121
Por la intercesión del padre procurador general de la provincia dominica de los Santos Ángeles, el 6 de octubre de 1677 se dio la aprobación por parte del general de la orden en Roma, para que se empezara a construir un beaterio de terciarias dominicas.
122
Sus hijas eran las muy reverendas madres Catharina de san Idelfonso, María Anna de los Reyes y Juana de santa Rosa. «Libro de Profesiones del convento de santa Catalina».
123
Santa Rosa nació en Lima en 1586, su nombre seglar fue Isabel Flores de Oliva. Sus padres fueron de noble ascendencia pero de escasa fortuna. Por su belleza y porque al nacer lo hizo, como las rosas, sin dolor, la llamaron Rosa y por el amor que tuvo a la Virgen, quiso ser nombrada de santa María. A los once años recibió el bautismo de Toribio de Mogrovejo y aún siendo niña hizo voto de virginidad. Atraída por la personalidad de Santa Catalina, ingresó como terciaria a los veinticuatro años con las dominicas. Una de sus preocupaciones centrales fue el problema de la conversión de los indios, y por ellos ofreció a Dios su vida. Fue ferviente seguidora de san Francisco de Solano (1549-1610), uno de los grandes misioneros itinerantes, forjador de comunidades cristianas y evangelizador de los indios peruanos. Galmes, 1992, pp. 390-391.
124
Escalona Matamoros, c. 1740, ff. 45 y ss.
125
Escalona Matamoros, c. 1740, ff. 45 y ss.
126
Escalona Matamoros, c. 1740, f. 57v.
127
Según la sentencia pronunciada el 31 de enero de 1702.
128
Escalona Matamoros, c. 1740, f. 57v.
129
Escalona Matamoros, c. 1740, f. 52v.
130
Escalona Matamoros, c. 1740, f. 61.