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61

Antonio Elorza, «La Sociedad de los Amigos del País en La Ilustración Española», Cuadernos Hispanoamericanos, 1965, n.º 184, pp. 325-357. (N. del A.)

 

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Manuel Ignacio de Altuna (1722-1762), educado en el Seminario de Nobles de Madrid, había conocido a J. J. Rousseau en Venecia, en un viaje por Italia. El escritor ginebrino le recuerda en sus Confesiones con estas palabras: «Este joven amable, nacido para todos los talentos y para todas las virtudes, acababa de dar toda la vuelta de Italia para tomar el gusto a las Bellas Artes; e imaginando que no le quedaba ya nada más que adquirir, quería volverse derecho a su patria. Le dije que las artes no eran más que el descanso de un genio como el suyo, hecho para el cultivo de las ciencias; y le aconsejé, para tomarlas gusto, un viaje y seis meses de estancia en París» (Cit. por J. Urquijo, Los Amigos del País, ed. cit., p. 13). (N. del A.)

 

63

No me es posible, por la índole de este trabajo, dar información bibliográfica detallada ni de Peñaflorida, ni de otros escritores de la Bascongada. Recuerde el lector la completa Bibliografía sobre la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, de J. I. Tellechea Idígoras (San Sebastián, 1985). Para nuestro autor los trabajos de J. Aralar, El Conde de Peñaflorida y los Caballeritos de Azkoitia (Buenos Aires, 1942) y de Leandro Silván, La vida y la obra del Conde de Peñaflorida (San Sebastián, 1971). (N. del A.)

 

64

Véase mi análisis en «Actividad literaria del Conde de Peñaflorida. El Carnaval», Boletín de la Institución Sancho el Sabio, XVIII, 1974, pp. 507-552. (N. del A.)

 

65

Los aldeanos críticos o Cartas críticas sobre lo que verá, Madrid, Pantaleón Aznar, 1784, p. 107. (N. del A.)

 

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Vid. «Cartas que con motivo de la publicación de los Aldeanos críticos mediaron entre el Conde de Peñaflorida y D. Francisco Lobón y el P. Isla», en P. Isla, Obras escogidas, Madrid, Rivadeneyra, 1850, pp. 387-393. (N. del A.)

 

67

Recogido en el documentado libro de L. M. Areta Armentia, Obra literaria de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País, Vitoria 1976, pp. 371-346. El manuscrito se encuentra en el Fondo Prestamero, del Archivo Provincial de Alava (Comentario del mismo en pp. 73-122). (N. del A.)

 

68

Véase Emilio Palacios Fernández, «Los poetas de nuestro Siglo de Oro vistos desde el XVIII», en AA.VV., II Simposio sobre el Padre Feijoo y su siglo (Ponencias y comunicaciones), Oviedo, 1981-83, II, pp. 517-543. (N. del A.)

 

69

Ya citada en el texto de J. Urquijo. Publicada en la Revista Internacional de Estudios Vascos, XXI, 1930, pp. 317-333; XXII, 1931, pp. 443-482. (N. del A.)

 

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Idem, p. 326. Abundando en esta misma idea, el amigo I. L. de Aguirre y Ortés de Velasco, Marqués de Montehermoso, discurría en un discurso sobre el teatro, leído en las Juntas de Vergara de 1765, señalando que la comedia:

«[...] es una imitación de nuestras costumbres dirigida a ridiculizar aquéllas que no sean conformes a la razón, pero de este modo, que sin que se desprecie la persona que las tiene se abomina el vicio que se reprende en general, y esto con tal arte que aun el mismo que sale retratado lo ve con complacencia y sin aquella confusión, lágrimas y disgustos que acarrea en otros términos».


(Cit. por L. M. Areta, en Obra literaria..., ed. cit., p. 128).                


(N. del A.)