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Donde, para introducir el tema, se relatan en su generalidad y abreviados los errores y motivos de los que impugnan y persiguen a los que del judaísmo se habían convertido a la fe, y en él se indica en qué capítulo se detallan con más amplitud los argumentos de dichos errores
Que el error de los que introducen tal cisma y división en la iglesia no se debe estimar como insignificante, sino como gravísimo, y por tanto los fieles habrán de extirparlo con todas sus fuerzas
Donde se expone el orden del desarrollo de la obra, se divide en dos partes y se indica cómo se ha de probar y demostrar lo que va a tratarse
En donde el escritor se disculpa invitando y rogando a los lectores a que con buena voluntad reciban lo escrito con la intención con que él se decidió a escribir y que abiertamente muestra, haciendo ver que fue por auténtica caridad de Cristo y no por algún otro motivo
Que siempre fue, es y será una la fe de todos los creyentes y, por consiguiente, una sola su universal Iglesia, fuera de la cual nadie pudo, puede ni podrá nunca salvarse
Que sin la fe de Jesucristo mediador entre Dios y los hombres nunca nadie pudo ni podrá salvarse; y que él es la cabeza de esta Santa Madre Iglesia universal, que adquirió para sí con su propia sangre, la santificó y la llevó a perfección
Que la perfección de la Iglesia universal respecto a Cristo consiste en dos cosas, a saber, en la verdadera fe interior acerca de él y en el culto externo sacrifical: y estas dos cosas en todo momento fueron necesarias a cualquiera que hubiere de salvarse
Que, aunque estas dos cosas de las que se ha hablado, o sea la creencia de la fe y el culto sacrifical, siempre fueron sustancialmente iguales en todos los fieles, tanto en tiempos de la ley natural como de la ley escrita y en tiempos de la ley de gracia, sin embargo no lo fueron en su explicación y cantidad. Y se expone como fueron en tiempos de la ley natural
Que en el estado de ley escrita los hombres habían sido iluminados en la fe con más claridad y correlativamente obligados a determinados sacrificios con muchas circunstancias puntualizadas, en correspondencia con la fe interna en la que ya eran más perfectos
Que antes de la venida de Cristo sólo la comunidad judía fue, entre todas las demás naciones, el verdadero pueblo de Dios, elegido por él, en donde se encontraba la verdadera Iglesia de todos los fieles, de dondequiera que ellos fuesen
Que, aunque él solo fue el pueblo elegido de Dios, como se ha dicho, sin embargo hubo muchas personas particulares en otros pueblos que fueron fieles a Dios viviendo en la ley natural, y algunos de ellos fueron mejores que algunos judíos
Que también entre los gentiles hubo algunos profetas, unos buenos y otros malos, que predijeron el misterio de Cristo, aunque sus profecías no nos son necesarias para demostrar los misterios divinos
Para que eligió Dios a aquel pueblo de entre las demás naciones y lo amó con tanta ternura y así lo instruyó y guardó; y que lo hizo por Cristo, que iba a venir de él según la carne para salvar a todos los gentiles
Que el estado de la ley antigua era imperfecto en cinco aspectos. A saber, en cuanto a la revelación de la fe, en cuanto al culto sacrifical, en cuanto a los mandamientos de la ley positiva, en cuanto al fin al que debía conducir y en cuanto al uso y promulgación de la ley; y se trata de los dos primeros en el capítulo presente
Que aquel estado de la ley antigua fue también imperfecto en cuanto al cuerpo de la ley, o bien en cuanto a lo que la ley mandaba a los judíos
Que aquel estado también era imperfecto en cuanto al fin a que se dirigía, la bienaventuranza eterna, a donde pretendía llevar a los que ejercían el culto, pero sin conseguirlo
Que el estado de la ley antigua fue igualmente imperfecto respecto a su promulgación y uso y administración de los ciudadanos, convivencia y trato mutuo
Que, aunque el estado del Antiguo Testamento fuese imperfecto en estos cinco aspectos señalados al considerarlos en absoluto, sin embargo, tenida en cuenta la condición de dicho pueblo, le eran convenientes y lo disponían en un orden recto y perfecto, siéndole nocivos de otra forma por más perfectos que fuesen
Que tales permisos de cobrar intereses a los extranjeros, de dar libelo de repudio y los demás de la ley antigua, concedidos por la imperfección del pueblo, aunque eran de suyo ilícitos, sin embargo resultaban lícitos a los judíos por el permiso o concesión de Dios
Que la imperfección de este antiguo estado duro permanentemente hasta Cristo; pero tanto más iba desapareciendo, sobre todo respecto a la revelación más nítida de lo que había que creer y al conocimiento más claro de lo que había que esperar, cuanto más se aproximaba a Cristo
Que con la venida de Cristo tuvo que desaparecer del todo aquel imperfecto estado antiguo y transformarse en otro estado absolutamente perfecto, al que pudieran ingresar todos los que de todas partes se acercasen y vivir entre sí en concordia, igualdad y unanimidad
Que así como todos se reciben en igualdad en la Iglesia, así también todos los que viven fuera de ella perecerán sin duda alguna, por más que aparezcan como perfectos en obras de justicia, puesto que ahora es necesario para la salvación de todos los que se van a salvar el creer recta y explícitamente la fe en Cristo. Y en donde se ponen cuatro clases de personas que sin duda se condenan, si así acaban su vida, y son los paganos, judíos, herejes y cismáticos
Que, aunque los fieles cristianos deban evitar estas cuatro clases de personas citadas para no contaminarse, con mayor cuidado aún habrán de cuidarse de los judíos por las razones que se exponen; y con mucho más cuidado habrán de apartarse de ellos los que de su raza se han convertido recientemente a la fe
Cuantos males aquejan a todos por guardar mal todo esto que se ha estado diciendo, ya que se debilita la fe católica y los judíos se vuelven más resistentes y dañinos, con lo que se tambalean y caen muchos católicos y fieles, creciendo las enemistades hacia los que se habían convertido desde el judaísmo; y en ello se ve que los rectores y prelados tienen por eso gran pecado
En que se exponen algunos testimonios de los sermones de San Juan Crisóstomo contra los judíos y al final se llega a la conclusión de con cuánta precaución y vigilancia debemos tratar con ellos
En el que, tras advertir a los fieles que se abstengan de todo lo indicado, se expone en qué forma deben tratar con los judíos; donde se concluye que siempre habrá que tolerarlos en medio de nosotros, aunque con la debida separación y estricta vigilancia, y que habrá que invitarlos caritativamente a que se conviertan, y que siempre algunos de ellos se convertirán, y que a esos tenemos que recibirlos entre nosotros en la misma gracia y ley de comunión general, y que al fin de los tiempos todos en general volverán a la fe verdadera y la confesarán unánimes con todos los fieles
En que se indica la pequeña diferencia con que estas cuatro clases de personas son recibidas en la Iglesia cuando se convierten a ella, es decir, los herejes, cismáticos, judíos y paganos; porque los judíos y gentiles son recibidos sin penitencia alguna y se hacen hijos libres de la Iglesia sin que se establezca entre ellos ninguna preferencia; y se equivocan quienes quieren preferir en la Iglesia a los que se habían convertido del judaísmo, porque de esa forma resulta que los perjudican y rebajan
Donde se muestra cómo el estado de la Santa Madre Iglesia por Cristo es perfecto en cuanto a la revelación de la fe y a la explícita creencia universal respecto a todos sus fieles; y que de ello claramente se sigue que todos los que vivimos en la fe evangélica tenemos que ser unánimes y concordes
Donde se muestra cómo el estado de la Santa Madre Iglesia por Cristo es perfecto en cuanto al culto del único verdadero y altísimo sacrificio. Universal y uniforme respecto a todos los fieles; y que también por ello se hace ver claramente que todos los católicos que damos culto a Cristo con este sacrificio tenemos que ser unánimes y concordes
Donde se muestra cómo el estado de la Santa Madre Iglesia por Cristo es igualmente perfecto en cuanto al cuerpo legal y a todo género de preceptos en relación a todos sus fieles; y que de ahí se concluye que todos los fieles que vivimos bajo la ley evangélica tenemos necesariamente que ser iguales, unánimes y concordes
Donde se muestra que el estado de la Santa Madre Iglesia por Cristo es perfecto en cuanto a la clara y patente promesa del último fin que es la bienaventuranza, a donde conduce a sus fieles; y a partir de ello también se explica que todos tenemos que ser iguales, unánimes y concordes
Donde se muestra que el estado de la Santa Madre Iglesia por Cristo es perfecto en cuanto a la íntegra promulgación de la ley y al uso y administración, convivencia y trato de sus ciudadanos; de lo que también se concluye claramente la aludida unidad, igualdad y conformidad de todos los fieles
En el que se concluye todo el desarrollo anterior y se hace ver que así mediante Cristo debía ser el estado de la Iglesia absolutamente perfecto, para que él, iluminando al mundo entero, reuniese en sí mismo a estos dos pueblos de judíos y gentiles, y que a esto apuntaban todos aquellos misterios antiguos contenidos en el antiguo testamento
Que esta igualdad, unidad y concordia de todos los fieles que iba a venir mediante Cristo, había sido mostrada antes bajo muchas figuras y también había sido profetizada con múltiples oráculos
Que esta paz de todos los fieles cristianos y su convivencia unánime y concordia se nos hizo patente en su santísima navidad, y que allí estuvieron estos dos pueblos, judío y gentil, en igualdad congregados por él en un nuevo pueblo
Que esto mismo que se ha dicho sobre la paz y concordia de los fieles nos lo expuso Cristo abiertamente en toda su vida, e incluso mandó incontestablemente que se guardase
Que esta pacífica congregación, amistad y concordia de todos los fieles de Cristo, que de entre los judíos y gentiles viven dentro de la única Iglesia Santa, fue abiertamente solemnizada por Cristo en su muerte y sacratísima pasión
Que esta unidad pacífica, igualdad y concordia de todos los fieles fue patentemente realizada por los apóstoles que constituyeron de todos ellos sin diferencias y en igualdad la única Iglesia universal, maravillosamente confirmada con la señal visible enviada desde el cielo por el espíritu santo
Que este conjunto concorde y unido de todos los fieles de Cristo aunado por los apóstoles en la misma fe y caridad, lo conserva sin divisiones la Iglesia, que a todos les confiere los mismos sacramentos de Cristo, como vasos de gracias distribuidos uniformemente a todos; y especialmente el sacramento del bautismo en el que todos renacen igualmente a una nueva vida
Que esa concorde comunidad sagrada de la Iglesia universal y la dignidad pacífica y uniforme de todos los fieles de Cristo, se nos muestra a todos nosotros significada precisamente en el nombre de cristiano, con que se nombra la Iglesia madre de todos nosotros y en el bautismo lo aplica a cada uno de sus fieles por igual y sin diferencias
Que dicha unidad concorde y comunión de la Iglesia Católica en todos sus fieles nos ha sido recomendada insistentemente a todos nosotros por los santos padres en los sagrados cánones y ha sido confirmada con rigor bien estricto para que tenga que observarse así
Que esta misma unidad de la Santa Madre Iglesia respecto a la fe y sacramentos y demás oficios y beneficios suyos hacia todos sus fieles sin diferencias, de dondequiera que hayan venido a ella, está igualmente confirmada en las leyes civiles por los reyes católicos, como obsequio y reverencia a la Santísima Madre Iglesia de quien espiritualmente han nacido
Que lo que se ha dicho anteriormente acerca de la unidad católica y la unánime y concorde comunión evangélica ha sido últimamente ratificado por firme decreto y reafirmado por mandato incontestable de nuestro santísimo padre y señor Nicolás Quinto, único sucesor de Pedro y vicario de Cristo
Que después de todo esto como punto final se deduce que, así como le es necesaria al reino de la Iglesia militante la unidad y concordia de todos sus fieles, de forma que sin ellas no podría durar y se asolaría la Iglesia, así también los que introducen tal escisura en los fieles de la Iglesia, por ese mismo hecho, se excluyen a sí mismos de esta santísima Iglesia
Donde se exponen los motivos y razones que parecen ir en contra de esta primera parte, por los que los adversarios pretenden impugnarla
Donde para responder a los argumentos expuestos se descubre y expone primero cómo este es un modo común de equivocarse en que creían apoyarse los argumentantes, y al respecto se explica de dónde provenga la trampa, porque procede de un principio viciado, como se hace ver claramente
Donde se ponen tres reglas generales que tenemos que seguir al tratar y exponer las sagradas escrituras, por las que también fácilmente pueden convencerse quienesquiera que yerren en tales doctrinas, y que también mediante ellas quedan convictos y son inexcusables los que pretendían introducir en la Iglesia esta doctrina del cisma y lucha entre estos dos pueblos
En el que descendiendo a las objeciones concretas se pone la respuesta apropiada al primer argumento sobre la muerte de Cristo, con las otras confirmaciones y testimonios correspondientes a él: esto es. Hasta el argumento de la semejanza con los madianitas exclusive
En el que se pone la respuesta concreta a aquel argumento de la semejanza de los gentiles respecto al pueblo judío en los tiempos del Antiguo Testamento, con las otras confirmaciones y testimonios que le corresponden, hasta el argumento del testimonio del apóstol que escribe a Timoteo, exclusive
En el que se pone la respuesta concreta a aquel argumento del testimonio del apóstol que escribe a Timoteo diciendo: no neofito, con las otras confirmaciones correspondientes, hasta el argumento del concilio toledano, exclusive
En el que se pone la solución al argumento último, tomado del concilio de Toledo y del fuero juzgo
En el que se pone un breve epílogo y conclusión de todo lo dicho, y se da fin a la primera parte de esta obra
Ubi pro introducenda materia, generaliter et in summa recitantur errores et motiva impugnantium et persequentium eos, qui fuerunt ad fidem ex iudaismo conversi, et ibidem signatur certum capitulum, ubi dictorum errorum argumenta scribenda sunt largius
Quod error istorum, qui huiusmodi schisma et divisionem in Ecclesia introducunt, non qualiscunque, sed maximus debet censeri, et ideo a fidelibus totis viribus extirpari
Ubi ponitur ordo procedendi in hoc opere, et dividitur in duas partes, et ostenditur unde ea, que tractanda sunt, debeant probari et declarari
Ubi se excusat scribens, et hortatur et exorat legentes ut hoc benevole acceptent intentione qua ad scribendum motus est ipse, quam ibi plenius aperit, ostendens eam esse ex Christi verissima caritate, et non ex aliqua alia acceptione
Quos una fuit semper, est, et erit fides omnium credentium, et per consequens una catholica Ecclesia eorum, extra quam nemo unquam salvari potuit, aut potest, vel poterit
Quod sine fide mediatoris Dei et hominum, Iesu Christi, nullus unquam potuit vel poterit salvari; et quod ipse est caput huius sancte matris Ecclesie catholice, quam sibi proprio sanguine adquisivit, sanctificavit et perfecit
Quod in duobus consistit perfectio Ecclesie catholice ad Christum, scilicet, in vera interiori fide de eo, et in cultu exterioris sacrificii, et quod hec duo fuerunt necessaria omni tempore cuilibet, qui salvari debuit
Quod, licet hec duo, que dicta sunt, scilicet, credulitas fidei et cultus sacrificii, quantum ad substantiam fuerunt semper eadem in omnibus fidelibus, tempore legis nature, et legis scripture, et tempore legis gratie, non tamen quantum ad eorum explicationem et quantitatem; et ostenditur qualia fuerunt tempore legis nature
Quod in statu legis scripture fuerunt homines in fide clarius illuminati, et per consequens ad specialia sacrificia cum pluribus cincunstantiis determinate obligati, scundum correspondentiam interioris fidei, in qua iam erant magis perfecti
Quod iste solus Iudeorum conventus ante Christi adventum, inter omnes alias nationes, fuit verus Dei populus, electus ab eo, in quo erat vera Ecclesia omnium fidelium, ubicunque pro tunc morarentur
Quod licet ille solus esset populus Dei electus, ut dictum est, plurimi tamen particulares homines fuerunt in aliis populis tunc temporis Deo fideles, lege nature viventes, ex quibus quidam fuerunt meliores quam aliqui ex Iudeis
Quod etiam in aliis gentibus fuerunt aliqui prophete, tam boni quam mali, qui Christi mysterium predixerunt, licet eorum prophetie, ad probanda divina, non sint nobis necessarie
Ad quid fuit a Deo inter reliquas nationes populus ille electus, et tanta teneritudine dilectus, et sic edoctus et custoditus, et quod hoc fuit propter Christum, qui ex eo, ad salvandas omnes gentes, secundum carnem erat venturus
Quod status ille veteris legis erat imperfectus quoad quinque, scilicet, quantum ad revelationem fide, et quantum ad cultum sacrificii, et quoad mandata legis date, et quoad finem in quem debebant adducere, et quoad legis usum et publicationem; de quorum duobus primis agitur in capitulo presenti
Quod ille status veteris legis fuit similiter imperfectus quantum ad corpus legis, sive quantum ad ea que in lege precipiebantur Iudeis
Quod status ille erat similiter imperfectus quantum ad finem in quem dirigebatur, qui est eterna beatitudo, ad quam suos cultores intendebat adducere, nec tamen in illam inducebat eosdem
Quod status veteris legis fuit similiter imperfectus quoad eius publicationem et civium usum et administrationem, convictum et conversationem
Quod, licet status veteris testamenti, quantum ad ista quinque supradicta, esset imperfectus, si absolute considerentur, tamen, considerata illius populi conditione, erant sibi convenientia, et in eis ordinabatur, quantum ad eum recta et perfecta politia, que alias esset eidem nociva, quantuncunque ista essent perfecta
Quod iste permissiones de dando ad usuram extraneis, et de dando libellum repudii, et de similibus aliis veteri lege, propter imperfectionem populi concessis, licet in se essent illicite, ex permissione tamen aut concessione Dei, fiebant licite Iudeis
Quod huius veteris status imperfectio semper duravit usque ad Christum, tanto tamen magis auferebatur specialiter quantum ad apertiorem revelationem credendorum, et ad clariorem certitudinem sperandorum, quanto magis appropinquabat ad Christum
Quod veniente Christo debuit imperfectio illius veteris status penitus evacuari, et in alium statum omnimode perfectum mutari, in quo omnes undecunque advenientes possent intrare, et inter se invicem concorditer, equaliter et unanimiter vivere
Quod sicut in Christi Ecclesia omnes equaliter recipiuntur, ita extra illam existentes omnes indubitanter pereunt, quantuncunque in operibus iustitie videantur esse perfecti, eo quod iam est neccessarium ad salutem, omnibus qui salvari debent, fidem Christi recte et explicite credere. Ubi ponuntur quatuor genera hominum qui sine dubio damnantur, si sic vitam finierint, scilicet pagani et heretici, schismatici et Iudei
Quod licet omnia ista quatuor genera hominum supradicta, debeant in christiana religione a fidelibus evitari, ne forte contingat eosdem ab illis contaminari, speciali tamen cautela Iudei sunt evitandi, propter causas que tanguntur ibi; specialius vero debent ab eis separari illi qui fuerunt ex eadem gente noviter ad fidem conversi
Quanta mala perveniant omnibus ex eo quod male ista supradicta servantur, quia infirmatur catholica fides, et Iudei efficiuntur durissimi et damnabiliores, et subvertuntur et pereunt multi catholici et fideles, et suscitantur et crescunt inimicitie contra eos qui fuerant ex iudaismo conversi; et ideo rectores et prelati multum in hoc videntur peccare
In quo ponuntur auctoritates quedam ex dictis beati Ioannis Chrysostomi contra Iudeos, et in fine concluditur cum quanta cautela et custodia debeamus conversari cum eis
Ubi commonitis fidelibus ut ab huiusmodi supradictis abstineant, declaratur qualiter cum Iudeis conversari debeant, ubi concluditur quod semper sunt inter nos, diligenti tamen separatione, et districta cautela tolerandi, et, ut convertantur, caritative invitandi, et quod continue ex eis aliqui debent converti, et quod tales sunt nobiscum in eadem communi gratia et lege communicationis suscipiendi, et quod in fine temporum omnes generaliter debent ad veram fidem redire, et eam cum ceteris fidelibus unanimiter profiteri
Ubi assignatur brevis differentia qua ista quatuor hominum genera, scilicet, heretici, schismatici, iudei et pagani, recipiuntur in Ecclesia quando convertuntur ad illam; quia Iudei et gentiles recipiuntur sine aliqua penitentia, et efficiuntur filii liberi Ecclesie, non notata inter eos aliqua preeminentia, et quod errant qui volunt in Ecclesia preferre eos qui fuerunt ex iudaismo conversi, quia hoc ipso videntur eos deprimere et minorare
Ubi ostenditur quomodo status sancte matris Ecclesie sit perfectus per Christum, quantum ad revelationem fidei et explicitam credulitatem generaliter circa omnes eius fideles, et quod ex hoc clarissime demonstratur quod omnes viventes in fide evangelica debemus esse unanimes et concordes
Ubi ostenditur quomodo status sancte matris Ecclesie est perfectus per Christum quamtum ad cultum unius verissimi et altissimi sacrificii generalis et uniformis circa omnes fideles, et quod ex hoc similiter apertissime domonstratur quod omnes catholici Christum sub hoc sacrificio colentes, debemus esse unanimes et concordes
Ubi ostenditur quod status sancte matris Ecclesie est similiter perfectus per Christum quamtum ad corpus legis et ad omnia genera preceptorum eius, respecto omnium suorum fidelium; et quod ex hoc concluditur quod omnes fideles sub evangelica lege viventes debemus necessario esse equales, unanimes et concordes
Ubi ostenditur quod status sancte matris Ecclesie sit perfectus per Christum quamtum ad claram et apertam promissionem ultimi finis, scilicet, beatitudinis, ad quem suos fideles inducit, et ex hoc similiter declaratur quod debemus esse omnes equales, unanimes et concordes
Ubi ostenditur quod status sancte matris Ecclesie sit perfectus per Christum quamtum ad legis integram publicationem, et suorum civium usum et administrationem, convictum et conversationem, ex quo similiter clarissime concluditur supradicta omnium fidelium unitas, equalitas et conformitas
Ubi concluditur totus superior progressus, et demonstratur quomodo sic per Christum debebat Ecclesie status omnino esse perfectus, ut, totum mundum illuminans, ipse in semetipsum coniungeret hos duos populos, scilicet, Iudeorum et gentium, et quod ad hoc ordinabantur omnia illa antiqua mysteria in veteri testamento contenta
Quod hec equalitas, unitas et concordia omnium fidelium futura per Christum, fuit ante figuris plurimis demonstrata, et fuit etiam multis oraculis prophetata
Quod hec pax omnium Christi fidelium et eorum conversatio unanimis et concordia fuit nobis aperte demonstrata in eius sanctissima Nativitate, et quod ibi fuerunt isti duo populi, scilicet, Iudeorum et gentium, ab eo in unum novum populum equaliter congregati
Quod hoc ipsum quod dictum est de pace et concordia fidelium, fuit nobis per Christum in tota eius vita apertius divulgatum; immo irrefragabili verbo observare mandatum
Quod hec congregatio pacifica, amicabilitas et concordia omnium Christi fidelium, ex Iudeis et gentibus viventium intra unam, sanctam Ecclesiam, fuit a Christo apertissime celebrata in eius morte et sacratissima passione
Quod hec omnium fidelium unitas pacifica, equalitas et concordia, fuit per Apostolos manifestissime congragata, et ex eis omnibus unica catholica Ecclesia indistincte et equaliter constituta, ac signo visibili celitus emisso a Spiritu Sancto mirabiliter confirmata
Quod ista concors et unita collectio omnium Christi fidelium per apostolos adunata in eadem fide et caritate indivisibiliter servatur ab Ecclesia, que omnibus confert eadem Christi sacramenta, velut quedam gratiarum vasa distributa omnibus uniformiter, et specialiter ipsum baptismatis sacramentum in quo omnes in novam vitam equaliter renascuntur
Quod ista sacra concors universalis Ecclesie communitas, ac omnium Christi fidelium pacifica et conformis dignitas omnibus nobis demostratur ad sensum in ipso nomine christiano, a quo omnium nostrum mater Ecclesia denominatur, et omnibus suis fidelibus in baptismo equaliter et indistincte communicat illud
Quod hec ipsa supradicta Ecclesie catholice concors unitas et communio in omnibus fidelibus est nobis omnibus nimium a sanctis patribus in sacris canonibus commendata, ac ut sic observari debeat satis districto rigore firmata
Quod hec ipsa sancte matris Ecclesie unitas indistincte circa fidem et sacramenta ac cetera eius officia et beneficia in omnibus suis fidelibus, ad eam undecumque advenientibus, est similiter confirmata in civilibus legibus, a catholicis regibus in obsequium et reverentiam sanctissime matris Ecclesie, a qua spiritualiter nati fuerunt
Quod hec que de unitate catholica ac unanimi et concordi communione evangelica dicta sunt supra, sunt ultimo decreto firmissimo roborata ac irrefragabili mandato firmata a sanctissimo patre et domino nostro Nicolao quinto, unico successore Petri et Christi vicario
Quod post hec omnia pro articulo finali concluditur quod, sicut ad regnum militantis Ecclesie est necessaria omnium suorum fidelium unitas et concordia, ita sine ea durare non posset et desolaretur Ecclesia, et ideo illi qui huiusmodi scisuram in Ecclesie fidelibus introducunt, eo ipso ab ipsa sanctissima Ecclesia semetipsos expellunt
Ubi recitantur motiva et rationes que militare videntur contra hanc primam partem, quibus adversarii eamdem impugnare conantur
Ubi pro responsione supradictorum argumentorum primo aperitur et declaratur quomodo iste sit modus communis errandi quo isti sic arguentes videbantur inniti, et declaratur ad idem unde iste laqueus deceptionis proveniat, quia procedit ex quodam corrupto principio, sicut ibidem aperte monstratur
Ubi ponuntur tres regule generales, quas sequi debemus in tractandis et exponendis scripturis sacris, per quas etiam faciliter convinci poterunt quicumque in huiusmodi doctrinis errantes, et quod per easdem quoque convincuntur et sunt inexcusabiles illi qui in Ecclesia introducere nitebantur inter hos duos populos hanc doctrinam schismatis et contentionis
In quo descendendo ad particularia argumenta ponitur responsio specialis ad illud primum argumentum de occisione Christi, cum aliis confirmationibus et auctoritatibus ad illud pertinentibus, scilicet, usque ad argumentum de similitudine Madianitarum, exclusive
In quo ponitur specialis responsio ad argumentum illum de similitudine gentilium ad populum Iudeorum tempore veteris testamenti, cum aliis confirmationibus et auctoritatibus ad illud pertinentibus, usque ad argumentum de auctoritate Apostoli scribentis ad Timotheum, exclusive
In quo ponitur specialis responsio ad argumentum illud ex auctoritate Apostoli scribentis ad Timotheum, scilicet, non neophytum, cum aliis confirmationibus ad illud pertinentibus, usque ad argumentum ex Concilio Toletano exclusive
In quo ponitur solutio ad argumentum ultimum sumptum ex concilio Teletano et ex Foro Iudicum
In quo ponitur supradictorum brevis epilogus et conclusio, et fit finis huius operis prime partis