[Florencio Varela], «FOLLETÍN./ (COMUNICADO.)/ EL CRUZADO./ Drama, en cinco actos, por D. José Mármol», El Nacional (IV, 1175, Montevideo, Noviembre 12 de 1842), pp. 2-3.

El dictamen de la Comisión observa: «Ofrece esta pieza [de Mármol] una prueba práctica de lo que antes dijo la Comision sobre las condiciones del arte, que llamó mecánicas. Ciertamente, que si la versificacion, el estilo, el uso de la lengua correspondiesen en esta pieza al número, á la entonación, y á las ideas, no seria este el lugar que ocuparia entre las del Certámen». (Juan Bautista Alberdi, Obras Completas de [...], cit., t. II, p. 69 ss. y pp. 74 y 75).

Echeverría formula ideas acordes en su respuesta a «Consideraciones sobre la situación y el porvenir de la literatura Hispano-Americana», de Alcalá Galiano (cf. OCEE, IV, pp. 96-108, p. 102).

Cf. ibid., p. 100.

Se refiere al dictamen de la Comisión.

Echeverría, en su escrito «La canción» (OCEE, pp. 132-137) expresa: «Dos cosas hay que examinar en toda creación artística: una es la idea, la otra la forma que reviste aquel gérmen primitivo: la primera mas es parto del ingenio, la segunda del arte; una y otra se complementan y ambas deben coexistir orijinales y perfectas en la obra del verdadero poeta» (p. 136). En «Fondo y forma en las obras de imaginación» (OCEE, pp. 74-85): «Una obra sin fondo es un esqueleto sin alma [...]; una obra toda fondo, es hermosura descarnada y sin atavío que en vez de hechizar espanta» (p. 82).

En la nota 7 del manuscrito de 1849 de los Cantos del peregrino Mármol esgrime una disculpa diferente: «Nosotros hicimos por primera vez unos malos versos en diciembre del año 39, y no podíamos hacer una obra artísticamente acabada en mayo del año 41, en cuyo período sufrimos las persecuciones de Rosas, empleando nuestras horas libres en los estudios de Derecho que hacíamos entonces que nuestra vocación no estaba fijada» (José Mármol, Cantos del Peregrino, edición crítica de Elvira Burlando de Meyer, Buenos Aires, Eudeba, 1965, pp. 402-403, p. 403).

J. B. Alberdi, op. cit., p. 66.

Alberdi, op. cit., p. 63 y 64.

En una carta dirigida a su «idolatrada hermana» el 31 de mayo [de 1841], Mármol narra que desde la lectura de los primeros versos de su poema el público empezó a clamar por el autor y cada verso era interrumpido por aplausos y vivas. Finalmente, cuando subió al escenario, lo hizo entre los gritos de un pueblo que mezclaba el nombre de Mármol con los de Patria y Libertad ([José Mármol], [Carta autógrafa a su hermana], Buenos Aires, Archivo General de la Nación, 20-4-7, Doc. 7454, Colección José Mármol, Legajo 1, Correspondencia, Colección M. C. Gras, 1829-1853-S/ R).