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La traición en la amistad

Comedia famosa

María de Zayas y Sotomayor


[Nota preliminar: Edición a cargo de Teresa Ferrer Valls. Grupo de investigación DICAT. Proyecto TC/12.

Edición realizada a partir de la copia manuscrita de la Comedia famosa de La traición en la amistad, conservada en la BNE, signatura Res. 173. Se han tenido en cuenta las siguientes ediciones modernas de la obra: la edición de Manuel Serrano y Sanz (en Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas desde el año 1401 al 1833, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1903, pp. 590-620); la edición de Alessandra Melloni (Verona, Università degli Studi di Verona, 1983); la edición de Felicidad González Santamera y Fernando Doménech (en Teatro de mujeres del Barroco, Madrid, ADE, 1994, pp. 45-172); la edición de Teresa Scott Soufas (en Women's Acts: Plays Women Dramatists of Spain's Golden Age, Lexington, University Press of Kentucky, 1997, pp. 273-308); la edición de Valerie Hegstrom (Lewisburg, Bucknell University Press, 1999).]



LOS QUE HABLAN EN ELLA
 

 
MARCIA.
FENISA.
BELISA.
LAURA.
FELIS.
LISEO.
GERARDO.
DON JUAN.
LAURO.
LEÓN.
ANTONIO y FABIO.
[LUCÍA.]





ArribaAbajoJornada I

 

Salen MARCIA y FENISA.

 
MARCIA
   Vi, como digo, a Liseo
en el Prado el otro día,
con más gala que Narciso,
más belleza y gallardía.
Puso los ojos en mí5
y en ellos mismos me invía
aquel veneno que dicen
que se bebe por la vista.
Fueron los míos las puertas,
pues con notable osadía10
se entró por ellos al alma,
sin respetar a sus niñas.
Siguiome y supo mi casa,
y por la nobleza mía
apareció el ciego lazo,15
que solo la muerte quita.
Solicitome amoroso,
hizo de sus ojos cifras
de las finezas del alma,
ya por mil partes perdida.20
Yo, Fenisa, enamorada,
tanto como agradecida,
estimo las de Liseo
más de lo justo.
FENISA
Me admira,
Marcia, de tu condición.25
MARCIA
No te admires, sino mira,
Fenisa, que amor es dios,
cuya grandeza ofendida
con mi libre voluntad
de esta suerte me castiga.30
Ya hizo el alma su empleo,
ya es impusible que viva
sin Liseo, que Liseo
es prenda que el alma estima;
y mientras mi padre asiste,35
como ves, en Lombardía,
en esta guerra de amor
he de emplearme atrevida.
Si tú pretendes que crea
que eres verdadera amiga,40
no me aconsejes que deje
esta impresa a que me obliga,
no la razón, sino amor.
FENISA
Mal dices, siendo mi amiga,
poner duda en mi amistad,45
mas, si a lo cierto te animas,
justo será, Marcia amada,
que temas y no permitas
arrojar al mar de amor
tu mal regida barquilla.50
Considera que te pierdes,
y a las penas que te obligas
en mar de tantas borrascas,
confusiones y desdichas.
¿Qué piensas sacar de amar55
en tiempo que no se mira
ni belleza, ni virtudes,
solo la hacienda se estima?
MARCIA
Naide puede sin amor
vivir.
FENISA
Confieso; mas mira,
60
bella Marcia, que te enredas
sin saber por do caminas.
El laberinto de Creta,
la casa siempre maldita
del malicioso Atalante,65
el jardín de Falerina,
no tienen más confusión.
¡Lástima tengo a tu vida!
MARCIA
Espantada estoy de verte,
Fenisa, tan convertida.70
¿Haste confesado acaso?
Ya me cansa tu porfía.
¿No aman las aves?
FENISA
Sí aman,
y no te espante que diga
lo que escuchas, pues amor75
esta ciencia me pratica.
Ya sé que la dura tierra
tiene amor y que se crían
con amor todos sus frutos,
pues sabe amar aunque es fría.80
MARCIA
Pues, ¿por qué ha de ser milagro
que yo ame, si me obliga
toda la gala que he visto?
Y para que no prosigas,
verás en aqueste naipe85
un hombre donde se cifran
todas las gracias del mundo.
Él responda a tu porfía.
FENISA

 (Aparte.) 

(¡Ay de mí!)
MARCIA
¿Ya te suspendes?
Dime ahora, por tu vida,90
¿qué pierdo en ser de unos ojos,
cuyas agradables niñas
tienen cautivas más almas
que tiene arenas la Libia,
estrellas el claro cielo,95
rayos el sol, perlas finas
las margaritas preciosas,
plata las fecundas minas,
oro Arabia...?
FENISA

 (Aparte.) 

(¡Ay, Dios! ¿Qué he visto?
¿Qué miras, alma, qué miras?100
¿Qué amor es este o qué hechizo?
¡Tente, loca fantasía!
¡Qué máquina, qué ilusión!
¡Marcia y yo somos amigas!
Fuerza es morir. ¡Ay, amor!,105
¿por qué pides que te siga?
¡Ay, ojos de hechizos llenos!)
MARCIA
Suspensa estás, ¿qué imaginas?
Fenisa, ¿no me respondes?
¿No hablas?
FENISA
¿Llamas, amiga?
110
MARCIA
No estoy muy bien empleada.
FENISA

 (Aparte.) 

(Yo le vi, por mi desdicha,
pues he visto con mirarle
el fin de mi triste vida.)
Digo, Marcia, que es galán.115
Mas cuando pensé que habías
hecho a Gerardo tu dueño,
¿olvidas lo que te estima?
¿No estimas lo que te adora,
siendo obligación?
MARCIA
No digas,
120
que a nadie estoy obligada
sino a mi gusto.
FENISA

 (Aparte.) 

(Perdida
estoy por Liseo. ¡Ay, Dios!
Fuerza será que le diga
mal de él porque le aborrezca.)125
¿Cuidado de tantos días,
como el del galán Gerardo,
por el que hoy empieza, olvidas?
Demás, [que] de aqueste puedes,
fingiendo amor, cortesía,130
estimación y finezas,
burlarte; y es más justicia
estimar a quien te quiere,
más que a quien quieres.
MARCIA
Que digas
razones tan enfadosas...135
Alguna cosa te obliga
a darme, Fenisa, enojos.
¿Qué pensamientos te animan?
FENISA
No te enojes.
MARCIA
¿Cómo pides
que no me enoje si quitas140
a mis deseos las alas,
a mi amor la valentía,
a mis ojos lo que adoran
y a mi alma su alegría?
¿Quiéresle acaso?
FENISA
¿Yo, Marcia?
145
¡No está mala la malicia!
MARCIA
No es malicia, sino celos.
FENISA
¿Por qué el retrato me quitas?
MARCIA
Muestra que tú de Liseo
valor ni parte no estimas150
y, si le estimas, ¿procuras
que yo le aborrezca?
FENISA
Amiga
Marcia, escucha, no te vayas.
¡Aguarda, por vida mía!
¡Oye, por tu vida, escucha!155
MARCIA
Muy enojada me envías.
Quien dice mal de Liseo
pierda de Marcia la vista.
 

(Vase.)

 
FENISA
Pierda la vista de Marcia
quien piensa ganar la vista160
de la gala de Liseo.
¿Hay más notable desdicha?
¿Soy amiga? Sí. Pues, ¿cómo
pretendo contra mi amiga
tan alevosa traición?165
Amor, de en medio te quita.
¡Jesús!, el alma te abrasa.
¿Dónde, voluntad, caminas
contra Marcia tras Liseo?
¿No miras que vas perdida?170
El amor y la amistad
furiosos golpes se tiran.
Cayó el amistad en tierra
y amor vitoria apellida.
¡Téngala yo, ciego dios,175
en tan dudosa conquista!
 

(Sale DON JUAN.)

 
DON JUAN
   Marcia me dijo, Fenisa,
que estabas aquí, y así
a ver tus ojos subí.
FENISA
Siempre el corazón avisa180
   el bien y el mal, y así a mí
el corazón me decía,
mi don Juan, con su alegría
que tú llegabas aquí.
DON JUAN
   Bien mi voluntad merece185
tu favor, Fenisa mía,
mas el alma desconfía,
con que mil penas padece.
FENISA

 (Aparte.) 

   (Aunque a don Juan digo amores,
el alma en Liseo está,190
que en ella posada habrá
para un millón de amadores.
   Mas quiérole preguntar
quién es este por quien muero
nuevamente.)
DON JUAN
Pues no quiero
195
verte así contigo hablar,
   si no es que a ti te enamoras,
porque yo no te merezco.
FENISA
¿Celos, don Juan?
DON JUAN
Yo padezco,
y tú mi dolor ignoras.200
   Maldiciones de Fenisa
son estas. Tú pagas mal
mi amor.
FENISA
¿Y tú, desleal,
eso dices a Fenisa,
   a quien por quererte ha sido205
una piedra helada y fría
con los hombres?
DON JUAN
Una harpía,
un desamor, un olvido,
   dirás, Fenisa, mejor.
Ya sé tus tretas, sirena, 210
que ya en tu engaño y mi pena
hace sus suertes amor,
   y eres...
FENISA
¡Basta! No haya, no, más,
que estás en quejarte estraño.

 (Aparte.) 

(De esta manera le engaño.215
¡Ay, Liseo! ¿Dónde estás?)
   Que yo te diré en qué estaba,
como viste, divertida.
DON JUAN
¡Dilo presto, por tu vida,
que la mía se me acaba!220
FENISA
   ¿Tú muerto? Mil años vivas.
Di, ¿conoces a un galán
en quien cifradas están
las pretensiones altivas
   de las damas de esta corte?225
DON JUAN
¿Qué dices? ¿Qué es lo que veo?
¿Respondes a mi deseo,
mas quieres que pague el porte?
FENISA
   Escucha, así Dios te guarde,
que yo te diré el deseo230
que me mueve y es Liseo
su nombre.
DON JUAN
¡Ay, amor cobarde,
   qué presto desmayas! Fiera,
¿tal me preguntas a mí?
[FENISA]
No pienses, don Juan, que en ti235
hay causa de tal quimera.
   ¿De ti mismo desconfías,
cuando tus partes están,
por gentilhombre y galán,
venciendo damas?
DON JUAN
¿Porfías
240
   en darme la muerte, ingrata?
FENISA

 (Aparte.) 

(Mejor, don Juan, lo dijeras,
triste de mí, si supieras
que este Liseo me mata.
   Mas amor manda que calle;245
desimular quiero.)
DON JUAN
A fe
que ya en tus ojos se ve,
fiera, que debes de amalle.
FENISA
   Tu engaño, don Juan, me obliga
a descubrirte el secreto,250
por lo que quise saber
quién es el galán Liseo.
Pretende de Marcia bella
el dichoso casamiento,
siendo, por fuerza de estrellas,255
conformes en los deseos.
Quíseme informar de ti
si es noble, porque discreto
y galán, ella me ha dicho
que es de aquesta corte espejo;260
y tú, sin mirar que soy
la que te estima por dueño,
estás con celos pesado,
pidiendo sin causa celos.
No me verás en tu vida265
y, pues celos de Liseo
te obligan a esta locura,
yo haré que tus pensamientos
tengan, por locos, castigos,
pues de hoy más quererle pienso.270
Y así servirá a los hombres
tu castigo de escarmiento,
que no se ha de despertar
a las mujeres del sueño
que firmes y descuidadas275
dulcemente están durmiendo.
DON JUAN
¡Aguarda!
FENISA
No hay que aguardar.
De Liseo soy.

 (Aparte.) 

(El cielo
lo haga.)
DON JUAN
Tras ti voy, fiera,
que por amarte me has muerto.280
 

(Vanse, y sale LISEO y LEÓN, lacayo.)

 
LEÓN
   Contento vienes, como si ya fueras
señor del mundo, por haberte dicho
la bella Marcia que te adora y quiere.
LISEO
¿No te parece que de un [bello] ángel
se han de estimar favores semejantes285
y engrandecer el alma porque en ella
quepa la gloria de merced tan grande?
LEÓN
Si va a decir verdad, como no busco
amor de mantequillas ni alfeñique,
[ni] andarme casquivano y boquiabierto,290
de día viendo damas melindrosas,
de noche requebrando cantarillas,
de las que llenas de agua en las ventanas
ponen a serenar por los calores;
pues a cabo un cuidado de quebrarse295
la cabeza, no hará sino caerse
y romperle los cascos cuando menos.
¡Pesie a quien me parió, que no hay tal cosa
como las fregoncillas que de estos años
en la Corte se usan!
LISEO
Mi alegría
300
escucharte me manda. Dime al punto
cómo son las fregonas que se usan.
LEÓN
Si preguntas, señor, de las gallegas,
rollizas, carihartas y que calzan
doce puntos o trece por lo menos;305
dos varas de cintura, tres de espalda;
que se alquilan por meses y preguntan
si acaso hay niños, viejos o escaleras;
de las que sacan de partido un día
y hurtan cada día algunas horas; 310
buscan sus cuyos cuando salen fuera,
y venimos a serlo los lacayos
por nuestra desventura y mala estrella;
llevan su medio espejo y salserilla
y, entrando en el portal que está más cerca,315
se jalbegan las caras como casas,
y se ponen almagre como ovejas;
y tras de esto, buscando su requiebro,
se vuelven hiedras a su tronco asidas;
llevan sabrosas lonjas de tocino320
y, en pago de esto, vuelven a sus casas
con un niño lacayo en la barriga,
o mozo de caballos por lo menos.
Nosotros paseamos por su calle,
haciendo piernas y escupiendo fuerte,325
hasta que llega la olorosa hora
en que quieren verter el... ya me entiendes,
alcahuete discreto de fregonas,
cuyo olor nos parece más suave
que el de la algalia, y aun decirte puedo330
que alguna vez le tuve por más fino.
Estas, como te he dicho, son gallegas,
fruta para nosotros solamente;
que de las fregoncillas cortesanas
no hay que decir, pues ellas mismas dicen335
que son joyas de príncipes y grandes,
y aun hay muchos que humillan su grandeza
al estropajo de estas bellas ninfas,
que te puedo jurar que he visto una
que tal vez no estimó de un almirante340
cien escudos, señor, por solo dalle
la paz al uso de la bella Francia.
Con estas se regala y entretiene
el gusto, y más cuando se van al río,
que allí mientras la ropa le jabonan,345
ellas se dan un verde y dos azules;
y no estas damas hechas de zalea
que atormentan a un hombre con melindres
y siempre están diciendo: «¡Dame, dame!».
LISEO
¡Ay, mi León!, que [en] sola Marcia veo350
un todo de hermosura, un sol, un ángel,
una Venus hermosa en la belleza,
una galana y celebrada Elena,
un sacro Apolo en la divina gracia,
un famoso Mercurio en la elocuencia, 355
un Marte en el valor, una Diana
en castidad...
LEÓN
Parece que estás loco.
¿Para qué quieres castas ni Dianas?
Anda, señor, pareces boquirrubio.
¿Para qué quiero yo mujeres castas?360
Mejor me hallara si castiza fuera.
Por aquesto reniego de Penélope,
y a Lucrecia maldigo; ensalzo y quiero
a la Porcia sin par, que solo Bruto,
si acaso en el amor te parecía,365
pudo hacer desatino semijante.
¡Por vida de mis mozas!, que si fuera
mujer, que había de ser tan agradable
que no había de llamarme naide esquiva.
Dar gusto a todo el mundo es bella cosa,370
bien sabe en eso el cielo lo que hizo.
Tengo estas barbas, que si no, yo creo
que fuera linda pieza. ¡Oh, si tuviera
una famosa bota como digo
verdad en esto!
LISEO
¡Calla!, que parece
375
que vienes como sueles, pues no miras
que, con tu lengua, la virtud ofendes
más estimada y de mayor grandeza.
Mas eres tonto, no me espanto de esto.
LEÓN
Perdona si te digo que tú eres380
el tonto si de castas te aficionas.
Mas que si Marcia esa quimera hace
que te ha de aborrecer; que las mujeres,
aunque sean Lucrecias, aborrecen
los hombres encogidos y se pierden385
por los que ven graciosos, desenvueltos,
y más si al «dame, dame» son solícitos.
Si no, mira el ejemplo: a cierta dama
cautivaron los moros y, queriendo
tratar de su rescate su marido,390
respondió libremente que se fuesen,
que ella se hallaba bien entre los moros;
que era muy abstinente su marido
y no podía sufrir tanta Cuaresma;
que los moros el viernes comen carne395
y su marido solo los domingos,
y an este día solo era grosura,
y el tal manjar ni es carne ni pescado.
¿Entiendes esto? Pues si Marcia sabe
que eres tan casto, juzgará que tienes400
la condición de aqueste que quitaba
a esta pobre señora sus raciones,
o entenderá que eres capón, que basta.
LISEO
Ya parece, León, que desvarías.
Pero mira al balcón, ¿es Marcia aquella?405
LEÓN
   No es sino Fenisa, amiga suya.
 

(Sale FENISA al balcón.)

 
FENISA
León, llama a Liseo.
LEÓN
Señor, llega,
que la hermosa Fenisa quiere hablarte.
FENISA
Dichosa es la que merece amarte.
LISEO
   ¿Qué mandáis, Fenisa hermosa?410
Pues por mi dicha merezco
que de Marcia hermosa el alma
tenga de hablarme deseo.
Hablad, señora, ¡por Dios!,
y no tengáis más suspenso415
a quien os adora a vos
por estrella de su cielo.
Y si sois de aquella diosa
en quien adoro...
FENISA

 [Aparte.] 

(¿Qué espero?
Dejé a Marcia con don Juan420
y vengo llena de miedo
a ver de mi dulce ingrato
la gala que no merezco,
hurtando a Marcia sus glorias,
las cortas horas al tiempo.425
Escribí un papel, y en él
mi amor y ventura he puesto.
Enojada me fingí,
y con este engaño dejo
a don Juan pidiendo a Marcia430
que de esta paz sea tercero,
y aunque a mi don Juan adoro,
quiero también a Liseo,
porque en mi alma hay lugar
para amar a cuantos veo.435
Perdona, amistad, que amor
tiene mi gusto subjeto
sin que pueda la razón
ni mande el entendimiento.
Tantos quiero cuantos miro440
y, aunque a ninguno aborrezco,
este que miro me mata.)
LISEO
Fenisa, ¿tanto silencio?
No dilates más mis glorias.
Dime si traes de mi dueño445
algún divino mensaje.
FENISA

 [Aparte.] 

(Amistad santa, no puedo
dejar de seguir a Amor.)
De aqueste papel, Liseo,
sabrás lo que me preguntas;450
léele, que te prometo
que me cuesta harto cuidado
la travesura que he hecho,
y queda, a Dios.
LISEO
¿Ya te vas?
¡Aguarda, por Dios!
FENISA
No puedo.
455

 [Aparte.] 

(¡Ay, ojos, en cuyas niñas
puso su belleza el cielo!)
A Dios.
 

(Vase.)

 
LISEO
Id con él, señora.
Dulce papel de mi dueño,
no carta de libertad,460
sino de más cautiverio.
LEÓN
¿Es ligno en crucis acaso?
¿Es de alguna santa el hueso
lo que te dio aquella dama?
LISEO
¿Por qué lo preguntas, necio?465
LEÓN
Bésasle tan tiernamente
que no es mucho si sospecho
que es reliquia haber papel.
¡Ahora sí que estás bueno!
¡Mas, si fuera Marcia casta,470
no granjeara en aquesto!
LISEO
Si merezco, papel mío,
saber lo que tienes dentro,
romperé para gozarlo
aqueste divino sello. 475
LEÓN
¡Acaba! ¿Qué estás dudando,
si no temes que los griegos
del gran caballo troyano
trae metidos en su centro?
LISEO
¿No es esta letra de Marcia?480
LEÓN
Y vendrá a ser, por lo menos,
de la fregona de casa.
LISEO
Calla, que leerle quiero.
Oíd la boca de Marcia:
«Supe, gallardo Liseo,485
tu nobleza, tu valor
y tu gran merecimiento.
En tu retrato miré
las partes que te dio el cielo,
y al fin por ojos y oídos490
me dio el amor su veneno,
y aunque entiendo [quien] te adora,
hoy a quererte me atrevo,
que amor no mira amistades,
ni respeta parentescos.495
Dirás que fuera mejor
morir, pues tú me has muerto.
No se queda sin castigo
mi amoroso atrevimiento;
y si quieres de más cerca500
oír mis locos deseos,
escuchar mis tristes quejas
y amorosos pensamientos,
vivo a San Ginés. ¡Ay, Dios!,
si no vivo, ¿cómo miento?505
Vivo solo donde estás,
porque donde no estás muero.
En unos hierros azules
dadas las doce te espero,
donde perdones los míos,510
pues vienen de amor cubiertos».
¿Qué dices de esto, León?
LEÓN
¿Qué he de decir? Que eres necio
si no gozas la ocasión,
pues te ofrece sus cabellos.515
Esta sí que me da gusto,
que descubre sin estremos
los que tiene allá en el alma.
Parece que estás suspenso.
¡Ventura tienes, por Dios!520
Di, ¿sabes encantamentos?,
¿con qué hechizas esta gente?,
¿traes algún grano de helecho?
Marcia te adora y estima;
Fenisa, por ti muriendo.525
¿Y Laura?
LISEO
¡Calla, borracho!
Si sabes que la aborrezco,
¿por qué me nombras su nombre?
¡Vive Dios!
LEÓN
¡Jesús! ¿Tan presto
te enojas? Detén la mano,530
que ya la paso en silencio;
mas dime en qué ha de parar
esta quimera, que creo
que te has de volver Gran Turco.
Di, ¿qué pretendes?
LISEO
Pretendo
535
darte cien espaldarazos.
LEÓN
Dios te guarde, que yo pienso
que no te verás por dar
a puertas de monasterios,
y si das, son mojicones,540
cosa que, aunque por momentos
los des, no les quitarás
la herencia a tus herederos;
mas si pasas adelante
con estas cosas, sospecho545
que han de reñir y arañarse,
que esto y más pueden los celos.
Las fregonas por nosotros
cada día hacen esto;
mas las damas, no es razón.550
LISEO
¿Quieres callar, majadero?
Ya me cansan tus frialdades.
Ya de escucharte me ofendo.
LEÓN
¡Casto dice, y tiene tres!
Éreslo como mi abuelo,555
que no dejaba doncellas
ni aun las casadas, sospecho.
Era cura de un lugar
y, en lo que tocaba al sesto,
curaba muy bien su gusto,560
pues el día de su entierro
iban diciendo «¡ay, mi padre!»
todos los niños del pueblo.
Algunos mormuradores
al obispo le dijeron565
que tenía doce hijos,
sin los demás encubiertos.
Vino el obispo al lugar
a castigar tantos yerros,
y él le salió a recebir,570
desimulado y secreto.
Dijo el obispo: «¡Traidor!,
¿cuántos hijos tenéis?». «Pienso
-respondió- que he de tener,
si no me engaño y es cierto,575
tantos como useñoría,
y aun sospecho que uno menos».
Llegaron con esto a casa
y, al entrar en ella, vieron
los doce niños vestidos580
de un leonado terciopelo
y con hachas en las manos.
Quedó el obispo suspenso,
mirando con atención
los muchachos. Y mi abuelo585
dijo: «¿Qué mira, señor?
¿Estos doce candeleros?
Pues yo le juro que todos
dentro de casa se hicieron».
LISEO
¿Acabaste?
LEÓN
No, señor,
590
que se me acuerda otro cuento
tan gracioso como este otro.
LISEO
Lo que has hablado no creo,
que habla más un papagayo.
LEÓN
Dábale mucho contento595
tener las criadas mozas,
y habiendo por fuerza hecho
que tuviese una ama vieja
de a cincuenta años, fue puesto
en la mayor confusión600
en que no se vio en su tiempo.
Y para poder medir
con su gusto el mandamiento,
tomó dos de a veinte y cinco,
que fue el más famoso cuento.605
LISEO
¡Calla ya, por Dios!
LEÓN
¿Te ofendes
de tan graciosos subcesos,
y de eso estás enfadoso?
¡Por Cristo que no te entiendo!
LISEO
Divina Marcia, perdona610
si en no ser leal te ofendo,
que a Fenisa voy a ver,
y aun a engañarla si puedo.
Si no te viere esta noche,
no te enojes, que el que pierdo615
soy yo, que pierdo tu vista.
Vamos, León.
LEÓN
Ya está hecho.
Vamos, y el cielo permita
que algún fregonil subjeto
haya en casa, porque yo620
reciba algún pasatiempo.
 

(Vanse, y sale GERARDO.)

 
GERARDO
   Goce su libertad el que ha tenido
voluntad y sentidos en cadena;
y el condenado en la amorosa pena
el dudoso favor que ha pretendido625
en dulces lazos, pues leal ha sido;
de mil gustos de amor el alma llena,
el que tuvo su bien en tierra ajena,
triunfe de ausencia, sin temor de olvido;
viva el amado sin favor celoso,630
y venza su desdén el despreciado;
logre sus esperanzas el que espera,
con su dicha se alegre el venturoso,
y con su amada el vencedor amado,
y el que busca imposibles, cual yo, muera.635
 

(Salen ANTONIO y FABIO con sus instrumentos.)

 
FABIO
   ¿Mandas, señor, que cantemos?
GERARDO
Fabio, Antonio, bienvenidos
seáis.
ANTONIO
Cuidados perdidos
son los tuyos.
FABIO
¿Qué diremos?
GERARDO
   Mi pasión podéis cantar.640
FABIO
Será muy triste canción.
¡Que en siete años de afición
no te acabes de cansar!
GERARDO
   Cual Jacob, querré otros siete
si he de gozar a Raquel.645
ANTONIO
Aquí no hay suegro cruel,
ni Lía que te subjete.
GERARDO
   Unas endechas me di.
FABIO
¿Endechas?
ANTONIO
¿Endechas quieres?
¿Amante de endechas eres?650
GERARDO
¡Ay, Fabio! ¡Ay, Antonio, sí!
   Cantad, pues, y no templéis,
basta mi tristeza fiera.
FABIO
¡Bravo amor!
ANTONIO
¡Brava quimera!
GERARDO
Ea, cantad si queréis.655
 

(Cantan y GERARDO se pasea.)

 
   ¿Por qué, divina Marcia,
de mis ojos te ausentas
y en tanto desconsuelo
triste sin ti me dejas?
Si leona no eres,660
si no eres tigre fiera,
duélete, desdén mío,
de mis rabiosas penas.
 

(A la ventana BELISA y MARCIA.)

 
BELISA
Llega, querida prima,
así tus años veas665
logrados y empleados
en quien más te merezca.
Escucha cómo cantan.
 

(Cantan.)

 
FABIO
¡Ay, celoso tormento!
¡Ay, traidora sospecha!670
Ya que me olvida Marcia,
¿por qué tú me atormentas?
BELISA
¡Oh, prima de mis ojos!
Buena ocasión es esta.
MARCIA
Calla, que me disgustas,675
o diré que eres necia.
 

(Cantan.)

 
FABIO
Amigo pensamiento,
tras esta ingrata vuela,
dulce sueño que el alma
tanta pasión le cuesta.680
GERARDO
En el balcón hay gente.
¿Será mi Marcia bella?
Mas no soy tan dichoso
que tal favor merezca.
 

[Cantan.]

 
FABIO
¡Ay!, que a mi ingrata bella685
más la endurecen mis rabiosas penas.
BELISA
Amada prima mía...
MARCIA
¿Que me vaya deseas,
pues en esto me hablas?
 

(Vase.)

 
BELISA
No te vayas, espera.690

 [A GERARDO.] 

Sabe el cielo, Gerardo,
cuánto el veros me pesa
en tan grande desdicha.
GERARDO
¿Sois vos, Belisa bella?
¿Y mi Marcia divina?695
BELISA
Aquí estaba, y roguela
que tu pasión mirase,
mas cruel persevera.
Mas no es justo desmayes
que, aunque más me aborrezca,700
he de hacer vuestras partes.
Tened, señor, paciencia.
 

(Vase.)

 
GERARDO
¡Ay, señora, así vivas,
mi desdicha remedia!
Y vosotros, dejadme705
solo con mis tristezas.
FABIO
¡Triste mancebo! Antonio,
miedo tengo que muera.
ANTONIO
Dejémosle que a solas
pasa mejor sus penas.710
 

(Vanse los dos.)

 
[GERARDO]
¡Oh, Dafne fugitiva,
y aun más ingrata que ella,
pues huyes de tu amante
cuando amarle debieras!
Plegue a Dios que el que amares715
te deje cual me dejas,
pues a mí, que te adoro,
desdeñosa desprecias.
De mi pasión se duelen
hasta las duras piedras,720
y de ella enternecidas
ablandan su dureza.
Mis lágrimas son tantas
que el reino que gobierna
el sagrado Neptuno 725
no tiene más arenas.
Dejad los hilos de oro,
en que ensartáis las perlas,
y ayudadme llorando,
del mar bellas sirenas. 730
Plegue a los cielos, Marcia,
pues mi pasión te alegra,
que ante tus fieros ojos
muerto a Gerardo veas.
 

([Vase]. Salen LAURA y FELIS, paje.)

 
FELIS
Dímelo, así Dios te guarde.735
LAURA
¿Qué te tengo de decir?
Que soy, Felis, desdichada,
que sin ventura nací.
FELIS
No es sin causa esta pasión,
fíate, Laura, de mí,740
que si puedo remediarla,
lo haré aunque entienda morir.
Mil días ha que te veo
desconsolada vivir.
LAURA
¿Vivir? Si vi[vi]era Felis,745
no fuera malo.
FELIS
¿Es así?
¿Qué tienes, señora mía?
Bien me lo puedes decir,
que contado el mal se alivia.
LAURA
Es verdad, escucha.
FELIS
Di.
750
LAURA
Ya conoces a Liseo,
pues de aqueste, Felis, fui
requebrada y pretendida.
FELIS
¿Eso no más?
LAURA
¡Ay de mí!
Amele.
FELIS
Pues que le ames,
755
¿por eso pierdes?
LAURA
Perdí
en amarle, Felis mío,
más que piensas.
FELIS
Eso di.
LAURA
Diome palabra de esposo,
y con esto me rendí760
a entregarle...
FELIS
No te pares.
LAURA
Dile...
FELIS
Prosigue.
LAURA
¡Ay de mí!,
mi honra le entregué, Felis,
joya hermosa, y que nací
solo obligada a guardarla, 765
y con esto me perdí.
Cuando pretendió mi amor,
amante y tierno le vi,
cuanto ahora desdeñoso,
pues no se acuerda de mí.770
Dime, ¿qué será la causa
que, si acaso viene aquí,
es cuando luego me dice:
«Laura, yo voy a dormir»?
Si ve mis ojos llorosos775
y el gusto para morir,
ni me pregunta la causa
ni la consiente decir.
Cuando le escribo y me quejo
de ver que me trata así,780
no responde, antes se enfada
de verme siempre escribir.
Si busco lugar de darle
el favor que ya le di,
regatea el recebirle785
y él queda conmigo aquí.
Dormido anoche en mis brazos,
con ansia empezó a decir:
«Marcia y Fenisa me adoran».
¡Oh, amor, y lo que sentí!790
Y al fin, asiendo sus manos,
llorando, le estremecí
diciendo: «Amado Liseo,
mira que estás junto a mí.
Si a Marcia y Fenisa quieres,795
mira, ingrato, que por ti
a mí misma me aborrezco
desde el día que te vi».
Respondiome airado: «Laura,
ya no te puedo sufrir.800
De todo tienes sospechas,
presto quieres ver mi fin».
Esta noche le aguardaba,
Felis. Pues no viene aquí,
alguna dama le tiene,805
más dichosa que yo fui.
Estos son, Felis, mis males,
aquesto me tiene así,
atormentándome el alma,
sin descansar ni dormir.810
FELIS
De esa suerte, hermosa Laura,
muy bien te puedo decir:
las tres de la noche han dado,
mi señora, y no dormís.
Sentid, pues fuistes la causa,815
el dolor que os da a sentir
aquel corazón de piedra
cruel, pues os trata así.
Llorad, bellísimos ojos.
LAURA
Mi Felis, harelo así820
hasta que acabe la vida,
que presto será su fin.
Pluviera al cielo, Liseo,
dura piedra para mí,
que fuera el fin de mis días825
el día que yo te vi.
¡Piadoso cielo, duélete de mí,
que amando aborrecida muero al fin!
 

(Llora.)

 
FELIS
Baste, mi señora, baste,
no quieras tratar así830
aquesos bellos luceros
que, aunque yo muera por ti,
[en] cuanto basten mis fuerzas,
me tienes siguro aquí.
Suspende tu pena ahora,835
acuéstate y fía de mí,
que yo sabré por qué causa
Liseo te trata así;
que la deuda que a tus padres
tengo desde que nací840
fuera negarla si ahora
te desamparara a ti.
Queda en buenhora, que el cielo,
cansado ya de sufrir,
te vengará de este ingrato,845
que yo le voy a seguir.
LAURA
¡Piadoso cielo, duélete de mí,
que amando aborrecida muero al fin!
 

(Vase FELIS.)

 
   Que muera yo, Liseo, por tus ojos
y que gusten tus ojos de matarme;850
que quiera con tus ojos alegrarme
y tus ojos me den cien mil enojos;
que rinda yo a tus ojos por despojos
mis ojos, y ellos en lugar de amarme,
pudiendo con sus rayos alumbrarme,855
las flores me convierten en abrojos;
que me maten tus ojos con desdenes,
con rigores, con celos, con tibieza,
cuando mis ojos por tus ojos mueren.
¡Ay, dulce ingrato!, que en los ojos tienes860
tan grande deslealtad como belleza
para unos ojos que a tus ojos quieren.
 

(Vase LAURA, con que se da fin a la primera jornada.)

 

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