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120

Jara, «flecha», término ya explicado en la Fábula de Vertumno y Pomona, nota 41.



 

121

Tomando del..., posiblemente todavía con sentido partitivo, como es usual en francés.



 

122

Declinan jurisdición, en el sentido de que «dejan de actuar» como lo hacían habitualmente, no mandan en el individuo, refiriéndose tanto a la inteligencia o razón, que se ofusca, como al corazón, que siente temor.



 

123

Del arte, «de tal manera».



 

124

De rienda, «lleva la delantera», como el que lleva la rienda de una cabalgadura.



 

125

Dilatallo, «dilatarlo», mediante asimilación fonética, fenómeno ya señalado, y que se repite en mudallo, quizás influido por las necesidades de la rima, aunque no ocurre así en el verso final de esta estrofa: alzallo. Al respecto escribe Juan de Valdés, Diálogo de la lengua, op. cit., pp. 99-100: «Marcio. En los verbos compuestos con pronombres, hay muchos que convierten una r en l, y por lo que vos decís decirlo y hacerlo, ellos dicen decillo y hacello. Decidnos acerca desto lo que os parece. Valdés. Lo uno y lo otro se pueden decir; yo guardo siempre la r porque me contenta más. Es bien verdad que en metro está bien el convertir la r en l por causa de la consonante» (grafía actualizada). Valdés añade un ejemplo de poema que ofrece la rima ella/ponella.



 

126

Doce puntas; es éste un aspecto cinegético relativo a la edad de los ciervos que puede saberse por las puntas que tengan en la cornamenta, que se discute en los Diálogos de la montería, trayendo a colación precisamente este ejemplo de la fábula: «SOLINO. [...] Por vuestra vida, señor Montano, que me digáis, si lo habéis advertido, cuántos años vive un ciervo, y si muda siempre todo el tiempo que vive los cuernos, y si no siempre, cuántos años.

SILVANO.-  La edad de los ciervos no la puede saber de experiencia el señor Montano, porque cuando menos, se lee que vive trescientos años o más, como se ve en aquel epigrama de Ausonio Galo, que está puesto en título de Virgilio al fin de sus obras contando la vida de los animales; y los cuernos no los desechan siempre, sino los seis años primeros, como dice Aristóteles, y cada vez que tornan a cobrallos les nace una punta más, de suerte que hasta los seis años por el cuerno se les puede juzgar la edad que tienen y vienen a tener cada uno con sus puntas, y no pasan de aquí según este autor, y lo mismo que sintió el que compuso la fábula de Acteón, pues tratando de su conversión en ciervo, dice:





«Los ojos abrió mayores
y más largo tendió el cuello,  1060
percibió más los olores,
mudó en pelo el tierno vello
teñido de dos colores.

Las orejas se extendieron,
las carnes se endurecieron,  1065
y adornaron su cabeza
dos cuernos, que pieza a pieza
sus doce puntas tuvieron».


MONTANO.-  Muy bien me paresce esa opinión; mas yo os sabré afirmar que he visto ciervo de siete y ocho puntas y más, y así no tengo por cierta esa regla porque entiendo que pudo tener entre los dos cuernos Acteón diez y seis y diez y ocho.

SOLINO.-  Dejad vuestras opiniones aparte, que son de poca importancia, y considerad otras delicadezas que hay en esa copla.

SILVANO.-  No son esas consideraciones para este lugar [...], [Luis Barahona de Soto], Diálogos de la montería. Manuscrito inédito de la Academia de la Historia, ed., Francisco R. de Huagón, op. cit., pp. 83-84.





 

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Sobra, en el sentido de «supera». Con el mismo significado se encuentra en la Égloga I de Garcilaso: «antes que me consuma / faltando a ti, que a todo el mundo sobras» Garcilaso de la Vega, Poesías castellanas completas, ed. Elías L. Rivers, op. cit., p. 120.



 

128

Niervo, por «nervio» metátesis frecuente en un contexto lingüístico de tendencia dialectal, en la actualidad considerado un vulgarismo. Se suele incluir entre los términos específicos del andaluz, cfr. Antonio Alcalá Venceslada, Vocabulario andaluz, op. cit., p. 426.



 

129

...discreta, nótese la construcción retórica del quiasmo.



 
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