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Arriba Notas y comentarios

Nosotros



El atentado contra «Salomé»

Conocida es la nota que un grupo de damas de nuestra alta sociedad, presentó el mes pasado a la empresa del teatro de la Ópera, solicitando la no representación, por inmoral, de la Salomé de Ricardo Strauss que, sin embargo, habían ya presenciado sin ruborizarse hipócritamente, los principales centros artísticos europeos.

Esta actitud de dichas damas no podría ser más censurable, tanto que, en verdad, extraña que no haya levantado un unánime grito de protesta, siquiera de parte de aquellos órganos de publicidad que pregonan de independientes y de cultos. Y esto lo decimos, porque, en el fondo, la mencionado nota no es otra cosa que una patente manifestación de la escasa cultura de nuestra sociedad.

Lo que en ninguna ciudad civilizada del orbe hubiera pasado sin una merecida rechifla, aquí se ha realizado tranquilamente, apenas con la oposición tibia de uno o dos diarios, y con el apoyo tácito o expreso de la mayoría.

Pero es que en Buenos Aires ya estamos curados de sustos.

Después del caso de la pobre Iris, que, por una desdichada ocurrencia de Miguel Cané, se vio puesta en el índice, le hemos dado el vergonzoso espectáculo a Eleonora Duse de prohibirle la representación de La abadesa de Jouarre, por no sabemos cuales necias inspiraciones clericales, y luego nos hemos visto en el trance de presenciar con las manos cruzadas la prédica idiota, llevada hasta desde el púlpito, contra los castos, los bellos desnudos que la Municipalidad creyó oportuno colocar en las plazas. Todos estos hechos son otras tantas pruebas inequívocas de nuestro colectivo achatamiento intelectual. Curados de sustos, pues.

Pero ¿hasta cuando durará este estado de cosas, esta absurda censura ejercida por la moral frailuna y los monjiles pudores de las viejas sobre todo espectáculo de arte?

No nos incumbe la defensa de Salomé: es una bella tragedia, digna del alto espíritu de Oscar Wilde y cuya música íbamos a juzgar -que no necesita que nadie, rompa lanzas en favor de su moralidad. La belleza lleva en sí misma su propia defensa.   —407→   Además sobre este particular se ha escrito ya lo bastante. ¡Con decir que fue representada en Nápoles con permiso del Arzobispo!...

Tampoco hemos de indignarnos con la empresa de la Ópera, que no ha persistido en su propósito de ponerla en escena, aunque fuera en función popular. Acaso haya convenido a sus intereses la pudibundez aldeana de sus abonadas.

Sólo no limitamos, pues, a consignar nuestra protesta por la ofensa inferida en nombre de una falsa moral contra el arte y contra la naturaleza de aquellos que nos sentimos ya lo bastante superiores y dueños de nuestros bajos instintos como para no temer que, -suprimida la hoja de parra- la visión de la belleza en toda su para desnudez pueda inspirarnos lascivos deseos y hacernos incurrir en pecado.




La visita de Enrique Ferri

Acaba de llegar a Buenos Aires este distinguido orador y hombre de ciencia que ya ha iniciado su serie de conferencias en nuestro teatro Odeón, contratado por uno de los más hábiles empresarios que actúa en esta plaza intelectual.

Esta llegada de Ferri, el leader de partido cuyos bellos gestos, derrotas o triunfos, siempre ruidosos, nos ha transmitido el telégrafo día a día; el sociólogo de nota, el orador fogoso, el criminalista que ha abierto nuevos derroteros penales, nos obliga a darle la más calurosa bienvenida y a felicitarnos contemporáneamente de que Buenos Aires ya no sea sólo el bienquisto mercado de cueros y cereales de estas lejanas regiones -lejanas para Europa- de South-America, sino también la gran ciudad latina que despliega sus alas como para remontar el vuelo siempre más alto, y que es ya considerada por las más preclaras intelectualidades europeas, como merecedora de una visita. Pero... Completo sería nuestro regocijo si Ferri hubiera venido espontáneamente, llevado por su natural deseo de visitar este interesante rincón del mundo, y no contratado a semejanza de un artista, para una tournée que en este caso es de conferencias, pero a la que no falta, y es natural que no falte, la réclame. Y si, bien predispuestos admitimos que las condiciones de nuestra sociedad actual que todo lo mercantiliza, hacen naturales estos viajes bien remunerados, no por ello dejan de ser menos simpáticos.

¡Cuánto más grata fue para nosotros aquella visita que años atrás nos hiciera De Amicis, con aquella su familiar bonhomía!...

Ferri hablará de muchas cosas en el Odeón. Sus conferencias versarán sobre los más distanciados tópicos, así científicos como literarios, históricos o de mera información novedosa.   —408→   Eso también es de dudosa utilidad y de interés discutible. Nada dirá, en efecto, y sus primeras disertaciones lo demuestran, que ya no hayamos leído o podamos leer en los libros más a mano, o que, en el mejor de los casos, no haya dicho él en su vasta producción. Y para eso no necesitábamos -y menos el gran público que irá a escucharlo por esnobismo- que él viniera de Italia. En definitiva, más podría interesarnos oír de sus labios un discurso partidista en cualquier reunión obrera que una conferencia distinguida ante un auditorio en guante blanco.

Por creer, pues, con plena convicción, que no es otro el objeto que le trae sino ese meramente utilitario que enunciamos, allí estriba nuestra oposición a felicitarnos de este viaje, tanto más cuanto no habiendo otra cosa que conveniencia debajo de estas amables visitas de los intelectuales europeos, ellas como es natural, en vez de halagar deben herir nuestro amor propio de pueblo que aunque joven, tiene el justo orgullo de no abrir admirativamente la boca en todas las ocasiones.




«Nosotros» en Madrid

Nuestro colaborador, el conocido escritor español, D. Francisco Acebal, director de La Lectura de Madrid, acogiendo con el más cordial compañerismo una proposición de la dirección de Nosotros, ha resuelto gustoso de esforzarse en colocar esta revista en el mercado de libros y difundirla entre los intelectuales de allá, empeñado, con sus mejores deseos en establecer entre ambas publicaciones un lazo de verdadera amistad.

Nos anuncia también nuestro colega que La Lectura esta próxima a crear una casa editorial, lo que contribuirá a afirmar y ampliar nuestras relaciones, con ella, pues espontáneamente ofrece a Nosotros las mismas ventajas para sus suscritores que a los de La Lectura, y en primer término la adquisición de las obras que publicará dicha casa editorial, con un 25 por ciento de rebaja en el precio.

A este empeño decidido del distinguido colega de establecer sólidos vínculos de amistad entre Nosotros y La Lectura, a sus desinteresados ofrecimientos y a su aplauso por la obra que Nosotros realiza, vaya de nuestra parte un «gracias» efusivo, sincero, partido de lo más hondo de nuestro corazón.




«Nosotros» en Cuba

A las halagüeñas palabras de aliento que Nosotros recibe continuamente en cartas, diarios y revistas, así de Europa como de América, y que a menudo hemos transcripto con el único fin de dejar constancia del intercambio intelectual, lento pero   —409→   eficaz, que poco a poco va estableciéndose entre todos los intelectuales de habla latina, debemos unir en este número las que Julio Laurent Pagés, distinguido escritor cubano, director de la bella revista América, nos dedica en El Diario Español de la Habana, en su número del 4 de mayo.

De las dos columnas en que nuestro colega se ocupa de Nosotros, analizando el texto de sus primeras ocho entregas, transcribiendo su Presentación en la primera y los nombres de sus redactores, entresacamos los párrafos siguientes que resumen el artículo del señor Laurent Pagés:

«Entre el sinnúmero de periódicos y revistas literarias y científicas que, a mi regreso de Europa, me he encontrado entre mi correspondencia, hay una recientemente fundada en la capital de la progresista República Argentina y que tiene por nombre el título de una novela inédita del notable literato Roberto J. Payró: Nosotros.

En estos tiempos en que el cinematógrafo quita concurrencia al drama y a la ópera, en que la mayoría de los literatos jóvenes del continente son poseurs, en estos tiempos, repito, en que el noventa y nueve por ciento de los que se dedican a la literatura resultan al final detestables grafómanos, la aparición de una revista de las cualidades de Nosotros resulta un grito de protesta contra las costumbres de la época y un verdadero estímulo para los que, más aconsejados por el espíritu, se entregan con sincero entusiasmo al culto del Arte.

La verdadera juventud literaria de América, habrá visto con intensa alegría la aparición de Nosotros

Desde hace algún tiempo se notaba en el campo de nuestras letras un vacío que, aún a los más fanáticos y esperanzados, parecía difícil el que se llenase. Una verdadera revista literaria continental en la que la firma de todos los escritores, viejos o jóvenes, de cada uno de los diferentes países hispanoamericanos viesen sus trabajos al lado de los de sus colegas distantes, hermanados por un estrecho lazo cordial y sincero.

.....................

Por lo manifestado, una revista de las proporciones de Nosotros está llamado a ocupar uno de los puestos más prestigiosos en las letras americanas.»



Al compañero que desde tan larga distancia nos tiende afectuosamente la mano, nuestro más sonoro agradecimiento.




Ernesto Mario Barreda

En nuestra constante, intención de anotar en estas páginas todo esfuerzo, toda iniciativa que pueda significar, o un progreso argentino en el campo intelectual, o un estrechamiento de   —410→   vínculos espirituales entre este país y los demás de América, o la madre patria, debemos agregar al triunfo de Ricardo Rojas en el Ateneo de Madrid, de que hablamos en el número anterior, el de otro argentino, un poeta, Ernesto Mario Barreda, quien leyó últimamente en dicha institución, ante un numeroso y selecto auditorio sus composiciones poéticas, bellas poesías en las cuales la corrección se hermana a la galanura, valiéndole a su autor el éxito más merecido.

Una vez más debemos, pues, felicitarnos y expresar más nuestra simpatía por el Ateneo de Madrid, que tan favorable acogida ha siempre dispensado a los buenos escritores de América.




Advertencia

La impresión de esta revista que equivale a la de un libro, por las mil dificultades que importa, le ha impedido aparecer, esta vez en la fecha fijada.

Pedimos disculpa a nuestros lectores por este pequeño retraso sólo debido a imprevistas dificultades de impresión.

De los últimos libros recibidos, se ocupará Nosotros en el próximo número de Agosto.