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Los editores de Lope de Vega

Jaime Moll


Universidad Complutense



Entre los grandes escritores del Siglo de Oro, Lope de Vega es uno de los que se valen de la imprenta para dar a conocer su obra, lo que no excluye la difusión manuscrita de sus poesías y su inclusión -anónimas o con su atribución- en publicaciones antológicas de amplia circulación. Esta voluntad de publicación tiene, sin embargo, una limitación: su obra dramática. La comedia es espectáculo representado, no un texto para ser leído. Lope se preocupa de editar sus obras poéticas o en prosa, profanas o religiosas, pero no quiere publicar sus comedias. Si lo hace, como veremos, es ante la demanda lectora que impulsa a editores a publicarlas -mejor o peor, auténticas o falsamente atribuidas- al margen de su autor. La presión del lector y el aprecio a su obra le obligan a intervenir en la edición de sus comedias.

Es desgraciadamente habitual olvidar la actuación de un personaje importante en la relación entre la obra y el lector: el editor. Ciertos autores, pocos, podrán financiar la edición de sus obras -queda el problema de su distribución- u obtener ayudas privadas o institucionales para hacerlo. La mayoría utilizará la acción del editor, con lo que, si bien no logrará grandes beneficios en la venta del privilegio de edición, por lo menos podrá ver impresa su obra, a disposición de los futuros lectores. La relación entre autor y editor -cambiante, permanente- merece ser objeto de estudio. Siempre que sea posible conocerlo, por aparecer su nombre en la portada, deducirlo de los preliminares o declarada en documentos, las ediciones deben atribuirse al editor, no al impresor. Éste -a no ser que se desdoble en editor- se limita a recibir un encargo, ejecutarlo lo mejor posible y entregar los pliegos impresos resultantes. Con ello no pretendemos rebajar la importancia de la confección material del libro ni de la industria gráfica, siempre, por otra parte, condicionada por su costeador. Podremos admirar o criticar el aspecto de una edición, su calidad, pero debemos insistir que no siempre es el impresor el responsable de no aprovechar todas las posibilidades de que dispone. Ha recibido un encargo con unas determinadas condiciones y el producto resultante responde a lo que se le ha pedido, no a lo que hubiese podido hacer.

En el presente estudio nos limitamos a analizar la relación de Lope con sus editores. Prescindimos -con alguna excepción forzosa- de ediciones de sus escritos hechas sin su intervención o que nos es desconocida. Tampoco tendremos en cuenta algunos poemas difundidos en la forma que hoy llamamos pliegos sueltos -¿edición de Lope o de sus amigos?- que creemos de difusión limitada, no comercial, al margen de los circuitos habitualmente usados para las coplas, historias y demás papeles. Por supuesto, no consideramos el gran número de reediciones de sus obras realizadas fuera de los reinos de Castilla. De gran interés para la sociología de la lectura, demostración de las expectativas editoriales que ofrecían las obras de Lope, están al margen de la relación directa y personal que tuvo con los editores, casi todos de Madrid.

A mediados del año 1598, sale en Valencia el primer libro impreso de Lope, La Dragontea. Desconocemos el editor que hizo posible su publicación, pero creemos de interés reseñar la peripecia editorial de esta obra de actualidad con la que inicia Lope la publicación de sus escritos.

A fines de 1597, solicita licencia para La Dragontea al Consejo de Castilla, presentando al mismo el original. El poeta, ya fraile carmelita, Pedro de Padilla, firma en su convento del Carmen, de Madrid, el 9 de diciembre, la aprobación, que le sirve, además, para elogiar la obra de su amigo. Sin embargo, el Consejo no concede la licencia solicitada. Lope, aprovechando sus amistades valencianas, inicia los trámites para su publicación en el reino de Valencia, fuera de la jurisdicción del Consejo de Castilla. El doctor en teología, Pedro Juan Assensio, a quien el arzobispo Juan de Ribera había encargado la censura eclesiástica, la firma aprobatoria el 16 de abril de 1598. La licencia civil es de 29 del mismo mes, con lo que Pedro Patricio Mey puede ya iniciar su impresión.

Ejemplares de la edición valenciana de 1598 llegaron a los reinos de Castilla. Ello provocó que el cronista de Indias Antonio de Herrera se dirigiese al rey, a primeros de febrero de 1599, comunicándole que «Lope de Vega compuso un libro llamado la Dragontea, en que se contiene lo sucedido a Francisco Draque quando fue resistido en Tierra Firme, siendo capitán general don Alonso de Sotomayor1, adonde quenta aquel suceso muy en contrario de la verdad, con manifiesto agravio de las personas que ally sirvieron; y porque aquí no se le quiso dar licencia de ymprimille, se fue a Valencia a donde le ha ynpreso, y aora pide licencia de nuevo para ello».

Solicita al rey que se vea el libro y se coteje con las relaciones oficiales de los sucesos poetizados por Lope. El rey ordena el 15 de febrero que se compre un ejemplar y que Herrera lo lleve al miembro del Consejo de Indias Alonso Molina de Medrano2.

En consulta del 13 de marzo de 1599, el Consejo de Indias pide al rey que no se dé por el Consejo de Castilla licencia a libros que traten de Indias sin que los vea previamente. Asimismo, expresa la conveniencia de que por el Consejo de Castilla sean recogidos los ejemplares de La Dragontea, impresa en Valencia, por las razones expuestas por Herrera. El rey aceptó las propuestas3.

Antonio de Herrera señala, en febrero de 1599, que Lope «pide licencia de nuevo» para La Dragontea. Cristóbal Pérez Pastor4 dio a conocer un poder de Lope, de 27 de octubre de 1598, al licenciado Pedro Várez de Castro, impresor y editor, antiguo corrector en Alcalá de Henares, para solicitar del Consejo de Castilla licencia y del rey privilegio para «un libro intitulado La Hermosura de Angélica», cediéndole los derechos de edición. Es raro este único contacto con Várez de Castro, iniciada ya, como veremos, la relación con el editor Juan de Montoya. Teniendo en cuenta lo que sucedió posteriormente, en 1602, que bajo el título de La hermosura de Angélica con otras diversas rimas publicó la Dragontea, cabe la posibilidad que Lope se valiese de Várez de Castro, introducido en ambientes oficiales, para el segundo intento de publicar La Dragontea denunciado por Herrera.

Con anterioridad al citado contacto con Várez de Castro, había ya Lope iniciado su relación editorial con Juan de Montoya, mercader de libros, del que tenemos noticias que van de 1584 a 1612. Su actividad conocida como editor abarca de 1585 a 1605, encargando sus ediciones a impresores de Madrid y Alcalá. Cultivó el campo jurídico en su aspecto práctico (Francisco González de Torneo, Diego de Ribera), la historia (Antonio de Herrera), las obras religiosas (Pedro Ruiz Alcoholado, Pedro de Ribadeneyra, Alonso de Villegas) y buena parte de sus ediciones son de obras literarias (la versión de Diego Vázquez de Contreras del Orlando furioso, de Ariosto, 1585; La Austriada, de Juan Rufo, 1586; Primera parte del romancero y tragedias, de Gabriel Lasso de la Vega, 1587; Diversas rimas, de Vicente Espinel, 1591; La Araucana, de Alonso de Ercilla, 1597). Entre sus publicaciones abundan las primeras ediciones.

A fines de 1598 (la tasa es de 27 de noviembre5) aparece la primera edición de la Arcadia, realizada por Juan de Montoya, que también editó en 1599 su poema Isidro. Las reediciones de ambas obras por Juan de Montoya, se suceden rápidamente, muestra de su éxito editorial6.

Hasta 1602 Lope no publica una nueva obra, para la que había obtenido privilegio real el 20 de septiembre del mismo año7. Se trata de La hermosura de Angélica con otras diversas rimas, que, como hemos visto, pretendía publicar en 1598. No figura el nombre de su costeador, ni aprobación alguna entre los preliminares. En tres partes se divide la obra: La hermosura de Angélica, Segunda parte de las rimas, según reza la portada interior, con doscientos sonetos, y la Tercera parte de las rimas, que comprende la primera edición castellana de La Dragontea. Lope ha logrado publicar en Madrid la obra vetada por Antonio de Herrera y que el Consejo de Castilla no había autorizado su publicación. El intento logrado lo repetirá en la segunda edición de La hermosura de Angélica, de 1605 -que no incluye los doscientos sonetos-, en la que tampoco figura editor. ¿Lo será de las dos ediciones Juan de Montoya, que prefirió no figurar en la portada?

Fruto de la estancia de Lope en Sevilla son dos nuevos libros, ambos impresos por Clemente Hidalgo. En un pequeño volumen en 16.°, bajo el título de Rimas, reedita los sonetos, publicados anteriormente, junto con una Segunda parte de las Rimas «que no se imprimieron con las passadas la primera vez, por no hazer tan gran volumen». Se indica que el libro fue aprobado por el doctor Viana. En el mismo año 1604, publica en Sevilla, también sin indicación de editor, El peregrino en su patria.

El tres de septiembre de 1605, escribe Lope desde Toledo al duque de Sesa: «Mi 'Jerusalén' enbié a Valledolid para que el Consejo me diesse licencia; ymprimirela muy aprissa...»8. La prisa de Lope no la compartía el Consejo de Castilla, pues hasta el 23 de agosto de 1608 no firmó el rey el privilegio concediendo a Lope la exclusiva de su publicación por el tiempo de diez años. A primeros de 1609 se publicó la Jerusalén conquistada, editada -al menos parte de la edición- por el librero de Toledo Cristóbal de Loarte. ¿A qué se debió tanta demora? En el prólogo al conde de Saldaña, escribe Lope: «Tarde y esperada sale a luz, que por ocasión de algunos libros sin dotrina, sustancia y ingenio, escritos para el vulgo, se prohibió la impression de todos generalmente».

Hasta ahora, no se ha localizado decreto alguno del Consejo prohibiendo la edición de nuevos libros. Podría, sin embargo, tratarse de una orden interior, no publicada, como sucedió en 1625 con la suspensión de licencias para comedias y novelas. Lo que sí conocemos es la drástica reducción de concesión de privilegios reales para los reinos de Calilla, desde el 14 de abril de 1605 hasta principios de 16089. La estadística de los privilegios y prórrogas de privilegios concedidos desde 1600 hasta 1612 nos mostrará claramente la reducción señalada:

Años Privilegios Prórrogas
1600 89 9
1601 53 9
1602 64 17
1603 98 8
1604 91 5
1605
hasta 13 IV 18 2
desde 14 IV 0 1
1606 1 1
1607 3 1
1608 62 8
1609 76 10
1610 78 20
1611 63 9
1612 68 7

Las seis obras que excepcionalmente obtuvieron privilegio son las siguientes, indicando previamente la fecha del mismo: 5-VII-1606, fray Cristóbal González, Consideraciones del agradecimiento christiano, Madrid: Luis Sánchez, 1606, 4.°; 11-VII-1607, fray Juan de los Ángeles, Manual de vida perfeta, Madrid: Imprenta Real, a costa de Francisco López, 1608, 8.°; 2-X-1607, fray Antonio de Molina, Instrucción de sacerdotes, Burgos: Juan Baptista Veresio, 1608, 4.°; 23-XII-1607, dos obras de Francisco Coster traducidas por el P. Luis Ferrer: Meditaciones de la sacratissima passion y muerte de Christo nuestro Redentor y Meditaciones de la vida y alabancos de la sacratissima Virgen María nuestra Señora, Madrid: Juan de la Cuesta, 1608, los dos libros en 16.º; 28-1-1608, fray Pedro de Lorca, Commentaria et disputationes in universam primam secundae sancti Thomae, Alcalá: Viuda de Juan Gracián, 1609, fol., 2 vols.; 5-II-1608, fray Diego Nuño, Expositio in tertiam divi Thomae partem, Valladolid: Juan Godínez de Millis, 1609, fol.

Iniciada en 1598, la relación de Lope con su editor Juan de Montoya finaliza en 1605, con una reedición de la Arcadia.

A Montoya le substituye el también mercader de libros Alonso Pérez, manteniendo una constante colaboración con Lope, sólo alterada por unas pocas ediciones a cargo de Miguel de Siles.

Alonso Pérez, padre de Juan Pérez de Montalbán, es uno de los grandes libreros-editores de la primera mitad del siglo XVII. Librero de gran actividad, proveedor de los consejos y otras oficinas públicas de libros en blanco, papel, tinta y demás aparejos de escribir, fue nombrado librero del rey. Las primeras noticias que tenemos de su actividad como librero remontan a 1591. Siguió a la corte en su traslado a Valladolid. Murió el 22 de diciembre de 1647. Desplegó una gran actividad editorial desde 1602, año en que coeditó con Andrés López La Diana, de Jorge de Montemayor, y la mantuvo hasta 1646, en que reeditó El diablo Cojuelo, de Luis Vélez de Guevara, cuya primera edición había publicado cinco años antes. Editó libros de todas las materias, aunque destaca su dedicación a las obras literarias, principalmente primeras ediciones. Como editor está al margen de estilos, escuelas y grupos literarios.

Ya nos hemos referido a la actitud de Lope frente a la publicación de sus comedias, que no pudo impedir su paso de la escena a las librerías. Después del intento de 1603 del librero Francisco López -Seis comedias de Lope de Vega Carpio y de otros autores, libro que debe ser objeto de un minucioso análisis bibliográfico- Angelo Tavanno lanzó en Zaragoza, en 1604, un tomo en 4.° con doce comedias de Lope, recopiladas por Bernardo Grassa, que se transformará en el primero de una larga serie y creará el modelo de lo que se llamará parte de comedias. De su éxito editorial responden las reediciones realizadas, siendo la primera en los reinos de Castilla la que en el mismo año hizo Alonso Pérez, con licencia, impresa en Valladolid por Luis Sánchez.

La continuación de Las comedias del famoso poeta Lope de Vega Carpio será titulada Segunda parte de las comedias de Lope de Vega Carpio, que contiene otras doze. Su editor es Alonso Pérez, que el 11 de agosto de 1609 obtiene licencia para publicarla. Después, del 18 de noviembre del mismo año, salía el libro de la imprenta de Alonso Martín. En la dedicatoria a doña Casilda de Gauna Varona, mujer del alcalde mayor de Burgos, escribe Alonso Pérez: «... di a la estampa doze comedias de Lope de Vega Carpio, librando la perpetuidad de su fama en mi atrevimiento y la disculpa de mi osadía en la grandeza de v. m.», de quien espera lograr para «estas obras perpetuidad en el tiempo y yo gracia cerca de su autor...».

Este mismo año 1609 se inicia la relación editorial de Lope de Vega con el librero-editor Alonso Pérez. ¿Publicó la Segunda parte con la tolerancia de su autor10? Es una pregunta que podremos repetir unos años más tarde. La primera obra de Lope, con privilegio a su favor, que edita Alonso Pérez es una reedición de las Rimas -de las dos partes publicadas en 1604, en Sevilla- «aora de nuevo añadidas, con el nuevo arte de hazer comedias deste tiempo», impresas por Alonso Martín. En 1612, publica Alonso Pérez la primera edición de Pastores de Belén, impresa por Juan de la Cuesta. Un año antes había reeditado la Arcadia y en 1613 los Pastores de Belén y el Isidro.

Un nuevo editor interviene en la publicación de las obras de Lope, aunque sus ediciones, exceptuada una, son de partes de comedias. Se trata del librero Miguel de Siles, que sólo conocemos como editor de obras literarias (Cristóbal de Mesa, El patrón de España, 1612; Cervantes, Persiles, 1619; Antonio Liñán y Verdugo, Guía y avisos de forasteros, 1620; Primavera y flor de los mejores romances recogidos por Pedro Arias Pérez, 1621 y 1622; Ovidio, Las Metamorphoses o Transformaciones, 1622). En 1613 reeditará las Rimas, edición que plantea el problema de si fue Lope el que la encargó o, lo que creemos más probable, fue el propio Alonso Pérez el que le cedió los derechos de publicación.

En Sevilla, en 161211, se publica la Tercera parte de las comedias de Lope de Vega Carpio y otros auctores, edición falsificada, que será reeditada legalmente en Madrid, en 1613, por el librero Miguel Martínez, a quien Alonso Pérez le había cedido la licencia del Consejo, que había obtenido el 24 de diciembre de 1612. El mismo Miguel Martínez obtuvo el 18 de septiembre de 1613 licencia para la reedición de las Doze comedias famosas de quatro poetas naturales de la insigne y coronada ciudad de Valencia, que publicó en 1614. En este año, Miguel de Siles edita Doze comedias de Lope de Vega Carpio familiar del Santo Oficio. Sacadas de sus originales. Quarta parte, con privilegio de 5 de febrero de 1614 a favor del representante Gaspar de Pones. Desconocemos la relación del dramaturgo con esta edición, pero es preciso notar que se conserva, escrito por Lope, el borrador de la dedicatoria al duque de Sesa, que en el impreso firma Gaspar de Porres12. Miguel de Siles intervendrá posteriormente, como veremos, en la edición de las partes de comedias de Lope, tanto en las ediciones no autorizadas por el autor como en las que tenía Lope privilegio.

La primera edición de las Rimas sacras corrió a cargo de Alonso Pérez, en 1614, quien edita en 1618 el Triunfo de la fee en los reynos del Japón por los años de 1614 y 1615. Siempre al cuidado del mismo editor, se publica en 1620 la Justa poética, y alabanzas justas que hizo la insigne villa de Madrid al bienaventurado san Isidro en las fiestas de su beatificación, recopiladas por Lope de Vega Carpio; en 1621, la Filomena con otras diversas rimas, prosas y versos; tres años más tarde, la Circe con otras rimas y prosas; en 1625, los Triunfos divinos con otras rimas sacras y en 1627, dos obras, la Corona trágica. Vida y muerte de la serenissima reyna de Escocia María Estuardo y los Soliloquios amorosos de un alma a Dios13. Junto a estas primeras ediciones, Alonso Pérez reedita el Peregrino (1618), las Rimas sacras (1619), la Arcadia (1620, 1621 y 1629) y las Rimas (1621). Sin editor explícito aparece en 1622 la Relación de las fiestas que la insigne villa de Madrid hizo en la canonización de su bienaventurado hijo y patrón san Isidro, y en 1630 el Laurel de Apolo con otras rimas.

Entre tanto, un mercader de lienzos de Madrid, Francisco de Ávila, reúne doce comedias de Lope y otros autores, obtiene privilegio real el 15 de noviembre de 1614, y cede su edición al librero alcalaíno Antonio Sánchez. Bajo el título de Flor de las comedias de España de diferentes autores, quinta parte, se publica en 1615, impresa en Alcalá por la Viuda de Luis Martínez Grande. Las doce comedias se imprimieron como comedias sueltas, con paginación y signaturas independientes y dejando páginas en blanco si no coincidía el final de la comedia con el del cuaderno.

Interesantísimo es el contrato14 que Antonio Sánchez firmó con el librero Miguel Martínez, editor ya citado anteriormente por sus reediciones de la parte III de Lope y otros autores (1613) y de las doce comedias de autores valencianos (1614). El 5 de junio de 1615, se da la certificación de la tasa fijada por el Consejo para la Flor, con lo que ya se podía imprimir el pliego que había de contener la portada y los preliminares. El día siguiente, 6 de junio, se firma en Madrid el contrato por el que Antonio Sánchez vende a Miguel Martínez doscientos ejemplares encuadernados, a entregar en su casa de Madrid «dentro de quince dias primeros siguientes», por el precio de 1.200 reales, o sea a 6 reales el ejemplar. La condición fijada es que «Antonio Sánchez no ha de trocar ni vender a ningún librero en esta corte otros ningunos libros de la dicha impresión e nombre Flor de las comedias de España, por tiempo de tres meses contados desde hoy día de la fecha de esta escritura». Miguel Martínez, que conocería el éxito de las partes de comedias que había editado, piensa vender en su librería de la calle Mayor, en las gradas de San Felipe, nada menos que doscientos ejemplares de la nueva edición en los dos meses y medio que durará su exclusiva de venta. Si Antonio Sánchez no respeta lo pactado, se verá obligado a venderle otros doscientos ejemplares encuadernados, pero a cinco reales cada uno.

Ante el éxito editorial que ofrecen las comedias de Lope, Francisco de Ávila logra reunir nuevas comedias, obteniendo privilegio para su publicación el 24 de diciembre de 1614. Adquirido por Miguel de Siles15, publica en 1615 las doce comedias con el título de El Fénix de España Lope de Vega Carpio, familiar del Santo Oficio, sexta parte de sus comedias, reeditada el año siguiente con la indicación en su portada de corregida y enmendada en esta segunda impression de Madrid por los originales del propio Autor. De nuevo se plantea el problema de la relación de esta parte con Lope.

Floreciente se presentaba este negocio a Francisco de Ávila, y el 29 de febrero de 1616 firma ante notario la compra de doce nuevas comedias de Lope a Juan Fernández, a quien se las había dado María de la O, viuda del autor de comedias Luis de Vergara, por el precio de 72 reales. Más baratas le salieron, 50 reales, las doce comedias que el 31 de marzo del mismo año compró al autor de comedias Baltasar de Pinedo16. La finalidad de la adquisición queda especificada en los contratos: su impresión. Francisco de Ávila inicia los trámites de solicitud de licencia y privilegio. Enterado de ello Lope de Vega17, a mediados de junio de 1616 contradice ante el Consejo la pretensión de Francisco de Ávila, pues «no vendió las dichas comedias a los autores para que se imprimiesen, sino tan solamente para que se representasen en los teatros». El 23 de agosto, Francisco de Ávila vio confirmada su postura: como Lope vendió sus comedias, «no es parte para contradecir la impresión que pretendo, pues con la venta se enajenó de su derecho y yo sucedí en él por las dichas compras». El 10 de setiembre de 1616 obtenía Francisco de Ávila privilegio real para las partes séptima y octava, que cedió por 160 ducados18 al librero Miguel de Siles y se pusieron a la venta a primeros del año 1617.

Perdido el pleito, decide Lope hacerse cargo de la edición de sus comedias, solicitando a su favor los correspondientes privilegios. En el mismo año 1617 publica la parte IX -acepta continuar la numeración de la serie desarrollada sin su autorización- editada por Alonso Pérez. En el prólogo de la misma expone su postura frente a la publicación de sus comedias:

«Viendo imprimir cada día mis comedias, de suerte que era impossible llamarlas mías y que en los pleytos desta defensa siempre me condenavan los que tenían más solicitud y dicha para seguirlos, me he resuelto a imprimirlas por mis originales: que aunque es verdad que no las escriví con este ánimo ni para que de los oydos del teatro se trasladaran a la censura de los aposentos, ya lo tengo por mejor que ver la crueldad con que se despedazan mi opinion algunos interesses.

Este será el primer tomo, que comiença por esta novena parte, y assí yrán prosiguiendo las demás, en gracia de los que hablan la lengua castellana como nos la enseñaron nuestros padres».



En nueve años se publican doce partes autorizadas, que se reeditarán. Alonso Pérez ha de solicitar la colaboración de Miguel de Siles para la realización de este plan editorial. El editor habitual de Lope desde 1609 edita las partes IX (1617), XI (1618), XII (1619), XIII (1620), XV y XVI (1621), XVIII (1623), XIX (1624) y XX (1625). Miguel de Siles edita las partes X (1618), XIV (1620) y XVII (1621).

La decisión interna del Consejo de Castilla de suspender la concesión de licencias para comedias y novelas, del 6 de marzo de 162519, detiene la continuidad de la serie autorizada, pero no impide que editores de reinos distintos de los de Castilla o en los mismos, aparentando estar impresas en otros reinos, prosiga la serie con comedias de Lope -o a él atribuidas- y de otros autores, pues lejos de la corte sé hace difícil reunir sus comedias.

Como hemos visto, Lope sigue publicando sus obras no dramáticas. Ante la difusión de comedias que falsamente se le atribuyen, surge la reacción. No burla la ley, la sobrepasa: en 1632, Alonso Pérez edita La Dorotea, acción en prosa, que frente a las «comedias de hombres ignorantes» a él atribuidas, quiere que los lectores «sólo lean a Dorotea por suya»20.

De 1634 es la última nueva obra de Lope editada por Alonso Pérez: las Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos. Con este libro se cierran años de colaboración no sólo editorial. La reanudación en 1635 de la edición de las partes llegó tarde para que Lope las pudiese ver impresas21. Pero Alonso Pérez ya no figura al pie de las portadas como editor. Otra generación ocupa su puesto. Sin embargo, a primeros de 1636, unió de nuevo su nombre al de Lope al editar y colaborar en el homenaje que preparó su hijo Juan Pérez de Montalbán al maestro y amigo: la Fama pósthuma a la vida y muerte del doctor frey Lope Félix de Vega Carpio.





 
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