Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice Siguiente


Abajo

Los Amantes de Teruel

Drama refundido en cuatro actos, en verso y prosa


Juan Eugenio Hartzenbusch


[Nota preliminar: edición digital a partir de la versión en cuatro actos de la de Madrid, Imprenta de la viuda de D. R. J. Domínguez, 1849 y cotejada con la edición de Carmen Iranzo (Madrid, Cátedra, 1989).]

PERSONAJES
 

 
JUAN DIEGO MARTÍNEZ GARCÉS DE MARCILLA O MARSILLA.
ISABEL DE SEGURA.
DOÑA MARGARITA.
ZULIMA.
DON RODRIGO DE AZAGRA.
DON PEDRO DE SEGURA.
DON MARTÍN GARCÉS DE MARSILLA.
TERESA.
ADEL.
OSMÍN.
Soldados moros.
Cautivos.
Damas.
Caballeros.
Pajes.
Criados.
Criadas.
 

El primer acto pasa en Valencia, y los demás en Teruel.

   

Año de 1217.

 




ArribaAbajoActo I

 

Dormitorio morisco en el Alcázar de Valencia. A la derecha del espectador una cama, junto al proscenio; a la izquierda una ventana con celosías y cortinajes. Puerta grande en el fondo y otras pequeñas a los lados.

 

Escena I

 

ZULIMA, ADEL; JUAN DIEGO MARSILLA, adormecido en la cama: sobre ella un lienzo con letras de sangre.

 
ZULIMA
No vuelve en sí.
ADEL
Todavía
tardará mucho en volver.
ZULIMA
Fuerte el narcótico ha sido.
ADEL
Poco ha se lo administré.
Dígnate de oír, señora, 5
la voz de un súbdito fiel,
que orillas de un precipicio
te ve colocar el pie.
ZULIMA
Si disuadirme pretendes,
no te fatigues, Adel. 10
Partir de Valencia quiero,
y hoy, hoy mismo partiré.
ADEL
¿Con ese cautivo?
ZULIMA
me has de acompañar con él.
ADEL
¿Así al esposo abandonas? 15
¡Un amir, señora, un rey!
ZULIMA
Ese rey, al ser mi esposo,
me prometió no tener
otra consorte que yo.
¿Lo ha cumplido? Ya lo ves. 20
A traerme una rival
marchó de Valencia ayer.
Libre a la nueva sultana
mi puesto le dejaré.
ADEL
Considera...
ZULIMA
Está resuelto.
25
El renegado Zaén,
el que aterra la comarca
de Albarracín y Teruel,
llamado por mí ha venido,
y tiene ya en su poder 30
casi todo lo que yo
de mis padres heredé,
que es demás para vivir
con opulencia los tres.
De la alcazaba saldremos 35
a poco de anochecer.
ADEL
Y ese cautivo, señora,
¿te ama? ¿Sabes tú quién es?
ZULIMA
Es noble, es valiente, en una
mazmorra iba a perecer 40
de enfermedad y de pena,
de frío, de hambre y de sed:
yo le doy la libertad,
riquezas, mi mano; ¿quién
rehúsa estos dones? ¡Oh! 45
si ofendiera mi altivez
con una repulsa, caro
le costara su desdén
conmigo. Tiempo hace ya
que este acero emponzoñé, 50
furiosa contra mi aleve
consorte Zeit Abenzeit:
quien es capaz de vengarse
en el príncipe, también
escarmentara al esclavo 55
como fuera menester.
ADEL
¿Qué habrá escrito en ese lienzo
con su sangre? Yo no sé
leer en su idioma; pero
puedo llamar a cualquier 60
cautivo...
ZULIMA
Él nos lo dirá,
yo se lo preguntaré.
ADEL
¿No fuera mejor hablarle
yo primero, tú después?
ZULIMA
Le voy a ocultar mi nombre: 65
ser Zoraida fingiré,
hija de Merván.
ADEL
¡Merván!
¿Sabes que ese hombre sin ley
conspira contra el amir?
ZULIMA
A él le toca defender 70
su trono, en vez de ocuparse,
contra la jurada fe,
en devaneos que un día
lugar a su ruina den.
Mas Ramiro no recobra 75
los sentidos: buscaré
un espíritu a propósito...

  (Vase.) 



Escena II

 

OSMÍN, por una puerta lateral; ADEL, MARSILLA.

 
OSMÍN
¿Se fue Zulima?
ADEL
Se fue.
Tú nos habrás acechado.
OSMÍN
He cumplido mi deber. 80
Al ausentarse el amir
con este encargo quedé.
Es más cauto nuestro dueño
que esa liviana mujer.
El lienzo escrito con sangre 85
¿dónde está?
ADEL
Allí.

  (Señalando la cama.) 

OSMÍN
Venga.
ADEL
Ten.

  (Le da el lienzo y OSMÍN lee.) 

Mira sí es que dice, ya
que tú lo sabes leer,
dónde lo pudo escribir;
porque en el encierro aquel 90
apenas penetra nunca
rayo de luz: verdad es
que rotas esta mañana
puerta y cadenas hallé:
debió, después de romperlas, 95
el subterráneo correr,
y hallando el lienzo...
OSMÍN

 (Asombrado de lo que ha leído.) 

¡Es posible!
ADEL
¿Qué cosa?
OSMÍN
¡Oh vasallo infiel!
Avisar al rey es fuerza,
y al pérfido sorprender. 100
ADEL
¿Es este el pérfido?

 (Señalando a MARSILLA.)  

OSMÍN
No
ese noble aragonés
hoy el salvador será
de Valencia y de su rey.
ADEL
Zulima viene.
OSMÍN
Silencio
105
con ella, y al punto ve
a buscarme.

 (Vase.)  

ADEL
Norabuena.
Así me harás la merced
de explicarme lo que pasa.


Escena III

 

ZULIMA, ADEL, MARSILLA.

 
ZULIMA
Déjame sola.
ADEL
Está bien.
110

 (Vase.) 



Escena IV

 

ZULIMA, MARSILLA.

 
ZULIMA
Su pecho empieza a latir
más fuerte; así que perciba...

  (Aplícale un pomito a la nariz.)  

MARSILLA
¡Ah!
ZULIMA
Volvió.
MARSILLA

 (Incorporándose.) 

¡Qué luz tan viva!
No la puedo resistir.
ZULIMA

 (Corriendo las cortinas de la ventana.)  

De aquella horrible mansión 115
está a las tinieblas hecho.
MARSILLA
No es esto piedra, es un lecho.
¿Qué ha sido de mi prisión?
ZULIMA
Mira este albergue despacio,
y abre el corazón al gozo. 120
MARSILLA
¡Señora!...

 (Reparando en ella.)  

ZULIMA
Tu calabozo
se ha convertido en palacio.
MARSILLA
Di (porque yo no me explico
milagro tal), di, ¿qué es esto?
ZULIMA
Que eras esclavo, y que presto 125
vas a verte libre y rico.
MARSILLA
¡Libre! ¡Oh divina clemencia!
Y ¿a quién debo tal favor?
ZULIMA
¿Quién puede hacerle mejor
que la reina de Valencia? 130
Zulima te proporciona
la sorpresa que te embarga
dulcemente; ella me encarga
que cuide de tu persona,
y desde hoy ningún afán 135
permitiré que te aflija.
MARSILLA
¿Eres?...
ZULIMA
Dama suya, hija
del valeroso Merván.
MARSILLA
¿De Merván?

  (Aparte.) 

¡Ah!, ¡qué recuerdo!

  (Busca y recoge el lienzo.) 

ZULIMA
¿Qué buscas tan azorado? 140
¿Ese lienzo ensangrentado?
MARSILLA

 (Aparte.) 

Si ésta lo sabe, me pierdo.
ZULIMA
¿Qué has escrito en él?
MARSILLA
No va
esto dirigido a ti;
es para el rey.
ZULIMA
No está aquí.
145
MARSILLA
Para la reina será.
Haz, pues, que a mi bienhechora
vea: por Dios te lo ruego.
ZULIMA
Conocerás aquí luego
a la reina tu señora. 150
MARSILLA
¡Oh!...
ZULIMA
No estés con inquietud.
Olvida todo pesar:
trata sólo de cobrar
el sosiego y la salud.
MARSILLA
Defienda próvido el cielo 155
y premie con altos dones
los piadosos corazones
que dan al triste consuelo.
Tendrá Zulima, tendrás
tú siempre un cautivo en mí: 160
hermoso es el bien por sí,
pero en una hermosa, más.
Ayer, hoy mismo, ¿cuál era
mi suerte? Sumido en honda
cárcel, estrecha y hedionda, 165
sin luz, sin aire siquiera;
envuelto en infecta nube
que húmedo engendra el terreno;
paja corrompida, cieno
y piedras por cama tuve. 170
-Hoy... si no es esto soñar,
torno a la luz, a la vida,
y espero ver la florida
margen del Guadalaviar,
allí donde alza Teruel, 175
señoreando la altura,
sus torres de piedra oscura
que están mirándose en él.
No es lo más que me redima
la noble princesa mora: 180
el bien que me hace, lo ignora
aun la propia Zulima.
ZULIMA
Ella siempre algún misterio
supuso en ti, y así espera
que me des noticia entera 185
de tu vida y cautiverio.
Una vez que en tu retiro
las dos ocultas entramos
te oímos... y sospechamos
que no es tu nombre Ramiro. 190
MARSILLA
Mi nombre es Diego Marsilla,
y cuna Teruel me dio,
pueblo que ayer se fundó
y es hoy poderosa villa,
cuyos muros, entre horrores 195
de lid atroz levantados,
fueron con sangre amasados
de sus fuertes pobladores.
Yo creo que al darme ser,
quiso formar el Señor 200
modelos de puro amor,
un hombre y una mujer;
y para hacer la igualdad
de sus afectos cumplida
les dio un alma en dos partida, 205
y dijo: Vivid y amad.
Al son de la voz creadora
Isabel y yo existimos,
y ambos los ojos abrimos
en un día y una hora. 210
Desde los años más tiernos
fuimos ya finos amantes;
desde que nos vimos... antes
nos amábamos de vernos;
porque el amor principió 215
a enardecer nuestras almas
al contacto de las palmas
de Dios cuando nos crió;
y así fue nuestro querer,
prodigioso en niña y niño, 220
encarnación del cariño
anticipado al nacer,
seguir Isabel y yo,
al triste mundo arribando,
seguir con el cuerpo amando 225
como el espíritu amó.
ZULIMA
Inclinación tan igual
sólo dichas pronostica.
MARSILLA
Soy pobre, Isabel es rica.
ZULIMA

 (Aparte.) 

Respiro.
MARSILLA
Tuve un rival.
230
ZULIMA
¿Sí?
MARSILLA
Y opulento.
ZULIMA
Y bien...
MARSILLA
Hizo
alarde de su riqueza...
ZULIMA
¿Y qué?, ¿rindió la firmeza
de Isabel?
MARSILLA
Es poco hechizo
el oro para quien ama. 235
Su padre, sí, deslumbrado...
ZULIMA
¿Tu amor dejó desairado,
privándote de tu dama?
MARSILLA
Le vi, mi pasión habló
su fuerza exhalando toda, 240
y, suspendida la boda,
un plazo se me otorgó,
para que mi esfuerzo activo
juntara un caudal honrado.
ZULIMA
¿Es ya el término pasado? 245
MARSILLA
Señora, ya ves... aún vivo.
Seis años y una semana
me dieron: los años ya
se cumplen hoy; cumplirá
el primer día mañana. 250
ZULIMA
Sigue.
MARSILLA
Un adiós a la hermosa
di, que es de mis ojos luz,
y combatí por la cruz
en las Navas de Tolosa.
Gané con brioso porte 255
crédito allí de guerrero;
luego en Francia prisionero
caí del conde Monforte.
Huí, y en Siria un francés
albigense, refugiado, 260
a quien había salvado
la vida junto a Besiés,
me dejó, al morir, su herencia:
volviendo con fama y oro
a España, pirata moro 265
me apresó y trajo a Valencia.
Y en pena de que rompió
de mis cadenas el hierro
mi mano, profundo encierro
en vida me sepultó, 270
donde mi extraño custodio
sin dejarse ver ni oír,
me prolongaba el vivir,
o por piedad o por odio.
De aquel horrendo lugar 275
me sacais: bella mujer,
sentir sé y agradecer:
di como podré pagar.
ZULIMA
No borres de tu memoria
tan debido ofrecimiento, 280
y haz por escuchar atento
cierta peregrina historia.
Un joven aragonés
vino cautivo al serrallo:
sus prendas y nombre callo; 285
tú conocerás quién es.
Toda mujer se lastima
de ver padecer sonrojos
a un noble: puso los ojos
en el esclavo Zulima, 290
y férvido amor en breve
nació de la compasión:
aquí es brasa el corazón;
allá entre vosotros, nieve.
Quiso aquel joven huir; 295
fue desgraciado en su empeño:
le prenden, y por su dueño
es condenado a morir.
Pero en favor del cristiano
velaba Zulima: ciega, 300
loca, le salva; más, llega
a brindarle con su mano.
Respuesta es bien se le dé
en trance tan decisivo:
habla tú por el cautivo; 305
yo por la reina hablaré.
MARSILLA
Ni en desgracia ni en ventura
cupo en mi lenguaje dolo.
Este corazón es sólo
para Isabel de Segura. 310
ZULIMA
Medita, y concederás
al tiempo lo que reclama.
¿Sabes tú si es fiel tu dama?
¿Sabes tú si la verás?
MARSILLA
Me matara mi dolor 315
si fuera Isabel perjura;
mi constancia me asegura
la firmeza de su amor.
Con espíritu gallardo,
si queréis, daré mi vida; 320
dada el alma y recibida,
fiel al dueño se la guardo.
ZULIMA
Mira que es poco prudente
burlar a tu soberana,
que tiene sangre africana, 325
y ama y odia fácilmente.
Y si ella sabe que cuando
yo su corazón te ofrezco,
por ella el dolor padezco
de ver que le estás pisando; 330
volverás a tus cadenas
y, a tu negro calabozo,
y allí yo, con alborozo
que más encone tus penas,
la nueva te llevaré 335
de ser Isabel esposa.
MARSILLA
Y en prisión tan horrorosa
¿cuántos días viviré?
ZULIMA
¡Rayo del cielo!, el traidor
cuanto fabrico derrumba: 340
defendido con la tumba,
se ríe de mi furor.
Trocarás la risa en llanto.
Cautiva desde Teruel
me han de traer a Isabel... 345
MARSILLA
¿Quién eres tú para tanto?
ZULIMA
Tiembla de mí.
MARSILLA
Furia vana.
ZULIMA
¡Insensato! La que ves
no es hija de Merván, es
Zulima.
MARSILLA
¡Tú la sultana!
350
ZULIMA
La reina.
MARSILLA
Toma, con eso

  (Dándole el lienzo ensangrentado.)  

correspondo a tu afición:
entrega sin dilación
a hombre de valor y seso
el escrito que te doy. 355
Sálvete su diligencia.
ZULIMA
¡Cómo! ¿Qué riesgo?...
MARSILLA
A Valencia
tu esposo ha de llegar hoy;
y en llegando, tú y él y otros
al sedicioso puñal 360
perecéis.
ZULIMA
¿Qué desleal
conspira contra nosotros?
MARSILLA
Merván, tu padre supuesto.
Si tu cólera no estalla,
mi labio el secreto calla, 365
y el fin os llega funesto.
ZULIMA
¿Cómo tal conjuración
a ti?...
MARSILLA
Frenético ayer,
la puerta pude romper
de mi encierro: la prisión 370
recorro, oigo hablar, atiendo...
junta de aleves impía
era, Merván presidía.
allí supe que volviendo
a este alcázar el amir, 375
trataban de asesinarle.
Resuélvome a no dejarle
pérfidamente morir,
y con roja tinta humana
y un pincel de mi cabello 380
la trama en un lienzo sello,
y el modo de hacerla vana.
Poner al siguiente día
pensaba el útil aviso
en la cesta que el preciso 385
sustento me conducía.
Vencióme tenaz modorra,
más fuerte que mi cuidado:
desperté maravillado,
fuera ya de la mazmorra. 390
Junta pues tu guardia, pon
aquí un acero, y que venga
con todo el poder que tenga
contra ti la rebelión.
ZULIMA
Dé a la rebelión castigo 395
quien tema por su poder;
no yo, que al anochecer
huir pensaba contigo.
Poca gente, pero brava,
que al marchar nos protegiera, 400
sumisa mi voz espera
escondida en la alcazaba.
Con ellos entre el rebato
del tumulto partiré;
con ellos negociaré 405
que me venguen de un ingrato.
Teme la cuchilla airada
de Zaen el bandolero;
tiembla más que de su acero,
de esta daga envenenada, 410
¡ay del que mi amor trocó
en frenesí rencoroso!
¡Nunca espere ser dichoso
quien de celos me mató!
MARSILLA
¡Zulima!... ¡Señora!...
 

(Vase ZULIMA por la puerta del fondo y cierra por dentro.)

 


Escena V

 

OSMÍN, MARSILLA.

 
OSMÍN
Baste
415
de plática sin provecho.
Al rey un favor has hecho:
acaba lo que empezaste.
MARSILLA
¡Cómo!, ¿tú?...
OSMÍN
El lienzo he leído
que al rey dirigiste: allí 420
le ofreces tu brazo.
MARSILLA
Sí,
armas y riesgo le pido.
OSMÍN
Pues bien, dos tropas formadas
con los cautivos están:
serás el un capitán, 425
el otro Jaime Celladas.
MARSILLA
¡Jaime está aquí! Es mi paisano,
es mi amigo.
OSMÍN
Si hay combate,
así tendrá su rescate
cada cautivo en la mano. 430
Con ardimiento lidiad.
MARSILLA
¿Quién, de libertad sediento,
no lidia con ardimiento
al grito de libertad?
OSMÍN
Cuanto a Zulima...
MARSILLA
También
435
libre ha de ser.
OSMÍN
No debiera;
pero llévesela fuera
de nuestro reino Zaen.


Escena VI

 

ADEL, soldados moros; MARSILLA, OSMÍN.

 
ADEL
Osmín, a palacio van
turbas llegando en tumulto, 440
y Zaen, que estaba oculto,
sale aclamando a Merván.
Zulima nos ha vendido.
OSMÍN
Ya no hay perdón que le alcance.
MARSILLA
Después de correr el lance, 445
se dispondrá del vencido.
Cuando rueda la corona
entre la sangre y el fuego,
primero se triunfa, luego...
OSMÍN
Se castiga.
MARSILLA
Se perdona.
450
VOCES
¡Muera el tirano!

  (Dentro.) 

MARSILLA
¡Mi espada!
¡Mi puesto!
OSMÍN
Ven, ven a él.
Guarda el torreón, Adel.
ADEL
Ten tu acero.

 (Dásele a MARSILLA.)  

MARSILLA
¡Arma anhelada!
¡Mi diestra te empuña ya! 455
Ella al triunfo te encamina.
Rayo fue de Palestina,
rayo en Valencia será.



Indice Siguiente