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180

Art. cit. en n. 171, p. 15, y op. cit. en esta misma n., p. 145. (N. del A.)



 

181

Op. cit. en n. 177, p. 87. (Las cursivas del autor.) (N. del A.)



 

182

Ibíd., p. 87. Y para la acotación clariniana: A. Palacio Valdés y L. Alas, «La desheredada. Primera parte. Novela de don Benito Pérez Galdós», en: La literatura en 1881, Madrid, A. de Carlos Hierro, 1882, p. 132. (N. del A.)



 

183

Argumenta a ese respecto el autor de Nana que «Il n'y a pas de progrès dans une littérature; il n'y a que des évolutions. [...]. Il faut ajouter que ces évolutions dépendent des sociétés, les littératures suivent l'histoire des peuples» (E. Zola, «Víctor Hugo», en: Documents littéraires, París, Charpentier, 18823, p. 51). Evolución o «transformación», en calificativo éste que Alas esgrimirá en algún artículo: «[...] la transformación lenta, pero infalible, de la literatura contemporánea» («La desheredada. Primera parte...», en: op. cit., en n. 182, p. 137). Véase por otro lado, F. Giner, «La política antigua y la política nueva», y «Estado de la ciencia política y bases para su reforma. Por E. Ahrens», en: Estudios jurídicos y políticos, Madrid, V. Suárez, 1875, pp. 197 y 240 (n. de Giner), respectivamente. Había escrito por su parte Ahrens que «La política es una ciencia y un arte de lo que en determinadas condiciones es posible y, repativamente, lo mejor» (E. Ahrens, Enciclopedia jurídica o exposición orgánica de la ciencia del derecho y el estado, traducción, estudio prologal y notas de F. Giner, G. de Azcárate y A. G. de Linares, Madrid, V. Suárez, 1880, t. 3, p. 305). Por otro lado es muy llamativo, sin duda, el contraste entre el «oportunismo literario» y el «oportunismo político» en el Clarín de los primeros años 1880. Más tarde -y conforme vaya acercándose al posibilismo castelarino- nuestro crítico aceptará como es bien sabido las connotaciones pragmáticas, evolucionistas, de un republicanismo respetuoso ya con la legalidad de la Restauración. Ahora bien, en el conocidísimo prólogo a La lucha por el derecho, de R. von Ihering -con la significativa fecha de 1881- declararía el autor con gran contundencia que «lo posible, [...] lo oportuno, [...] lo práctico, [...] lo histórico» es una «enfermedad de nuestro espíritu liberal» para concluir -y nótese la pista positivista que ofrece Alas acerca del «oportunismo»- que «Por medio de una teoría vana se le dice al pueblo que debe esperar el reinado del derecho: Natura non facit saltum; la antigua revolución se ha sustituido [...] con la modernísima evolución; todo se desarrolla por evolución: los animales, las plantas, la vida de la sociedad [...]; querer cambiar este proceso de las cosas es absurdo, es una rebelión contra las leyes de la naturaleza; el derecho, como todo, va por sus pasos contados; es inútil que el hombre se afane, no tendrá más derecho que el correspondiente al estado de desarrollo social en que vive, y este desarrollo [...] depende del determinismo universal [...]. No se negará que éste es el lenguaje que se emplea [...] para disuadirnos de toda pretensión revolucionaria» («Prólogo a R. von Ihering, La lucha por el derecho», en: D. Torres (ed.), Los prólogos de Leopoldo Alas, Madrid, Playor, 1984, pp. 104, 105 y 106). (N. del A.)



 

184

Hace referencia Vidart a dicha polémica con F. de Paula Canalejas en los siguientes términos: «Como oportunismo literario, aunque no habíamos atinado a calificarle así, consideramos nosotros al realismo, antecedente histórico del naturalismo, cuando en el Ateneo de Madrid se discutió por los años de 1875 el estado de nuestra literatura dramática en estos últimos tiempos, y recordamos que en el resumen que hizo de aquella discusión [...] Francisco de Paula Canalejas [...] dijo que el arte contemporáneo no necesitaba la trasfusión de sangre realista que nos propinaba como medicina salvadora el Sr. Vidart; [...] porque [...] la idealidad bella y la bella realidad eran términos parciales, y sobre ellos debía alzarse el armonismo del arte universal./ Sin embargo, las palabras del Sr. Canalejas no nos convencieron, y hoy, en 1884, como en 1875, seguimos creyendo que es necesaria la trasfusión de sangre realista o naturalista [...]» (Art. cit en n. 171, p. 39; en cursivas por el autor). El resumen de dicho debate fue recogido por Canalejas bajo el título de «La poesía dramática en España. Discurso pronunciado en el Ateneo de Madrid la noche del 27 de mayo de 1876», en: La poesía moderna. Discursos críticos, Madrid, Imp. de la Revista de Legislación, 1877, pp. 51-95. En esta conferencia donde bullen en efecto abiertas consideraciones polémicas en torno a los planteamientos de Vidart sobresale, también, la honda huella de la Estética hegeliana y el énfasis puesto en la «idoneidad» de una forma artística para que así logre satisfacer los requisitos que impone determinado momento histórico. Véase un buen ejemplo en la aplicación de esta herramienta dialéctica procedente de la Estética y a propósito de la tesis romántica de la libertad del arte: «El gran Hegel estimó el arte romántico en este sentido, considerando su forma como la propia y genuina de la Edad cristiana, entendiendo que era un momento necesario [...] de la vida estética de la humanidad» (ibíd., p. 61). (N. del A.)



 

185

R. Altamira, «El realismo y la literatura contemporánea», en: La Ilustración Ibérica, 199 (23 de octubre de 2886), p. 679. (N. del A.)



 

186

Ibíd., p. 679 para estas tres últimas citas. (La cursiva es del autor.) (N. del A.)



 

187

Ibíd., p. 679. (La cursiva es del autor.) (N. del A.)



 

188

«Haroldo el normando. Leyenda trágica en tres actos y en verso, de D. José Echegaray», en: op. cit. en n. 182, p. 192. (N. del A.)



 

189

Ibíd., p. 192. También el krausista F. de P. Canalejas, tan impregnado de lecturas hegelianas, había aludido en 1876 al «canon literario» como sinónimo de «exclusivismo artístico» (op. cit. en n. 184, p. 60). (N. del A.)