21
Estas cifras y las demás que manejamos están tomadas de QUATREFAGES, La Revolución Militar Moderna, caps. 1 y 2.
22
«Debemos subrayar la ventaja de la infantería ligera castellana compuesta en su mayoría por escudados, soldados equipados con un dardo y una espada, protegidos con un escudo redondo, conforme a la ordenanza del 5 de octubre de 1495. Llevaron a la práctica, de forma casi natural, una táctica granadina, pegándose al terreno, esquivando el choque, con importantes golpes de mano y una gran movilidad para consolidar el avance. El combate cuerpo a cuerpo privaba de su ventaja a distancia a los piqueros suizos y a los ballesteros gascones». Ibidem, pág. 121.
23
Veamos ciertas consideraciones de interés sobre algunas de estas cifras. Respecto a la de los espingarderos, ese número suponía «más de la cuarta parte de los efectivos totales y más de la tercera parte de las otras categorías de soldados, lanceros y ballesteros juntos... una indicación más de una percepción extraordinariamente precoz de la importancia de las armas de fuego» y en cuanto a los escuderos a pie, «se trataba de un grupo de escuderos en el sentido de caballeros, integrado en una capitanía de infantería... Al menos se debe constatar el comienzo de una disminución de los prejuicios que hará que los nobles acepten entrar en las filas anónimas de los futuros tercios para combatir a pie». Ibidem, págs. 130 y 129, respectivamente.
24
Vid. GUILLERM, A.: La pierre et le vent. Fortifications et marine en Occident, París, 1985 y VERBRUGGEN, J. F.: The art of war in western Europe during the Middle Ages, Amsterdam, 1977.
25
Para las cuestiones relacionadas con la inicial utilización de la pólvora en la artillería, MACNEILL, W.: La búsqueda del poder. Tecnología, fuerzas armadas y sociedad desde el 1000 d. C., Madrid, 1988.
26
Para estas cuestiones remitimos al volumen Las fortificaciones de Carlos V, Madrid, 2000, coordinado por C. J. HERNANDO SÁNCHEZ.
27
MAQUIAVELO, N.: Discursos sobre la primera década de Tito Livio, en particular el cap. 6.