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11

En este punto, queremos subrayar la cercanía existente entre las imágenes que aparecen en el texto -más concretamente las que se refieren a una luminosidad abrumadora- con las que emplea la esquizofrénica de la Dra. Séchehaye para relatar su locura, cercanía que no hace más que confirmarnos que las imágenes se generan a partir de la estructura esquizoide del personaje; nos dice que la locura era para ella: «como un país, opuesto a la realidad, en el cual reinara una luz implacable, cegadora, que no dejara sitio para la sombra [...] allí dentro, aislada, fría, desnuda bajo la luz y separada de todo y de todos por un muro de bronce, me sentía espantosamente sola, desamparada y abandonada: en la soledad absoluta. Esto era la locura, la iluminación: era la percepción de la irrealidad [...] Yo lo llamaba el 'país de la Iluminación' a causa de la luz relampagueante, deslumbrante y fría, astral...» (op. cit., 141).

 

12

Laing da el ejemplo de una esquizofrénica que emplea una imagen inquietantemente parecida a la que estamos analizando en Los siete locos: «Como decía una esquizofrénica la quemaba el resplandor de un sol negro. El individuo esquizoide vive bajo el sol negro, el ojo maligno de su propio escrutarse. El resplandor de su percatarse de sí mismo mata su espontaneidad, su frescura; destruye toda alegría. Todo se marchita bajo sus rayos» (op. cit., 108). (El subrayado es nuestro.)

 

13

Durand ha mostrado que la imagen del sol tiene dos vertientes simbólicas opuestas: «C'est donc ici la puissance bienfaisante du soleil levant, du soleil victorieux de la nuit qui est magnifiée, car il ne faut pas oublier que l'astre en lui même peut avoir un aspect maléfique et dévorant, et dans ce cas être un 'soleil noir'. C'est l'ascension lumineuse qui valorise positivement le soleil». Les structures anthropologiques de l'imaginaire. Bordas, París, 1973, 168. (El subrayado es nuestro.)

 

14

Masotta, Oscar, Sexo y traición en Roberto Arlt. Jorge Álvarez Editor, Buenos Aires, 1965, 30.

 

15

Cuando hablamos de simbolismo nocturno, no lo limitamos a la noche en cuanto tal; nos referimos más bien a una «forma de vivir el espacio oscuro».

 

16

Otro ejemplo de oscuridad vivida: «Una oscuridad espesa se desprende de sus párpados. Cae como cortina. Lo aísla y lo centraliza en el mundo» (Lzll., 66).

 

17

Minkowski, E., El tiempo vivido. F. C. E., México, 1973, 395.