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321

Véase lo que decimos respecto de la fecha que lleva nuestro número 402, página 137 del tomo II (La Imprenta en México.-N. del E.).

 

322

García Icazbalceta, Obras, t. IV, p. 65. Este autor asegura allí mismo que Calderón falleció en 1639. La Carta del P. Bonifaz (n. 516) y las Constituciones de la Provincia del Santo Evangelio (n. 518); el Sermón de Peralta Castañeda (n. 529) y la Oración fúnebre de Rodríguez de León, libros todos impresos por Calderón en 1640, indican, sin lugar a duda, que aún vivía en ese entonces.

 

323

Sentimos no disponer de una copia fotográfica de las portadas de nuestros números 492 ó 499, números en que figura el nombre de Quiñones como propietario de imprenta. (La Imprenta en México, tomo II.-N. del E.).

 

324

El privilegio para la impresión se notificó pocos días después en Puebla a Inés Vásquez, viuda de Juan de Borja Gandía, a Juan de Borja Infante, su hijo, y a Diego de Molina, que eran estos últimos los dos únicos libreros que había entonces en aquella ciudad. Constan estos hechos de documentos que consultamos en el Archivo de Indias.

 

325

Así resulta de las notificaciones hechas en ese año a los impresores de México, a que hemos aludido ya.

 

326

García Icazbalceta asegura que el título de impresor del Santo Oficio fue dado a Antonio Calderón en 1649. Obras, t. IV, p. 66.

 

327

Los Concentos fúnebres de Diego de Ribera (n. 1324), impresos por la Viuda tienen sus preliminares datados en principios de agosto; pero en otros libros de ese mismo año (ns. 1319 y 1329), que carecen de preliminares fechados, se advierte que salieron de casa de los Herederos de la Viuda.

 

328

Es casi seguro que Robledo trabajaba a la vez en México, como que hay varias obras impresas por él en aquella ciudad durante los años 1642-1643, tiempo que duró la impresión de la Historia real sagrada.

 

329

Véase un facsímil de la portada de esta obra y su descripción en las páginas 5-6 de nuestra Imprenta en Puebla.

 

330

En 1689 era, además, prefecto de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri. En ese año editó la Declaración del Cardenal Ursuni, descrita bajo nuestro n. 1460. (V. tomo III La imprenta en México.-N. del E.).