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141

Carta a Miguel de Unamuno, de 12-10-1900, en «Correspondencia con Miguel de Unamuno», O. C., pág. 1.379.

 

142

José Ortega y Gasset destacó como una nota peculiar de la época de fin de siglo «el hecho de que fueron sus hombres los primeros literatos que, sin dejar de serlo, penetran en el mundo de las ideas. Son, a la vez, literatos y "pensadores". Hacen literatura con las ideas, como otros después hablan de hacer inversamente filosofía con la literatura. Las ideas fueron propiamente la materia de su ejercicio poético. Por vez primera el literato entró en contacto con otras regiones de la ciencia, psicología, sociología, filosofía, filología [...]. Barrés llama a sus escritos "Ideologías apasionadas", Shaw se derrite de delicia en los prólogos doctrinales a sus obras de teatro y Ganivet escribe su Idearium español. Súbitamente brota en ellos un delirio de opinar sobre todo. Lo cual no quiere decir que manejen las ideas como un verdadero "hombre de ideas". No: son literatos, y las ideas le son puro material» («Prólogo a Cartas finlandesas y Hombres del Norte, de Ángel Ganivet», en Prólogos (1914-1943), Obras completas, Tomo VI, Madrid, Revista de Occidente, 1947, págs. 373-374). Rafael Gutiérrez Girardot llama a José Martí, José Enrique Rodó y Leopoldo Lugones «filósofos de la historia» en un sentido amplio y escribe: «La peculiaridad de su estilo de pensamiento -dice Mannheim de los románticos alemanes- se caracteriza por su sensibilidad. "Su virtud no es la laboriosidad profunda, sino su fina mirada para los acontecimientos en los espacios vitales intelectuales-anímicos. Por eso, sus construcciones son siempre falsas o falsificadas: pero hay en ellas algo que siempre ha sido visto certeramente". Este estilo del pensar planteó problemas nuevos, "descubrió campos enteros" que después fueron confiados a la investigación» ( «La literatura hispano-americana de fin de siglo», en ÍÑIGO MADRIGAL, Luis, ed.: Historia de la Literatura Hispanoamericana, Tomo II, Madrid, Cátedra, 1987, pág. 504. Las mismas ideas son desarrolladas con más amplitud en su libro Modernismo, Barcelona, Montesinos, 1983, págs. 159-183).

 

143

Cfr. RODRÍGUEZ MONEGAL, Emir: «Prólogo» a Motivos de Proteo, en RODÓ, José Enrique: O. C., págs. 304-305.

 

144

«La enseñanza de la literatura», en El mirador de Próspero, O. C., pág. 533.

 

145

Solos de Clarín, Madrid, Alianza, 1971, pág. 338. Comenta esta afirmación Lissorgues (Clarín político II, pág. 144).

 

146

Véase especialmente «Baudelaire», en Mezclilla, ed. cit., págs. 61-63.

 

147

«Cartas a Hamlet. Revista de ideas I», en Siglo pasado, Madrid, Antonio R. López, 1901, pág. 158. Este último libro de Clarín se publicó pocos meses después de su muerte. Según Sergio Beser, sus artículos habían ido apareciendo en La Ilustración Española y Americana entre 1896 y 1899 (ob. cit., pág. 99).

 

148

Magna Patria. Rodó. Su vida y su obra, Caracas, s. e., 1973, pág. 34.

 

149

«Prólogo a Ariel», en RODÓ, José Enrique: Ariel. Motivos de Proteo, Caracas, Ayacucho 1976, pág. IX.

 

150

Ibid., págs. X-XIII.