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Capítulo XVII

Don Guillelmo obispo de Segovia. -Reyes de Castilla don Sancho Deseado y don Alonso Noble. -Sus tutorías y asistencia en Segovia. -Donaciones a su obispo y ciudad. -Concilio provincial celebrado en Segovia. Don Gonzalo primero, obispo de Segovia. -Fundación del convento Premonstratense de los Huertos.

     I. Dejó el emperador don Alonso divididos sus reinos, como dijimos, a sus dos hijos: a don Sancho el mayor, nombrado Deseado, o por su tardo nacimiento o por su muerte temprana, los reinos de Castilla y Toledo; a don Fernando los de León y Galicia. El cual, dando crédito fácil a malsines, dio ocasión al refrán: Ya murió el rey don Fernando, que se pagaba de parleros; y obligó a muchos ricos hombres de León a recogerse al favor y prudencia de don Sancho, que partiendo a León y prevenido del hermano en Sahagún, le advirtió: que el mayor descrédito de los reyes era el crédito fácil: esperase la verdad de su propio cuidado, y no de lenguas de malsines, con que reinaría seguro, amado y temido.

     Orgullosos los moros con la muerte del emperador, amenazaron a Calatrava con tantas prevenciones y aparatos de guerra, que la desampararon los templarios, y no habiendo quien osase defenderla, la pidió al rey don fray Ramón, abad de Fitero en Castilla, no en Navarra; el cual, ayudado de fray Diego Velázquez, monje suyo, que antes había sido soldado, la fortaleció y defendió; dando principio a la religiosa milicia de Calatrava.

     II. Perdida la noticia de nuestro obispo don Vicente desde el año mil y ciento y cincuenta y cinco, hallamos que año mil y ciento y cincuenta y ocho, el rey don Sancho, estando en nuestra ciudad, en trece de julio dio a don Guillelmo, obispo nuestro, y a su Iglesia la villa de Navares (nombrada hoy de las Cuevas) distante de nuestra ciudad doce leguas al norte, como consta de la donación que original permanece en el archivo obispal y dice así:

     In nomine Sanctae, et individuae Trinitatis, quae a fidelibus in veritate colitur, et adoratur, ad regalis gloriae culmen pertinere videtur, ut quod liberaliter datur, scripto eius, et auctoritate roboretur. Unde ego Sancius Hispaniarum Rex, Imperatoris Adefonsi filius, do, et scripto confirmo Ecclesiae Sanctae Mariae de Secovia, et vobis Domno Willielmo, eiusdern Ecclesiae Episcopo, omnibusque vestris successoribus villam illam de Navares cum villanis suis, cum pratis, et rivis, cum exitibus, et gressibus, et egressibus suis, cum foris suis, et cum omnibus pertinentijs suis, iure haereditario in perpetuum possidendam. Si quis, etc. Facta carta in Secovia tertio Idus Julij in Era M.C.XXXXVI anno quo Dominus Adefonsus famosissimus Hispaniarum Imperator abijt. Raimundo Comite Barchinonae, et Sancio Rege Navarrae existentibus vassallis Domini Regis.

     Ego Rex Sancius hanc cartam, quam, fieri iussi meo propio robore confirmo. -Comes Almanricus conf. -Comes Lupus Signifer Regis conf. -Comes Vela de Navarra conf. -Gutter Ferrandez, Potestas in Castella conf. -Gomez Gonzalviz Maiordomus Regis conf. -Garcia Garciaz de Aza conf. -Gonzalvus de Marañon conf. -Ioannes Toletanus Archieps, et Hispaniae Primas, conf. -Raimundus Palentinus Eps conf. -Petrus Burgensis Eps conf. -Celebrunus Seguntinus Eps conf. -Ioannes Oxomensis Eps conf. -Rodericus Naxarensis Eps conf. -Enegus Avilensis Eps conf. -Ordonius Prior Hospitalis, et maior Capellanus Regis conf. -Martinus Domini Regis Notarius Bernardo Palentino Archidiacono existente Chancellario scripsit.

     Ignoramos la ocasión de esta nueva forma de confirmar los ricos hombres antes que los prelados, contra la forma acostumbrada y justa. Trasladamos fielmente el original. Esta villa poseyeron nuestros obispos hasta que los reyes la vendieron.

     III. Este mismo día confirmó el rey la donación de Alcazarén, que la infanta doña Sancha su tía hizo a nuestro obispo y Cabildo, como escribimos año mil y ciento y cuarenta. Y último de agosto dicen nuestras historias que murió el rey en Toledo, en cuya iglesia catedral fue sepultado, junto al emperador, su padre. Sucediendo en los reinos de Castilla y Toledo su hijo don Alonso, de tres años menos dos meses y once días. Y porque de solo este rey, famoso en los siglos, no hay hasta ahora historia particular, alargaremos la pluma en sus noticias, agradeciendo en parte los favores que hizo a nuestra ciudad, cumpliendo con el intento de epilogar las historias de Castilla. Quedó, por testamento de su padre, en tutela y guarda de don Gutierre Fernández de Castro, tan venerable y anciano que había también criado al mismo rey don Sancho, que ahora muriendo dejó ordenado que todos conservasen sus pueblos y tenencias, hasta que el niño rey entrase en quince años: división que causó muchas discordias, porque la familia de Lara, don Manrique, don Alvaro y don Nuño, hijos del conde don Pedro de Lara y doña Aba, su mujer, que de primer matrimonio con el conde don García de Cabra tenía también a don García de Aza, sentían que rey y reino entrasen en poder de don Gutierre de Castro, que, aunque no tenía hijos, tenía cuatro sobrinos: don Fernando, don Alvaro, don Pedro y don Gutierre, hijos de don Rodrigo de Castro, su hermano menor. Así, la ambición obraba igual en personas y poder, la intención parecía diversa, porque don Gutierre de Castro, deseoso de la paz común, cedió la crianza del niño en don García de Aza, que, inhábil para tanto cuidado, le traspasó a don Manrique, famoso por sus hazañas y valimiento del emperador. Murió en estos días don Gutierre, y don Manrique, como tutor ya del rey, pidió a los sobrinos del difunto le entregasen los castillos y tenencias reales. Ellos respondían los habían de mantener hasta los quince años de don Alonso, conforme al testamento de don Sancho, su padre. Los Laras, no pudiendo ejecutar su furor por armas, desenterraron el cadáver de don Gutierre, que yacía en San Cristóbal de Eneas, y le retaron de traidor; sacrílego embeleco, que escandalizó al reino, y, condenado por los jueces, fueron restituidos aquellos venerables huesos al sagrado de su sepulcro.

     IV. A tantas calamidades sobrevino que el rey de León don Fernando, sentido de no haber sido nombrado tutor de rey y reino, con ejército numeroso de leoneses y gallegos, entraba por Castilla, cargando en los estados del conde don Manrique y sus hermanos, que, por escudar su daño, prometieron con homenaje entregar al leonés rey y reino para que los criase y gobernase hasta los quince años. Con esta concordia, partieron a Soria, donde el niño se guardaba. Al tiempo de la entrega entretuvieron al leonés, con que el niño sosegaba. En tanto, aquel célebre castellano Pedro Núñez de Fuente Almexir, siendo éste su verdadero nombre, como dejamos advertido en la confirmación de un privilegio nuestro, año mil y ciento y cuarenta y uno, cogiendo el niño en un caballo, a toda priesa partió a San Esteban de Gormaz, de cuyo castillo era alcaide. El rey de León, sabido el engaño, se enfureció sobre manera. La ciudad de Soria se llenó de alboroto, y los Laras, con pretesto de buscar al niño para entregarle, en cumplimiento de su promesa, partieron a San Esteban, de donde don Nuño le pasó a Atienza, y retados por el leonés dé traidores, respondieron: Que el vasallo no puede ser traidor en anteponer la lealtad y servicio de su rey y patria a todas promesas y obligaciones humanas, con que todo se llenó de guerra y sangre.

     V. Fue traido el rey a nuestra ciudad, donde la última semana de marzo, como dice la data, año mil y ciento y sesenta y uno, concedió a nuestra Iglesia y obispo don Guillelmo el privilegio siguiente, que autorizado en muchas copias se guarda en el archivo Catedral.

     In Dei nomine. Ego Adefonsus Dei gratia Rex, dono Ecclesiae Sancta Mariae Secoviensi, et tibi Domino Willielmo eiusdem Ecclesiae Episcopo, et succesoribus tuis, quartam partem omnium reditum Secoviensis civitatis intus, et extra, tam haereditativum quam omnium illorum, quae habeo, vel habiturus sum, pro Dei amore, et pro animabus parentorum meorum, et pro concambio de Calatalifa, quam dono Secoviensi Concilio. Dono inquam tibi, et successoribus tuis quartam partem sicut praedictum est, in pratis, in sernis, in vineis, in hortis, in moneta, in tendis, in homicidijs, in tanarijs, en carnacarijs, in molendinis, in quintis, in calumnijs, et in omnibus reditibus meis, iure haereditario possidendas in perpetuum. Super illas quae de donativis avi, et Patris mei tu, et praedecessores tui possedisse cognoscuntur. Hos vero reditus dono Episcopo, et Canonicis tali modo quod per manum Vicarij sui, quem constituerint, quiete, et libere, et accipiat, et ad velle suum rebus, et reditibus suis disponat. Si quis vero, etc. Facta carta in Secovia in ultima hebdomada Martij, Era M.C.LXXXXVIIII, regnante Adefonsus in Toleto, et in Castella, et in Extrematura, et Naxara. Ego Rex Adefonsus hanc cartam, quam iussi fieri confirmo, et corroboro.

     Ioannes Toletanus Archieps conf. -Celebrunus Seguntinus Eps conf. -Sancius Avilensis Eps conf. -Petrus Burgensis Eps conf. -Nunius Petriz conf. -Gomecius Garciae conf. -Domnus Boiso conf. -Raimundus Palentinus Eps conf. -Ioannes Oxomensis Eps conf. -Rodericus Naxarensi Eps conf. -Almarricus Comes et Nutritus Regis cum uxore sua Ermesenda, et filiis suis Petro, et Aimerico conf. -Fortunius Lupi de Soria conf. -Petrus de Castello Ajolij conf. -Gutterrius Petri de Rinoso conf. -Rodericus Carnerij, Maiordomus Curiae Comitis conf. -Lupo Comes conf. -Rodericus Comes conf. -Gomecius Gonzalvi conf. -Petrus Garciae, Maiordomus Curiae Regis conf. -Rodericus Gonzalvi Alferiz Regis conf. -Didacus Ferrandi conf. -Ordonius Sebastiani Alferiz Comitis conf. -Gutterrius Ferrandi conf. -Odo Comes Almeriae conf. -Alvaro Petriz conf. -Sancius Didaci conf. -Petrus Simenij conf. -Petrus Pardo de Farija conf. -Raimundus scripsit hanc cartam iussu Regis, et Comitis.

     VI. Hay en este privilegio muchas noticias importantes a la historia general de Castilla y a la particular de nuestra ciudad, a la cual dio el rey el castillo y pueblo de Calatalifa, que, como dijimos año mil y ciento y treinta y seis, pobló nuestro obispo, al cual dio el rey en recompensa la cuarta parte de sus rentas reales de Segovia (sobre la décima que le había dado su abuelo), hasta de la moneda que en ella se labrase, dádiva verdaderamente real. Consta que todos los prelados y muchos ricos hombres de Castilla y los otros reinos acompañaban la persona y corte del rey, que, según parece, estaba en nuestra ciudad; y dice que reinaba en Toledo, Castilla, Estremadura y Naxara. De donde se comprueba cuán distintas provincias eran Castilla y nuestra Extrema ura, también consta que el conde don Manrique era, sin contienda, tutor del rey, con tanta autoridad que entre los ricos hombres confirman su mayordomo y alférez, noticia bien singular. Que Almería se conservaba, pues Odón confirma con título de su conde. Los confirmadores van sacados con toda puntualidad, por la singularidad de sus puestos y títulos. Poseían nuestros obispos la villa de Girenduch, cerca de Toledo (así la nombra el instrumento, aunque hoy ignoramos su sitio y nombre). Sus vecinos sentían el dominio eclesiástico y distante. Nuestro obispo don Guillelmo, deseoso de la paz, estando en la misma villa en febrero de este año, se concordó con ellos, partiendo igualmente términos y heredades; quedando la mitad con la fortaleza el obispo, y lo restante a los vecinos, con privilegio de ser juzgados por fuero y jueces de Toledo, sin que se pudiese nombrar juez segoviano por el obispo. El cual, considerando que la tesorería o sacristía, dignidad de su Iglesia, tenía tan poca renta para los muchos encargos y ministros que entonces nombraba y pagaba, altareros, sacristanes, campaneros y barrenderos, que aun no había quien la quisiese, la anejó los préstamos de Santa María de Pedraza y San Quirce o Quílez de Segovia y el diezmo de algunas heredades obispales, nombrando tesorero a Raimundo, su capellán, en treinta de mayo de este año, como consta del nombramiento que original permanece en el archivo Catedral.      VII. Nuestras historias dicen que el rey fue llevado a Ávila, que le guardó y defendió con lealtad muy digna de memoria. Su tío el rey de León ocupó la mayor parte de Castilla y en nueve de agosto del año siguiente mil y ciento y sesenta y dos entró en Toledo.

     El pontífice Alejandro tercero celebró concilio general en Turs, en el cual se halló, con otros prelados españoles, don Juan arzobispo de Toledo. Y habiendo vuelto a España, convocó concilio, provincial en nuestra ciudad, patria suya, y cuyo obispo había sido: todo esto pudo moverle, y acaso el ser más segura en tiempo tan revuelto. Celebrose domingo primero de Cuaresma del año mil y ciento y sesenta y seis, concurriendo los obispos sufragáneos y muchos abades. No hemos podido hallar los actos de este concilio; pero consta su celebración de un instrumento original de pergamino y letra de aquel tiempo, que permanece en el archico Catedral. Porque habiendo el papa Alejandro tercero cometido a los obispos de Burgos y Zamora el pleito antiguo de nuestros obispos sobre la jurisdicción de Peñafiel y Portillo, y habiendo los jueces procurado concordar a los litigantes en Sahagún, Toro y Roa, y no habiendo podido, pidió nuestro obispo don Guillelmo a don Pedro, obispo de Burgos, el cual había concurrido al concilio como sufragáneo entonces de Toledo, mandase como juez apostólico que Raimundo, obispo de Palencia, concurrente también al concilio, le pagase una pena de mil ducados, que nombra Aéreos, por haber quebrantado una concordia, asentada en Toro. No quiso el obispo de Burgos determinar sin su compañero, y juntos después determinaron remitir el pleito al papa, para que le difiniese; intimando a las partes que pareciesen en Roma para el día de Pascua del año siguiente mil y cierto y sesenta y siete. Todo esto refiere el instrumento citado, de donde sacamos noticia de este concilio y continuación de este pleito, que duró muchos años.

     VIII. Las historias de Castilla andan tan faltas en estos tiempos, por defecto del arzobispo don Rodrigo, y afecto del obispo de Tuy don Lucas, que ambos escribieron sesenta años después, que es obligación llenar sus vacíos con las noticias que la diligencia ha descubierto en archivos y papeles antiguos.

     Escribe don Rodrigo, y en su autoridad muchos de los escritores siguientes, que nuestro rey don Alonso cobró a Toledo, la cual había ocupado doce años el rey don Fernando de León: y consta que este año mil y ciento y sesenta y seis, por el mes de agosto, cuando no había más que ocho años que el rey don Sancho había fallecido, don Alonso, su hijo y nuestro rey, estaba en Maqueda, donde hizo donación a nuestra ciudad del castillo y villa de Olmos, cuyas ruinas permanecen hoy en la ribera del río Guadarrama, siete leguas al mediodía de Madrid. Ponemos la donación por muchas noticias que en ella permanecen, cuyo original se guarda en el archivo de nuestra Ciudad .

     In nomine Domini nostri Iesu Christi. Ego Aldefonsus, Dei gratia, Rex Castellae, et Extrematurae iure haereditario in perpetuum do vobis Concilio de Secovia unum castellum quod vocatur Olmos cum terris, et vineis, cum pratis, et pascuis, cum molendinis, et piscarijs cultis, et incultis, cum ingressibus et regressibus, ut habeatis et possideatis: Et faciatis de illo castello quidquid vobis placuerit, donando, vendendo, subpignorando, vel concambiando. Et hoc facio propter illud servitium, quod mihi fecistis, et facitis, et in antea feceritis, et pro tali convenientia quod mihi serviatis duos menses, ubi mihi placuerit, sex septimanas in uno loco, et quindecim dies in alio loco. Et habeatis illud Castellum cum suis terminis populatis, vel non populatis, quomodo vobis placuerit. Hoc meum factum semper sit firmum. Si quis vero etc. Facta carta in Maqueda in mense Augusti, Era M.CC.IIII. Regnante me Rege Aldefonso in Castella, in Extrematura, et in Naxara, et in Asturiis, et citra serram excepto Toleto. Et ego Rex Aldefonsus hanc cartam, quam fieri iussi, manu mea roboro et confirmo.

     Rueda del privilegio. = Signum Regis Aldefonsi.

                Petrus Garsiae Maiordomus Curiae Regis conf.
Rodericus Gonzalviz Alferiz Regis conf
Ioannes Dei gratia Taletanae Sedis Archieps.

licet indignus, Hispaniae Primas dictus

conf.
Sancius Avilensis Eps conf.
Cerebrunus Seguntinus Eps conf.
Petrus Burgensis Eps conf
Raimundus Palentinus Eps conf
Rodericus Calagurritanus Eps conf.
Willielmus Secoviensis Eps conf
Comes Nunius conf.
Comes Lupus conf.
Alvarus Petri conf.
Gomez Gonzalviz conf.
Gonzalvus Roiz conf.
Petrus Almalrici conf.
Gomez Garsiae conf.
Alvarus Roiz de Guzman conf.
Martinus Ferrandez conf.
Rodericus Rodriguez conf.
Garsias Garsiae de Castello Sarracin conf.
Gonzalvus Portoles conf.
Rodericus Martinez conf.

Hoc fuit factum in praesentia de Concilio de Ávila, et de Concilio de Maqueda, qui erant mecum in Maqueda, Raimundus Noiarius Regis scripsit hanc cartam.

     IX. Por ser el primer privilegio rodado que ponemos en nuestra historia, advertimos al lector que no lo supiere, que privilegio rodado es aquel en el cual, conforme a la ley 2, título 18 de la Partida tercera: deuen fazer la rueda de signo; e escrivir en medio el nombre del rey quel da: e en el cerco mayor de la rueda deven escrivir el nombre del Alferez, e del moyordomo, como le confirman: e de la una parte, e de la otra deven escrivir los nombres de los obispos, e de los ricos homes de los reinos, etc. Y de esta rueda se nombran Rodados, y son de gran autoridad. Quería el rey cobrar a Toledo, que detenía don Fernán Ruiz de Castro, enemigo de los Laras, con pretexto de que el rey no había llegado a la edad en que su padre había ordenado se le entregasen las tenencias. En esta guerra le servían nuestros ciudadanos; y le habían hecho algún servicio grande en cuyo galardón les dio el castillo y villa de Olmos, con asiento de que le habían de servir otros dos meses, seis semanas en un lugar y quince días en otro, a voluntad del rey, como expresa en la donación; indicio de cómo procedían aquellos reyes con sus vasallos. Toledo estaba revuelto, y don Esteban Illan, ilustre toledano, entró de secreto al rey en su casa y torre de San Román, donde enarboló estandartes. A cuya vista los ciudadanos se unieron a la obediencia real, huyendo don Fernando Ruiz de Castro. Murió en estos días, en la misma ciudad, su arzobispo don Juan, ilustre segoviano nuestro: fue sepultado, según dicen en el sagrario de aquella iglesia, que había gobernado diez y seis años con ejemplar valor.

     X. Entre los segovianos que servían en estas revueltas y guerras, se señalaba don Gutierre Miguel, a quien el rey, en premio de sus servicios, en diez y ocho de otubre, estando en Toledo, hizo la donación siguiente, que original permanece en el archivo Catedral.

     In nomine Domini nostri Iesu Christi amen. Ego Adefonsus Dei gratia Rex Toleti, dono vobis Gutterrio Michaelis, et uxori vestrae Enderaso, et filijs, et filiabus vestris iure haereditario in perpetuum duas iugadas boum, per Anno Vez, in serna illa, quam habeo in Secovia, quae vocatur de Spiritu, etc. Facta carta in Toleto XV. kalend. Novembris, Era M.CC.IIII. Regnante me Rege Aldefonso in Toleto, et in Castella, et in Extrematura, et in Naxara, et in Asturijs.

     Confirman los mismos prelados que en el antecedente: falta el arzobispo de Toledo y algunos ricos hombres. La donación es de una serna o heredad de dos yugadas por Año vez, que aun entonces se hablaba así, en Espirdo, que entonces se nombraba Río de Espíritu, como dejamos advertido.

     Merece advertencia que al principio se intitula rey de Toledo sólo, y al fin de Toledo, Castilla, Extremadura, Naxara y Asturias. Y que aunque para once años le faltaban veinte y tres días, no tenía tutor, pues no se nombra en los confirmadores, como se nombrara si le tuviera. Don Fernando Ruiz de Castro huyó a Huete, donde apretado se dio a partido: y sujetado el castillo de Zurita, volvió el rey a celebrar Cortes en Toledo, año mil y ciento y sesenta y nueve. Y pasando a Burgos, en veinte de febrero de mil y ciento y setenta años, confirmó a nuestro obispo don Guillelmo la donación que la infanta doña Sancha, hermana de su abuelo el emperador, hizo a nuestros obispos de la villa de Alcazarén, como escribimos año mil y ciento y cuarenta. Confirman don Cerebruno arzobispo de Toledo, don Pedro obispo de Burgos, don Raimundo de Palencia, don Rodrigo de Calahorra, don Goscelmo de Siguenza, don Juan de Osma, don Sancho de Avila y muchos ricos hombres.

     XI.-En entrando el rey en quince años, todos los castellanos le entregaron las tenencias, y se trató que casase con doña Leonor, hija de Enrique segundo, rey de Inglaterra, y su mujer madama Leonor, duquesa de Guiena. Pasó el rey de Burgos a Sahagún, donde vino Alonso, rey de Aragón, y juntos fueron a Zaragoza, acompañándoles muchos obispos, y entre ellos nuestro don Guillelmo, que con don Cerebruno, arzobispo de Toledo, y otros prelados y ricos hombres, fue por orden del rey a Burdeos, donde estaba la infanta con su madre, que la entregó acompañada de Bernardo, arzobispo de Burdeos, y otros prelados y señores, que viniendo a Tarazona, donde los reyes castellano y aragonés esperaban, se celebraron los desposorios en el mes de setiembre, con solemnidad y magnificencia de nuestro rey, que sobre manera se agradó de su esposa. De allí vinieron a Burgos, donde se celebraron las bodas. De Burgos pasaron a Toledo, donde dice la historia general, impresa, del rey don Alonso el Sabio y algunos siguiéndola, que enamorado el rey de una judía, estuvo encerrado con ella siete años; suceso que, de ser verdadero, no le olvidaran el arzobispo don Rodrigo ni don Lucas de Tuy. Y la continuación de sus hechos comprobará cuán diversas ocupaciones traía; pues año mil y ciento y setenta y dos, como refieren Garibay, Mariana y otros, junto con el rey de Aragón, trataba de despojar a Pedro Ruiz de Azagra de la ciudad de Albarracín, que le había dado el rey moro de Murcia.

     XII. Desde que nuestro obispo don Guillelmo acompañó con los demás prelados a la reina, desde Burdeos, como dijimos año mil y ciento y setenta, falta su noticia: sucediendo don Gonzalo, primero de este nombre, que en veinte y nueve de marzo de mil y ciento y setenta y tres años estaba con el rey y otros prelados en Toledo, como refiere Garibay. Este año hizo el rey entrada en Navarra, tan impetuosa, que venciendo a su rey don Sancho llegó hasta Pamplona: así consta de un privilegio original que permanece en nuestro archivo Catedral; porque estando el rey con la reina y corte en nuestra ciudad, en treinta y uno de marzo del año siguiente mil y ciento y setenta y cuatro, Gutierre Miguel y Enderaso, su mujer, le suplicaron confirmase la donación de la heredad de Espirdo que les había dado en su menor edad, como referimos año mil y ciento y sesenta y seis. Confirmóla el rey con la reina doña Leonor, su mujer; y dice la data.

     Facta Carta Secoviae Era M.CC.XII. secundo Kal. April. Anno sequenti, quo serenissimus Rex Aldefonsus Sancium Navarrorum Regem devicit: et Pampilonam, usque pervenit. Et ego Rex Aldefonsus regnans in Castella, et Toleto, in Naxara, et Extrematura, hanc Cartam, quam fieri iussi, manu propria roboro, et confirmo.

Signum, Regis Aldefonsi.

     Rodericus Guttierez, Maiordomus Curiae Regis, conf. -Comes Gundisalvus de Maranone conf. -Cerebrunus Toletanus Archieps, et Hispaniarum Primas, conf. -Gundisalvus Secoviensis Eps conf. -Sancius Avilensis Eps conf. -Ioscelmus Seguntinus Eps conf.

     Comes Nunio conf. -Comes Petrus conf. -Comes Ferrandus conf. -Comes Gundisalvus conf. -Comes Petrus Roderici, filius Comitis conf. -Petrus de Arazuri conf. -Petrus Garsiae conf. -Comes Garsia conf. -Ordonius Garsiae conf. -Gundisalvus Copellinus conf. -Petrus Guttierrez conf. -Tel Petriz conf. -Petrus Regis Notarius, Raimundo existente Chancellario, scripsit.

     Y el año siguiente mil y ciento y setenta y cinco, estando también en nuestra ciudad, en diez y siete de noviembre, hizo donación a don Raimundo, obispo de Palencia, al cual llama tío materno, Avunculo meo, y al Cabildo e iglesia de San Antolín mártir, de la villa de Mojados; la cual seis años adelante dio a nuestro obispo don Gonzalo, como escribiremos año mil y ciento y ochenta y uno.

     XIII. Como los vasallos hacen rey y reino y cuanto aquellos son más valerosos constituyen más valeroso reino, procuró Alonso reforzar el suyo con los soldados que nombraban de Santiago, cuyos pnncipios venían desde que se descubrió el cuerpo del santo apóstol, como escribimos en tiempo de don Alonso Casto: aumentando la devoción y esfuerzos los milagrosos favores de las batallas de Clavijo, Simancas y otras. Dióles los castillos y villas

de Uclés, Oreja, Mora y Ocaña, para que ejerciesen su profesión de pelear por la fe cristiana. Y año mil y ciento y setenta y cinco obtuvieron del papa Alejandro tercero confirmación de religión militar; nombrando por primer maestre (así nombran su superior) a don Pedro Fernández de Fuente-encalada; y por cabeza de sus conventos al de Uclés. Año mil y ciento y setenta y seis, o acaso el siguiente, el papa Alejandro tercero escribió la epístola decretal, que hoy es once en número en el título de Simonía de las Decretales, al arzobispo de Toledo don Cerebruno, y a nuestro obispo don Gonzalo, y al obispo de Sigüenza, nombrado don Ioscelino, o como algunos quieren Ioscelino, para que los tres prelados, yendo Osma como jueces apostólicos, averiguasen si Bernardo, su obispo, había ocupado aquella prelacía con medios simoniacos, como se había denunciado, prometiendo dignidades y prebendas a los que votasen por él, y dineros a los tutores del rey, porque había sucedido en tiempos de sus tutorías, para que consintiesen en la elección. Obedecieron los prelados, y averiguado el hecho conforme a la fama, le depusieron.

     XIV. Visitando nuestro obispo en este viaje el célebre convento de nuestra Señora de la Vid, agradado de la religión de aquellos canónigos reglares de San Norberto, propuso a su abad don Domingo y otros religiosos graves, si querían venir a fundar en Segovia, donde sería bien recibida su asistencia y ejemplo. Respondió el abad, estimando el favor, que haciéndose buen asiento, enviaría religiosos a la fundación. El obispo, luego que volvió a su Iglesia, propuso al Cabildo su deseo y cuán dispuesto dejaba el negocio; y con agrado de todos se comenzaron los tratos, que en breve se efectuaron, viniendo a fundar fray Gualterio Ostene, francés de nación, y primer abad del nuevo convento; escogiendo la iglesia parroquial de Santa María de los Huertos, donde hoy perseveran en lo profundo del valle, junto al río. Como fue el primer convento de religiosos que vio nuestra ciudad, fue grande la opulencia de su fundación. Nuestro obispo don Gonzalo, con la devoción y afecto de fundador, dio tantas prerrogativas de jurisdicción a su abad, que quedó en nuestra ciudad, en proverbio de potestad, el abad de los Huertos: si bien con la poca codicia de los religiosos y menos cuidado de los abades comendatarios, todo se ha disminuido.

     XV. Nuestro rey, impelido de sus bríos juveniles, entró con ejército poderoso en los reinos de sus tíos materno de Navarra y paterno de León, cobrando castillos y pueblos que en su niñez le habían usurpado. Asegurado con esta acción de sus vecinos, volvió las armas contra los moros, cercando a Cuenca, que ganada por don Alonso sexto con valor de nuestros segovianos, como escribimos año mil y ciento y diez, se perdió en breve. Comenzóse el cerco al principio del año mil y ciento y setenta y siete (algunos dicen que el año antes). La fortaleza del sitio y valor de los cercados dificultaban la empresa. Reforzóse el cerco con la venida de don Pedro Ruiz de Azagra, señor de Albarracín, y últimamente con la de don Alonso, rey de Aragón. Sobre tanto concurso de fuerza, sólo consistía la victoria en la continuación. Esta aumentaba los gastos, de modo que obligó al rey a partir a Burgos y, convocando Cortes, pedir tributo a los hidalgos de sus reinos, que, alterados de la novedad, respondieron: No había de pechar con la hacienda quien servía con persona y vida, ventaja de los nobles a los plebeyos: y amenazando resistencia, cesó la proposición. En tanto, Cuenca fue entrada por el mes de septiembre: conquista de gran provecho y reputación, con que en breve se ganaron Alarcón y otros pueblos; y dice la historia general que Cuenca y Alarcón se poblaron de gente de nuestra Extremadura, porque, como dijimos año mil y ciento y diez, los capitanes y gente de Segovia y Ávila quedaron en defensa de su primera conquista; y compruébase esto permaneciendo en aquella ciudad algunos linajes de primera y segunda población, principalmente Caros y Muñoces, originarios de nuestra ciudad, como dejamos advertido. El año siguiente, para ocupar la gente, se repararon los muros de Toledo, maltratados de los continuos acometimientos de los moros, y se pobló Alarcón, frontera entonces de importancia.

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