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481

Ezech., XI, 19.

 

482

Salm. L, 12.

 

483

«Parece, dice el racionalismo, que a pesar de su profunda originalidad, fue Jesús por algunas semanas, el imitador de Juan. El bautismo había sido puesto en gran favor por Juan: se creyó obligado a hacer como él, y bautizó y también sus discípulos. Inclinose, pues, por un momento al bautismo, por una especie de concesión» (Vida de Jesús, pág. 107-115). Basta oponer a esta teoría la última palabra de Jesús a sus Apóstoles antes de la Ascensión: «Id y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». ¿Significa esto que haya Jesús renunciado nunca «al bautismo», como quisiera hacer creer el moderno escritor?

 

484

In terram Judaeam (Joan., III, 22). Es decir, en la campiña de Judá, por oposición a la ciudad de Judá (Jerusalén). Las expresiones griegas Gh= o Xw/ra, se emplean comúnmente en este sentido en el estilo hebraico (Cf., Jos., VIII, 1; Act. X, 39). El país de Judea de que habla aquí el Evangelista, representa la parte principal de la antigua etnarquía de Arquelao, es decir, la comarca del medio día de Jerusalén, entre esta ciudad, el valle de Betsabé, el mar Muerto y el Mediterráneo.[Gh/ y Xwra en el original (N. del E.)]

 

485

Et baptizabat (Joan., III, 22) Quamquam Jesus non baptizaret, sed discipuli ejus (Joan., IV, 2). Aproximando estos dos versículos que se explican el uno por el otro, se hubiera evitado el racionalismo un error de hecho en su apreciación sobre el papel de Jesucristo, como «bautista por imitación». Digamos, no obstante, con San Agustín, que el Salvador bautizó de su mano a sus primeros Apóstoles, para servirse después de su ministerio para conferir a los demás el sacramento de la regeneración. Adminístrase el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; fórmula que en su misma enunciación supone la delegación del ministro. He aquí por qué bautizaba Jesús por mano de sus discípulos en la campiña de Jerusalén, así como bautiza hoy a las naciones por mano de los ministros del Sacramento. Tal es el parecer de toda la antigüedad cristiana (Cf. Clemente de Alejandría, Hypotiposes, lib. V; Mosco, Prat, Spirit. cap. CLXXXI; Ambros., in Lucam, Comment., VIII; Hilar. Pietav., in Matth., XX, 10). No sucede lo mismo respecto de una opinión reciente, que hace bautizar la Santísima Virgen por su divino Hijo. Esta tradición no se eleva más allá del siglo X.

 

486

El Ennom es un torrente que viene de la Batanea y se arroja en el Jordán, cerca de dos leguas más abajo del lago de Genezareth. Su nombre moderno es larmuk. La ciudad de Salim, llamada hoy Selim, hace frente a la embocadura del Ennom, a una legua de distancia, del lado de Samaria. «Se observará, dice el doctor Sepp, que Juan no podía bautizar sino en los sitios donde había mucha agua, porque bautizaba siempre por inmersión. Por el contrario, puede deducirse de las palabras del Evangelista, que Jesús, o más bien sus Apóstoles, bautizaban indistintamente ya por inmersión, ya en la forma actual, lo cual les permitía conferir el bautismo en todas partes» (Sepp, Vida de Nuestro Señor Jesucristo, tom I, pág. 399).

 

487

Joan., III, 23 ad ultim.

 

488

En la mañana del día de las bodas, dice el doctor Sepp, enviaba el esposo a casa de su suegro los adornos de su novia, con vasos de ungüentos y perfumes, frutos y toda clase de objetos preciosos. Un vaso de esta clase fue el que derramó María Magdalena a los pies de Jesús (Marc., XIV, 3). La esposa, por su parte, enviaba a su esposo la túnica que debía servirle un día de sudario, y que debía guardar y llevarla todos los años en día de año nuevo y en la fiesta de las Expiaciones; así como la esposa llevaba también la suya en estas dos solemnidades, para tener siempre presente en su memoria la idea de la muerte (Sepp, Vida de Nuestro Señor Jesucristo, tom. I, pág. 328).

 

489

¡Ecce sponsus venit, exite ob viam ei (Math., XXV, 6.)

 

490

Pharisaei autem et legieriti consilium Dei spreverunt in semetipsos, non baptizati ab eo (Joan. Luc. XVII, 30).