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Naturalezas catilinarias

Mihai Eminescu

Traducción de Ricardo Alcantarilla

Dios es un átomo -un punto matemático, el punto común donde golpean todos los poderes de la tierra, para constituir el organismo de leyes, sistema cósmico-. Sin este punto común de átomos (Ausgehtsheit mi Kraftes parallelogramm) el mundo desamparado que estaba en un caos de materia inerte y sin poder; porque una materia no tiene poder, no puesto en un informe propio para levantar este poder. Dos átomos se pueden atraer solos existiendo, pero atraídos en todas las partes por otros semejantes a ellos sin estar dominados por un centro, por un poder común, ellos permanecen en suspensión en el punto en el que sucede para encontrarse. En medio del sol hay un átomo, alrededor del cual se ha cristalizado el cuerpo del sol -este átomo por su posición es el corazón del sistema nuestro planetario, se entiende que también otro podría ocupar su lugar, cuando no hubiera estado aquel-, en el centro del organismo humano hay un átomo alrededor del cual se cristaliza el sentimiento fisiológico, sentimiento interno pensativo, funciones corporales y psíquicas: el alma; en medio de la Creación entera hay un átomo, el punto matemático común de concentración de todos los poderes del mundo, el punto por esencia y posición cuyos poderes son un organismo: Dios. De modo que Dios es en el mundo lo que el alma de los átomos es en el hombre.

Naturalezas catilinarias - Las ideas del pensamiento orgánico

El estado es una organización de los poderes en lucha con la gran masa de los hombres, con la naturaleza.

En una cabeza seca y pálida que cubre con una mano

Épocas enteras de pensamientos viven púrpura juntos

El mundo con enjambres de estrellas, y con su multitud de hermanas

La vida turbia y grande de los pueblos pasados

De la historia del pensamiento

El resoplo de un siglo junto al pensamiento de unas flores

Ves el dolor de un siglo junto a la figura

Una naturalezas catilinarias -en vosotros hay desorganización, es decir, ¡muerte!

Él tenía en una caja cerrada un mundo, cuya estrella -envejecida apenas podía divisar.

Una multitud de caracteres, que bajo otras circunstancias habrían sido útiles a la sociedad; cogidas por las ruedas poderosas de los movimientos generales trabajan, piensan y mueren cada uno a su modo -aunque parecen cientos de astros estelares vanos, la brillantez no les es nada útil ni a ellos ni a su país-. De otra manera la corriente general da la ocasión al desarrollo de todos los caracteres, aunque prospera según los movimientos solo en una parte, en la política.

El luchador

El poeta

El filósofo

Igual el tiempo en el reloj de este modo tú vives en nosotros.

¡Calla!

En mí viven los Titanes y no el Olimpo

No había agua -era un aire húmedo y claro

El único refugio el sueño -¡este descanso del pensamiento!

Aparecen lanzas de fuego

Y sus pensamientos nublados arrojan la sombra al pueblo.

Un frente llena de bóvedas NC

Los piadosos nos amaron y cultivaron la nación romana de ese modo, como es ella, amaron una abstracción, una tela de araña creada por ellos, una nación romana como ella no existía, y ahora, nos gusta esperar, que no existirá.

Qué pensaría un hombre, cuando se le hubiera dormido una mitad del cerebro y la otra no.

El desconocimiento pleno del país y la ignorancia de todos los sucesos e instituciones públicas. Sobre todo los que vienen de Francia publican estudios sobre las diferentes ramas sin tener en cuenta las aprobadas en el país y aplican con una frivolidad rara las leyes, los principios y las instituciones extranjeras a los rumanos, sin saber cómo se encuentran las rumanas: El ejército -La economía -Las escuelas los conocen mejor los extranjeros que los rumanos, de todos estos encontramos mucho más en diarios y folletos extranjeros que en los rumanos.

Ah qué dulce es la muerte, como el descanso después de un día de trabajo -dulce como el momento de adormecer-. A quién lo le gusta dormir -dormir caliente- profundamente, sin sueños, que intranquilizan el alma. La tranquilidad es más dulce que incluso la alegría. Por eso a los sabios nada les alegra como a los locos, que no les entristece nada, como a los locos. La vida lleva en sí aquella semilla de agradecimiento, que nació del primer movimiento que sacó el caos del equilibrio. La muerte de cuya sabiduría es el equilibrio del pensamiento -es el equilibrio de la existencia-. Ella es la sabiduría de la vida -el resultado final de todo nuestro trabajo y cansancio, quien piensa a menudo que morirá, aquel es sabio-. Incluso de la muerte puedes aprender la sabiduría -es un signo que la misma sabiduría y tranquilidad tienen que parecerse a la muerte-. La tranquilidad, el sueño eterno -es así de corto dormir-. ¿Pudo alguien cogerse a las alas del sueño y tener consciencia de cómo duerme? No. Y no le intranquiliza. Por qué temer a la muerte. Es solo el proceso de adormir -cuando has adormecido ni sabes qué ni cómo has adormecido-. Y aunque parecería como un estadio anónimo e indiferente, sin embargo ¡qué dulce es el sueño sin sueños!

La muerte es un momento -y no doloroso.

Acordaos, solo los enfermos antes de morir se sienten tan bien -como el cuerpo cansado se siente bien antes de adormecer, como el alma cansada se siente bien y tranquila antes de cerrar su oscura frente escrita-. Insensibilidad deviene en sueño, ¡insensibilidad en muerte! Poco a poco ya solo oyes latiendo a los sueños que recorren la insensibilidad -después de eso nada-. ¡El sueño te ha cerrado su imperio de paz!

Hay tantos hombres con aspiraciones grandes, que no ha quedado nadie con aspiraciones pequeñas, estrechan sin embargo seguros de las malgastadas referencias reales. Si la aspiración es útil como centro en un organismo, ella tiene que disponer sin embargo también de organismos seguros y precisos en su formación, órganos, cuyos ojos sean solo para la pequeña cosa a la que están unidos.

Sin embargo, como el hombre no conocerá nunca su tema, por eso no tiene ni tiempo físico para conocerse. La movilidad de los funcionarios.

La aspiración limitada y pequeña da un aspecto de unidad entera, sin embargo solo el aspecto es unitario; dentro todas las partes se desarrollan, con todo su poder interno, y cuando una mano de hierro une por un momento todas las partes en un entero organismo, entonces los poderes que desarrollan estas partes como entero son incalculable grandes. El ejemplo más evidente es Alemania. Este es la ventaja de la descentralización, de reducir al elemento a sus naturales partes constitutivas y el desarrollo cuanto se puede de grande de estos. La centralización parece que da apariencia de poder, es un tipo de miseria espléndida: ella enriquece una parte y rapta las condiciones de desarrollo de las otras.

Los hombres estos se creen grandes, porque piensan en proporciones grandes. El pensamiento de las proporciones grandes es mudo sin embargo en cualquier estado centralista. Los estados centrales románicos producen muchas naturalezas catilinarias.

Semejantes naturalezas acaban o con indiferentismo, si el espíritu de conservación ha vencido -o en locura, si no ha vencido-. En cualquier caso no obstante son naturalezas nobles.

Una generación decaída no es capaz de reconocer ni el bien ni la verdad. El bien donde lo encuentra -u odia- de allí la preponderancia del elemento malo, la verdad no es capaz de reconocerla. Como los judíos en decadencia han crucificado a Cristo de este modo las naciones en decadencia persiguen sus elementos buenos.

Necesita tantos lanzamientos de piedra, ¡hasta que caigan en la tumba!

Hombre malo no existe. Sino en una sociedad en disolución cada individuo no privilegiado busca solo su propio interés, y por esto la desconsideración del interés común, sea él todo lo bueno en el trabajo, él deviene por sí malo porque está en colisión de intereses. Y después cada hombre es malo, cuando el interés propio no está lo suficientemente bien vigilado. El mal está en la sociedad, no en los individuos. Y una época de transición es una época de disolución interna.

El elemento estereotipo de los individuos es la base de las nacionalidades.

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