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También concebidas como visiones; «son percepciones sobrenaturales de un objeto naturalmente invisible para el hombre. No son revelaciones, sino cuando manifiestan alguna verdad oculta». Tanquerey, 1930, p. 952.

 

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Fericgla, 1989, p. 594.

 

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Religioso jesuita de origen irlandés (1591-1644) maestro en filosofía en Puebla y prefecto de estudios del colegio seminario de San Pedro y San Pablo y maestro de teología en la ciudad de México. Su obra más reconocida fue Práctica de Theología Mystica, de la que se conocen varias ediciones publicadas entre 1681 y 1761. También escribió como confesor de la carmelita Isabel de la Encarnación un manuscrito original titulado: «Dicho del Padre Miguel Godínez, varón muy espiritual de la Compañía acerca de la vida y virtudes de la Venerable M. Isabel de la Encarnación cuyo padre espiritual fue», c. 1630. Sobre ambos personajes véase Ramos Medina, 1993, pp. 41-51.

 

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Godínez, c. 1630, ff. 34v-35.

 

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Le Goff asocia lo maravilloso con el ojo, etimológicamente los mirabilia (maravilloso) surgen de la raíz mir (miror, mirari). Desde un comienzo se hace referencia al ojo, de manera importante, porque todo un inundo imaginario puede ordenarse en torno a esa apelación al sentido de la vista y alrededor de una serie de imágenes y de metáforas que son visuales. Le Golf, 1986, pp. 19-24.

 

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«Se trata de visiones sensibles o corporales, que también se llaman apariciones y son aquéllas en las que los sentidos, perciben una realidad objetiva naturalmente invisible para el hombre. No necesariamente el objeto que se percibe es un cuerpo humano en carne y hueso, basta que sea una forma sensible o luminosa». Tanquerey, 1930, p. 953.

 

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Santa Teresa, c. 1630, ff. 10v-11.

 

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«A menudo estas visiones van acompañadas de una visión intelectiva que explica la significación de aquellas, a veces recorre el alma países lejanos: estas son visiones imaginativas». Tanquerey, 1930, p. 954.

 

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Francisca de la Natividad profesó como Carmelita Descalza el 13 de septiembre de 1609 y murió en 1658. Escribió c. 1630 un pequeño cuaderno autobiográfico titulado «Su vida de la Me. Francisca de la Natividad escrita sobre ella misma». El ejemplo aquí tomado corresponde a la f. 11. Además, como compañera y biógrafa de la madre Isabel de la Encarnación redactó un cuaderno rotulado como: «Este es el original de la Madre Francisca de la Natividad dando razón de la madre Isabel de la Encarnación y de su confesor. Del que se hizo traslado», c. 1630. El padre Salmerón escribió un libro sobre su vida y virtudes, c. 1670.

 

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«La vía unitiva, una vez que se ha purificado el alma se realiza la unión íntima con Dios, vivir únicamente para Dios, vivir no de cualquier manera, sino intensamente, es hacer que en él terminen todos los pensamientos, deseos y obras en oración continua, sin horas, sin tiempo...». Tanquerey, 1930, pp. 821-822.

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