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411

SEMPRÚN, J., Quel beau dimanche!, p. 335. (N. del A.)

 

412

CASTILLO, M. del, Les Premières illusions, Julliard, Paris, 1966, p. 159. (N. del A.)

 

413

SEMPRÚN, J., Le Grand Voyage, p. 102. (N. del A.)

 

414

SEMPRÚN, J., Federico Sánchez vous salue bien, p. 211. (N. del A.)

 

415

Ibidem, pp. 211-212. (N. del A.)

 

416

La elaboración del presente trabajo se basa de manera fundamental en la información sacada en múltiples entrevistas a los propios sujetos del exilio. Las fuentes vivas me daban más credibilidad y seguridad que la bibliografía escrita, mediatizada muchas veces por intereses ideológicos. Incluso, con frecuencia, ambas fuentes se contradecían. Había que optar. Me incliné por las fuentes vivas. Por otro lado, mi estudio se reduce al ámbito del exilio vasco. Por eso, quiero expresar desde el primer párrafo de este trabajo, el carácter relativo del presente estudio. Tiene validez plena para el caso del exilio vasco y sólo, por relaciones o analogías, para el resto de los exilios peninsulares. (N. del A.)

 

417

La pluralidad del exilio abarca lo mismo el plano socio-político como la vertiente ideológico-cultural. Como expresión de esta realidad pluriforme y heterogénea, ofrezco la siguiente bibliografía básica: MARTÍNEZ, C., Crónica de una emigración. La de los republicanos españoles en 1939, Costa-Amic, México, 1959; BORRÁS, J., Políticas de los exiliados españoles, 1944-1950, Ruedo ibérico, París, 1976; DEL VALLE, J. Mª, Las instituciones de la República Española en exilio, Ruedo Ibérico, París, 1976; ABELLÁN, J. L., (Coord.): El exilio español de 1939, (6 Ts.), Taurus, Madrid, 1976; NAHARRO-CALDERÓN, J. M., (Coord.): El exilio de las Españas de 1939 en las Américas: ¿Adónde va la canción?, Anthropos, Barcelona, 1991; LLERA ESTEBAN, L. de (Coord.): El último exilio español en América, Mapfre, Madrid, 1996; A. A. V. V.: El exilio español en Hispanoamérica, Cuadernos Hispanoamericanos, Nos. 473-474, Madrid, Noviembre-Diciembre 1989; ASCUNCE, J. A., y SAN MIGUEL, Mª L., (Coords.): La cultura del exilio vasco I y La cultura del exilio vasco II, J. A. Ascunce, San Sebastián, 1994; etc. (N. del A.)

 

418

Cuando se diferencian los principios de emigración y exilio no se toman dichos términos como realidades encontradas en el tiempo o en la motivación. Nos estamos refiriendo a la diáspora española del 37-40, donde los estímulos de respuesta fueron diferentes según la intención de los propios exiliados o emigrantes. La explicación particular de esta dualidad de ideas será el tema de exposición de las próximas páginas. (N. del A.)

 

419

Especialmente en los primeros compases de la guerra, los ajustes de cuentas fueron crueles y los juicios de guerra sumarísimos. Ésta fue la situación que vivieron las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, agravada por la condición de independentismo que presentaban. La huida fue una respuesta lógica al margen de ideologías o compromisos políticos. Huida que en muchos casos respondía más al miedo de las represalias que a convicciones políticas. Por otra parte, el destierro fue realizado por una minoría de la población, incluso de la población combatiente. En esta huida, los políticos e intelectuales, fueran éstos nacionalistas o no, tuvieron más facilidades que el pueblo en general. A su vez, los primeros tenían clara su condición de exiliados. Los segundos no ofrecían una conciencia tan diáfana, incluso confundían la razón del exilio con la realidad de búsqueda de unas condiciones mejores de vida. Igualmente, entre ambos grupos existía una cualificación intelectual muy diferente. Cuando en estas páginas hablo de exiliados y emigrantes, aunque presente una generalización no acorde en ocasiones con la realidad, me estoy refiriendo por razones de esquematización y posibilidades explicativas a los dos grupos señalados. (N. del A.)

 

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Quiero proponer dos tipos de ejemplo como justificación de esta doble tipología humana. La realidad tratada siempre será más compleja que su simple reducción a dos exponentes, ya que entre unos y otros existen fuertes variaciones de grado. Pero como razón explicativa, la ejemplificación ofrecida es perfecta para demostrar nuestro punto de vista. Reduciéndonos al ámbito del exilio vasco, entre el grupo de los intelectuales, como por ejemplo por proponer unos casos, Juan Larrea, Juan David García Bacca, Jesús de Galíndez, Eugenio Imaz, Ernestina de Champourcin, Justo Gárate, Pedro Armillas, Ricardo Gutiérrez Abascal, Eduardo Ugarte, Ramón Ertze Garamendi, Emilia de Zubeldia, Jorge Oteiza, Aurelio Arteta, Isidoro de Fagoaga, etc., experimentaron una adaptación social y una integración laboral cómodas en distintas disciplinas y en diferentes lugares. Su valía personal era el mejor aval de una pronta y fácil asimilación. Algo parecido se puede decir de los políticos, desde José Antonio de Aguirre hasta Andrés de Irujo, pasando por Telesforo de Monzón o Pedro de Basaldua, aunque su trabajo fuera preferentemente el político. Sin embargo, no fue ésta la situación de los trabajadores manuales que frecuentemente ofrecían graves problemas de tipo laboral y subsistencia. Por poner un ejemplo, la comunidad vasca de Caracas creó «La Asociación Vasca de Socorros Mutuos» para hacer frente a las situaciones límites de los exiliados-emigrantes vascos. Véase al respecto: A. A. V. V. Los vascos en Venezuela. 20 aniversario del Centro Vasco en Caracas, Centro Vasco, Caracas, 1962. (N. del A.)