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111

Mezclilla, ed. cit., pág. 80. Rodó expresa ideas muy similares en distintas parte de su obra, especialmente en «Notas sobre crítica» y en Proteo.

 

112

Rubén Darío..., en La Vida Nueva, O. C., pág. 172.

 

113

También Víctor Pérez Petit, en su serie de artículos sobre la poesía francesa, de los que sin duda Rodó debió aprender, afirma que: «Baudelaire es original, es grandioso, muchas veces magnífico», pero «es un pésimo modelo para los jóvenes. Sus tétricos acentos, su pensamiento sombrío no pueden ser imitados sino por espíritus muy elevados y que ya están lejos de la primavera de la vida; de lo contrario, puede incurrirse en la falta imperdonable de falsear el pensamiento o de pervertir el propio corazón o de mentir dolores que sólo existen en la mente» («La lírica en Francia. La evolución poética», en Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales, vol. I, n.º 19, 10 diciembre 1895, pág. 299).

 

114

Ibid., pág. 191.

 

115

Ibid., pág. 191.

 

116

«Palique», en Madrid Cómico, 25 noviembre 1899, pág. 60. Cfr. BESER, Sergio: ob. cit., pág. 206. Yvan Lissorgues apunta que las alabanzas, siempre mezcladas con reproches, coinciden con la aparición de un folleto de Darío titulado Castelar, la gran admiración política de Clarín (Clarín político II, pág. 187).

 

117

Estas relaciones pueden seguirse a través de la «Correspondencia con Rubén Darío», en RODÓ, José Enrique: O. C., págs. 1.364-1.368, y de las notas que a ella hace Rodríguez Monegal. No añade nada esencial CREMA, Edoardo: «Rodó y Rubén Darío», en MEJÍA SÁNCHEZ, Ernesto (ed.): Estudios sobre Rubén Darío, México, Fondo de Cultura Económica-Comunidad Latinoamericana de Escritores, 1968, págs. 343-353. Tanto el libro de HENRÍQUEZ UREÑA, Max: Rodó y Rubén Darío, La Habana, Cuba Contemporánea, 1918; como el de CRISPO ACOSTA, Osvaldo («Lauxar»): Rubén Darío y José Enrique Rodó, Montevideo, Agencia General de Librería y Publicaciones, 1924, son estudios generales e independientes sobre cada uno de los autores. No los ponen en relación ideológica o personal, como podrían hacer pensar sus títulos.

 

118

Véanse las palabras que le dedica al asunto el siempre acertado y conciso Federico de Onís en su imprescindible Antología de la poesía española e hispanoamericana (1882-1932), New York, Las Américas, 1961, pág. 148.

 

119

Carta de 24-12-1904, en JIMÉNEZ, Juan Ramón: Mi Rubén Darío, ed. de Antonio Sánchez Romeralo, Huelva, Fundación Juan Ramón Jiménez, 1990, pág. 115.

 

120

Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas, en Poesías completas, ed. de Alfonso Méndez Planearte y Antonio Oliver Belmás, Madrid, Aguilar, 1967, pág. 627-630. Para un estudio de este poema en relación con Rodó, ver el perspicaz ensayo de Sylvia Molloy «Ser/decir: tácticas de un autorretrato», en MOLLOY, Sylvia y FERNÁNDEZ CIENFUENTES, Luis (eds.): Essays on Hispanic Literature in honor of Edmund L. King, London, Tamesis Books, 1983, págs. 187-199.