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71

Ibid., pág. 153. Rodó vuelve sobre esta idea en varios de sus ensayos dedicados a «hombres representativos». En «Bolívar», evoca «esa figura de patricio mozo y sensual, poseedor inconsciente de la llama del genio» (Ibid., pág. 547); en «Juan María Gutiérrez y su época» habla del «interés y la emoción con que se atiende a las anécdotas de la vida del niño que llevó en su alma la chispa destinada a transformarse luego en la llama del genio» (Ibid., pág. 707). Al tratar el tema del desarrollo de la personalidad y de la vocación en su obra de madurez Motivos de Proteo, también dedica algunas páginas a la infancia de los genios, que bien pueden recordarse aquí: «¿Quién en presencia de alguna fisonomía infantil, no ha propendido, por instantáneo sentimiento, a augurar el genio futuro?» (O. C., pág. 354), y a continuación recuerda la niñez de Erasmo, de Napoleón, de Cervantes, Lope, Murillo, etc.

 

72

Ibid., pág. 154.

 

73

Cfr. HINTERHÄUSER, Hans: «El retorno de Cristo», en Fin de siglo. Figuras y mitos, Madrid, Taurus, 1980, págs. 15-39.

 

74

«Si, con la idea emersoniana de los hombres representativos, se buscara cifrar en sendas figuras personales las energías superiores de la conciencia hispanoamericana durante el primer siglo de su historia, nadie podría disputar a Montalvo la típica representación del Escritor» (en El Mirador de Próspero, en O. C., pág. 590). En otro momento escribe que: «Hidalgo y Figueroa comparten la personificación de nuestro más remoto pasado literario, significando admirablemente, en su espíritu y en su obra, con exactitud que les imprime carácter de personajes representativos, como diría el autor de Los Héroes, la interesante dualidad de la sociedad del tiempo en que actuaron» («Menéndez Pelayo y nuestros poetas», en Escritos de la Revista Nacional, O. C., pág. 825).

 

75

«Al lector», en Academias I. Primitivo, Montevideo, Domaleche y Reyes, s. a., pág. 7.

 

76

Ibid., pág. 8.

 

77

«La novela nueva. A propósito de "Académicas", de Carlos Reyles», en La Vida Nueva (I), O. C., pág. 155. Previamente la Revista Nacional había publicado una reseña crítica de Eduardo Ferreira, quien, por cierto, no valora demasiado la obra, lamentando «la falsedad de los caracteres que se presentan»Academias. Primitivo. Por Carlos Reyles», en vol. II, n.º 37, 10 octubre 1896, pág. 206). Sobre la polémica suscitada en España por las opiniones de Reyles, y sobre la recepción crítica de su obra, pueden a encontrarse algunos datos en FOGELQUIST, Donald F.: Españoles de América y americanos de España, Madrid, Gredos, 1968, págs. 326-328, y en GRASS, Roland: «Notas sobre los comienzos de la novela simbolista-decadente en Hispanoamérica (Amado Nervo y Carlos Reyles)», en OLIVIO JIMÉNEZ, José (ed.): El simbolismo, Madrid, Taurus, 1979, págs. 315-319.

 

78

Ibid., pág. 156.

 

79

Ibid., pág. 156.

 

80

Ibid., pág. 157.