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1

Algunos editores, como Cáceres, 1990 y García-Abrines, 1994, han optado por publicarlos fuera del corpus que constituye Guerras físicas, proezas medicales, hazañas de la ignorancia, ordenándolos con unos criterios temáticos personales (1990), o siguiendo el orden del manuscrito que le sirvió de base para su edición (1994).

 

2

Con todo, me parece excesivo hablar, como hace Müller, 1978, pp. 218-241, para el caso de Quevedo, de que su obra refleja la descomposición de la estructura estamental de la sociedad de su tiempo.

 

3

Resulta útil, por esclarecedor, el breve pero enjundioso capitulo que Arellano, 1998, pp. 17-25, dedica a «la estética de la agudeza».

 

4

Lorente, 2000, pp. 191-227.

 

5

Quevedo, Capitulaciones matrimoniales, vol. I, p. 54.

 

6

Técnicas que ya señalaron Bueno, 1972, y Caballero, 1984.

 

7

En buena medida estas metáforas reductoras hacen referencia a la joroba de Liseras. Así «escarabajo físico», «quirquincho de médicos», «licenciado galápagos» u «odre hidrópico de viento». Además de «mono de la medicina», «jimio de los curanderos», o «espantajo de barberos».

 

8

Esto si aceptamos que Liseras respondiera a Caviedes por el Coloquio..., y que no sea una mala colocación de los colectores de la obra poética de Caviedes, porque extraña mucho que el cirujano limeño se diera por aludido por aparecer en una décima del citado poema y no contestara a otros poemas, como la «Receta que el autor dio a Liseras para que sanase de la corcova: píntale primero los accidentes que padece y después le pone el remedio en este romance», en los que él era el blanco exclusivo de la crítica caviedesca.

 

9

No sé si es ocioso recordar a estas alturas que la forma hiperbólica compuesta por la comparación más que gozaba ya de enorme vigencia en la tradición grecolatina, como demostrara Lida, 1939, pp. 20-63, si bien como fórmula aplicada a la poesía eclógica, y que Quevedo, modelo indiscutible de Caviedes, la utiliza con cierta frecuencia su poesía satírico-burlesca. Reedy, 1964, pp. 90-91, subrayó de pasada el uso de la técnica de la comparación como una de las favoritas de Caviedes «en una amplia porción de poemas» (la traducción es mía).

 

10

García Abrines, 1994, p. 177, nota 2, ya observó que vuelve a utilizar estos versos, con ligeras variantes, en el comienzo del poema «Al mismo asunto en arrimados», dedicado al casamiento del hojalatero Mejía, «corcovado» también como Liseras. Ello viene a mostrar, una vez más, que el motivo original del ataque al cirujano limeño no es la inquina personal, sino las posibilidades literarias que la deformidad física ofrece al escritor barroco (a todo escritor barroco). En este sentido, no está de más recordar los tan conocidos ataques de Quevedo, Góngora y Lope de Vega a la deformidad física de Ruiz de Alarcón.