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631

Según Cavalario, Inst. jur. can., cap. 21, pár. 12, desde Urbano IV ( 1255) el romano pontífice ha sido elegido siempre del número de cardenales.

La elección política no necesita ser confirmada, pero si el elegido no fuese obispo, se procede a su consagración por el obispo de Ostia, deán del Sacro Colegio. La coronación es un acto aparte, por el cual es investido el romano pontífice de la autoridad y supremo poder, como señor temporal de los Estados de la Iglesia.

 

632

Es punto dogmático definido en el concilio de Trento contra los luteranos y calvinistas: ses. 7.ª, can. 1.

 

633

Las palabras materia y forma tenían muy grande significación en las teorías filosóficas de los peripatéticos, y las adoptaron en el siglo XIII los teólogos escolásticos para hacer aplicación de ellas a los sacramentos. La materia es una cosa indeterminada, decían, indiferente para cualquier uso; la forma es la que le da una naturaleza propia y especial; así, por ejemplo, el agua, indiferente y materia disponible para muchos usos, si se derrama sobre la cabeza del que ha de ser bautizado, pronunciando la fórmula yo te bautizo, etc., constituya el sacramento.

 

634

Decreto del concilio de Florencia para la instrucción de los armenios: «Haec omnia Sacramenta tribus perficiuntur rebus tanquam materia, verbis tanquam forma, et persona ministri conferentis Sacramentum eum intentione faciendi quod facit Ecclesia.»

 

635

Párrafo 182.

 

636

Dicen algunos teólogos que como no todos los preceptos que Jesucristo dio a los apóstoles se consignaron por escrito, sino que muchos se dejaron a la viva voz o a la tradición, bien podría ser que la imposición de manos, como rito de la ordenación, fuere en este sentido de origen divino.

 

637

Después de hablar de los actos apostólicos, cap. 6.º, v. 5, del nombramiento de los siete diáconos, se añade en el versículo siguiente: «Hos statuerunt ante conspectum Apostolorum, et orantes imposuerunt eis manus.» San Pablo, en su epístola 1.ª a Timot., cap. 5.º, entre otros preceptos y advertencias, le dice en el v. 22: «manus cito nemini imposueris, neque communicaveris peccatis alienis. Te ipsum castu custodi.» La imposición de manos se tomó de los judíos, entre los cuales se usaba para las bendiciones; de esta manera bendijo Jacob a los dos hijos de Joseph, Efraín y Manasés (Génes., cap. 48, v. 14), y extendiendo las manos practicaba también Moisés los portentos de la virtud sobrenatural de que estaba adornado.

 

638

Entre los griegos únicamente se usa el rito primitivo de la imposición de manos, y la Iglesia latina no deja de reconocer como válidas las órdenes conferidas de esta manera, como fueron válidas también en Occidente hasta que se introdujo la tradición de instrumentos, lo cual no tuvo lugar en los nueve primeros siglos, puesto que no hacen mención de ellos, ni los escritores latinos, ni los libros rituales que se ocupan hasta de las genuflexiones y pormenores más insignificantes. Morino, de S. S. ordin., parte 3.ª, exercit. 2, 7 et 9.

 

639

La imposición de manos y la entrega de los signos simbólicos es simultáneamente entre los latinos la materia de la ordenación, sin que se oponga a esta doctrina lo que dice Eugenio IV en su Instrucción a los armenios, dada en el concilio de Florencia, según la cual la materia es la tradición de los instrumentos, porque el pontífice únicamente se propuso instruirles acerca de los ritos particulares que la Iglesia había añadido para la colación de las órdenes, sin hacer mención de la imposición de manos, que ya sabían ellos era el rito primitivo y único para conferirlas en ambas iglesias en los primeros siglos.

 

640

En el libro VIII de las Constituciones apostólicas, can. 3.º, se contiene la forma deprecativa para la consagración de los obispos según el rito de aquellos tiempos, para cuya inteligencia copiamos algunas palabras: Domine Deus Omnipotens, dice el canon, qui solus es Ingenitus... qui Samuelem in Sacerdotem et Prophetam eligisti, qui Sanctuarium tuum sine ministro non reliquisti, qui in his quos eligisti glorificari voluisti... Infunde virtutem Spiritus principalís... da id nomine suo, scrutator cordium Deus, huic servo tuo quem elegisti Episcopum, pascere, Sanctum gregem tuum, et fungi Pontificatu tibi sine reprehensione ministrantem die ac nocte.., etc., etc.