Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


Abajo

Inmigración mozárabe en el reino de León. El monasterio de Abellar ó de los santos mártires Cosme y Damián

Juan Eloy Díaz-Jiménez


Correspondiente



  —123→  

Si en el primer siglo de la dominación mahometana sirvió el pequeño reino de Asturias de refugio á los cristianos del resto de la Península hasta el punto de acogerse en aquel muchos prelados á quienes la munificencia de los monarcas sustentó todo el tiempo que estuvieron cautivas sus sedes, en el reinado de Alfonso III creció sobremanera la comenzada inmigración á causa de las sangrientas persecuciones suscitadas en Córdoba por Abder-rahamán II, y no terminada hasta el imperio de su viznieto, tercero del mismo nombre.

Con razón pudiera darse á D. Alfonso el título de protector de los mozárabes. El singular aprecio que le merecieron se manifestó en la solicitud con que procuró, en sus territorios; la instalación de los monjes procedentes de Córdoba, y en la largueza con que les facilitó cuantos medios fueron conducentes para la estabilidad y aumento de sus comunidades.

En el año 872 compraba y cedía al abad Alfonso y sus compañeros, acogidos en sus estados, la antigua villa é iglesia parroquial   —124→   de los santos mártires Facundo y Primitivo1, situada en las márgenes del Cea. En el año 904 enriquecía la naciente fundación con la villa de Calzada y todas las pertenencias del monasterio de Saelices de Cea; y en el de 905 daba cima á su obra pía, concediendo al monasterio de Sahagún, ó de San Facundo, dominio sobre el coto en que se hallaba enclavado y jurisdicción sobre varias iglesias2.

La misma comunidad levantó las ruinas del antiguo priorato de San Miguel de Escalada; y habiendo aumentado el número de monjes, construyó el nuevo templo que hoy admiramos, terminándose su fábrica en el año 913, bajo el reinado del hijo sucesor de Alfonso III, y siendo consagrado por San Genadio, obispo de Astorga.

En 25 de Julio de 910, el mismo D. Alfonso confirmó en la posesión del monasterio de Samos (Galicia) y sus propiedades al abad Ofilón, el cual, acompañado de varios religiosos, entre ellos el presbítero Vicencio y la monja María, todos procedentes de Córdoba, había restaurado y poblado de nuevo, en el año 860, el citado monasterio3. Esta casa se restauró anteriormente por dos veces; en tiempo de Ramiro I, á cuyo frente colocó el monarca al obispo Fatal, que vino huyendo del Mediodía de España, y otra bajo el reinado de Fruela I, en cuyo tiempo el último abad del monasterio Agaliense de Toledo se acogió en estos reinos y echó los cimientos del monasterio de Samos4.

  —125→  

El de San Esteban y San Martín, restaurado en la era 910 por el arcipreste Teodonando y sujeto desde esta fecha al Samonense, debió asimismo su erección al religioso Egila, procedente de Andalucía, siendo probable que reconocieran igual procedencia mozárabe los de San Pedro de Eslonza y Santa María de Piasca, si se tiene en cuenta que los nombres de los primeros abades de aquel tiempo y los de muchos de los primeros religiosos de este, son puramente visigodos5.

También fué debido á D. Alfonso el crecimiento de la población monacal de San Pedro de Cardeña, reuniendo bajo sus bóvedas á cuantos huían de la fiereza musulmana, y la repoblación de San Isidro de las Dueñas, por el año 883, llevada probablemente á cabo con monjes cordobeses, según conjetura juiciosamente Yepes6. Por último, también San Martín de Castañeda fué restaurado en el año 916 por Juan, abad de Córdoba.

Todas estas gentes, al dejar sus hogares, trajeron consigo á la nueva patria adoptiva el sagrado depósito de la ciencia Isidoriana, el sentimiento de su libertad perdida y las antiguas tradiciones políticas y sociales del imperio, sumergido en las corrientes del Guadalete7.

  —126→  

Alentados los mozárabes por las distinciones de que fueron objeto y poseedores muchos de ellos de una cultura superior á la de los cristianos del Norte, debieron tomar no pequeña parte en los asuntos de estos reinos.

Habla muy alto en favor de esta influencia el esfuerzo que los primeros reyes de Asturias hicieron para restaurar, en su naciente corte, la magnificencia de la visigoda y para informar las constituciones de sus estados en el espíritu político que en aquella dominaba.

Semejante inclinación, iniciada en el reinado de Alfonso el Casto8, tomó grandes proporciones en el de Alfonso III9. No   —127→   es extraño, por consiguiente, ver entregada en manos de religiosos mozárabes la dirección de los principales monasterios10; elevado á la silla episcopal de Zamora al monje Atila, de Sahagún11, y sentarse en la de Salamanca el presbítero toledano Dulcidio, consejero áulico de Alfonso III, y al cual confió este la gestión de los asuntos más delicados de la política del reino12.

El número de inmigrantes en estos antiguos reinos fué tan considerable que llegaron á formar núcleos de población. Uno de ellos fué probablemente el lugar de Toldanos, cuya voz es corrupción de Toletanos, nombre con el cual se designaba en las escrituras del archivo catedral de León.

Así como los monjes trajeron consigo los elementos de su cultura intelectual, no pocos seglares fueron portadores de sus industrias.

Quintana se pobló por el linaje de mazarifes, confeccionadores de ladrillos, según atestigua la escritura de donación otorgada á favor de la catedral de León por el presbítero Berulfo, en el día III de las kalendas de Septiembre de la era DCCCCLIII (30 de Agosto de 915).

En Valdesaz se encontraban instalados por el año de 1024 varios tejedores del tiraz, riquísima tela, cuyas fábricas estaban encerradas en los palacios de los califas de Córdoba. Los que ejercitaban dicha industria debían hallarse avencidados de tiempo atrás en la villa y ser gentes de arraigo, cuando se atrevieron á   —128→   disputar con el abad Adulfo sobre la posesión de algunas heredades, contienda que, según dice la escritura del Tumbo legionense, se derimió á favor de aquel. A los litigantes seglares se les da el nombre significativo de Musárabes Tiraceros.

Mozárabe debió ser la procedencia del monasterio de los Santos Mártires Cosme y Damián, lo mismo que la de su primer abad Cixila, el cual, en unión de su padre Recafredo y sus hermanos de religión, fué objeto de cariñosas distinciones por parte del gran Alfonso y honrado con la cesión, que este hizo en su favor, de su real derecho al monasterio y sus pertenencias, según se consigna en escritura del 3 de Abril del año 905, firmada únicamente por el rey13.

Careciendo de testimonios que, de un modo explícito y directo, demuestren el origen de la comunidad del valle de Abellar, tenemos que valernos de los documentos pertenecientes á la misma, estudiando el carácter de aquellos, revelado por su contenido y por la índole de los nombres de las personas que los confirman ó testifican.

Es el primero la carta de donación, llamada comunmente testamento de Cixila, por la cual este lega al monasterio toda clase de bienes, así inmuebles como muebles, y sobre todo una numerosa y escogida librería. Las obras que la formaban eran en su mayor parte las manejadas ordinariamente por los mozárabes y que tanto contribuyeron á caracterizar su cultura.

El testamento de Cixila fué otorgado en el día de las Nonas de Noviembre era 965 (5 de Noviembre, año 927). Se encuentra transcrito, por dos veces al Tumbo, en los folios 386 y 456. En este último folio la copia es incompleta. La parte en la cual se enumeran los libros, hasta el presente inédita, dice así: «Castrorum liber unus, civitatis dei, collationum, institutionum et regularum septem in uno corpore, beati ephren et ioannis osaurei, prosperi liber unus, uitas patrum et ierontico in unum, claudiani liber unus, expositum danielis liber unus, cronicorum libri tres, sententiarum et laterculum in uno corpore, expositum zacharie   —129→   liber unus, de literis iuris et diversorum epistolis liber unus, liber cuceri, liber audacis sergii, de arte donati, et versus alcimi et adelelmi, similiter exaratium diversarum, librum antiquum, et audaci sermo, ac pompeggii vel iuvenalis, liber alcimi et dracontili liber unus, liber virgili eneidos, prudenti liber unus, engenii et marci catonis liber unus, alium colectum ex diversis sententiis liber unus etimologiarum libros..., diversos libellos domini eugenii liber unus, virginitatem sancte marie liber unus, prosopopera et de efficienciam aque, vini et olei liber unus, et alium de versibus et prosa, liber epistolarum, libros quoque ecclesiasticos, antiphonare liber unus, precium liber unus, orationum liber unus, ordinum liber unus, comigum unum, manuale liber unus, psalterios duos, horarum liber unus.

Los escritos de Virgilio y Juvenal, del obispo Sajón Adhelelmo14, las obras de San Agustín y de San Isidoro que en aquella aparecen, debieron multiplicarse en sus copias de un modo extraordinario, después de traerlas á la España baja San Eulogio, al regresar de su frustrada expedición á Francia. Unidas á estas producciones los comentarios sobre los profetas mayores Daniel y Ecequiel, los versos de Alcimo Avito, arzobispo de Viena, las poesías de Draconcio, los escritos de Próspero á Juliano y la traducción latina, por Rufino, de la Historia eclesiástica de Eusebio de Cesárea, convencen una vez más de la procedencia mozárabe de nuestro cenobio. La mayor parte de estas obras existieron á la vez en la catedral ovetense, creyendo Ambrosio de Morales que fueron traídas de Toledo15. No falta el arte gramatical de Donato,   —130→   tenido en tan singular aprecio por los mozárabes. Pero lo que corrobora nuestro parecer es el códice conducido de la España árabe por el presbítero Samuel16, verdadera compilación integrada con partes de diferentes obras y propiedad del monasterio, como lo declara una nota marginal que, en caracteres góticos cifrados, aparece en uno de sus folios17.

De libro tan extraño da cuenta la escritura citada del abad Cixila con estas sucintas pero significativas palabras: de litteris iuris et diuersorum epistolis liber unus. Al común título de litteris corresponden en el códice, entre otras composiciones, las poéticas de San Eugenio de Toledo: de incomodiis estiui temporis y el epitafión antonine18. La ley del rey Recesvinto, de furatis apibus; el concilio celebrado en Córdoba en el año 839 y el ejemplar iudicii inter Marcinum et Habentium episcopos; la epístola de San Agustín, de ciuis iudeorum proibitis, y otras varias piezas, así civiles como disciplinales, se hallan comprendidas bajo el dictado de iuris, y con el de diuersorum epistolis las notables cartas de San Braulio, metropolitano de Zaragoza19.

El códice palimpsesto, que contiene la lex romana visigothorum, bajo la escritura mozárabe en que está escrita la Historia eclesiástica de Eusebio cesariense, debió reconocer idéntica procedencia,   —131→   la cual se confirma por los caracteres en que se halla trazada aquella y por algunas notas marginales arábigas. A la iglesia catedral de León sería trasladado con toda la librería y documentación del cenobio erigido en honor de los santos mártires por mandato del prelado D. Diego, cuando en el año 1120 hizo inamovibles las prebendas de la catedral y se adjudicaron las pertenencias y heredades del expresado monasterio20. Es verosímil que pertenecieran al mismo los fragmentos de las poesías de San Eugenio, escritos en caracteres del siglo X, y que fueron recogidos por nosotros en el archivo de la catedral de León21.

Asilo sagrado fue para los cristianos, perseguidos por los califas de Occidente, la casa dirigida por Cixila como lo prueba la estancia en ella del abad de Córdoba, Martino, el cual confirma la escritura de donación, otorgada á favor del monasterio por Olmundo, con las siguientes palabras: Martinus abba corduuensís.

Esta escritura que, aun cuando carece de fecha, correspondería, por ser de Olmundo, á los años 937 á 939, coincide con la persecución de Abder-rahaman III, la cual completó la dispersión de los mozárabes.

Prueba el origen que atribuimos al monasterio el número considerable de personas que, con nombres arábigos, confirman ó testifican no pocas de sus escrituras. La que se acaba de citar la suscriben, además del abad Martino, Abuzoleiman Abutacith, Abulpheta, Velasco Hexemtz, Mudarrafe hijo de Abumar, Cixila Halazeman, y otros.

En el año 943 Abu-aufal y Trasarigo, por sobrenombre Aiub, venden al monasterio ciertas posesiones situadas en el soto del   —132→   Esla. En este mismo año, Yaia otorga otra escritura de venta; y en el año 944, Aldoret y su mujer Mariem vendieron á los religiosos de San Cosme varias tierras que poseían en Villa de Vera (Villahibiera).

En el testamento, por el cual y en el año 950 la ilustre Eulalia cede al abad Severo la corte que tenía no lejos de la puerta cauriense, aparecen como testigos Abaiub entebit (judex), Abaiub (minor), y como notario Rebella, hijo de Halet.

Los monjes de Santo Tomé donan á los de San Cosme en el año 953 cuanto poseían en el término de Villanueva del Condado, firmando en calidad de testigos: Abailialit (diácono), Abaiub (minor) y Abaiub iben-tebith.

No se nos oculta que un célebre orientalista, profundo é incansable investigador de la historia de los musulmanes españoles, cree que la multitud de nombres arábigos que aparecen en los documentos de los siglos X y XI, tanto en Astorga como en León, son de mahometanos berberiscos instalados en derredor de ambas naciones después de haber sido diezmados por la espada de Alfonso I el Católico y por el hambre que desde el año 750 al 755 afligió á toda la Península. Esta hipótesis, acariciada por Dozy para explicar el origen de la maragatería, la desvirtúa él mismo cuando confiesa que los berberiscos, ante un desastre tan considerable, dejaron á León y Astorga, y pasando sucesivamente por Braga, Porto, Viseo y Mérida, llegaron al río Barbate donde, en gran número, se embarcaron para ganar las costas africanas22.

Si la región NO. de la Península no quedó por entero limpia de mahometanos, por lo menos los pocos que se vieron obligados á permanecer en ella, ni por su número, ni por sus condiciones ni posición, pudieron ejercer influencia permanente y decisiva en la vida y costumbres de los pueblos cristianos23.

  —133→  

Los documentos que contienen firmas con nombres arábigos son, por lo general, de suyo importantes, ya por las cuantiosas donaciones que en ellos se hacen, como por la calidad de los donantes, siendo los que los confirman, prelados, altos dignatarios y caballeros del reino. En tales cartas, unas veces á continuación de los obispos y otras después de los magnates, aparecen testificando con nombres arábigos muchos que, á no dudarlo, no serían berberiscos, dada la situación aflictiva en que estos quedarían, constituyendo una de las clases más humildes de aquellas sociedades24.

Si la mayor parte de la población de la España musulmana era de origen hispano-romano, según ha demostrado un escritor de nuestros días, y al decir del P. Juan de Mariana, los embajadores enviados al Pontífice Clemente V por Jaime de Aragón, aseguráronle que de las 200.000 almas que en 1311 vivían en Granada, apenas si se encontraban 500 de pura raza musulmana, ¿qué restos mahometanos existirían en León, dolido los berberiscos, según confesión de Dozy, apenas si alcanzaron medio siglo de dominación permanente?25. Mas si alguna duda quedara respecto á ser de mozárabes las firmas que aparecen en las cartas del Tumbo legionense, al punto quedaría desvanecida ante la consideración de que muchos anteponen su nombre propio al arabizado, como lo tenían por costumbre cuantos viviendo entre los conquistadores estaban investidos de algún cargo público, civil ó eclesiástico26.

Citaremos algunos: Martinus, cognomento Zuleiman; Adrianus, cognomento Omar27; Vencemal, cognomento Abuanfal;   —134→   Trasarigus, cognomento Aiub28; Lupus, cognomento Abaiza29 siendo digno de notar que cuando se trata de algún convertido; aparece el nombre cristiano pospuesto al arábigo, como se observa en la escritura que Negrete hizo á favor del monasterio de San Cosme y San Damián, en la cual firma aquel de este modo: Neyret, qui de baptismo Rademundus30.

Queriendo Dozy esforzar su argumento dice, que los nombres arábigos «jamás se encuentran en las otras cartas del Norte, á excepción de Castilla»31. Afirmación tan rotunda peca de inexacta; porque, aun prescindiendo de la falta de aquellos nombres en los documentos de las comarcas septentrionales de España, lo cual jamás probaría que los que aparecen en León y Astorga fueran todos de berberiscos, aún podemos citar al profesor de Leiden algunos usados en tierra de Asturias, región limpia de sectarios de Mahoma desde los primeros días de la reconquista.

Abdala confirma una escritura por la cual Fruela II reitera las donaciones hechas por sus antecesores; Ablabelli, la que otorgó con el mismo fin Ramiro II; Abalud, la del obispo de Tuy, Vimara, cediendo á su hermano Alfonso la iglesia de San Juan Bautista cerca de Avilés; Ablavel, Ladidda y Vazarí, otra de Ramiro III, otorgada en el año 978, y Olaliz una de Bermudo II32. Havib suscribe la carta en la cual Alfonso V hace donación á la iglesia ovetense de las heredades de Analso Garviso33. Inútil sería aglomerar mayor número de testimonios; solo advertiremos que la aparición de todos aquellos nombres tienen efecto desde el año 912 al de 1000, dentro de cuyo tiempo tuvo lugar la dispersión de los mozárabes que poblaban la España meridional.

No es menos especioso el recuerdo de buscar analogías en el traje usado por los maragatos y los berberiscos y considerar,   —135→   como prueba fehaciente de la comunidad de origen entre ambos pueblos, la pronunciación dura é incorrecta del idioma castellano, empleada por los primeros.

El maragato es poco locuaz, como de carácter formal y reflexivo; su probidad es proverbial y su temperamento fuerte y vigoroso. La mujer robusta y animosa hasta el punto de soportar con holgura las rudas faenas agrícolas durante la ausencia del marido dedicado al tráfico y la arriería. Si se hiciera un detenido estudio de los usos y costumbres de este pueblo, el resultado sería parecerse, no al musulmán, sino al ástur anterior y posterior á la dominación romana.

Basta para nuestro propósito citar lo que en el primer siglo de la era cristiana escribía Silio Itálico34 que conocía bien las costumbres de los antiguos ástures y gallegos:

«Henchir el aire con bárbaras cantigas, en sus propios y diferentes idiomas nativos; y con alterno pie azotar el suelo polvoroso, mientras el choque de los resonantes escudos heridos á compás, les arranca atronador aplauso, hé aquí la ocupación, el entretenimiento, el sacro deleite de los varones. Rechazan cualquiera otra faena y la dejan para mujeres. Aun repugna al marido arrojar el grano á los abiertos surcos, y ni se considera en obligación de romper la dura tierra con el penetrante y corvo arado. Para la mujer no hay punto de sosiego, ni molestia, ni incesante fatiga que no le incumba. Todo cuanto no sea la lid y el ejercicio de Marte, todo es penosa obligación de la mujer del gallego.» En trazar este cuadro de las gentes, que poblaban el Noroeste de nuestra Península, Estrabón había precedido á Silio Itálico, y es mucho más explícito; por donde aparece que los maragatos han heredado con la sangre las costumbres de los antiguos Amacos, cuya capital fué Astorga35.

Ha sido muy controvertida la fecha de la fundación que tuvo el renombrado monasterio del Abellar.

  —136→  

D. Mauro Castella Ferrer, retrotrae su origen al año 83636 ; el P. M. Argaiz37 al de 839, y el continuador de Flórez, aproximándose más á la verdad, la fija, si bien de un modo indeterminado, en el año 90538.

Debió constituirse en Abril del año 904, si damos crédito á una carta de García I de León, hijo y sucesor de Alfonso el Magno, por la cual concede al monasterio el lugar de Rivulo-Sico, llamado Monasteriolo, y el agua contenida en sus términos; pues lleva la data de dos de los Idus de Abril de la Era 949 (12 de Abril del año 911), de cuyo año restados, los siete, que según la escritura, hacía que los monjes vivían en el monasterio en unión de Cixila y el padre de éste Recafredo, resulta que aquel fué fundado en el día 12 de Abril del año 904.

Erró Castella Ferrer por creer otorgado en la Era 874 el testamento del caballero Hermegildo; que no lo fué sino cien años después, á 8 de los Idus de Abril de la Era 974 (6 de Abril de 936), no siendo extraño, que partiendo de este inexacto supuesto, considerara como fundador del monasterio á Cixila I, obispo de León, en lugar del segundo del mismo nombre.

El maestro Argaiz apoya su aserto en una escritura, transcrita al folio 423 del Tumbo legionense, por la cual los consortes Osenesio y Fida venden al monasterio una tierra en Taratoi39 y en Villavera40. En opinión de aquel, la data del instrumento es de 4 de las Nonas de Septiembre de la Era 877 y no de la de 977; por cuanto en él se dice que fué otorgado regnante principe nostro Ranemiro rex in Oveto, lo cual no cuadra bien con Ramiro II, «porque si hablara de él no dijera que reinaba en Oviedo, sino en León, que allí tenían ya puesto su trono y silla los Reyes desde Ordoño el segundo.»

Tendría alguna fuerza el argumento, si esta fuera la única escritura en la cual se expresara que Ramiro reinaba en Oviedo   —137→   al ser otorgada; pero encontrándonos con otras, cuya fecha no da lugar á dudar que se refieren al rey, segundo de aquel nombre, y presentándole con el título de rey de Oviedo, á lo sumo demuestra esto que, á pesar de hallarse establecida la corte en la ciudad de León, se reconoció por algún tiempo después la supremacía de Oviedo como cabeza de aquellos reinos.

Esta costumbre se manifiesta, evidentemente, en las siguientes escrituras:

La de donación, hecha por San Rosendo, al monasterio de Celanova dice en su data: VI Kal. Oct. era DCCCCLXXX gloriosi et orthodoxi Ranimiri pollente regimine anno feliciter decimo in sedem regnum Ovethao41; y en la que Olmundo y su mujer Eldaura hicieron á favor del monasterio de Sahagún se escribe: facta kartula testamenti et firmitatis II Idus Iunias. Era DCCCCLXXXI. regnante principe nostro dominisimo Ranimiro in Oveto anni regni ejus XII, feliciter commorante in Legione42.

No hemos sido tan afortunados en la investigación del lugar que ocupó el monasterio. La acción de los tiempos y las vicisitudes á ellos anejas, borraron todo rastro, no solo de la iglesia y amplia edificación que la rodeaba43, sino hasta el nombre antiguo de los lugares en que aquellas se encontraban emplazadas.

La mayor parte de los documentos del Tumbo legionense que hablan del asunto, y la nota que en otro lugar citamos del códice misceláneo, nos dicen, lacónicamente, que el monasterio erigido por Cixila estaba colocado en territorio de León, en el río Torío y en el valle Abeliar; mas como semejantes nombres son de suyo harto indeterminados por aplicarse á varios ríos y lugares, dificultan más que ayudan el trabajo de la investigación.

El nombre Torío, no solo designaba el río que hoy se conoce con esta denominación, sino que la recibía asimismo el brazo formado, en Aguasjuntas, por la confluencia de aquel con el   —138→   Veruesga. Esto se comprueba por dos escrituras del monasterio de San Cosme y San Damián, en las cuales se da el nombre de Torío á las aguas que bañan los términos del lugar de Marialba, conocido entonces con el nombre de Santa María Alba. En el primer documento, los monjes de San Pelayo de León, ceden á los de San Cosme una tierra que poseían en la ribera del Torio junto á la iglesia de Santa María que llaman Alba44, y en el segundo el abad Fredenando Vellito dona al presbítero Amorino una viña que dice tenía en el territorio de León á la ribera del Torío, cerca de la casa de Santa María Alba45.

Aumenta la confusión el que Cixila en la escritura antes citada y que consta al fol. 387 del Tumbo, dice, que construyó su monasterio in suburbio Legionensi; por lo cual creyeron no pocos que debiera encontrarse en las cercanías de la ciudad. Así lo dice el P. Manuel Risco y lo afirma D. Mauro Castella aproximándole aun más, por cuanto escribe que estaba en los arrabales de la ciudad.

El término suburbium, no expresa solo la idea de proximidad á la ciudad, sino la de filiación, dependencia ó subordinación á la metrópoli. Así, al menos, se entendía y empleaba, no pocas veces, por los escritores de la Edad Media; y principalmente se daba dicha significación en las escrituras otorgadas en aquellos tiempos. En su consecuencia no debe extrañar, se diga de los monasterios de San Salvador de Porma y de San Julián de Ruiforco que se hallaban situados in suburbio legionis é in suburbio civitatis legionensis, por más que se encontraban á 3 leguas próximamente de León. Del monasterio San Isidro de Dueñas, lejano en extremo, se dice también: Que (ecclesia) fundata est in suburbio legionense juxta castellum vocitatum Donans, inter duo flumina Pisorica et Carrion.

En poco ó en nada contribuye el esclarecimiento de la investigación el calificativo Abeliare46 ó Apeliare47 con el cual se   —139→   designaba el valle del monasterio, corrupción ambas voces de las latinas alvearium y apiarium; y de las cuales se formaron por una graduación sucesiva, la romanceada abellar y la castellana abejera (colmenar).

Son muchos los lugares en ambas riberas del Torío, que se nombran con los términos, al colmenar, á los colmenares, á la abejera, á la fuente de los abejeros. Mas ni tenemos conocida la fecha primera de semejante denominación, ni pueden servir de otra cosa para resolver la cuestión propuesta, sino de indicio podo seguro.

Quiso el P. Argaiz llevar el monasterio de San Cosme y San Damián al que hoy es lugar de Ruiforco, distante 3 leguas de León y situado sobre la margen izquierda del Torío, sin tener en cuenta que el monasterio de Ruiforco era muy otro que el de San Cosme, ya por razón de su fundador, que lo fue un caballero llamado Rumforco, en tiempo de Alfonso III el Magno, ya por la de su advocación, pues se erigió en honor de San Julián y Santa Basilisa48.

El único documento algo explícito, es la calta de venta transcrita al folio 390 del Tumbo; por la cual Debavo y Salino venden á Cixila y sus monjes cuanto poseían en el valle de Abeliar, diciendo que las confrontaciones de sus heredades eran: Valle de Salice, camino antiguo de Santa Cruz y la villa que discurre desde el valle de Lagos hasta el precitado de Abeliar.

En la ribera izquierda del Torío, á 13 km. de León, se encuentra Palacio, lugar del ayuntamiento de Garrafe, en cuyo término existe un valle que al presente se le conoce con el nombre de Bear. Bien pudiera ser, por corrupción una contracción del antiguo Abeliar: tanto más, cuanto que en el territorio de Ruiforco, lugar distante del anterior 2 km. hállase Val de Saz, en cuya voz, aun cuando adulterada, puede verse sin mucho esfuerzo el valle de Salice, una de las confrontaciones de las propiedades   —140→   de Bebavo y Salino. No falta el valle de Lagos en el denominado hoy de Llagos, perteneciente al término de Redrún, si bien alejado este pueblo en dirección N., 7 km. del de Palacio.


Abaciologio

Cixila aparece como fundador y primer abad del monasterio de los santos mártires Cosme y Damián, en el día 12 de Abril del año 904 (II Idus Aprilis era 942), según consta de la escritura de García, hijo de Alfonso III, anteriormente citada por nosotros. Alcanzan sus memorias hasta poco antes del 1.º de Abril del año 940, en cuya fecha se menciona al abad Severo como sucesor de Cixila49.

Cerca de treinta y seis años dirigió la vida espiritual de la comunidad del valle de Abeliar; y en tan largo decurso de tiempo vióse honrado por los reyes, consultado por los próceres, distinguido por los más virtuosos prelados y respetado por el pueblo.

Entre la multitud de documentos que lo mencionan, ó que autorizó él mismo con su firma, tan solo citaremos los que conduzcan á nuestro propósito y contengan algo digno de referencia.

Es el primero de aquellos el que otorgó Alfonso el Magno, cediendo, en favor de Cixila y sus monjes, el real derecho que le asistía al dominio sobre el monasterio y sus pertenencias, añadiendo ser su voluntad, el que vivieran según la regla de San Benito.

Cree el P. Manuel Risco que no existe escritura alguna que le recuerde hasta el año 911, y sin embargo aparece en el Tumbo un instrumento cuya data es la del día 22 de Abril, año 905 (X kal. Maii, era 943) por el cual, un presbítero por nombre Lázaro, heredero del judío Navaz, hace donación de su cuantiosa fortuna, á la casa presidida por Cixila; siendo digno de notar lo que dice Lázaro del judío á quien había convertido: traditit etiam   —141→   et se ipsum mihi; cuyas palabras demuestran la transcendencia de la conversión y la fama adquirida por la naciente comunidad50.

El ejemplo del monarca encontró imitadores en el seno de su misma familia. El infante García hizo donación de una heredad (senara) en el lugar de Santa María Alba51, y en el mismo día, si bien en escrituras separadas, este y su hermano Ordoño cedieron á Cixila el lugar de Rio-seco, llamado Monasteriolo. La cesión fué hecha muerto ya el rey Alfonso III y elevados sus hijos á la dignidad real; pues la data de ambos documentos es la de 12 de Abril del año 911 (9 Id. Abr., era 949).

Si bien consta que Cixila firmó, con el título de obispo, el privilegio concedido por el rey García al monasterio de Dueñas en 15 de Febrero de 91152, el primer documento que con tal carácter suscribe, de los existentes en la catedral de León, es una escritura de venta otorgada por Nonniti y otros en el año 912 á favor de Abuzuleiman53.

Los reyes Ordoño II y Elvira hicieron donación á Cixila y sus religiosos del lugar de Busto en Fuentefría; en 18 de Mayo de 919 (15 kal. Jun., era 957)54 y en el siguiente de 920, en 12 del mes de Abril, firman los mismos un famoso privilegio, por medio del cual eximen al monasterio de toda carga para que puedan gozar de sus posesiones sin perturbación alguna. Dirigen la escritura Cixilano episcopo et fratribus sanctorum Cosme et Damiani, y entre las cargas de que se les libra se enumeran las siguientes: homicidium, fossateira aut rossum55. Firman, además de los   —142→   reyes, Gunsalvus prolis regis, que es Gonzalo, hijo de Alfonso III y arcediano de la iglesia de Oviedo, los obispos Oveco, de Oviedo, y Ornato, de Lamego, y los condes Fernando Ansúriz y Ossorio Gutiérrez. Notóla Theodomiro á 12 de Abril del año 920.

En el año 923 no aparece otra escritura más que la del diácono Eugenio, vendiendo á Cixila los bienes que tenía en Cobellas Turio y Villaziti56, datada en 14 de Mayo (prid. Id. Maii, era 961).

El día 31 de Mayo de 925 (2 kal. Jun., era 963) vendió el diácono Athanagildo al monasterio una heredad cerca del Esla, poniendo las confrontaciones en el camino de Rotarios (Roderos) á Monasteriolo57.

En la era 965 y en el día de las Nonas de Noviembre (5 Noviembre del año 927) hizo Cixila su célebre donación, conocida con el nombre de testamento. Encuéntrase transcrita á los folios 386 y 456 del Tumbo. Es uno de los documentos más preciados de su tiempo, ya por la cuantía y riqueza de las donaciones, como por la dignidad de los confirmantes. Es el primero el donante, á quien siguen el rey Alfonso IV, su mujer Onega (Íñiga), Ramiró, hermano del monarca, los prelados Oveco, de Oviedo, Oveco, de León, Natal, de Lamego, Frunimio, de León (vuelto del destierro á que le condenó Fruela II), Dulcidio, de Zamora, y Frunimio, de Segovia.

El nombre y sede del obispo de Lamego están viciados sin duda alguna en la copia, por cuanto que aparecen designados en el códice con las siguientes palabras: nalis episcopus amatensis sedis. El nalis debe ser abreviación de [Pa]ntal[eon]is y el amatensis corrupción de Lametensis, designándose con aquella palabra la silla episcopal de Lamego. Autoriza nuestra lección saber que Pantaleón fué entonces y por diez años (922-932) obispo de Lamego, y que esta sede aparece designada en otros documentos   —143→   de estos dos modos: Lamecensis y Lametensis. El Frunimio, de Segovia, se encuentra omitido en el episcopologio, inserto por el P. Flórez en el tomo VIII de la España Sagrada y por la Series episcoporum Ecclesiæ Catholicæ del P. Gams. Fué aquel prelado, á no dudarlo, el primero de la antedicha iglesia después de la irrupción mahometana, y tal vez el predecesor inmediato de Ilderedo que presidió en el año 940.

Firman, en calidad de testigos, los abades Hiquila, Valderedo, Valencio, Floro, Ariulfo y Vimara. Hiquila es el Iquilano del monasterio de Santiago, situado intra muros de la ciudad de León, próximo á la catedral, de lo que no cabe duda, pues ya regía su comunidad en el año 91758. Valderedo parece que es el abad de este nombre del monasterio erigido á Santa María en Valdebimbre.

Cixila, aquel hombre singular, que viviendo en el siglo antes de su conversión se vió «manchado con todo género de maldades y sepultado en el profundo cieno de la iniquidad», según él mismo confiesa, debió traer á su retiro no despreciable fortuna, á juzgar por la numerosa librería, ricas alhajas y buenas posesiones que legó á su monasterio, siendo estas últimas por él mismo compradas como lo expresa el documento que analizamos.

Desde el año 928 comienzan las adquisiciones del monasterio de San Cosme y San Damián al otro lado del río Esla, muy principalmente en término de Villa de Biera (Villahibiera)59, aumentándose aquellas considerablemente en el de 93560.

Continúa la memoria de Cixila en todo el decurso de la era 975 (año 937), según lo demuestran varias escrituras61, siendo el último documento, autorizado con su firma, la sentencia dictada por Ramiro II sobre el aprovechamiento del agua de Valdebimbre62, y su data es la de 7 de las kalendas de Julio de la era 976   —144→   (25 Junio 938); mas ya en las kalendas de Abril de la de 978 hallamos figurar como abad de San Cosme á Severo; infiérese que Cixila debió pasar á mejor vida en el espacio de tiempo que medió desde el 25 de Junio del año 938 al 1.º de Abril del año 940.

Sus merecimientos le llevaron á ocupar la silla de San Froilán, al poco tiempo de la muerte de este, y si bien aparece retirado en su monasterio el año 914, no obstante, siempre que la grey quedó por algún accidente huérfana de pastor espiritual, vémosle salir de su retiro para regentarla; primero en el año 916, y por segunda vez en el de 92563.

Los condes Guisuado y Leuvina piden consejo á su prudencia, para fundar en Boñar el monasterio de San Adrián y Santa Natalia. Rindiendo tributo á su honradez, nómbrale cumplido de su última voluntad el opulento Hermegildo. Sus virtudes le granjearon la consideración de los santos prelados Atilano y Genadio64. Cinco reyes le distinguieron con sus donaciones65, y la voz general concluyó de tejer su corona aclamándole beatisimo66.

Severo, segundo abad de San Cosme, aparece rigiendo la comunidad el 1.º de Abril del año 940, y terminan sus memorias en el de 95967. Durante su gobierno reinaron en León Alfonso IV, Ramiro II y Ordoño III, y fueron obispos Oveco y Gonzalo.

Aumentó el monasterio sus propiedades en Villa de Bera, Val de Cobellas, Naves, María Alba68 y en otros muchos lugares que sería prolijo enumerar. Notaremos los documentos que ofrezcan señalado interés.

En el año 947, Salito y sus hijos permutan una tierra que tenían en Santa María Alba, por otra que Fray Mariol poseía en Mata de Ayub69.

En el de 949, Jacob permuta con Froila, monje de San Cosme   —145→   una tierra que aquel tenía en Naves por otra de este in portello in illo campo qui fuit de fratre Michaelo70.

En el de 951 el presbítero Melic conmuta con el monasterio de San Cosme una tierra que tenía en Naves, cerca del río Porma, por una posesión en Gallos canos, que recayó en los monjes por testamento de uno de ellos, llamado Abita71.

Ya en el año 937, siendo abad Cixila, en la escritura de donación hecha por Revel, al señalar las confrontaciones de la propiedad cedida se designa el territorio de fray Godesteo72, y en este mismo año Petronio y su mujer Elgo, ceden á fray Nuño, monje del mismo monasterio, una tierra en Villahibiera73. En el año 968 otorga Sisebuto una escritura por la cual vende á los monjes Citaio y Mumnio, los cuales declaran hallarse bajo del régimen de Fructino, abad de San Cosme, una villa en Villa de Bera74.

Todas estas escrituras ponen de manifiesto que los monjes tenían alguna facultad para poseer individualmente, ó por lo menos que aun dentro de la vida regular conservaban el derecho de disponer, según su voluntad, de los bienes que les pertenecieron en el siglo.

Hay memoria del abad Severo en el año 950, por el testamento de Eulalia, llamada Gota. Esta señora donó al monasterio de los Santos Mártires y su abad, un rico predio, situado en la ciudad de León, no lejos de la puerta Cauriense.

En el año 953 los religiosos del monasterio de Santo Thomé, situado en la ribera del Curueño, ofrecen á los de San Cosme toda la hacienda que tenían á orillas de aquel río, en Nayreto y las viñas de su pertenencia en el lugar de Villafrugia75.

Firman la escritura los obispos Gonzalo y Frunimio; el primero, el que á la sazón gobernaba la iglesia, y el segundo, el retirado al eremitorio de Perámeno.

  —146→  

Con dos memorables ejemplos de devoción á los santos mártirses y de respeto al abad Severo, cerraremos la enumeración de los instrumentos á aquel concernientes: es el primero el que dió el presbítero Citayo, que andando el tiempo había de ser abad, entregándose á sí propio sub regula sancta, y ofreciendo al monasterio cuanto hubo heredado de sus padres en Cobellas (Cubillas) y en Valle-viridi (Valverde). Hízose la escritura en 23 de Febrero del año 955. El segundo fué debido á una señora, cuyo nombre era el de Riquilo, la cual ofrece al abad Severo y sus monjes cuanto poseía en Autario de Albura (Otero), en Alisea (Alija de la Ribera), y en la Vega de Santa María Alba (Marialba). La fecha es del 27 de Diciembre del precitado año76.

El abad Severo confirma la donación que de la villa de San Andrés hizo al monasterio de Sahagún en el año 945 el rey Don Ramiro II77.

Godesteo tercer abad; tiénese su primera noticia por la donación que David y Regina hicieron al monasterio, de las fincas que tenían entre Villa de Bera y Villa de Tisso, siendo la fecha del documento á 19 de Marzo del año 960 (14 kal. Apr., era 998)78.

Bajo Godesteo empieza la comunidad á adquirir en Valdesabugo, por las cesiones que á favor de ella hicieron de todos sus bienes, así muebles como inmuebles, los dos presbíteros, Terenciano y Heyret, cuyas escrituras fueron otorgadas, respectivamente, en los años 960 y 96179.

En el día 28 de Febrero del año 962 (Prid. kal. Martias, era 1000), Trasarigo da al abad Godesteo y su monasterio un soto que estaba entre los ríos Esla y Porma.

Es de interés la escritura, por firmarla el obispo de León, Velasco, siendo esta la primera memoria que ocurre de este prelado80.

  —147→  

En el año 963 adquirió el monasterio bienes en Villa de Fraxino (Fresno de la Vega) y Naves81, y en el de 964 en Sollanzo82.

No hay memoria de Godesteo en los tres años subsiguientes, si se exceptúa la firma que puso en la escritura de vendición que los diáconos Álvaro y Abraham, sobrinos del difunto obispo Gonzalo, otorgaron á favor del prelado de León, Velasco, sucesor de aquel83.

Godesteo aparece confirmando tres escrituras del monasterio de Sahagún; una datada en 1.º de Diciembre del año 959, por la cual el presbítero Meliki cede la villa de Asper (Villerper); otra, en la que el rey Sancho I confirma otras donaciones hechas por el mismo presbítero, y es su fecha 1.º de Diciembre del año 960; y por último, la que en 14 de Febrero del año 962 otorgó Gonzalo, obispo de León, cediendo al monasterio de San Facundo y Primitivo, Villarratel84.

Fructino: sabemos de este abad de San Cosme, por una escritura de 19 de Abril del año 968, por la cual Sisebuto vende una alquería (villa) en Villa de Bera, á los monjes Citaio y Mumnio, los cuales dicen hallarse bajo el régimen del abad Fructino85.

Citaio dirige la casa de Cixila desde el año 97286 hasta el de 975.

El único documento de importancia por aquel firmado es la escritura por la cual el rey Ramiro III y Elvira su tía y tutora restauran el monasterio de Pozuela, subordinándole al gobierno de la iglesia de León; se hizo la escritura el día 1.º de Agosto del año 97487. No tardó Citaio en tener sucesor.

Cipriano, el cual en 6 de Agosto del año 975 firma la escritura en que Sarracino, abad de Sahagún, le cede, como á sus   —148→   monjes, el aprovechamiento del agua del río Porma desde la decanía de San Salvador88; y en 24 de Noviembre de 976 recibe de la piedad y devoción de Gontrodo, superiora de las religiosas de San Pelayo, la heredad que á estas pertenecía junto á la hacienda de los monjes en Santa María Alba89. No vuelve el Tumbo á presentar documento alguno en que se mencione á Cipriano, y en 20 de Agosto del año 978 encontramos investido á otro con el cargo de abad.

Fructuoso, á quien en dicha fecha y continuando Gontrodo su buena correspondencia con el cenobio de San Cosme y San Damián, cede gratuitamente una tierra en Santa María Alba.

En el día 1.º de Diciembre del precitado año adquiere Fructuoso, por compra hecha á Leocadia, la posesión que esta tenía cerca de la iglesia de San Marcelo y dentro de aquella la iglesia dedicada á los santos Sperato y Marina.

Creció de tal modo, á la vez que la observancia, la fama del monasterio Abeliarense, que el sacerdote Vellito, natural Simancas, entregaba en 5 de Julio del año 979, en manos del abad Fructuoso, toda la fortuna que en aquella ciudad tenía, en descargo, según el mismo donante dice, de sus muchos pecados90; y el día 23 de Mayo del año 983 verificaba otro tanto con sus bienes de Villa-elaón (Villalón) el presbítero Benedicto. Este documento es el último que nombra á Fructuoso.

Álvaro. En 8 de Julio del año 985 era abad de San Cosme; pues con este título confirma la escritura de donación que Doña Jimena Muñiz y su hijo Gonzalo otorgan á favor del monasterio de Sahagún91.

La piadosa Bronilde favorecía al abad Álvaro y sus hermanos de religión en el testamento que hacía en 8 de Noviembre del año 98692, verificando el mismo acto en el de 987 Sarracina.

Tehodo es conocido como abad en la carta de donación que   —149→   el presbítero Halile hace de su hacienda de Valdesahugo en 10 de Noviembre de 99493; y en 13 de Febrero de 997, Quiriolfo hízole rica ofrenda94.

Sisebuto y su mujer Frásina vendiéronle en 17 de Abril del año 1001 varias tierras en Montefrío, territorio de León95, continuando su gobierno hasta el día 13 de Julio del expresado año.

Fredenando, por sobrenombre Vellito, permuta en la segunda mitad del año 1001 unas tierras que el monasterio tenía en Valdesalce, por otras que Citi y Piloti poseían en la ribera del Torio96.

Perseveraba en este tiempo la celebridad de la comunidad de San Cosme y San Damián, así como la devoción que los fieles profesaban á los santos mártires; pues la ilustre Sra. Doña Godo, al dotar con propiedades en Cobellas á las religiosas de San Quirico, ofrece asimismo en el mismo lugar al abad Vellito y sus monjes una corte y cuanto la pertenecía en territorio de León y en la Nava de San Miguel. La data del instrumento es de 18 de Marzo de 1002, y su importancia se manifiesta por estar confirmado por el obispo legionense Froilán, segundo de este nombre, por varios presbíteros y por Gómez, abad de San Miguel97.

Distinguióse el abad Fredenando por la energía con que defendió los derechos de su monasterio á la villa de Avelgas, contra las ilegítimas pretensiones de Fromarico, gobernador de Luna, á quien cinco años más tarde (1016) Alfonso V desposeía de todo su señorío por reincidente infidelidad98.

Don Vela, primero al cual los documentos del archivo de la catedral dan semejante tratamiento, era abad en el año 1016, siendo la única escritura que la menciona la de venta de un venario en Covatorta, otorgada á su favor en 12 de Mayo por Fr. Michael99.

  —150→  

Fernando: dos cartas dan noticias de este abad; una por la cual el caballero Rodrigo le vende una viña, y otra por la que Fernando vende al abad Félix, del monasterio de San Miguel, una tierra en Trobajo. Ambas son del año 1035; la primera del 2 de Febrero100, y la segunda del día 16 del mismo mes101. ¡Cuánto no debió sufrir su ánimo generoso, presenciando las devastaciones hechas en las cercanías de León por las tropas invasoras (1034 y 1035) de Sancho el Mayor! Grande sería el quebranto, y quizá total la ruina del monasterio.

Llegan hasta dicha fecha, en el Tumbo legionense, las memorias de los abades, no apareciendo documento otro alguno que los recuerde en los ochenta y cuatro años y ocho meses que corrieron, hasta que el prelado D. Diego, anexó á su prebenda y la de sus sucesores el monasterio con todas sus pertenencias; hecho que, según dejamos consignado, tuvo lugar el día 29 de Junio del año 1120.

El recuerdo de la comunidad del valle de Abellar, favorecida en su origen por Alfonso el Magno, privilegiada por el conquistador Ordoño y amparada en sus derechos por el noble Alfonso, no se borró fácilmente de la memoria de aquellas sociedades, que le fueron deudoras de grandes beneficios durante el largo período de doscientos quince años, el más difícil de la reconquista cristiana.

El P. Fr. Manuel Risco dedicó hace un siglo extensa Memoria á la Historia de los monasterios antiguos y modernos de León102. Trata del de San Pedro de los Huertos, del de Carvajal y sus canónigos trasladados á San Isidro, y otros, los cuales ciertamente habrían estado bien acompañados por el del Abellar, del que habla incidentalmente y como de paso cuando describió los mejores códices de la catedral, que los heredó de tan renombrado monasterio al extinguirse éste (si mal no creo) elr el siglo XII.

El cardenal Pelayo, obispo Albanense, encargado por el pontífice Honorio III de reformar la constitución del cabildo de la   —151→   iglesia de León, dedicaba en el año 1230 una capilla en la misma catedral á los santos mártires Cosme y Damián, fundando á sus expensas una capellanía103.

La devoción se encargaba en el siglo XV de exornar aquella con originales pinturas murales y dos tablas que representaban á los santos, y que constituyen el único resto pictórico de verdadero mérito en la Basílica legionense.







León, 22 de Enero de 1892.



 
Indice