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Lección VII



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De la moneda.

     Ya hemos dicho que el precio de las cosas se establece en los cambios, o permutaciones, quando necesitando unos de las cosas de que otros abundan, las truecan mutuamente con la esperanza de recibir por ellas el equivalente: que este equivalente no consiste en recibir una cosa de igual cantidad a la que se da, sino en que sea de igual estimación: por eso siguiendo la opinión del Abad de Condillac: hemos difinido el precio la estimación relativa de una cosa comparada con otra: por exemplo, una arroba de aceyte es igual en cantidad a una arroba de vino; pero si en algún lugar se diesen dos arrobas de vino por una de aceyte, la estimación, o valor del aceyte sería doble de la del vino; y en esta estimación relativa consiste el precio de las cosas.

     Ya hemos expuesto en la Lección II de dónde depende el mayor, o menor precio de las cosas, y allí diximos que el precio de las cosas es proporcionado a la cantidad de la tierra, y a la cantidad del trabajo, que se emplea en su producción. También expusimos en el mismo lugar, que la abundancia y carestía de las cosas era lo que fixaba últimamente su precio. Supongamos, pues, ahora que la arroba de aceyte es doble rara que la del vino: tendrá también una estimación, o precio doble: de donde se podrá deducir que el aceyte tiene mayor estimación en un duplo que el vino: luego dando doble vino por el aceyte, el cambio será igual: del mismo modo que, suponiendo ser el oro diez y seis veces más estimado que la plata, para igualar un cambio de plata y oro, es menester que por cada onza de oro demos diez y seis onzas de plata, y el defecto de la estimación lo supla la cantidad, y en esto consiste la igualdad de los contratos.

     De aquí se deduce que no se pueden trocar las cosas con igualdad si no se conoce antes su precio o estimación(83). Esta estimación se puede conocer de dos modos, o comparando la una con la otra, y viendo qual de las dos tiene mayor precio, o comparándolas con otra tercera, cuyo valor y estimación sea más conocido. Así como para medir dos cuerpos nos podernos valer de dos medios, es a saber, o de juntar el uno al otro y ver quál de los dos es mayor, o de tomar una extensión conocida, como una vara, un pie, y medir entrambos cuerpos por aquella cantidad, de donde resultará igualmente quál de los dos es mayor: del mismo modo para medir la estimación de dos cosas, o se puede comparar solamente la estimación de la una con la de la otra o se puede tomar por medida otra cosa, cuya estimación sea más conocida, y comparar con ella ambas cosas, de donde resultará quál tiene mayor estimación.

     Los Negros de la Abisinia para cambiar sus arenas de oro con la sal que les traen los Moros de las carabanas, se valen del primer medio: ponen los Negros en un montón sus arenas de oro, y los Moros en otro su sal. Si al Negro le parece que no hay bastante sal, va disminuyendo su montón hasta que se convienen ambos. Del segundo medio se valió Homero, quando para darnos a entender que las armas de Laomedonte valían mucho más que las de Diomedes, compara su valor con el de los bueyes, cuyo valor debía de ser entonces muy conocido, y así dice que las armas de Laomedonte valían cien bueyes, y las de Diomedes nueve.

     De aquí aparece que la misma razón natural, que conduxo a los hombres a valerse de ciertas cantidades conocidas para medir las cosas, los conduxo también a valerse de la estimación conocida de las cosas para comparar entre si aquellas cuya estimación ignoraban(84). Así vemos que quando las naciones exercían la vida pastoril, se valían de los ganados, cuyo precio era muy conocido, para medida común con que estimar las demás cosas. Los Griegos se valieron de los bueyes, los Romanos de las ovejas; y aun después que inventaron el dinero, conservaron el nombre; por lo que fue llamado pecunia.

     Los metales(85) al principio sólo servían, o para fabricar armas, o para adorno de los Templos y luxo de los hombres. Esto les dio desde luego estimación; pero no fue tan conocida, que pudiesen servir de medida de las otras cosas. Quando con el tiempo comenzó a ser común el uso que se hacía de los metales, ya los hombres comenzaron a comparar las cosas con ellos, y averiguar qué porción de metal se daría por cada una de ellas. Desde entonces comenzaron los metales a ser precio eminente de las cosas, y por lo general ya las cosas no se trocaban entre sí, sino con los metales. Porque el permutar las cosas entre sí tenía el grande inconveniente de que muchas veces a uno no hacía falta lo que al otro sobraba, y por eso no se podía verificar el cambio. Pero después que por los metales se hallaban todas las cosas, todos tuvieron utilidad en cambiarlas por los metales, porque los conservaban para expenderlos quando tuviesen necesidad de alguna cosa. Desde entonces los metales representaron todas las cosas, y fueron signo de ellas; y al contrario las cosas representaron a los metales, que es lo mismo que decir que todas las cosas se hallaban por los metales, y estos se hallaban por las cosas.

     El primer uso que se hizo de los metales como precio eminente, fue pesándolos, como se conoce con evidencia en el aes grave de los Romanos, que se daba por las cosas. Pero después conociendo el embarazo que tenía el valerse en todas las compras de peso para medirlos metales, y el engaño que podía haber mezclando unos metales con otros, se inventó el sellar con un sello público los pedazos de metal, y que aquel sello sirviese de prueba de la cantidad y calidad de metal que incluía aquel pedazo sellado. Estos pedazos de metal es lo que llamamos moneda(86).

     Para conocer la calidad de los metales hemos de suponer que el oro y la plata, que son los principales para el comercio, siempre tienen algo de mezcla de otro metal inferior: el oro está mezclado con plata, y la plata con cobre. Para conocer en una pieza de metal quánto hay de metal puro, y quánto hay de mezcla, se divide en doce partes iguales. Para que un metal sea de ley, esto es de aquella calidad y bondad, que comúnmente suele tener en Europa, debe constar de once partes de metal fino y una de mezcla: v. g. el oro, que se divide en veinte y quatro quilates, debe tener veinte y dos de oro puro y dos de plata que es la duodécima parte. Del mismo modo la plata ha de tener once dineros de plata pura y un dinero de cobre. Si tienen más de la duodécima parte de mezcla, se llaman de baxa ley; y si tienen menos mezcla de la duodécima parte, son de superior calidad.

     El cuño, pues, en los metales es un testimonio público de la cantidad y calidad que contiene cada pieza de metal(87). Para esto hemos de suponer, que al principio todas las monedas eran reales, porque tenían aquella porción de metal que el nombre indicaba: v. g. una libra de plata era diez y seis onzas de plata, un marco ocho onzas. Pero después los Príncipes comenzaron a hacer monedas con el mismo nombre; pero substrayendo de la cantidad que el nombre indicaba, como se ve en las libras tornesas, que ciento y doce forman una libra efectiva de plata: estas monedas, que no tienen la cantidad del metal que el nombre indica, se llaman monedas ideales. Otras veces sucedió haberse conservado el nombre de aquella moneda en el comercio y no hallarse efectiva, como un ducado: no hay moneda alguna que corresponda a un ducado. Estas monedas, que nunca se hallan efectivas, se llaman puramente ideales.

     Tienen, pues, los metales dos precios(88), de los quales el uno se puede llamar intrínseco, y el otro extrínseco: el primero consiste en la estimación que todos hacen de ellos, así por los usos para que pueden servir, como por ser signos de todas las verdaderas riquezas. Porque todas las cosas se cambian por los metales, y estos se permutan recíprocamente por las cosas: así el valor intrínseco de los metales consiste en su estimación relativa con las cosas: de suerte que todas las cosas juntas valen todos los metales, y los metales todas las cosas juntas: la mitad de los metales valdrá la mitad de las cosas, el tercio el tercio, la centésima la centésima, la milésima parte la milésima, &c. De aquí se deduce que si se doblara la cantidad de las cosas(89), se doblaría el precio de los metales, porque a cada parte de metal correspondería el doble de cosas de las que ahora corresponden; y si se doblara la cantidad de los metales, se doblaría por la misma razón el precio de las cosas; que es lo que sucedió a Roma con la conquista de España, y a España con la conquista de América.

     A más de este precio intrínseco, los Príncipes dan otro valor a los metales acuñándolos, que se llama precio extrínseco(90), como quando mandan que una onza de plata valga veinte reales. Este valor extrínseco nada añade, ni disminuye al verdadero valor intrínseco de los metales; porque una onza de plata siempre corresponde a la misma cantidad de cosas que se le dé el valor de veinte, o de diez reales. Así como nada aumenta, ni disminuye la cantidad del trigo el que se aumente, o disminuya la medida: del mismo modo nada aumenta, ni disminuye el valor de los metales que se aumente, o disminuya su valor extrínseco, que es como la medida(91).

     Supongamos, por exemplo, que de una onza de plata se quieran hacer dos onzas, o lo que es lo mismo, a una onza de plata, que antes valía veinte reales, se le dé el precio de quarenta, desde luego los quarenta reales corresponderán a la misma porción de cosas a que antes correspondían veinte reales, esto es, la onza de plata: de suerte, que los géneros que antes daban por una onza, o veinte reales, ya sólo los querrán dar por quarenta, esto es, por la misma onza. Luego que se aumente o disminuya el valor extrínseco de los metales, siempre las cosas quedarán en el mismo estado, porque el precio de ellas, no se regula por el valor extrínseco, sino por el intrínseco, esto es, por la cantidad y calidad de los metales. De aquí nace que siempre que se aumenta el valor numerario, se aumenta el precio, de todas las cosas; y quando se disminuye el valor numerario, se disminuye el precio de todas ellas.

     A más de la relación que tienen los metales con las cosas, tienen ellos también relación entre sí(92), siendo mutuamente precio los unos de los otros: v. g. el oro se cambia por la plata, esto es, se aprecia por tantas onzas de plata, y al contrario. El tener un metal más precio que otro, depende de la abundancia, o carestía. Así en el Japón la relación del oro a la plata, es como uno a ocho; en la China como uno a diez; y en la Europa generalmente como uno a diez y seis. En graduar los metales, esto es, en determinar quanto más se debe dar de un metal, que del otro: v. g. quántas onzas de plata se deben dar por una de oro, se debe guardar exactamente la proporción que está establecida entre las naciones que mutuamente comercian. Porque si un Príncipe de la Europa mandase que en sus Estados por quince onzas de plata se diese una de oro, inmediatamente las otras Naciones comerciantes introducirían su plata en aquella nación para exportar el oro, porque llevándole a su país, en cada onza de oro ganarían una de plata; y así dentro de poco tiempo quedaría aquella nación sin ninguna moneda de oro. De todo esto se colige que son inútiles los aumentos y baxas que se hacen en el numerario, y también que es imposible fixar el precio de las cosas.

     Celébrase mucho la sentencia de Tácito, quando hablando de los Germanos, dice: Germanis aurum et argentum propritii an irati Dii negaverint, nescio. Y a la verdad muchos creen que es mayor el daño que el provecho que han traído los metales a los hombres; pero con todo, si se considera con reflexión, se hallará que antes de la invención del dinero los trueques, o cambios, no siempre se podían efectuar, porque sucedía que de lo que uno abundaba, el otro no necesitaba; pero después que se adoptaron los metales por signo común de todas las cosas, hallaron todos interés en cambiar sus sobrantes por los metales; de aquí se pueden colegir los buenos efectos que la introducción del dinero ha causado a la Sociedad humana(93); porque el dinero ha aumentado la agricultura, las artes,y el comercio; pues los labradores y artesanos, que antes sólo trabajaban para tener lo necesario, comenzaron a trabajar para tener sobrantes, que cambiar con el dinero; y el comercio que antes sólo se podía hacer entre lugares inmediatos, se comenzó a hacer con provincias muy remotas. Luego la invención del dinero ha sido causa de que se aumentasen las riquezas primitivas, y con ellas la población, y cultura de las naciones.

     La circulación del dinero es una de sus mejores propriedades(94), pues aumenta en realidad las riquezas del Estado como si se aumentaran los mismos metales; porque supongamos que una familia tiene bastante con cien ducados para mantenerse, y que esta cantidad circula por diez familias en un año; será cierto que todas las diez familias han tenido los cien ducados que necesitaban para su manutención, y será igualmente cierto que cien ducados, circulando diez veces, producen el mismo efecto que si hubiera habido mil ducados efectivos repartidos en las diez familias. David Hum decía con razón, que la circulación era como el sebo que se pone a los exes, y aumenta el movimiento de las ruedas: así la circulación hace pasar las riquezas primitivas de unas manos a otras, y mantiene las familias en la abundancia.

     Dos efectos produce la circulación en el Estado: el primero aumentar las riquezas, como hemos visto; y el segundo aumentar la agricultura, las artes, y el comercio; porque lo que aumenta la agricultura, y las artes es el tener salida los géneros: donde hay circulación tienen mayor despacho los labradores y artesanos de sus géneros, y por eso se aplican con mayor constancia y actividad a sus tareas. También con el aumento de la circulación se aumenta notoriamente el comercio; porque no puede circular el dinero sin que circulen los géneros; y así no puede circular el dinero sin que se extienda el comercio.

     La circulación está en razón de la cantidad del dinero, y del tiempo en que circula(95). Sean dos Estados A y B: en A haya un millón de dinero efectivo, y en B medio: circulen ambas cantidades una vez en un año: la circulación del lugar A será doble de la del lugar B; pero si en el lugar B circulase dos veces al año el medio millón, produciría el mismo efecto que el millón de A. Con que la circulación está en razón de la masa, o cantidad del dinero y del tiempo en que circula. Dos medios prescriben los AA. económicos para aumentar la circulación del dinero: el primero es aumentar su masa efectiva: el segundo, facilitar que circule en breve tiempo.

     Tres son los medios que han adoptado las naciones para aumentar la cantidad de los metales(96): el primero, las conquistas: el segundo, los minerales, y el tercero, la agricultura artes y comercio. Los primeros Romanos consiguieron el dinero por las conquistas, y los Argelinos no conocen actualmente otro modo de enriquecerse sino la piratería. Pero este medio no produce los efectos que se desean, porque los pueblos robadores son por otra parte robados, y la guerra que se enciende entre las naciones limítrofas causa la desolación de unas y de otras. El segundo modo de enriquecerse son las minas; pero aunque es muy celebrado, no es muy seguro: lo que los antiguos nos quisieron dar a entender con la fábula de Midas. Dos circunstancias hacen que el medio de enriquecerse sacando los metales de la tierra no sea el más seguro: la primera, que todas las minas quanto más se trabajan, rinden menos; y la segunda, que los metales que producen, valen menos a proporción de la mayor copia que de ellos hay. Porque si suponemos que se ha aumentado la cantidad de los metales como veinte a uno, veinte millones de metales valen ahora lo mismo que antes un millón. Con esto se conoce claramente que las riquezas que producen las minas, no son tan grandes como comúnmente se piensa, especialmente si la Nación abandona la agricultura, y las artes, y damnatur ad metalla.

     El único medio verdadero y seguro de acrecentar la masa del dinero es la agricultura, industria, y comercio: medio solamente justo de sacar el dinero de las naciones, que abundan en signos y están faltas de las cosas necesarias, y el único medio de conservarlo en las naciones que abundan de metales. D. Gerónimo Ustariz demostró en su tratado del comercio, que siempre que fuese mayor la introducción que una nación hacía de sus géneros en otra, que la exportación que hacía de géneros de aquella: la desigualdad se había de satisfacer con dinero: de donde deduxo, que las naciones donde florece más la agricultura, las artes y el comercio, como introducen más géneros en las otras naciones de los que exportan, han de sacar en dinero efectivo, el equivalente de los géneros que han introducido. Buen exemplo son de esto los Ingleses y Holandeses, en cuyas naciones son mucho más abundantes los metales que en las que poseen muchos y ricos minerales.

     Para facilitar la circulación se han inventado unos signos del dinero(97), que así como este representa las cosas, así ellos representan al dinero, y sirven en su lugar. Tales son los billetes, o pólizas de los bancos públicos, de las compañías de comerciantes, y otros, como las letras de cambio. Nosotros sin entrar en una explicación muy prolixa de estas cosas, porque la mayor parte de ellas no se usan en nuestra nación, trataremos con brevedad de su origen y naturaleza.

     Se cree comúnmente que los Venecianos comenzaron en el siglo XII el uso de los billetes de banco, porque no teniendo fondos para sostener la guerra que hacían con el Imperio Griego, tomaron dinero prestado de los particulares, dándoles un billete, o póliza, que representaba su crédito, y permitiendo que estas pólizas se pudiesen negociar. Baxo este pie se formaron después los Bancos de Génova, de Holanda, de París, &c.

     Se dice que al mismo tiempo los judíos perseguidos por los de las Cruzadas introduxeron las letras de cambio; porque habiendo dexado sus caudales en poder de algunos amigos, desde su retiro daban libranzas contra ellos, y de este modo se introduxeron las letras de cambio, que sirven para facilitar el comercio externo, así como los billetes de banco facilitan el interno.

     Al principio del siglo XVI, con motivo del descubrimiento de la América, se formaron muchas compañías de comerciantes, las que enriquecieron en breve tiempo. Estas no solamente se formaban de los mercaderes, sino también de otros accionistas, que ponían su caudal en la compañía. En crédito de estas acciones daba la compañía sus vales, o billetes; y cambiándose estos en lugar de dinero, fue otra invención de dinero representativo, semejante a los billetes de banco.

     Las rentas vitalicias, que algunas Cortes tomaron sobre sí, es también otra especie de dinero representativo. Finalmente los bancos públicos, o privados, donde se pone el dinero, y se saca certificación de la cantidad que se tiene depositada, cuya certificación, o billete sirve después para el comercio lo mismo que el dinero efectivo, ha aumentado también el número de los signos. El motivo por que en el comercio se admiten estos papeles, es porque siempre que se quiera realizar aquel vale, se acude al banquero, el que retirando la póliza, da su importe en dinero efectivo.

     Todas estas operaciones facilitan maravillosamente la circulación por dos motivos: el primero, porque así como antes para todos los contratos era menester tener dinero efectivo, ahora se hacen los pagos con estos papeles y se comercia con más facilidad; y el segundo, porque el crédito hace que haya más papeles de los que corresponden al dinero efecttivo que hay; y como se estiman tanto como el dinero efectivo, es lo mismo que si se hubiera duplicado, o triplicado este.

     Tratemos ahora con brevedad de las letras de cambio. Estas consisten en que el comerciante de una Ciudad manda a un comerciante de otra, que pague cierta cantidad que él ha recibido, o que gire una letra para que se pague aquella cantidad en un tercer lugar. Los que hacen este comercio se llaman cambistas; y sin tratar ahora de la parte mecánica, la política consiste en dos cosas: la primera en transportar el dinero de un lugar a otro; y la segunda en el precio que se da por aquel transporte. Quando se da la misma cantidad que se ha recibido, se dice que el cambio es igual; mayor, o menor, según se recibe más, o menos. Las causas de donde depende el que baxe, o suba el cambio, y sus efectos son muy complicadas para que puedan hallar aquí lugar.

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