de noche le oprimirá la tempestad.

21. Y levantarále viento solano, llevarále, y torbellinarle ha de su lugar.

22. Arrojará sobre él, y no perdonará; de mano suya irá huyendo.

23. Apretará sus manos sobre él, y viendo su lugar, sobre él dará silbo.


ArribaAbajoExposición

1. Y añadió Job, prosiguiendo su razonamiento, y dijo. Habiendo burlado Job de la impertinencia de Bildad y loado a Dios más copiosamente que Bildad le loara, y con esto manifestado lo que él sentía de la fortaleza de Dios y de su sabiduría infinita, agora en este capítulo, para mayor claridad de su sentencia y de la opinión que acerca de la divina justicia tenía, dice y certifica que no por mostrársele tan severo Dios se tiene a sí por malo, o él por injusto. No es él malo por ser azotado, pues que muchos malos pasan aquí sin azote; no es injusto Dios, pues que, al fin, al que malo es, en el remate de la vida y en su sucesión le castiga. Y por esta ocasión se extiende a declarar con encarecimiento los últimos desastres del malo, dando a entender por el contrario que, si padecen aquí algunas veces los justos, a la postre tienen ellos y sus cosas felices y prósperos fines, con que queda defendida, y de reprehensión libre y exenta la justicia de Dios.

Dice, pues:

2. Vive Dios, que desvió mi juicio, y Abastado, que hinchó de margura mi alma. Que podemos entender de dos maneras: o que aunque no se guarda orden de juicio en mi causa, y aunque estoy de dolor y de amargura lleno, Dios vive, y Abastado hay, esto es, no por eso juzgo ni pienso que no hay Dios ni Providencia en el cielo; o lo que dice más con la letra, que sea como afirmación, que pasa a los dos siguientes versos, que son:

3. Que en todo cuanto resuello en mí, y espíritu del Señor en mi nariz:

4. Si hablarán mis labios maldad, y si gorjeará mentira mi lengua; diciendo que, aunque Dios le amarga y aflige y no se quiere poner a juicio con él, pero que por Él mismo afirma y certifica que mientras respirare y viviere será poderoso nadie a que hable o sienta, ni contra Dios ni contra sí, cosa falsa o indebida.

Vive Dios, que desvió mi juicio, esto es, que aunque desvió mi juicio, no guardando con él la forma y estilo de juzgar, haciendo primero cargo y oyendo después, como en los capítulos pasados decía. Mas que, sin embargo de esto y de que le tiene lleno de amargor y dolor, en todo cuanto resuello en mí, y espíritu del Señor en mi nariz, esto es, en cuanto durare la vida y el aliento; si hablarán mis labios maldad, y si gorjeará mentira mi lengua, esto es, ni sentirá mi alma ni pronunciará mi boca cosa torcida o falsa, entiéndese en la materia de que agora habla, esto es, acerca de su inocencia o de la rectitud de Dios y de su justicia.

Y ansí dice y añade:

5. Lueñe de mí justificar a vosotros, hasta que fallezca, no desviaré de mí mi inocencia; esto es, jamás consentiré en lo que decís, ni aprobaré en mi condenación vuestra sentencia, ni os tendré por justos y verdaderos en esto, ni os confesaré haber vivido ansí, que merezca por mi culpa esta pena. No desviaré, dice, de mí mi inocencia: defenderla he, ni yo la apartaré ni consentiré que ninguno de mí la desvíe.

Y añade en confirmación de lo mismo:

6. En mi justicia me atendré, o como el original dice, estaré fijo: no la desampararé, no me avergüenza mi corazón en mis días, esto es, no me reprehende mi corazón ni mi consciencia me acusa, y ansí no será ninguno bastante contra el testimonio de ella a persuadir que soy malo.

De que se sigue que:

7. Será como malvado mi adversario, y el que es contra mí como injusto; esto es, el que me contradijere en esto que he dicho, y decir quiero, quien a la verdad de mí y de Dios que profeso, fuere contrario, si no fuere muy ignorante, será forzosamente malvado y injusto. Y porque ha dicho de sí, pasa a declarar de la justicia de Dios lo que siente, y pregúntase primero para que sea más puntual la respuesta.

Y ansí dice:

8. Que ¿cuál esperanza de hipócrita, si roba avariento, y no da libertad Dios a su alma?

9. ¿Por ventura escuchará su vocería Dios, cuando viniere sobre él la apertura?

10. ¿Si se deleitará en el Poderoso, o si le invocará en todo tiempo? Como diciendo: Pues digo que los hipócritas viven con felicidad a las veces, y que no castiga en su vida Dios siempre a los malos, diréis por ventura, ¿cómo es posible que el hipócrita goce de buena esperanza, siendo injusto y de sus pasiones siervo y esclavo? ¿Y cómo podrá confiar que le oirá Dios, si le llamare, ni cómo podrá llamarle, ni gozar de su trato? Y si vive privado de esta esperanza y amparo, ¿cómo será posible que tenga hora feliz?

A lo cual responde y dice:

11. Enseñarvos he en mano de Dios, no asconderé lo que en Él poderoso; esto es, diré a lo que se pregunta lo que Dios me ha enseñado, y lo que Él suele hacer y hace con los semejantes.

Y añade:

12. Y cierto, vosotros, vosotros todos lo visteis; ¿y para qué habláis vanidades? Como diciendo, y verdaderamente lo que yo decir puedo acerca de este propósito no se asconde a vosotros; visto lo habéis por el hecho y entendido lo tenéis claramente, sino que, por contradecirme y por los respectos que vosotros sabéis, os cegáis y habláis lo que no sentís por dañarme.

Y con esto responde luego a lo propuesto, y declara abiertamente lo que se debe sentir, y dice:

13. Ésta es la parte del impío con Dios, y la herencia de los violentos que recibe del Poderoso. Propone lo que ha de decir para manifestar su propósito, que es la manera de castigo que usa Dios con los malos, a la cual llama parte y herencia de los violentos. Parte y herencia, para mostrar que no se les da de gracia, sino de justicia debida, y que como la herencia es del que es hijo, ansí a los malos, por hacerse primero hijos de la maldad, les viene por derecho que hereden la pena. Porque como el hijo sucede por nacimiento, ansí del desconcierto de la vida y del torcimiento del obrar nace la desventura y el desastre y la calamidad y el castigo; que no hay árbol tan cierto en su fructo cuanto es cierto al pecado producir pena y tormento.

Ansí que llama al castigo que da Dios a los malos herencia, por esta causa: y llámala herencia de violentos, o como la letra original dice, de fuertes, porque con ser los malos flacos para vencer sus pasiones, en sus condiciones y en su trato para con los otros son fuertes, que ni la piedad los ablanda, ni el respecto de la razón los mueve, ni hacen mella en ellos las inspiraciones de Dios. Y son fuertes también, porque son poderosos de ordinario, valientes en fuerzas y abastados de riquezas, rodeados de valedores y ansimismo llenos de coraje y soberbia y amadores de su propria excelencia, que confían en sus brazos y ni reconocen juez ni temen ley; como en el libro de la Sabiduría ellos lo confiesan, diciendo: Oprimamos al hombre justo, y no perdonemos a la viuda ni al anciano, ni reverenciemos las muchas canas. Sea nuestra fortaleza el desafuero, que lo flaco es inútil.

Mas veamos ya qué herencia es la de esta gente y qué suerte. Dice:

14. Si multiplicados fueren sus hijos, para el mismo cuchillo sus pimpollos no serán hartos de pan. Como si dijese: el malo podrá a las veces, como dicho tengo, ordenándolo Dios ansí por los fines que Él sabe, vivir próspero y sin revés en cuanto le durare esta vida; mas, fenecida, en todo lo que queda de él reina la desventura y cuchillo. Esto es lo que hereda su alma, y ésta es la parte que ganó por su culpa y con que muestra Dios cuán justo es.

Si multiplicados fueren sus hijos, para el mismo cuchillo; esto es, serán para el cuchillo, morirán a hierro, nacerán muchos para que se ejecute más la pena del padre en ellos. Y llama hijos con propriedad los que según el orden natural nacen del padre, y con semejanza y metáfora, los fructos que en el malo hace la mala vida después de acabada, que son todos cuchillo, esto es, pena y miseria.

Pues dice sus hijos, esto es, lo que, muerto, fructificará su vida en él, será cuchillo y tormento, y esto es siempre infalible; y sus hijos, esto es, los que nacen y descienden dél y le comunican en sangre, nacerán para el hierro, y esto es ordinario y casi siempre perpetuo. Que los tiranos y los que aquí con injuria de otros florecen, o no tienen sucesión o, si la tienen, es para hacer Dios en ella ejemplos manifiestos de su justicia.

Dice más, en el mismo propósito:

15. Los que quedaren de él, serán sepultados en muerte y sus viudas no plañirán. Sepultados en muerte es como decir: la muerte los tragará; que hace significación de violentas y desastradas muertes, por acontecimientos no vistos ni pensados, y infames y muy afrentosos. Y ansí dice que la muerte será su sepultura, porque se hará señora de ellos enteramente y del todo quitándoles la vida y escureciéndoles la honra, y sumiéndoles en perpetuo olvido la memoria y el nombre.

O serán sepultados en muerte, para decir que carecerán de tierra que los cubra, sino que la muerte será su huesa y sepulcro. Y añade, y sus viudas no plañirán, que es acrecentamiento de desventura, cuando aun viene a faltar aquel solo respecto que aquí queda a los muertos, de llorarlos y sepultarlos. Y podemos decir, que lo que quedare de él, que aquí dice, y en su original es seridaiu, es el alma que de él queda, que se sepulta en la muerte porque vive y yace en muerte perpetua.

Más dice:

16. Si amontonare como polvo plata, y como lodo aparejare vestido. Como lodo, dice, para decir en abundancia y en copia. Pues ¿qué, si lo amontonare?

Dice:

17. Aparejará, y justo se vestirá, y la plata dividirá el inocente; esto es, gozarán de sus riquezas otros, y lo que robó y amontonó con violencia, volverá a cabo de tiempo a quien merezca gozarlo, y de lo que él allegó con pecado vendrán a ser señores con inocencia los buenos. Que se verifica, no sólo en estos bienes de la tierra visibles, sino también en las riquezas de la alma y de las buenas obras, que si algunas tuvieron estos que últimamente se pierden, sirvieron mucho más a los escogidos que a ellos. Porque, como Sant Pablo enseña, todo lo que aquí se hace o padece, todo lo bueno o malo que el hombre obra, todo lo que Dios o permite o ordena, todo sirve a los suyos y todo lo ordena para el bien de los escogidos. Por manera que al malo las buenas obras que hizo no le salvaron, y esas mismas fueron medios y como instrumentos con que los escogidos suben a la gloria o a la mayor gloria del cielo, y ansí les fueron más útiles; y con mucha verdad la plata que el malo amontonó, repartió el inocente y se vistió el justo de las vestiduras que aparejaron los malos.

Dice más:

18. Edificó como polilla su casa, y como cabaña que la guarda hizo, que se sigue de eso mismo que viene diciendo. La casa que la polilla en el madero o la vestidura hace, haciéndola la destruye, o por mejor decir, al hacerla es deshacerla, porque horadando el madero o el paño, para vivir en él le deshace; y ansí es casa que no solamente perece, sino que perece por la obra y como por las manos de su mismo autor.

Y lo mismo, dice, acontece a los malos, que su casa, esto es, su memoria, sus descendientes, sus riquezas y mayorazgos fundados, perecen en breve, y no sólo perecen, mas ese mismo fundamento suyo y la manera y los medios por donde se hicieron son su total perdición: Y como cabaña que la guarda hizo, que pasado el tiempo de la guarda, o se cae o la deshace ella misma.

Dice:

19. Rico dormirá, y no congregará; abrirá sus ojos, y no a él. Morirá, dice, rico y dejará sus riquezas; no las allegará a sí y por consiguiente no las llevará ni le harán compañía. En la vida el adquirirlas les es culpa, y en la muerte el dejarlas tormento y pena; lo que no es en los buenos, cuando acaso son ricos. Porque, aunque los unos y los otros, cuando pasan de esta vida, dejan en ellas sus haciendas, mas a los buenos, lo uno, no les duele dejarlas; lo otro, tienen ya allá atesorada y traspuesta la mayor parte de ellas, que transformada en verdadero y mejor género de tesoro, los enriquece perpetuamente.

Abrirá, dice, sus ojos, y no a él, esto es, y no verá nada; que compara la vida al sueño y el morir al despertar de él, y la posesión de estos bienes a lo que se suena durmiendo, que entonces parece algo, y en volando el sueño y en abriendo los ojos, desaparece delante de ellos, volviéndose en viento. Que es lo mismo que decía David: Durmieron su sueño los ricos, y a la postre no hallaron nada en sus manos.

A que es consiguientemente lo que luego añade:

20. Aprehenderá de él como aguas pobreza; de noche le oprimirá tempestad. Porque, si abriendo los ojos después de esta vida, no halla nada de su tesoro en su mano, consiguientemente queda sumido en pobreza, porque queda sin ningún bien de los que tuvo por bienes. Y ansí dice que la pobreza le aprehenderá como aguas, porque le cercará de todas partes, como las aguas cercan al que en ellas se sume, y porque como avenida de río vendrá sobre él de improviso, y cuando por más rico se tenía y por más seguro entonces con la muerte se anegará en el mal de miseria.

Y añade que de noche le oprimirá la tempestad; que se puede entender, o simplemente diciendo, que en la noche de la muerte vendrá sobre él y como tempestad la pobreza; o que sea semejanza de la tempestad que de noche viene, a lo que aviene al pecador cuando muere; que diga de esta manera: Que como en la noche tempestuosa el que camina carece de abrigo y va cercado de peligro y de miedo, ansí cuando muere el malo, no ve sobre sí sino horror y tinieblas, todo lo que ve es espanto y lo que imagina temor.

Y dice bien con esto el original, adonde leemos: Aprehenderán de él como agua temores, noche le robó turbión; esto es, como al que en el campo y de noche el turbión le roba, quiere decir, le arrebata; que ni ve persona que le ayude, ni camino que le guíe, ni árbol do se asconda, ni suelo cierto adonde afirme su paso, y el trueno le espanta, y la lluvia le traspasa, y la avenida le trabuca y anega, envuelto en horror y desesperación.

Dice:

21. Y levantaráse viento solano y llevarále; y torbellino le arrancará de su lugar. Que es decir, que como lo que lleva el viento desparece de presto, y como lo que el torbellino arranca, lo arranca de cuajo, ansí la muerte, sobreviniendo a estos malos, los deshace, los desparece, los desarraiga en la vida de la alma, en la hacienda, en las memorias, en los descendientes y en todo. Y trae a comparación el aire solano, que es violento y furioso, y dice de los torbellinos porque, como nacen de concurso de vientos, suelen tener mayor fuerza. Y porque hizo mención de las aguas y de la tempestad y turbión nocturno, dice bien, en consecuencia de aquello, del viento y del torbellino, que todo suele andar junto. Y en juntar esto dice que la lluvia los cerca, y la noche y la tempestad los espanta, y el viento los arrebata, y el torbellino los arranca de su lugar; y las aguas y la tempestad de la noche y el torbellino y el viento son la muerte cuando les sobreviene, que los trata en el alma y en el cuerpo, y que hace estrago en sus cosas, como el viento, el torbellino, la tempestad y la noche.

Y por concluir en una palabra sola, dice:

22. Arrojará sobre él, y no perdonará, de mano suya irá huyendo; esto es, finalmente arrojará Dios sobre él saetas, rayos y azotes, y no perdonará porque es sin fin la pena de los condenados. De mano suya, esto es, de los golpes que la divina mano en él diere, irá huyendo, o como el original dice, huyendo huirá, porque concebirá miedo espantable, y cuanto fuere el miedo, tan grande es el deseo de huir, y ansí trabajará con agonía por apartarse del golpe, que a la fin huir no podrá.

Y con esto se ayunta, que:

23. Aprestará sus manos sobre él, y viendo su lugar, sobre él dará silbo; que es el escarnio y la mofa que los hombres hacen de los poderosos injustos, cuando los ven deshechos. Pues como ha dicho por diversas maneras el desastrado fin de los malos, concluye con la burla que es remate de los desastres; y dice que quien viere el suceso miserable de éstos que cuenta, y el fin de su grandeza y soberbia, se apretará las manos, que es muestra de encogimiento y espanto, y silbará como escarneciendo su burlada esperanza.

Y lo que decimos apretará, puede ser palmeará, conforme al original, esto es, mostraráse contento, haciendo son con las manos. Que como el mal de los buenos lastima, ansí el castigo de los malos, cuando les sobreviene, alegra y regocija; porque vuelve entonces Dios por sí, y porque el castigo de ellos es salud para otros, y finalmente porque resplandece en ellos la justicia de Dios, y sale de reprensión y de duda su honra, como el Psalmo decía: Alegrarse ha el justo, cuando la venganza viere; bañarse ha en la sangre del malo, y dirá: Al fin es de fructo el ser justo, hay Dios que juzga la tierra.






ArribaAbajoCapítulo XXVIII

1. Que tiene la plata su vena, y lugar el oro [do] fundirán.

2. El hierro del polvo se toma, y piedra desatada con fuego metal.

3. Tiempo puso a tinieblas, y todo fin él considera piedra de escuridad y sombra de muerte.

4. Divide arroyo de peregrino, los que olvidó el pie del mendigo, los descaminados.

5. Tierra de do nacía pan; en lugar dél es deshecha con fuego.

6. Lugar de zafir piedras suyas, y polvos de oro a ella.

7. Senda no la conoció la ave, ni la vio a ella ojo de buitre.

8. No la hollaron hijos de mercader; no pasó leona por ella.

9. A pedernal tendió su mano; trastornó montes de raíz.

10. En riscos hizo salir ríos, y todo lo precioso vio el ojo suyo.

11. Lo profundo de los ríos escudriñó, y lo ascondido sacó a luz.

12. Y sabiduría, ¿dónde será hallada? ¿Y cuál el lugar de entendimiento y saber?

13. Ignora hombre su precio, y no será hallada en tierra de vivos.

14. Abismo dijo: No en mí ella. Y mar dijo: No está conmigo.

15. No se dará oro de Tibar por ella; no se pesará a plata su precio.

16. No se apreciará con colores de India, con zafir o precioso sardonio.

17. No la igualará oro y cristal, ni trueque suyo vasos de oro fino.

18. Lo alto y eminente no será mentado en su comparación; tráese de lueñe el saber.

19. No iguala con ella esmeralda de Etiopía, y tinturas purísimas no se comparan con ella.

20. Y sabiduría, ¿de dónde vendrá? ¿Y cuál es el lugar del entender?

21. Ascondióse ella de los ojos de todo viviente, y a las aves del cielo está oculta.

22. Perdición y muerte dijeron: En orejas nuestras oímos su fama.

23. Dios entiende su carrera, y Él conoce su lugar.

24. Que Él oteará hasta fines de tierra; debajo de todos los cielos verá.

25. Para dar peso a los vientos, y pesará con medida las aguas.

26. Cuando hizo ley a la lluvia, y camino al relampaguear de los truenos.

27. Entonces la vio y la relató; aparejóla, y trájola a luz.

28. Y dijo al hombre: Ves; temor de Dios ésa es sabiduría, y el esquivar lo malo saber.


ArribaAbajoExposición

Muchas veces antes de este capítulo ha dicho Job que estos sus amigos no le entendían, y que se descartaban mucho de la verdad. Y en el capítulo que luego pasó, por esta ocasión se declara y les dice lo que de sí y de Dios siente, y del castigo que en los malos hace declara el tiempo y el modo, y les descubre lo que en esto entiende y les advierte que, si la porfía y su poco saber de ellos no les cegara, lo supieran y entendieran también, y siempre los nota de poco advertidos y sabios.

Mas es dificultoso caso, dice agora, hacer sabio al que es necio. Todo, dice, por raro, por ascondido, por dificultoso que sea, puede ser hallado y se halla; mas el saber, si Dios no le da, ni se halla ni se compra. Y en esta sentencia gasta todo aqueste capítulo, extendiéndose por manera elegante y poética en referir muchas cosas ocultas que vienen a luz finalmente, y que la industria humana tarde o temprano las halla y descubre, y en mostrar cómo no es ansí en lo que al saber toca; que el haberle a las manos, si de Dios no viene, es negocio dificultoso o del modo imposible.

Y dice ansí:

1. Tiene la plata su vena, y lugar el oro; esto es, los metales más preciosos, la plata y el oro, tienen sus venas y sus lugares ciertos, donde el hombre los halla.

2. Y hierro del polvo se toma, y piedra desatada con calor metal. Y el hombre, dice, del polvo saca el hierro y saca el cobre, hundiendo y desatando con fuego una cierta vena de piedras; porque la materia de estos metales son un género de piedra y de tierra. Por manera que todos ellos, ansí los preciosos como los más usuales, los duros y los blandos, al fin se hallan, y el hombre sabe y ha descubierto su origen, y no hay cosa tan ascondida que no venga a luz a su tiempo.

Y ansí dice:

3. Tiempo puso a tiniebla, y todo fin considera, piedra de escuridad y sombra de muerte. Tiniebla llama lo oculto y muy encubierto, y fin llama lo muy acabado y perfecto, como en la letra original se demuestra. Piedra de escuridad y sombra de muerte llama a las piedras preciosas ascondidas en el corazón de la tierra, donde la escuridad reina y la sombra de muerte, que ansí llama la Escritura por encarecimiento las muy espesas y escuras tinieblas.

Y esto postrero es declaración de lo que antecede en esta manera: Todo fin considera, esto es, piedra de escuridad y sombra de muerte. Por manera que, según afirma, ni las cosas muy ocultas están siempre en tinieblas, sino hasta un cierto término, y a su tiempo todas parecen y se descubren; ni menos las muy acabadas y preciosas dejan de ser vistas y halladas, y el ingenio del hombre y su trabajo lo halla y inventa, o la naturaleza misma y la fuerza y orden de las causas lo saca a luz y lo descubre.

Como es lo que añade:

4. Divide arroyo de pueblo peregrino, a los que olvidó el pie del mendigo, a los inaccesibles, que es razón falta y se ha de suplir, que también éstos vienen a conocimiento y a luz. Esto es, que los que olvidó el pie del mendigo, conviene a saber, los no conocidos y aquellos a quien ningún caminante aportaba, y que estaban fuera y lejos de todo comercio, o por disposición de la tierra o por algún arroyo que los dividió de los que peregrinando navegaron a partes diversas, no estarán encubiertos siempre, y vendrán a noticia de todos y por suceso de tiempo serán conocidos.

Y llama arroyo, por diminución a la mar y a los ríos muy caudalosos, que suelen dividir y estorbar el común trato y comercio. En que el original está perplejo y escuro, y ansí otros traducen: Sale arroyo de commorador; olvidadas del pie, alzadas más que hombre, movidas son. Aunque ambas letras miran a un mismo propósito, porque ambas significan alguna cosa, que primero estuvo oculta y después conocida y descubierta. Que esta postrera dice que, en los lugares cultivados y morados y que se tenían por secos, el agua que el suelo encubría le rompe, y sale afuera tan abundante y tan honda, que ni se apea ni puede vadearse por su grande altura. Sale, dice, arroyo (ansí llama con nombre particular a cualquier golpe grande de agua) de commorador, esto es, en el mismo suelo y parte adonde la gente moraba; olvidadas del pie, conviene a saber, sus aguas, para decir que son en grande abundancia; y decláralo con lo que añade, diciendo alzadas más que el hombre.

Mas la primera letra, que es más verdadera y más cierta, a lo que yo juzgo, señala como con el dedo el descubrimiento del Nuevo Mundo, que en la edad de nuestros padres se hizo, y es profecía manifiesta dél, puesta aquí con grande propósito. Porque pretendiendo Job mostrar que sólo el saber ni se compra con dinero ni se halla por artificio, y que todo lo demás con el tiempo lo descubre y lo halla la industria, no pudo decir más señalada cosa ni más eficaz, para la prueba de lo que decía, que certificar que los hombres descubrirían con el tiempo un mundo entero por tantos millares de años ascondido y cubierto. Pues dice: Divide arroyo de pueblo peregrino, a los que olvidó el pie del mendigo, a los descaminados; es razón que está falta, y estará entera añadiendo, los cuales serán conocidos; esto es, que los que olvidó el pie del mendigo, conviene a saber, del caminante trabajador, que es decir aquellos a quien nunca aportó nadie, ni los conoció ni los vio.

Y dice mendigo, en uno de dos sentidos, o porque los pobres que mendigan lo penetran y andan todo, o por figura, llamando mendigos a los mercaderes codiciosos, que la hambre y la mendiguez del dinero los lleva por las mares a regiones extrañas y apartadas, sin dejar un lugar ascondido. Y como el versillo del poeta dice:


   ; Se lanza, por huir de la pobreza,
por la mar, por los riscos, por el fuego.

Y decláralo más diciendo a los descaminados, esto es, a los que estuvieron fuera y apartados de todo camino y comercio no conocidos ni vistos. Y a los que divide el arroyo, esto es, un mar inmenso, que le llama ansí por diminución, según costumbre poética. Y los divide, dice, del pueblo peregrino, esto es, de los españoles, que entre todas las naciones se señalan en peregrinar, navegando muy lejos de sus tierras y casas, tanto que con sus navegaciones rodearon el mundo. A éstos, pues, dice, aunque tan apartados y ocultos, el tiempo los descubrirá, y el ánimo de los hombres osado y dispuesto a peligros.

Y añade:

5. Tierra do nacía pan, en lugar dél es deshecha con fuego. Que, o se puede entender en general en manera que diga que el fuego, cubierto en las venas de azufre que cría la tierra, revienta al fin afuera y se descubre encendido con el aire, y rompe el suelo sembrado por encima de mieses, y le destruye; o lo entenderemos en particular del Nuevo Mundo, de que agora, como dijimos, hablaba, y que sea ansí esto, como lo que en algunos versos se sigue, una demostración de sus cualidades y de otras cosas secretas que han descubierto en él la diligencia de los nuestros hombres. Y que como dijo que vendría a nuestra noticia los que la mar apartó de nuestro comercio y la tierra por ninguno conocida y sabida, diga, como pintándola, que es tierra adonde el fuego ascondido en las cavernas de ella rompe de improviso y sin pensar, y sale afuera en muchos lugares, por los muchos volcanes que en ella hay y se descubren de nuevo; o verdaderamente quiere mostrar la causa de que tuvo principio el estar tan apartado de nuestra región aquel mundo, que estuvo con el nuestro continente, o a lo menos más cercano a él, como de Platón se colige en el diálogo intitulado Athlante. Porque o lo apartó la mar, anegando la tierra de enmedio, o el fuego, que abrasó la misma tierra y la deshizo y abajó para que el mar la anegase, como acontenció en la región de Sodoma, o ambas cosas juntamente.

Y diga por ella también lo que añade:

6. Lugar de zafir piedras suyas, y polvos de oro a ella. Esto es, que es lugar donde las piedras son zafires y los polvos oro, para declarar la abundancia de piedras preciosas que en ella hay, y la copia del oro que entre sus terrones se halla, que, como es notorio, es grandísimo.

Y por la misma manera:

7. Senda no la conoció la ave, ni la vio a ella ojo de buitre, lo dice para mostrar cuán encubierta estaba y cuán alejada aquella tierra, que ni las aves que peregrinan y pasan con facilidad de unas tierras a otras, ni entre ellas los buitres, que sienten muy de lejos y vuelan en breve tiempo por diversas regiones, volaron jamás a ella, ni la conocieron ni vieron.

Y como dice:

8. No la hollaron hijos de mercader, no pasó leona por ella, esto es, ni tampoco los mercaderes y trajineros, a quien nada se asconde y que traspasan, llevados de su codicia, los mares y que penetran hasta sus postreros rincones la tierra, no estamparon su pisada en ésta, ni la leona pasó por ella. Y porque dice leona, en esta postrera parte, en la primera de este verso otros traducen: No la hollaron los hijos de los animales fieros, y el original dice, los hijos de los soberbios, y significa que, por la distancia y apartamiento que entre nosotros y ella hay, no la vieron ni las aves volando, ni caminando los animales fieros, a quien es más natural el discurrir y vaguear por diferentes regiones.

Pues dice:

9. A pedernal tendió su mano; trastornó montes de raíz; diciendo que esta tierra tan alejada, tan no sabida y por tan luengos siglos tan encubierta, puede venir y vendrá de hecho a la noticia de todos; y los hombres no solamente la hallarán, sino en ella descubrirán muchas y muy preciosas cosas que en sí tienen encerradas y ocultas.

A pedernal tendió su mano, esto es, pues esta tierra ascondida vendrá a ser hallada, y el que la hallare tenderá en ella su mano al pedernal. Trastornará los montes de raíz, esto es, horadará las peñas y los montes, y los trastornará en busca y en seguimiento de las minas y de las vetas ricas de los metales, como de hecho ha pasado. Y dice pedernal, porque la veta de la plata de ordinario va entre dos peñas que son como su caja, de las cuales la una suele ser durísima como pedernal. Y dice que trastornará los montes hasta la raíz, porque como Plinio dice, hacen agujeros los que siguen las minas, y callejones en lo profundo, y barrenan por grande trecho los montes y entran hasta las entrañas del suelo.

Y añade:

10. En riscos hace salir ríos, y todo lo precioso vio el ojo suyo. Porque acontece, cuando se ahonda la mina, dar en agua, que se ha de sacar por artificio y hacer arroyos de ella, para labrar adelante, como en la mina [Baebelo] en España, de que Plinio hace mención, y en muchas de las que agora el Nuevo Mundo descubre. Y porque habla de estas minas, añade y todo lo precioso vio el ojo suyo, porque es incomparable su riqueza y mayor que ninguna otra pasada. Que como se sabe por cuenta cierta, de las minas de sólo un cerro que llaman de Potosí, en el Pirú, hasta el año de 85 desde el de 45, que son cuarenta años escasos, ha valido su quinto ciento y once millones de pesos de a trece reales cada uno. Por manera que ha dado en este espacio de tiempo quinientos y cincuenta y cinco millones, sin lo que se hurta al registro.

Más dice:

11. Lo profundo de los ríos escudriñó, y lo ascondido sacó a luz; que es otra cosa que en estas nuevas tierras, en la pesca de las perlas hacen los hombres, calando las aguas de los ríos y buscando en sus secretos las perlas. Y finalmente dice todo lo ascondido sacó a luz, que es la sentencia general que pretende manifestar por todos estos particulares que cuenta; conviene a saber, que todo cuanto hay, por escuro y dificultoso que sea, el hombre lo descubre y alcanza. si no es lo que añade luego, diciendo:

12. Y la sabiduría, ¿adónde será hallada? ¿Y cuál el lugar del entendimiento y saber? ¿Quién la hallará? Esto es, nadie la hallará, ni hallar puede por sus fuerzas y industria; que el preguntar ansí es demostrar lo que se pregunta ser del todo imposible. Pues dice la plata se halla en sus profundísimas venas, y el hombre sabe el lugar do está el oro, tiene arte para hacer del polvo hierro y para desatar en cobre las piedras; llega a los abismos adonde nunca entra el día, adonde reinan siempre noche y espesas tinieblas en seguimiento de los metales preciosos. Un mundo nuevo, apartado de nuestro comercio por medio de mares inmensos, no sabido ni aun de las aves y ascondido del todo a nosotros, hallará la diligencia y osadía del hombre, y, hallado, trastornará los montes dél y barrenará las peñas y calará los ríos y sacará de sus entrañas no creíbles riquezas. Todo lo puede alcanzar; mas la sabiduría no, si no le viene del cielo. No hay, dice, veta que produzca saber, ni se cría en mina ascondida, ni hay lugar ni río hondo que en sí la contenga.

Porque dice:

13. Ignora hombre su precio, y no será hallada en tierra de vivos, esto es, vale más de lo que el hombre estimar puede, y ansí no se halla en esta tierra donde vivimos; como diciendo que no es fructo de esta tierra, ni que tiene comparación con lo que en ella nace.

Y dice más en el mismo propósito.

14. Abismo dijo: No en mí ella. Y mar dijo: No está conmigo. Porque no se asconde y encubre ansí como los tesoros de esta vida ascondidos, que ni en la tierra la encubre en sus entrañas ni las aguas en sus abismos. Y el decir, Abismo dijo: No en mí ella, es figura de hablar poética, que da palabras a lo que no tiene sentido.

Prosigue:

15. No se dará oro de Tibar por ella; no se pesará a plata su precio, esto es, ni se hallará en lo ascondido ni se podrá comprar por ningún precio. No es cosa que se compra con plata ni con oro.

Y es lo que añade lo mismo:

16. No se apreciará con colores de India; con zafir o precioso sardonio. Por colores de India, el original dice con oro de Ofir, que es región de la India oriental, según algunos dicen, cuyo oro es finísimo. Ansí que ni se compra con oro fino ni con diamante precioso el verdadero saber.

Y ansimismo:

17. No la igualará oro y cristal, ni trueque suyo vasos de oro fino. Ni menos lo que luego se sigue:

18. Lo alto y lo eminente no será mentado en su comparación, y tráese de lueñe el saber. Por lo alto y eminente otros trasladaron: Corales y perlas no serán acordados, y atraer sabiduría más que margaritas. Corales llama altos, porque se levantan debajo del mar en el suelo. Pues ni ellos ni las perlas valen para adquirir el saber; porque dice tráese de lueñe, que en la lengua de la Escritura, como en el capítulo último de los Proverbios se ve, significa lo raro y en esta tierra casi no visto, lo que ciertamente no procede ni nace de ella, sino de causas mayores.

Y por eso la Sabiduría, como dice:

19. No iguala con ella topacio de Etiopía, y tinturas purísimas; y según otra letra, oro purísimo no se iguala con ella. Pues si ni con riqueza se compra, ni en esta tierra se halla, ¿dónde se hallará?

Como luego dice:

20. Y sabiduría, ¿de dónde vendrá? ¿Y cuál es el lugar del entender? En que repite la pregunta que hizo en el verso 12 de arriba, para mayor demostración de cuán dificultosamente se halla.

Y para esa misma demostración sirva lo que luego añade, y dice:

21. Ascondióse ella de los ojos de todo viviente, y a las aves del cielo está oculta.

22. Perdición y muerte dijeron: En orejas nuestras oímos su fama. Adonde lo que dice de la perdición y muerte, entendiéndolo sencillamente, es decir, que ni los muertos conocen la sabiduría; que como hizo mención de los que vivían, juntó con ellos luego los muertos, para negarlo de todos y decir que ni los unos ni los otros tienen de ella noticia. Porque decir en nuestros oídos oímos su fama, es negar la vista de ojos, y es decir de los muertos lo mismo que decía de los vivos, esto es, que estaba ascondida a sus ojos. En lo cual comprende todo lo que es naturaleza en nosotros y todas nuestras fuerzas y ingenio y afirma que por sí mismos nunca pueden conseguir este bien. Y ansí, concluyendo, añade:

23. Dios entiende su carrera, y Él conoce su lugar. Como diciendo que Dios sólo sabe su morada y conoce el camino que guía a ella, que es decir por rodeo que solamente Dios es el sabio y la fuente del saber y el maestro de la sabiduría verdadera.

Lo cual prueba lo primero, porque:

24. Él mira hasta fines de tierra, y debajo todos los cielos ve. Porque dice Él lo ve y penetra todo; que la causa del poco saber nuestro es la estrechura de nuestro ingenio y la corta vista que tenemos, y el no poder abrazar juntamente ni comprender la orden que entre sí tienen las causas, ni la eficacia suya toda en respecto de sus efectos. Mas Dios es perfectamente sabio porque juntamente lo alcanza todo y lo ve, ansí las causas como la orden y fuerza de ellas, con todas sus correspondencias y diferencias. Que eso es ver hasta los fines de la tierra y mirar debajo de todos los cielos, conocer con noticia clara lo alto y lo bajo y penetrar universalmente por todo. Y ésta es la probanza primera.

La segunda es que:

25. Cuando dio peso a los vientos, y pesar con medida a las aguas;

26. Cuando hizo ley a la lluvia, y camino al relampaguear de los truenos;

27. Entonces la vio, y la refirió; aparejóla, y trújola a luz. Porque criando las cosas Dios y ordenándolas en la forma que vemos, probó clarísimamente la grandeza incomparable de su sabiduría y demostró ser sabio a la clara. Entonces la vio y relató y la trajo a luz, porque allí la descubrió y hizo que en él la viésemos todos.

Cuando dio, dice, peso a los vientos y medida a las aguas, esto es, puso en su lugar cada cosa y le dio su orden y medida cierta. Y dice de la lluvia y del relámpago y trueno, entendiendo por esta obra todas las obras, y mentando ésta solamente por las muchas maravillas de naturaleza que encierra en sí ella sola. Pues entonces la vio, porque nos hizo verla en él, y la refirió, porque nos dio licción de ella a nosotros.

Y la licción es lo siguiente:

28. Y dijo al hombre: Ves; temor de Dios, ésa es sabiduría, y el esquivar lo malo saber. Porque en el ser que dio a las criaturas y en la manera como las ordenó y en la ley que les puso, nos enseñó que nuestro bien y saber verdadero consiste en reconocer su ley y en cumplirla. Que si crió a todas las demás cosas con orden, y si las compuso entre sí con admirable armonía, no dejó al hombre sin concierto, ni quiso que viviese sin ley ni que hiciese disonancia en su música. Y si a todo para su bien le es necesario que conserve el lugar en que le puso Dios y guarde su puesto y responda debidamente a su oficio, y si en saliendo de orden perece, notificado y sabido queda que, en la guarda de las leyes que le son dadas, se contiene la bienandanza del hombre; y si en esta observancia está puesto su bien, estará forzosamente colocado su verdadero saber en el conocimiento que trae a ejecución estas leyes.

Pues entonces, esto es, en esa misma creación y composición de las cosas, dijo con las obras mismas, como con voz poderosa: Entonces, cuando dio peso al aire y puso al agua en medida y determinó su razón y tiempo a la lluvia y tronido (que con particular advertencia no dice, cuando crió las aguas y produjo los vientos y dio ser a los truenos, sino dice, cuando les dio peso y ley y medida, para en esta ley abrir los ojos al hombre para el conocimiento y prueba de lo que luego le dice), pues en este concierto universal, cuando Dios le compuso, como en espejo clarísimo, demostró al hombre con el dedo Dios, y le dijo: Ves, esto es, aquí puedes bien claramente entender que tu bien es guardar mi ley y tu saber conocerla; aquí conocerás que tienes ley cual los otros; aquí verás que por medio de ella, como las demás criaturas, consuenas con todas las partes del mundo; aquí entenderás que, si la quebrantas, disuenas de ellas y las contradices y las conviertes en tus enemigas; de aquí está clara la causa de tu perdición y salud, pues es necesario carecer del favor de todas, quien con todas se desordena, y perder la ganancia quien desata la compañía. Ésta es tu escuela; aquí está tu enseñanza, tu saber y tu doctrina; es hacer y conocer sólo esto. Y como a las demás criaturas les imprimí en su ser la ley que siguen, ansí te di sentido a ti para que comprendas mis mandamientos; y como las demás siguen su intento, ansí tu sentido es para emplearlo en mi ley; y como en ellas todo su oficio y ejercicio es aquel seguimiento, ansí en este empleo consiste todo tu saber y tu vida. Tu sabiduría, pues, es saber guardar tu ley; y tu ley es que huyas de lo malo y me temas, esto es, me sirvas y no me ofendas; cumplas lo que mando y no hagas lo que vedo. Ansí lo conozcas siempre y lo pongas en ejecución de contino.