Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

101

Véase la Nota III.

 

102

Véase la Nota II.

 

103

Se va extendiendo bastante la práctica de variar la terminación de dueño para cada sexo: práctica no desconocida en el siglo clásico de la lengua, como lo prueba el equívoco en estos versos de Tirso de Molina:


   «¿Queréisme vos declarar
Quién sois? -No os ha de importar;
Una dueña de esta casa.
-Dueña, porque la señora
Sois de la casa. -Eso no».



La expresión usual mi dueño, dueño mío, que se dirige igualmente a hombres y mujeres, prueba que aún en el día se suele usar este sustantivo como epiceno.

 

104

Se pudiera también decir no tienen nada de grandiosos. En este caso no se sustantivaría el adjetivo, sino se emplearía como predicado de edificios. Véase lo que se dice más adelante sobre la preposición46).

 

105

El predicado que sirve de término puede explicarse muchas veces por la elipsis del infinitivo ser: se jacta de ser valiente; presume de ser hermosa; la providencia, sobre ser injusta, era inútil. Pero desde que la elipsis se hace genial de la lengua, y preferible a la expresión completa, las palabras entre las cuales media contraen un vínculo natural y directo entre sí. La palabra tácita que las acercó y ligó, no se presenta ya al espíritu; no existe tácitamente; deja de haber elipsis. La elipsis pertenece entonces a los antecedentes históricos de la lengua, no a su estado actual. Además, la elipsis de ser no es admisible en muchos casos. Nadie diría: lo hizo de ser agradecido, les daban el título de ser sabios; los tenían por ser inteligentes.

 

106

Míranse comúnmente como conjunciones palabras a que no es adaptable este nombre, y que realmente son verdaderos adverbios, como se verá más adelante. Los gramáticos, en la clasificación de las palabras, no han tenido principios fijos.

 

107

No parezca extraño el que digamos que los adjetivos significan objetos, porque así es verdaderamente, puesto que significan clases de objetos que se asemejan bajo algún respecto, a la manera que lo hacen los sustantivos genéricos. Si el ser adjetivo un nombre consistiese, como se dice, en significar cualidad, adjetivos serían verdor, redondez, cualidad; adjetivos serían pastor, artesano.

 

108

Ésta es una concesión que todavía hacemos al uso, o por mejor decir, a un abuso que no puede justificarse. Para escribir capaces, raíces, cruces, no es suficiente excusa la generalidad de esa práctica, una vez que la Academia misma no se paró en esta consideración al sustituir en infinidad de vocablos la c a la q, y la j a la x, escribiendo, por ejemplo, elocuencia, ejército, donde antes todos eloqüencia, exército. Ni se hable de antigüedad, pues antes del siglo XVIII se escribía frecuentemente capaces, luzes, felizes. Ni se apele a la etimología, que es más bien una razón a favor de la z; luzes nace inmediatamente de luz; y no parece razonable preferir la derivación remota que pocos conocen, a la derivación inmediata, que está a la vista de todos.

 

109

Es notable la práctica, autorizada por algunos escritores modernos, entre ellos Clemencín, de hacer en ses el plural de los sustantivos en sis, sacados de la lengua griega: metamorfosis, metamorfoses; tesis, teses.

 

110

Lope de Vega.