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Nuestro compatriota don Matías Pizarro, secretario de la comisión enviada a nuestra Exposición por la Exposición permanente de Milán, exhibe, entré muchos otros objetos, una colección de autógrafos del célebre abate Molina, el más notable de los cuales es su Historia natural de Chile.

«Pudo el señor Pizarro obtener estos autógrafos mediante una serie de sacrificios que honran su actividad al mismo tiempo que su amor patrio. Después de muchas y penosas indagaciones logró conseguir los preciosos manuscritos que hoy exhibe y que esperamos y deseamos ardientemente sean adquiridos para nuestra biblioteca.

«El señor Pizarro adquirió este tesoro en el año de 1870, y recordamos que el señor Vicuña Mackenna, a la sazón en Europa, dedicó una correspondencia para El Mercurio sobre los manuscritos de nuestro célebre compatriota.

»El heredero de los manuscritos del abate Molina, fue el caballero Carlos Félix Ferrari, ahijado de nuestro sabio compatriota. Se hallaba este caballero de vice-prefecto de Vaghera [Piamonte] y allá fue a comprarle los autógrafos el señor Pizarro.

»La marquesa María Brivio Castelbarco, esposa del cónsul de Chile en Milán, ayudó poderosamente al señor Pizarro en su patriótica empresa; pero quien lo dio las noticias más exactas, fue el profesor comendador Veggetti, presidente del colegio de filosofía y letras y bibliotecario de la real universidad de Bolonia, sucesor del cardenal Mezofanti (el famoso políglota).

»Como lo hemos dicho ya, deseamos que los autógrafos que el señor Pizarro exhibe, sean adquiridos por nuestro gobierno para la biblioteca. Al abate Molina se le elevó una estatua en nuestra Alameda, justo tributo rendido por la posteridad a sus talentos insignes. ¿Cómo sería posible que ahora nos negásemos a adquirir sus obras autógrafas?» -(Estandarte Católico).

 

542

Zoología, t. I, pág. 7.

 

543

Elogio de J. Ignacio Molina, escrito en lengua latina, pronunciado en la Academia de Bolonia por el señor Antonio Santagata. Traducido al castellano por Pedro Berrios Casamayor, Santiago, 1856 8.º. Este discurso ha sido reproducido en los Anales de la Universidad, junio de 1860.

Por detalles más minuciosos acerca de Molina, pueden verse los trabajos siguientes: F. S. Asta-Baruaga, El Crepúsculo, 1843; Vicuña Mackenna, Páginas de mi discurso durante tres años de viajes, El Ferrocarril, 25 de junio de 1856; Jacinto Chacón, Revista de Sud-América, 1861, t. II, pág. 631.

 

544

Carta autógrafa, existente en la Bib. N. y publicada en los An. de la Un. 1860, pág. 630.

 

545

Carta existente en la B. N. M. S.1.ª serie, t. XXIII, pág. 38.

El año 23 comiendo con el abate el prior del convento de Santo Domingo de Chillan fray Ramón Arce, preguntole si deseaba volver a Chile, y respondió que lo haría gustosísimo si su ancianidad no temiese tanto la navegación del cabo de Hornos. (Aracena, Biografías de sabios chilenos, manuscrito).

Un año antes Sallusti, que vino a Chile con el que después fue Pio IX, comió también con Molina en casa del signor Carlo Vizzardelli, profesor de derecho canónico en Bolonia, (Véase la Storia delli Missioni apostóliche delle stato del Chile. pág. 31, t I).

 

546

Vicuña Mackenna, An. de la uni., 1860, pág. 611.

 

547

Eduardo de la Barra, Parnaso chileno, pág. 4 7.

 

548

Como muestra de estos títulos, insertamos aquí el de fray Sebastián Diez que dice de la manera siguiente:

Yo, don Pedro Luque Moreno, secretario de la real Universidad de san Felipe de esta ciudad de Santiago del reino de Chile certifico, doy fe, y verdadero testimonio en cuanto puedo, y ha lugar en derecho cómo en el Libro de esta real Universidad en que se sientan las partidas de los exámenes y grados que en ella se dan confieren, a fojas ochenta y dos vuelta y a fojas ochenta y tres de dicho libro se halla una partida del tenor siguiente: -En la ciudad de Santiago de Chile en treinta días del mes de Setiembre de mil setecientos y sesenta y tres años, viernes como a las diez y media de la mañana de dicho día, estando en la capilla de esta real Universidad de San Felipe, por ante mí el presente secretario y testigos el señor Doctor don Gregorio de Tapia y Segarra, Maestro escuela de esta santa Iglesia Catedral y cancelario de esta real Universidad, dio y confirió los grados mayores de licenciado y doctor en la facultad de sagrada Teología al padre lector, y bachiller fray Sebastián Díaz del Orden de predicadores, natural de esta dicha ciudad, habiendo precedido la lección de veinte y cuatro horas y examen secreto, en que salió aprobado por todos los examinadores nemine discrepante para los dichos grados, la profesión de la fe el juramento acostumbrado, y el de defender la Purísima Concepción de la Santísima Virgen María, Madre de Dios y señora nuestra según y en la forma que se contiene en las constituciones. A que lo apadrinó el muy reverendo padre maestro y doctor en sagrada Teología fray Ignacio de León Garabito de dicha Orden de predicadores, catedrático de Matemáticas, quién le puso las insignias doctorales según y como está prevenido en dichas constituciones, estando a todo ello presente el señor doctor don Alonso Guzmán, abogado de esta real Audiencia, catedrático de prima de sagrados cánones, y rector de dicha real Universidad, y los doctores don Pedro de Tula Bazán arcediano de dicha Santa Iglesia, comisario del santo oficio de la Inquisición, provisor y vicario general de este Obispado y catedrático de prima de sagrada Teología, don Estanislao de Andia Irarrázaval tesorero de dicha santa Iglesia, Vice-rector y conciliario mayor, don Santiago Ignacio Marín y Azúa abogado de dicha real Audiencia, y catedrático de decreto y conciliario mayor, don Joseph Antonio Aldunate, canónigo doctoral y catedrático de instituto, don Joseph de Ureta, abogado y catedrático interino de prima de leyes por enfermedad del propietario, Maestros fray Blas de Aciendegui y fray Joseph Tulio, comendador de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, fray Joseph de Portuzagasti del de predicadores, don Francisco del Trigo y don Martín de Ortúzar, abogados, don Pedro Bibar, don Estanislao de Recabárren, don Ignacio de Jesús Zambrano, y otras muchas personas eclesiásticas y seculares, y por testigos los ministros de esta real Universidad. Y para que en todo tiempo conste, de mandato de dicho señor Rector, y como que presente fui, lo pongo por diligencia y lo firmo -según que de dicho libro y fojas citadas consta y parece y parece y a que en todo me remito, y para que conste y obre los efectos que hubiere lugar en derecho doy la presente en la ciudad de Santiago de Chile en primero de Octubre de mil setecientos y sesenta y tres años y lo firmo.-

Pedro Luque Moreno y secretario.

 

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Apuntes escritos por el muy reverendo padre maestro fray Francisco Álvarez, 1850, M. S., pág. 23.

 

550

Aracena, Biografías de sabios chilenos.