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71

Acta del quinto concilio limense, tercero de los celebrados por Santo Toribio.

 

72

Id. id. Montalvo, el recopilador de las actas de los concilios celebrados por santo Toribio cree que este obispo murió de la enfermedad que le impidió asistir a la reunión; pero el señor Sanabria gobernó hasta 1614 la iglesia de Tucumán. Veáse Alcedo, artículo Tucumán.

 

73

º Alcedo, Diccionario geográfico, articulo Cuzco. Conviene hacer notar aquí a propósito de las citas del Diccionario de Alcedo, que ha sido traducido al inglés en cinco volúmenes el año de 1812, en Londres, por G. A. Thompon Esq. con el título de The geographical and historical Dictionary of America and the West Indies etc., y esta es la única edición que posea nuestra Bib. Nac.

 

74

º Carta de Lizárraga, publicada en los Orígenes, etc., pág. 549.

 

75

Estas y otras palabras que, sin citar otro origen, copiamos del señor Lizárraga, son tomadas de su carta al rey, fecha 15 de julio de 1600.

 

76

º No solo las crónicas de la orden tienen desmedidos elogios para Lizárraga, pues hasta el mismo jesuita Rosales lo califica de «varón santo, docto y muy celoso del bien de sus ovejas»: Historia general, t. 2.º, pág. 395.

 

77

Tesoros verdaderos de las Indias, tomo I, libro V, cap. 15.

 

78

El señor Lizárraga, contestando desde Concepción a la cédula en que el rey le manda venirse cuanto antes a su obispado, dice que lo había retenido en el Perú la falta de recursos para efectuar su viaje (ya no podía dar por razón el concilio pues se había celebrado); y se queja de que por dos veces los pidió inútilmente al virrey. Añade que sólo cuando éste temió que el prelado se quejara al monarca de su negativa convino en darle quinientos pesos.

Así pagaba el señor Lizárraga los buenos oficios que había recibido del virrey y las alabanzas que éste le había prodigado en sus cartas al monarca. Quizás al leer la real cédula, creyó que don Luis de Velazco se había expresado en términos muy distintos de los que nosotros conocemos.

A los quinientos pesos del virrey unió otros tantos, sacados de su propio peculio, el ilustre arzobispo, a igual cantidad otro amigo del señor Lizárraga. Colección del señor Vicuña Mackenna, tomo Alonso de Rivera, 1604. Carta de 25 de febrero de 1604.

 

79

º Vino con los ciento treinta soldados que trajo don Juan de Añasco, Rosales, t 2.º, pág. 398.

 

80

«Halló desolada la ciudad Imperial, dice Carvallo, Descripción histórico-geográfica, etc., y por auto de 7 de febrero de 1603 expedido en cabildo o capítulo compuesto de su señoría Reverendísima y del licenciado Don Diego López de Azoca, único prebendado que había, y refrendado de Pedro Guevara, se trasladó la silla episcopal a la iglesia parroquial de San Pedro en la ciudad de la Concepción, con calidad que se erigía en catedral hasta la recuperación de la Imperial, si el rey y el Sumo Pontífice no disponían otra cosa».

Olivares declara que la fecha del auto antes aludido fue la de 12 de febrero. Hist. civil, pág. 129.