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370

El conde de San Luis, Ministro de la Gobernación, fue siempre para Rubí su ángel tutelar. El fue quien en 1850, con motivo de las reformas teatrales en el Teatro del Príncipe, cambiando su nombre por el actual de El Español, nombró a Rubí director del mismo. También fue el Conde quien mandó montar la espléndida decoración para el estreno de Isabel la Católica, única en su tiempo, y que contribuyó en gran parte al sonado éxito que obtuvo. Las relaciones de Rubí con Palacio fueron siempre muy estrechas, sobre todo a partir de la representación de Isabel la Católica, que su Majestad la Reina honró con su asistencia, previa lectura en su palacio días antes; y por cuya obra le otorgó el diploma de Comendador de la Orden de Carlos III. Cfr.: A. M. Burgos, «Vida y obra de Tomás Rodríguez Rubí», en: Revista de Literatura 23, n.º 45 (enero-junio 1963), pp. 65-102. (N. del A.)



 

371

La cursiva es nuestra. (N. del A.)



 

372

Folletos literarios, op. cit., pp. 16-19. (N. del A.)



 

373

Ibíd., p. 21. (N. del A.)



 

374

Ibíd., p. 20. (N. del A.)



 

375

Ibíd., p. 22. (N. del A.)



 

376

Ibíd., pp. 23-25. (N. del A.)



 

377

Ibíd., p. 24. (N. del A.)



 

378

La dicotomía verdad histórica/ verdad poética se resolvía para los románticos con un margen de libertad que debía concederse a la imaginación y con una capacidad sugestiva que tradujese al presente de los espectadores los significados del conflicto planteado en el drama histórico L. Romero Tobar, Panorama crítico del romanticismo español, Madrid, Castalia, 1994, p. 311. (N. del A.)



 

379

Folletos literarios, op. cit., p. 24. (N. del A.)