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José-Carlos Mainer ha resumido los aportes de esta corriente crítica en el volumen La edad de plata (902-1931). Ensayo de interpretación de un proceso cultural, Barcelona, Libros de la Frontera, 1975; cf. los tres primeros caps. y las pp. 288-91.



 

131

R. Pérez de la Dehesa, Ob. cit., pp. 167-266.



 

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Para Cejador, Ganivet era «más filósofo o pensador original que superficial narrador, apenas se detiene a describir, penetrando, en cambio, en el pensar y querer de sus personajes y condensando en ceñidas razones lo que otros no dirían sino con muchas palabras».



 

133

Carta de Francisco Navarro Ledesma, octubre, 1898 (ROc, núm. 33, 1965).



 

134

Melchor Fernández Almagro, Vida y obra de Ángel Ganivet, Madrid, Revista de Occidente, 1952.



 

135

Ediciones del Epistolario de Ganivet: F. Navarro Ledesma, Madrid, 1904; Correspondencia familiar (cartas inéditas) (1888-1897), ed. de Javier Herrero (Granada, 1969; [cartas cruzadas con Navarro Ledesma], ROc, núm. 33 (1965), 273-323; A. Gallego Morell, Estudios y textos ganivetianos, Madrid, CSIC, 1971.



 

136

Javier Herrero, Ángel Ganivet; un iluminado, Madrid, Gredos, 1966 (cf. páginas 134-6); Miguel Olmedo Moreno, El pensamiento de Ganivet, Madrid, Revista de Occidente, 1965.



 

137

Los Trabajos, p. 348 (cito por la ed. de Revista de Occidente, Madrid, 1966).



 

138

El libro de Javier Herrero contradice la repetida interpretación sobre la pérdida de la fe en Ganivet, sustituyéndola por la opuesta por el vértice, ya que como escribe Herrero «puesto que el hombre no se basta a sí mismo, necesita de dioses, de la fe religiosa para vivir» (p. 45). Cf. especialmente pp. 281-3 del libro de este autor.



 

139

Francisco García Lorca, Ángel Ganivet, su idea del hombre (Buenos Aires, 1952), pp. 237-43.



 
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