A los míos Mi agradecimiento a
mi hermana Susana, por los discos y mucho más a
Luzmaría Jiménez Faro, por una carta, a
Marta Geymar, por sus manos.
Prólogo
He trabajado
en esta obra durante muchos años.
Mi
intención fue escribir poemas cuyos versos se correspondieran
con las frases musicales, el ritmo y los silencios de los
Nocturnos de Chopin, logrando una unidad total entre el sonido
y la palabra, sin que ellos ultrajasen la música,
ni la utilizaran como apoyatura.
¿Cómo abordar una
idea semejante antes de que ella se consumiera en sí
misma?¿Debía bucear en los orígenes de la inspiración
de Chopin o dejar que su música liberara mis propias
vivencias? Lo primero no sólo hubiera sido imposible
sino inauténtico, porque no se puede reproducir los
pensamientos originarios de un artista sin traicionarlo o
traicionarse y salvar con acierto, además, la brecha
de dos épocas tan distintas como la romántica
y la actual.
Ante la disyuntiva entre repetir lo irrepetible
o dejar a Chopin golpear las puertas que guardan mi emoción,
opté por descifrar el eco de su música en mis
canteras interiores, expresando angustias existenciales mías
y una concepción personal del mundo, de la vida y
de la muerte.
Resultado de esa búsqueda son estos
poemas que ahora publico.
Renée
Ferrer de Arréllaga
—10→
—11→
Tríptico del amor
—12→
—13→
Regreso
Nocturno Nº 15 de Chopin
A César
Soy
una
isla de sombra que sucede.
Niebla en desvelo
y
un deseo voraz
encendiendo mis orillas con sus labios
al
despertar.
Eres
grito
en la voz,
canto
de fuego,
un tumulto de sangre desatada
viniendo
a mí:
5
sorbo de agua confidente
para
mi sed.
Fogata:
tu
sexo enardecido.
Refugio:
mi
oquedad de sombra y sal
—14→
—15→
Vienes de un páramo
huérfano,
insomne.
Para mi fragua ígneo metal.
10
Vuelves,
desde
una playa sin memoria.
Albergue desvelado para
tus pájaros
es
mi isla en brasas.
Remota cavidad donde acunar ocasos
y
amamantar lirios.
Aurora:
cuando
se tocan las ansias.
Congoja:
cuando
agonizan los besos.
15
Eres marea
de
espuma ardiente.
Llamado y eco
dentro
de mí.
Llegas,
labio
con voz de mi voz.
—16→
—17→
Tendido en un lecho
de
trémulas lunas
aromadas.
Con los ojos de la noche
anidando
en nuestras bocas
20
y el firmamento pariendo luz.
Cuando te alejas,
amor,
y no llega a mi arena tu oleaje
y
hay enigmas sin rostro:
qué desgarro de alboradas
y de sol.
Solos
en
un frío y triste arrecife.
25
Furtivos fantasmas
de silencio
entierran madrugadas con sus sombras.
En el brocal del alma llora el rocío.
—18→
—19→
Deshaciendo las huellas
de
noche y día;
los sonidos radiantes
de
la aurora
30
las sombras
caen
donde
aún hay fogatas encendidas,
torrentes
de ansiedades,
aguaceros
de amor.
Vuelves
a
esta isla de sombra que sucede.
Irisando mis
abismos
con
tu regreso.
Consolando con besos
los
tajos de la ausencia,
mis recodos de niebla
con
pulso enardecido.
35
Sollozan en tus cauces
mis
glaciares disueltos
derramando su frío
en
tus moldes de fuego.
Ascua oculta latiendo
en
parajes insomnes.
Búsqueda apasionada
de
abrazo interminable.
Miradas torrenciales
en
remanso sin tiempo.
40
—20→
—21→
Somos
agua
quieta buscando
entre
guijas pequeñas
los roces exquisitos del encuentro.
—22→
—23→
Deseo
Nocturno Nº 20 de Chopin
Soledad y espera
mojada en silencio.
Tras un brocal de piel
tirita un ansia,
un candente temblor,
un deleite voraz
se va escurriendo
5
hacia un volcán remotamente
abierto.
Se pierden los contornos de la noche
bajo el tórrido galope de la sangre,
y un recuerdo
de entrega desfallece
junto a la quietud brevemente alucinada.
10
Ladean mis tendidas azucenas
sus rosadas
cimas expectantes,
en tanto ahuyentan las caricias
un contagio de ausencia.
—24→
—25→
Cálido manantial
el que me habita
15
en la horizontal selva de la entrega;
delirio demencial de no ser mía,
y esa pasión
atroz de ser contigo.
Mis huecos hormiguean con
tus roces;
con tus caricias nuevas mis portales,
20
y se enciende en mi ser una arboleda
torrencial y nocturna.
Dialoga en la sombra
un oleaje audaz que nos
anega;
un continuo aguacero de palabras desnudas.
25
Nocturnales acentos van y llegan.
Después...
Ese dulce después de disolverse
en
la humedad dolida de los huesos cansados.
Corredor
entreabierto donde yacen los cuerpos
30
prisioneros de
una sed desbarrancada.
Cálido desvarío
el de las venas
cuando prende tu aliento
en
un rincón de mi alma.
—26→
—27→
Fecundación
Nocturno Nº 2 de Chopin
Partes,
minúsculo
barco.
Partes,
remontando
mis cauces.
Tuyo el viaje;
mía
la espera.
Solo,
5
hacia los golfos del mañana.
Bogas,
recorriendo
mis costas.
Pequeña arboladura de vastas
ideas meridianas.
Crisálida diminuta
errando
con tu carga de enigmas.
10
—28→
—29→
Mis mareas interiores
acunan
serenos aleteos.
Se reclina en sus bordes
el
signo
de
todas las preguntas.
Estuario
donde
viertes tus silencios;
oleaje que despierta
los
poemas de mis playas.
Vienes,
pulso
de paloma hacia mi arena;
15
tibias orillas
que
esperan tu velamen.
Vas buscando
un
recodo donde cante
anegada
de sombra,
la infinita pequeñez del germen,
el
bosquejo de un alma.
Estuario
desplegado
hacia la espera.
Oleaje
donde
mecen su destino las promesas.
20
Eres
trémulo
capullo entre mis dunas,
buscando un sitio
donde
anclar,
definitivo.
—30→
—31→
Tus amarras
arriban
a mi puerto.
Escondida ribera solitaria
donde
se abren los silencios
y palpita
en
entrega
la
arena empapada de la vida.
25
Beso
de
nave y puerto.
Explosión germinal de nuestro aliento.
Conjunción apretada del encuentro
en
las lindes del alba.
Ya no somos nosotros.
Ofrendamos las alas
en
las costas del ayer
30
para crear
juntos
la
vida.
—32→
—33→
Tríptico de la maternidad
—34→
—35→
Maternidad
Nocturno Nº 21 de Chopin
A Alicia, una tarde.
Cántaro donde anida
el
pulso de la espera;
deambula lentamente,
abultada
y erguida,
tu
oquedad.
En tu recinto oscuro
hay
un tenue rumor
de
oleaje inasible:
sueño de algún pájaro
errante.
Dentro de tu silencio
una
canción sin voz
5
golpea mansamente
el
linde de la caricia.
Cántaro de andar
quedo
eres
posada azul
para una lumbre incierta,
peregrina
del mañana.
—36→
—37→
¿Cuánto cielo iluminado
tu
huésped recorrerá,
llevando a un rincón
ignoto
el
soplo de su aleteo?
10
Cántaro recubierto
de
trémula suavidad;
albergue para un ave
que
emigró del infinito.
Tu penumbra es regazo
donde
vino a pernoctar,
ávido
de inmensidad,
el misterio de la espera.
Y
cuando parta rompiendo
tus
paredes de silencio
15
qué colmada quedará
la
veta de tus anhelos.
¿Qué follaje retendrá
ese
vaivén de tus sueños?
¿En qué onda
vibrará
su
canción o su lamento?
—38→
—39→
Cántaro
ya vacío,
cuna
de tanto aliento,
cuánto silencio
en
tu hueco abandonado.
20
En tus colinas dormidas
retornarán
a beber
sorbos
de vida
otros pájaros sedientos.
—40→
—41→
Nocturno a la niña dormida
Nocturno Nº 4 de Chopin
A mi hija Eva María
Duerme,
tibio
pétalo en arrullo,
tu
distanciado sueño.
Duerme que trae la
noche
ráfagas
de silencio,
caricias
de mi voz.
Duerme,
mientras
vela el arcángel
y
ciñe tu abandono
una
cinta de luna.
Descansa,
pequeña
y breve flor,
sobre el regazo
donde
todos
los
deseos cantan.
5
—42→
—43→
Vuela
hacia
donde los pájaros
tienen
alas de agua,
estrella
y
luz.
Silente acantilado
cara al tiempo bravío.
Marea de olas breves
sobre el perfil del llanto,
10
arropando tu aurora
con
su manta de besos,
con palabras pequeñas,
su
oleaje de amor.
Rumor de tantas ansias
su
oleaje de amor.
Vigilante arrecife
de los
pozos de sombra
15
que guardan los desvelos.
Marea avariciosa
de los despeñaderos
donde
mueren los sueños.
—44→
—45→
Su oleaje
no
te dejará partir.
20
Su oleaje
cobija
tu latir.
Con amarras de espuma
te
anudará los pasos
demorando tu viaje
hacia
el enigma.
Duerme,
hilito
de savia nueva,
mientras
canta el arcángel
y siembra en tu silencio
finas
hebras de estrella.
25
Descansa,
lánguida
y breve flor,
que en tus labios se posa una paloma
preñada
de rocío.
No despiertes,
aún
—46→
—47→
Velamen de aguas mansas,
aleteo,
temblor,
porque vela en silencio,
junto
al manantial,
el
corazón del infinito.
30
—48→
—49→
Tres temas para una madre ausente
Nocturno Nº 6 de Chopin
A Maxi
- I -
En sus ojos brilla
una
luz que canta.
Ronda un taciturno
sabor
de distancia
enredado
en llanto.
Esconden sus párpados
dos
estrellas negras.
Y en la sien se agolpan
desconsuelo,
lágrima,
congoja,
cansancio.
Dos manos pequeñas
inundan
sus labios,
5
mientras lava,
hosca,
la
ropa en la tina,
enjuagando niebla,
desoladamente.
—50→
—51→
Antes,
esplendentes,
florecían
las horas,
sin sentir la huella
ronca
de
la ausencia.
-II-
Ser
giro
de su vuelo,
Ser
fuente sonora de su sed.
Eco de su aliento
ser,
nido caliente de su piel.
Temporal de besos
5
empapan el fondo de su tez morena.
Vestidos
de bruma
van sus ojos negros,
y huérfano el
lecho
le sacude a golpes
10
los mares internos.
—52→
—53→
- III -
En un vergel de sombra
ha
quedado su niña,
cobijada de luna
y
de palmas dormidas.
Entre gramilla,
sendero
y campo,
se
le ha dormido.
Bajo paja y adobe
clareado
de estrellas
arropada en la cuna
ha
quedado la niña.
5
La madre lava
su
llanto manso
sobre
la tina.
—54→
—55→
Qué silencio
trae la noche;
qué silencio y distancia
por esos cerros.
10
En el pozo anegado
de sus pupilas
lentamente los
pájaros
se van ahogando.
Qué
quietud
15
llora la luna;
qué quietud y distancia
sobre el sendero;
con las notas quebradas
-canción
de cuna
20
en el mar de sus labios
fue naufragando.
—56→
—57→
Tríptico del tiempo
—58→
—59→
Brevedad
Estudio Nº 3 de Chopin
Late una rosa
arropada
en luna.
Late y transita
el
umbral del tiempo.
Como una fuente
que
cobija el llanto de la noche
brinda sus huecos
para
mi sed.
Se abre una rosa
en
el instante
5
donde se estrena
un
día sin fecha.
Canta una rosa.
En sus cavidades tersas
donde
pernoctan los sueños
se apaciguarán las
aves mansas
de
largos vuelos.
—60→
—61→
Nido vegetal,
labio
del viento.
10
Se levantan irisadas
sus
orillas germinales,
arrebatan su belleza
los
remolinos del viento,
y el día
con
anhelante ardor se va bebiendo
el rocío estremecido
que madrugó en su seno.
Pero el tiempo
que moldea
su
hondo cauce interminable
15
en sus savias torrenciales
su
garúa de minutos
suelta
sin pausa y sin término
Rosa y tiempo.
Sobre el perfil del aroma
ronda
el fantasma
del
péndulo,
ultrajando la corola
donde
encuentran las congojas
sus
consuelos abismales
y amanecen las vigilias sosegadas.
20
—62→
—63→
Sin memoria,
imperturbable,
roe el tiempo
la
hermosura
que
desata las amarras
de
los cantos estivales
donde duermen las tristezas
de
los pájaros.
Puntual,
denso,
inexorable:
bebe ausencias,
pare
cuervos.
25
Desolada,
tristemente,
de
rubor desposeída,
la armoniosa perfección
cede, en silencio.
Tiembla una rosa
ante
el ocaso.
En la distancia
se
duelen los luceros.
—64→
—65→
Su aroma agónico,
buscando
un lecho de olvido y
30
se refugia,
languidece,
en
las grietas del crepúsculo,
a
sollozar.
Pasajero de la aurora
su
canto muere
de
brevedad.
—66→
—67→
Tiempo
Nocturno Nº 10 de Chopin
Gira,
late,
deshace
la corola madura de la flor
y deja que renazca:
imagen
exultante de sí misma.
Gira,
late,
despierta
con tu soplo pendular
5
los minúsculos gérmenes
del aire
en
los crepúsculos.
Aún cuando tus
brazos no abarcaban
el ilusorio puente de las horas
ya te nombraban con las arenas incontables
del lecho
ignoto del mar.
10
—68→
—69→
Gira,
late,
desgrana
tu cuenta inexorable y solar
sobre el vuelo anular
de las abejas,
los
cantos sucesivos de la aurora.
Mucho antes que el hombre
intentara aprisionarte
en
las esferas recurrentes;
15
que te evocara el mármol
con los cambiantes rostros
de
la sombra y la luz,
ya eras giro,
rueda,
retorno,
origen,
final
de los diversos ciclos que repiten
la
palpitación del universo.
Ya un corazón
antiguo te soñó
continuidad
cristalina;
20
agua idéntica,
cambiante,
interminable,
fugitiva.
—70→
—71→
Algunos te pensaron
círculo sin final y sin
principio
donde todo regresa hasta su origen
y todo,
incansable,
se
repite.
25
Otros te dejaron fuera de la eternidad
como si sólo existieras en nosotros,
y un remoto
vidente comprendió
que
tú
eras
la eternidad.
Hubo quien te creyó
un
túnel insondable hacia el olvido
30
donde,
erráticos
viajeros de las horas,
se
deslizan
los
destinos.
O archivo de memorias silenciadas
cuando
tiembla la vida
ante el umbral del abismo,
del
olvido,
del
reencuentro,
de
la nada.
Y mientras los sabios te definen
creyéndose
infalibles,
tu paso es un enigma
que
perdura y se obstina
en
cada flor del universo.
35
—72→
—73→
Gira,
late,
inunda
con tu garúa pendular
el milagro vital de la
semilla,
el
murmullo espumoso del mar.
Gira,
late,
devuelve
mi alma tantas veces cautiva
40
al eterno retorno de
las ansias
las
diversas dimensiones de tu ser.
Deja que mis
huesos se hagan polvo
y se cuelen en los remolinos caprichosos
del viento
para volverse manantial y germen
sobre trémulos
campos de azucenas.
45
Gira,
late,
sepulta,
al tañido de tu péndulo,
de mis días
fugitivos,
las
arrugas amigas.
Tiempo desde el principio repetido
donde todo fluye y permanece.
50
Absoluto que
todo lo contiene
y transcurso que abarca nuestro sino.
—74→
—75→
Tiempo,
caminado
y caminante,
recoge mi alma prisionera
de
las íntimas celdas de mi cuerpo
55
para que cante
impenitente por tus venas
hasta el encuentro definitivo
de la luz.
—76→
—77→
El sueño ese otro tiempo
Nocturno Nº 1 de Chopin
Vencido reposa
el
tumulto del cuerpo;
en un fuelle tibio
las
ondas del aire
mecen
su abandono;
y en el cuenco cálido
de
la almohada cómplice
las sienes develan
un
enigma antiguo.
¿En qué playas encallaron
los
latidos del día,
5
ahora que la sangre se ha dormido
y
tú vagas
por las inaccesibles zonas del sueño?
Abandonaste el rostro
en
el umbral de la vigilia
y penetras a esa dimensión
habitada
de rasgos inconexos
y pasos que se escriben
en
un suelo sin nombre.
10
—78→
—79→
Ignotas regiones
se
visten de bruma,
de evanescentes ecos misteriosos.
En costas que no he visto
y
de pronto reconozco
me ofrece su rescate
un
raudal de momentos.
Mi memoria deambula
por
lugares inciertos;
15
se reencuentra mi cuerpo
en
sus moldes insomnes.
Me despido del péndulo
para
habitar un sueño:
ese vuelo alejado
de
mi tiempo despierto.
Y transporto mis grietas,
mis
caminos en vela,
a ocultas
y
enigmáticas
cavernas
de silencio.
20
—80→
—81→
Desconocidos signos
me
atormentan de bruma,
de túneles me llenan
las
lindes del recuerdo,
y un viento negro avanza
amenazante
y ciego
entre la vigilia
y
el distanciamiento.
De esa paralela
realidad
me desprendo
25
con la marca indistinta
del
retorno en la frente.
Con los ojos sellados
transité
mi otro tiempo:
angustiante, real,
paradisiaco,
obseso;
donde canta la alondra
o
maldicen los cuervos;
donde me hundo en la muerte
o
el enigma comprendo.
30
Con los ojos de niebla
a
mi cauce regreso,
en las alas vibrando
irreversibles
ecos;
transitada de imágenes,
agobiada
de gestos,
y tal vez ni siquiera
un
nítido recuerdo.
—82→
—83→
Entre la tibieza
de
sábana y sueño,
35
el cuerpo rememora
su
latido confeso.
Ya el músculo se extiende
indolentemente,
hasta que de pronto
surge
la conciencia
de estar como antes
inmerso
en el tiempo.
Con las mismas huellas
sobre
el rasgo idéntico,
40
trayendo un velado
anuncio
siniestro.
Un sueño hecho sueño,
un
tiempo que habita
dentro
de otro tiempo.
—84→
—85→
Tríptico de los enigmas
—86→
—87→
Angustia
Nocturno Nº 5 de Chopin
En las islas del tiempo
llora el hombre
cegado por fogatas innombrables;
bajo sus venas palpitantes brota
el frío manantial
de las congojas.
Lejanamente los luceros brillan.
Sí,
5
lejos y dolorosas se bifurcan
las rutas siderales,
invitantes.
¡Oh valle luminoso y sosegado,
poblado por insomnes hálitos!
El hombre vive anclado
10
a mares insondables,
los
cánticos alados
no calman sus raudales
ni silencian
su llanto.
—88→
—89→
Cuán antiguo el abismo,
15
su vuelo rutinario,
elipse devastada por vendaval de
sombras.
Un temblor de abandono modela su plegaria.
Se pierden en el viento
las voces de estatuas solitarias.
20
Desolado lamento de estatuas solitarias.
Delgadísimas quejas de estatuas solitarias.
En las islas del tiempo llora el hombre
vislumbrando la calma de sus ansias remotas.
Lo asedian rumbos nuevos,
25
inefables distancias
donde cantan inéditos puntos cardinales
y se entierran
rencores
en los despeñaderos del olvido.
¿Llegará
a
la luz,
alguna
vez,
30
sin agobio,
sin
odio,
plenamente?
—90→
—91→
Siglo XXI
Nocturno Nº 3 de Chopin
A mis hijos.
Siglo
anclado en la arena
de una clepsidra inmemorial,
mirador de horizontes desvalidos,
remanso en la eternidad.
Siglo de latido diferente
5
te convoco a una
nueva dimensión;
primicia de un tiempo donde cante
un manantial sediento
de
consolar ocasos
y
palomas heridas.
Serás un clarear en la
penumbra;
una estancia de luna sosegada;
10
parador
donde duerman
los
promisorios fuselajes
del
mañana.
Velamen desplegado
sobre los
tembladerales
que
agobian
el
follaje de los sueños.
—92→
—93→
Corriente desbordando
el brocal de la queja,
los
incomprensibles
arrecifes
del llanto.
15
¿Cobijarán tus alas
un
canto
estrenando
amanecer,
y esa quietud de estrella
donde
beben las auroras
libertadas?
¿Nos traerán tus horas
un
sosiego de angustias
aflojando las amarras que estrangulan
la
verdad
y
la lágrima
en continuo anclaje sin palabras?
20
Siglo varado en la orilla
de este tiempo nuestro,
inmemorial,
singladura de ruta innominada,
posada
en la eternidad.
El temblor de tu pulso
canta
lejos,
25
mientras llora la sangre
en
su cauce de sal.
—94→
—95→
En tus senos retumban
acentos
abismales;
un himno de vocablos inventados
para calmar
rencores
y
liberar las aves del mañana.
Siglo cargado
de promesas,
30
con la marca del astro desvelado:
que
en tus playas zozobre la congoja.
Nuestras
guerras.
Nuestra
ira,
con su manto de arena calcinada,
35
sus harapos en
el seno de la tarde.
El
engaño.
La
tristeza,
bregando entre sombras maniatadas
en remota
caverna inmemorial.
40
El
silencio,
cerrojo que le ponen a los hombres
en torturantes
ergástulas sin pan.
—96→
—97→
El
olvido,
olvido de ternura silenciada,
45
de cálida
ternura elemental.
La trágica señal
de nuestro tiempo
es esa soledad desconsolada
donde
vagan las ansias fugitivas.
Ese deambular triste
y anónimo
50
en desamparada vastedad.
Siglo varado en el vértice
de una clepsidra
inmemorial,
singladura de ruta innominada,
péndulo
de la eternidad.
55
De tu nuevo caudal busco la
senda
que me oriente hacia otra dimensión.
Brújula
del mañana donde habite
una pacífica alondra
visionaria.
Una alondra,
con
la inocencia del raudal
prendida
entre las alas,
60
y un canto torrencial
que
serene la sangre
de
este planeta nuestro
inacabado.
—98→
—99→
Transmigración
Nocturno Nº 7 de Chopin
Vengo del lugar
donde se abren
los misterios promisorios del alma;
del valle original de los destinos.
Vengo
del lugar donde germinan
el
pulso y la palabra.
De ese espacio primigenio
partí
para
llegar
5
hasta la cima o el abismo
del
desvelo.
Guardo el secreto designio de transitar
los inconexos mundos que me habitan,
los múltiples
rostros olvidados.
A través de otros cuerpos
peregriné
largamente
para
amar,
10
cincelando mis ansias,
los
misteriosos recovecos del ser.
—100→
—101→
Llevo el andamio
de la luz
en
mi corazón
para pulir las aristas inconclusas
de
mi alma.
Soy ansia y carne,
eco, latido,
15
canto, tristeza,
voluntad, fuego,
amor y sueño.
Soy carne y agua,
ahínco, anhelo,
20
elipse alada estrenando sueños
en las praderas
del universo,
en las honduras del universo.
—102→
—103→
Soy sangre y pulso,
camino, viento,
25
corriente abrupta,
remanso quedo,
flecha y distancia
sobre la huella puntual del péndulo.
Jirón
y herida de amanecidos sueños
30
pasión de
andar errante,
impenitente,
congoja de latir
y
siembra alegre,
navío, timonel
y
espuma suelta,
desaliento, dolor,
vuelo
resuelto.
Certeza de que la muerte
no
se nombra,
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y la tumba es portal
y
otra vez sueño.
Vuelvo adonde
despuntan
los brotes encendidos del alma;
al valle
donde se acuñan los desvelos;
allí donde
todo se contagia de manantial.
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—104→
—105→
Vuelvo al recinto
de la luz,
embriagada de verbo y transparencia,
a cubrirme
la frente de absoluto.
¡Oh plenitud
de
retornar
sin
vestiduras
a
ese lugar;
siendo otra vez
toda
de luz,
diáfana,
libre,
inmaterial!
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Alma,
ataviada
de
universo.
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—107→
La maja y el ruiseñor
Alegoría arábigo-español a
—108→
—109→
La maja y el ruiseñor
Quejas o La Maja y el Ruiseñor de Enrique Granados. A Paco Corral