641
Basta indicar aquí, para justificar esto, las afirmaciones de los nuevos exégetas: «Jesús, dicen, es el creador del culto puro a fundado la religión absoluta, no excluyendo nada, no determinando nada, sino es el sentimiento, una religión sin teología ni símbolo. En vano se buscaría en el Evangelio una proposición teológica recomendada por Jesús». Vida de Jesús, pág. 440.
642
Expecto resurrectionem mortuorum, et vitam venturi saeculi. (Symbol. Nicaen.)
643
Et iterum venturus est cum gloria judicare vivos et mortuos. (Symbol. Nicaen.)
644
Juan, VI, 1, 2.
645
Matth. XII, 1-10; Luc. VI, 1.
646
Deuteronomio, XXIII, 21, 25. Nos es imposible entrar aquí en todos los pormenores que necesitaría un estudio profundo del derecho de propiedad entre los Hebreos. Digamos solamente, para prevenir las objeciones de los espíritus habituados a juzgar de lo pasado por lo presente, que la sociedad judía estaba dedicada por su constitución, casi exclusivamente a la agricultura y a la vida pastoril. Las grandes aglomeraciones en las ciudades populosas eran en ella raras, por no decir desconocidas. Los inconvenientes de una ley tan vasta como la del Deuteronomio, en las cercanías de París, por ejemplo, saltan desde luego a los ojos. Pero Jerusalén no era París, y la constitución social de los Hebreos no tenía nada de común con la nuestra.
647
Puede ponerse en cotejo de esta pobreza evangélica, las increíbles trivialidades del racionalismo moderno. «Jesús no huía del regocijo. Recorría la Galilea en medio de una fiesta perpetua. Deteníase en las aldeas y en las grandes granjas, donde recibía una esmerada hospitalidad». (Vida de Jesús, pág. 188-190.)
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Sabba/tw deuteroprotw== (Luc., VI, 1.) Esta última expresión no se halla en el Mss. Sinaítico, cuyo texto dice así: )Ege/neto de\ e)n sabba/tw diaporeu/esqai k. t. l. (Nov. Testamento Sinaitic. membrana 33.) Sin embargo, se halla en la versión árabe del Nuevo Testamento. Menciónanla San Epifanio, Teofilactes y todos los Padres: finalmente, un pasaje de San Gerónimo prueba la dificultad que ofrecía, para interpretarse bien, esta palabra ya en el siglo IV, cuando se iban borrando de la memoria las tradiciones judaicas. «Un día, dice San Gerónimo, rogué a Gregorio Nacianceno, mi maestro, que me explicase el sentido del sábado Segundo-Primero de San Lucas, y me respondió con graciosa malicia: Te dará esta explicación, en mi próxima homilía, en plena Iglesia: y tendrás que saber lo que ignoras, en medio de todo el pueblo que me aclamará. Y si no aplaudes con todo el mundo, no hay que dudar que toda la multitud se desencadenará contra tu obstinación». (Hieronym, Epist. ad Nepotian.; Patrol. lat., tom. XXII.) [ [ Sabbatw deuteroprotw= y Egeneto de en sabbatw diaporeuesqai en el original (N. del E.)]
649
Matth., XII, 9-19; Marc., III, 1-42; Luc., VI, 6-12.
650
Marc., III, 13-19; Luc., VI, 12-16.