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James Nicolopulos. «The Poetics of Empire in the Indies. Prophecy and Imitation in "La Araucana" and "Os Lusíadas"»

Paul Firbas





¿Cuál es la relación entre poética y política en los poemas épicos peninsulares del siglo XVI? Esta parece ser la pregunta central en la investigación de James Nicolopulos. Como en todo buen libro, la pregunta desborda largamente los límites del trabajo y queda abierta para provocar futuros estudios. Nicolopulos se concentra en situar La Araucana de Alonso de Ercilla y Os Lusíadas de Luís de Camões en los debates literarios en torno a la poética de la imitatio dentro del contexto histórico de los imperios de la temprana modernidad.

The Poetics of Empire in the Indies, en diálogo con Epic and Empire de David Quint (Princeton U. Press, 1993), es uno de los pocos estudios contemporáneos dedicados exclusivamente a la poesía épica ibérica o americana, junto con el libro de Elizabeth Davis, Myth and Identity in the Epic of Imperial Spain (U. of Missouri Press, 2000), el cual se ocupa de los poemas de Ercilla, Juan Rufo, Cristóbal de Virués, Diego de Hojeda y Lope de Vega; y el más reciente de Raúl Marrero-Fente, Épica, imperio y comunidad en el Nuevo Mundo: Espejo de Paciencia de Silvestre de Balboa (Centro de estudios ibéricos y americanos de Salamanca, 2002).

El libro de Nicolopulos transita con comodidad por una vasta bibliografía, desde la filología clásica hasta el renacimiento inglés y, por supuesto, la tradición épica culta ibérica, italiana y francesa. Aunque Nicolopulos conoce y comenta brevemente los últimos estudios coloniales, no encuentra allí su lugar crítico. El autor prefiere el estudio minucioso de los textos primarios, de sus palabras, de sus topoi, de la historia de su transmisión y el diálogo entre ediciones y anotaciones: así reconstruye las relaciones textuales entre las distintas partes de La Araucana (publicadas en 1569, 1578 y 1589) y la aparición de Os Lusíadas en 1572.

The Poetics of Empire in the Indies se centra críticamente en la discusión de la poética de la imitatio. El primer capítulo («The crisis of imitation in the Araucana») revisa las clasificaciones renacentistas sobre la imitatio en Bartolomeo Ricci y Daniel Barbaro y estudia asimismo a sus comentadores del siglo XX, como G. W. Pigman, y se detiene especialmente en el libro de Thomas Green, The Light in Troy: Imitation and Discovery in Renaissance Poetry. Nicolopulos genera su propia aproximación a Ercilla y Camões a partir de la lectura cuidadosa del texto de Green, principalmente del problema del anacronismo en el proceso de imitación de un modelo literario. De esta manera, el libro presenta su propia taxonomía, contemplando las diferencias en la imitación fecunda y competidora de textos contemporáneos -que llama tradicionalmente aemulatio- y la que se establece entre textos distanciados por el tiempo, por el contexto de producción o por la lengua, para los cuales sigue la terminología de Green: imitación reproductiva o sacramental, ecléctica, heurística y, finalmente, dialéctica. Nicolopulos entiende que el concepto más productivo de Green para su estudio es el que éste presenta con la metáfora de la necromancia: aquella imitación que, en última instancia, revive un texto del pasado para hacerlo cantar con voz nueva (56-57).

Teniendo en cuenta la poética de Ercilla, el libro propone una distinción clara y útil entre las tres partes de La Araucana. Nicolopulos señala, de acuerdo con el sentir común de la crítica, que la primera parte de La Araucana es ostentosamente más historiográfica que la segunda, pero agrega que esa diferencia también es notable en el uso de la imitatio, para lo cual estudia la escena de la tormenta, al final de la primera parte, en el canto XV. En esos versos Ercilla opta por la imitación disimulada (dissimulatio) de varios modelos clásicos sobre este topos. En cambio, desde el inicio de la segunda parte, en el canto XVI, La Araucana practica la imitación abierta y competitiva de modelos declarados, como de La Farsalia de Lucano, evidente desde la mención del barquero Amílcar. Finalmente, en la tercera parte domina un tono ensombrecido o desengañado, distinto de la luminosidad de la mirada imperial propia de la segunda.

Para entender estos cambios, Nicolopulos postula la necesidad de reconsiderar la publicación de Os Lusíadas en 1572 en relación con los planes poéticos y políticos de Ercilla. Una de las tesis principales es que Ercilla contesta a Camões en su poema. La transformación poética de la segunda parte de La Araucana, publicada en 1578, supone asimismo una concepción del imperio español que no estaría presente en la primera parte y que explica la inserción de batallas europeas en el poema. El cambio de poética busca integrar lo remoto, periférico y colonial de las guerras en Arauco con el centro del imperio español. Para lograrlo, Ercilla se vale del mago Fitón y la «trama profética» con imitación ecléctica; es decir, el poeta narra visiones o profecías aludiendo a muy diversas fuentes sin privilegiar ninguna, lo que el autor llama «Ercilla's eclectic web of epic prophecy», título del segundo capítulo del libro. De acuerdo con Nicolopulos, Os Lusíadas ofrecía un modelo exitoso de integración narrativa entre el mundo periférico y el centro del imperio.

El despliegue de profecías en la segunda parte de La Araucana revela el carácter ecléctico de su imitación. Nicolopulos ofrece un análisis de la tradición de las profecías en el esquema imperial de la Eneida, en la trama dinástica en el Orlando furioso y en los poemas ariostescos castellanos del siglo XVI. En la segunda parte de La Araucana, Ercilla imita la reelaboración que hace Ariosto de las profecías virgilianas. Sin embargo, esta imitación es disimulada por dos motivos: Ercilla busca diferenciarse de los épicos castellanos de su tiempo y, además, quiere ser coherente con la propuesta poética anunciada desde su primera octava, como negando a Ariosto. La imitación directa de Virgilio no habría sido tampoco conveniente teniendo en cuenta la competencia con Camões, quien trabaja su poema en abierta emulación de la Eneida.

La inspección de los modelos de Ercilla recorre otros diversos topoi de las literaturas europeas, como las selvas oscuras que anteceden a las visiones proféticas o los conjuros de magos y brujas y sus arreglos de ingredientes exóticos. En este sentido, es notable el estudio de los predecesores épicos del araucano Fitón, de su esfera mágica y su visión de la geografía del imperio. La lectura de los detalles (como indicios) en la actualización de los tópicos literarios revelan que el mago Fitón resulta de una imitación disimulada de Ariosto, que a su vez imita a Virgilio; pero también de la imitación de Severo en la Égloga II de Garcilaso, quien asimismo sigue a la bruja Ericto en La Farsalia. La trama de correspondencias no termina, pues Severo está modelado también bajo una imitación trasformadora de Enareto en La Arcadia de Sannazaro. En otras palabras, es la misma tradición literaria, con sus ansiedades de influencias y no influencias, lo que se le revela a Nicolopulos en su travesía por los modelos posibles y las reminiscencias poéticas en La Araucana.

Como ya se ha sugerido, el episodio de Fitón es central en las pesquisas críticas del libro. Ercilla habría buscado superar el Laberinto de Fortuna de Juan de Mena en su imitación de La Farsalia de Lucano. A diferencia de lo que Mena hace con su modelo -una ampliación y explicación de Lucano para un lector supuestamente ajeno al contexto cultural del original-, Ercilla lograría metamorfosear sus subtextos (Farsalia 6 y Laberinto 242-3) en una referencialidad rejuvenecida; es decir, se trataría de un caso de «necromancia poética», según la metáfora de Green (158). El episodio de Fitón es además el lugar ideal para leer la rivalidad de Ercilla respecto a Camões.

Con la magia de Fitón, La Araucana abandona el espacio chileno para narrar las victorias militares españolas en Europa. Nicolopulos explica la inserción de este episodio por la imitación que Ercilla hace de Camões y otros épicos. Convendría agregar que La Araucana ofrece razones internas al discurso narrativo que explican ese traslado espacial desde Arauco a Lepanto, a través de la cueva de Fitón. En las octavas previas al encuentro con el mago, el poeta-testigo denuncia la excesiva crueldad de los «hasta allí cristianos», quienes «iban la gran vitoria deslustrando». De esta manera, el episodio de Fitón es también un espacio alternativo hacia donde el poeta huye para distanciarse de la matanza injustificada de «los míseros bárbaros ya rendidos» (La Araucana XXVI, 6 y 8).

Respecto a la imitación en Camões, Nicolopulos propone que el mapamundi del Laberinto de Mena -y su proyecto de una política protoimperial- habría sido imitado y superado en el mapa de Os Lusíadas, el cual ejerce luego una poderosa influencia en los poemas épicos castellanos del Siglo de Oro. Ya Faria e Souza y Lida de Malkiel habían señalado esta relación de Camões respecto a Mena (235-6), pero Nicolopulos precisa que el trabajo poético del portugués supone una imitación necromántica. En otras palabras, Camões imita el mapamundi y las pretensiones de hegemonía universal ya presentes en el Laberinto, pero las modifica y actualiza al enfatizar la superioridad de Portugal sobre Castilla, celebrando la independencia portuguesa y su posesión de las Islas de la Especies, entre otras cosas. Toda esta exaltación lusitana habría provocado la respuesta del cortesano Alonso de Ercilla en la segunda parte de su poema, a través del episodio de Fitón y su visión del mapa imperial español.

Sería imposible reseñar la multitud de referencias eruditas y conexiones que Nicolopulos despliega a partir de su lectura de la imitación en Ercilla y Camões. En relación con la poética y política, destaca la construcción en la segunda parte de La Araucana de una apología del imperio español de Felipe II a través de la imitación transformadora de los poetas «nacionales»: Lucano, Juan de Mena y Garcilaso de la Vega. Éste último sería además el poeta por excelencia para imitar, y de alguna manera superar a través del poema épico, género que Garcilaso sólo practicó indirectamente en la Égloga II.

Nicolopulos observa que la práctica imitativa en Ercilla se podría haber realizado a través de las ediciones comentadas del siglo XVI de las obras de Ariosto, Garcilaso y Mena (77, 86-7, 115-6). En el proceso de composición de su poema, Ercilla parece haber trabajado con diversas ediciones, como la del Brocense de la poesía de Garcilaso (publicada en 1574), la de Fernán Núñez del Laberinto de Fortuna (publicada por primera vez en 1499 y luego muy reeditada) y la de Luduvico Dolce del Orlando furioso (publicada en 1542; las notas de Dolce se traducen y publican en 1549). Estos comentaristas privilegiaban las referencias latinas y relegaban o ignoraban las «fuentes» medievales o vernáculas. Habría que agregar también las traducciones, como la de Jerónimo de Urrea del Furioso (publicada oportunamente en Amberes en 1549, cuando Carlos V y el príncipe Felipe se encontraron en esa ciudad, nos recuerda Nicolopulos), las cuales, junto con las ediciones anotadas, trabajaban el problema de la «anacronía» señalado por Green, actualizando los modelos clásicos y canonizando los textos contemporáneos. Las anotaciones, que no pueden sino revelar los intereses de la época y los debates culturales del momento, son siempre selectivas y conllevan una forma de leer los textos. Más allá de las razones eruditas, el estudio de los comentarios y traducciones de la época es imprescindible para la reconstrucción del funcionamiento de una cultura y sus tradiciones.

Considerando que el libro de Nicolopulos busca reconstruir el diálogo entre los poemas Ercilla y Camões en relación con la política imperial, The Poetics of Empire in the Indies se habría enriquecido con el estudio de las traducciones castellanas de Os Lusíadas, aparecidas justamente en los años de la anexión de Portugal a la corona española. En el año de 1580 se publicaron dos traducciones castellanas en octava rima del poema de Camões: una por Benito Caldera, en Alcalá de Henares; la otra por Luis Gómez de Tapia, publicada en Salamanca. Luego apareció en 1591 la traducción de Henrique Garcés, portugués asentado en el Perú. Estas traducciones no son solamente centrales para aclarar problemas ecdóticos, sino que constituyen también testimonios de lecturas y adaptaciones políticas del poema.

El libro de Nicolopulos se lee estupendamente, abunda en datos eruditos y seduce al lector con sus preciosas menciones librescas, como la traducción de Gonzalo Pérez de la Ulyxea de Homero (Amberes, 1550). Además, sugiere numerosas alusiones textuales y preguntas críticas para estudiar la épica. En todo caso, el impecable trazo del roteiro de los tópicos del género y su transmisión textual, así como la propuesta crítica de conectar la poética y la política a través de la imitatio hacen de The Poetics of Empire in the Indies una lectura fundamental para el estudio de la poesía heroica peninsular del siglo XVI.





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