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«Yo he excitado siempre grandes animadversiones i profundas simpatías. He vivido en un mundo deamigos y enemigos, aplaudido y vituperado a un tiempo. Mi vida ha sido desde la infancia una lucha continua ménos debido esto a mi carácter, que a la posición humilde desde donde principié, a mi falta de prestijio, de esos prestijios que la sociedad recibe como realidades; i a un raro concurso de circunstancias desfavorables» (Sarmiento 1896: 4-5).

 

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«La educación pública actual que conocemos tiene sus orígenes más directos en la Revolución Francesa». En el tema de la educación Pública en relación con su emanación de la Revolución Francesa, está Talleyrand: Informe sobre la Instrucción Pública («Dicho informe sería presentado por Talleyrand, en nombre del comité de la constitución, a la Asamblea Nacional, los días 10, 11 y 19 de septiembre de 1791». Cfr. Olegario Negrín Fajado: 15). Piénsese en Condorcel (1743-), que entre otros autores próximos a la Revolución Francesa, que a raíz de los principios de dicha Revolución se produce una gran preocupación por la instrucción pública, también como base de un estado fuerte. Y con su Informe y proyecta de decreto sobre la organización general de la Instrucción púb.: Centro de Estudios Ramón Areces, 1990. Véase el estudio ya clásico pero muy válido de L. Luzuriaga: Historia de la educación pública. Buenos Aires: Losada, 1946.

 

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Los años cuarenta son años muy productivos para Sarmiento; por un lado es un momento de gran actividad política y de gran preocupación por su propia nación desde el exilio pautado por la dictadura rosista (de hecho, si pensamos en su trayectoria, los años cuarenta son los años más productivos, son los años de Facundo, y los años de sus Viajes por Europa, Asia, África y América del Norte. Los viajes se inician en 1846, aparecerán publicados en 1849.De un ludo está en el exilio preocupado por defender los derechos civiles que están socavados con la dictadura de Rosas, y son también estos años en los que escribe para El Mercurio de Valparaíso. Allí traba amistad con Manuel Montt para entonces Ministro de Educación. En 1842 fue director de la Escuela Normal de Preceptores, primera Escuela Normal de Sudamérica, fundada sólo dos años después de la experiencia en Estados Unidos. En El Mercurio aparecerán textos fundamentales para el tema que nos ocupa: como «De la educación de la mujer» (El Mercurio, 20 y 24 de agosto de 1841); «La mujer y la civilización» (El Mercurio, 22, 23 y 24 de agosto de 1841). O textos como «El trabajo de la mujer» (El Progreso, 25 de septiembre de 1844). Los textos a los que nos referiremos están extraídos de la edición de Obras Selectas realizadas por Diana Sorensen, de ahí que las citas en el texto aparezcan consignadas con Sorensen seguidos del número de la página.

 

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Diana Sorensen apunta que para el caso francés «en la década de 1830 en Francia (y por cierto, después de la Revolución de 1848) el discurso sobre e! género ocupa un lugar central en la esfera pública». Diana Sorensen remite al estudio de Joan W. Scolt: Only Paradoxes to Offer: French Femmist and the Rights of Man (1996). Cambridge, Massachusetts, Harvard University Press. Señala Diana Sorensen que «Sarmiento alude a estos pensadores pero soslaya sus ideas o los debates que las engendraron. Así, no nos sorprende que omita mención de mujeres saint-simonianas que se (sic) rehusaron a tomar el patronímico de sus esposos y exigieron no sólo educación sino el voto y la participación activa en la vida económica y política, pero alude alarmado a las que se ensayan con S. Simon a romper con todas las tradiciones morales» (Sorensen XII).

 

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Como bien se sabe, la obra de Fénélon fue escrita hacia 1680 por orden del duque y la duquesa de Beauvilliers, siendo el director de los estudios de estos aunque no se publicó hasta el año 1687. La primera traducción que se hizo en España es de 1919. Traducción de M.ª L.ª Navarro de Luzuriaga. Madrid, Imprenta clásica española.

 

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«Con una metodología preferentemente deductiva y de gran fuerza lógica, defiende Condorcet la igualdad de derechos de la mujer con variados argumentos, que hoy todavía son manejados por los movimientos feministas, si bien otros razonamientos condorcetianos pagan su óbolo al contexto cultural en que se mueve y evidencian la situación crítica que vive nuestro autor, que quiere apuntar a un mundo más igualitario y progresista sin que le sea posible soltar todas las amarras que aún le ligan al que le ha tocado vivir» (Torres del Moral y Marcial Suárez en Condorcet 1980: 32-33).